Cuando las puertas se abrieron, los tres entramos a un pasillo de piedra negra iluminado con antorchas bastante diferente a los pasillos de los pisos superiores, era frio y me hizo temblar. Todo este piso daba escalofríos. Mientras empezábamos a caminar pensé en la mejor forma de sacar a Hermione, alias Mafalda, de las garras de Umbridge.
Harry, siendo Runcorn que al parecer se llevaba bien con todas las horribles personas, podría hacer como si requiriera sus servicios para algún tonto tramite. O para hablar un momento y luego salir corriendo pero la no reaparición de Hermione podría provocar una búsqueda antes de que lográramos salir del Ministerio.
Pasamos por una puerta abierta donde estaban los nacidos muggles traídos para ser interrogados donde se sentaban amontonados y temblando en bancos duros de madera. La mayoría ocultaban los rostros entre las manos, sollozando. Algunos estaban acompañados por sus familias, otros se sentaban solos. Siendo vigilados por los funcionarios del Ministerio, encargados de ocupar la fuerza bruta.
— Tiene que ser una equivocación— dijo un hombre desesperado siendo escoltado por dos fornidos hombres que lo tenían agarrado con fuerza—. Mi padre... mi padre fue mago. William Alderton. ¡Trabajó aquí treinta años! Debieron conocerlo, siempre traía su chaqueta vuelta al revés. Miren soy mestizo! ¡Tenemos que volver soy mestizo!
Los tres nos quedamos paralizados en el pasillo viendo al pobre hombre pasar frente a nuestros ojos, siendo llevado de seguro a la lista de nacidos de muggles que iban a matar, me dieron de nuevo escalofríos. Tratamos de seguir nuestro camino hacia el final del pasillo donde podía ver a Umbridge, y por cada paso que daba sentía mas y mas frio terrorífico que me hacia apenas poder caminar, como si se me congelaran los músculos.
Era una sala muy pequeña para un juicio, aunque el techo estaba bastante elevado; provocaba el sentimiento claustrofóbico de estar atrapado en el fondo de un profundo pozo sin escapatoria, sentimiento que creo que era el que querían para sus victimas.
En ella había muchos dementores, propagando su aura helada por todo el lugar; estaban de pie como centinelas sin rostro en las esquinas más alejadas de la alta y elevada plataforma. Allí, detrás de una balaustrada, se sentaba Umbridge, con Yaxley a un lado, y Hermione, con la cara pálida. Pero no eran solo tres. Eran cuatro, por que sentando entre Yaxley y Umbridge estaba Lefay.
Tenia el cabello corto ahora, viéndose como de 20 y tantos cuando en realidad tenia 50 y algo. Aunque solo se veía joven, seguía siendo viejo, solo era un hechizo para verse joven, pero interiormente tenia problemas de viejo. Agarre mi varita debajo de mi túnica con fuerza, sentí la presencia de de M a mi lado, dándome apoyo y viéndolo como si quisiera arrancar su cabeza y ponerla en una pica. A los pies de la plataforma, un gato de pelo largo y brillante color plateado merodeaba de arriba abajo, un patronus que estaba allí para proteger a los acusadores de la desesperación que emanaba de los dementores: esto era para que lo sufriera el acusado, no los acusadores. Y allí sentada en una silla, temblando, estaba una mujer de cabello negro recogido y su cara pálida como una vela.
— ¿Es usted Mary Elizabeth Cattermole? —preguntó Umbridge.
La señora Cattermole dio un simple y tembloroso asentimiento con la cabeza.
— Aquí esta...— Harry murmuró, yo fije mi vista en Umbridge donde se podia ver exactamente el guardapelo brillándole en el pecho, sentí unos escalofríos recorrer mi columna vertebral cuando lo vi, Morgana a mi lado hizo una mueca y apunto.
— Allí esta.— hizo una mueca agarrándose las sienes con dolor, me hizo preguntarme si se habia sentido así cuando yo estuve cerca del diario de Riddle, o hace dos años cuando vi apenas el guardapelo — . Puedo sentirlo, es como uñas rascando una pizarra.
— ¿Madre de Maisie, Ellie, y Alfred Cattermole? ¿Casada con Reginald Cattermole del Departamento de Mantenimiento Mágico?
A la señora Cattermole le empezó a temblar la barbilla, comenzando a llorar silenciosamente y como, advirtiendo la presencia de nosotros se dio la vuelta y su cara casi pareció iluminarse al ver el rostro de su esposo, alzo una mano hacia a él.
— Reg...
Ron se quedo completamente paralizado en su lugar, sin saber que hacer, la señora Cattermole sollozó todavía con más fuerza al ver que su esposo solo la miraba completamente congelado. Harry, tomando el control de la situación, tomo a Ron por el abrigo obligándolo a avanzar hacia la pobre mujer, Umbridge vio a Harry.
— Gracias Albert.
— Mis hijos están asustados, creen que tal vez no vuelva a casa...
— Ahórrenos eso —le espetó Yaxley—. Los mocosos de los sangre sucia no despiertan nuestra compasión.
Sentí la mirada de Lefay en mi y trate de controlar mi respiración, de mantenerme profesional, en el papel de Louisa McAddams, una simple trabajadora del ministerio. No podia si quiera verlo porque o si no ambos sabríamos muy bien lo que estaba sucediendo y todo se iría al demonio. La magia me picada la punta de los dedos, ansiosa por salir, Lefay hacia querer salir mi magia más fuerte y oscura, dejar salir todo, incluyendo la huella que el Obscurus había dejado en Morgana. Una huella que cada año se haría mas y mas grande.
Los ojos de todos estaban puestos en Ron, quien ahora le había puesto una mano consoladora en el hombro a la mujer, y la señora Cattermole, Yaxley y Lefay viéndolos con la misma mirada, como si fuera un circo entretenido, digno de mofa y burla. Umbridge elevó la voz para dirigirse a la señora Cattermole,
— Le fue confiscada una varita a su llegada al Ministerio hoy, señora Cattermole —estaba diciendo Umbridge, elevando una varita de madera oscura—. Veintidós centímetros, madera de cerezo, núcleo de pelo de unicornio. ¿Es esta varita?
La señora Cattermole asintió, limpiándose los ojos con la manga.
— ¿Podría decirnos por favor de qué mago o bruja tomó esa varita?
—¿T-tomar? —sollozó la señora Cattermole—. No se la q-quité a nadie. La c-compré cuando tenía once años en el callejón Diagon, en Ollivanders. Me... me... me... eligió.
Lloró todavía con más fuerza que antes.
Umbridge dejó escapar una risa suave e infantil. Se inclinó hacia delante sobre la barrera, para observar mejor a su víctima, y algo dorado también se inclinó y se balanceó en el vacío: el guardapelo. Mi rabia de ser tan solo una espectadora de este cruel espectáculo se estaba desbordando, lista para entrar en acción.
— Es mentira—dijo Umbridge—, no, creo que no, señora Cattermole. Las varitas sólo escogen a magos o brujas. Y usted no es una bruja.
— Si soy— la pobre mujer afirmo en un sollozo, mi legeremancia podia captar su angustia, su terror, se dio la vuelta para ver el rostro de su esposo, la voz temblándole—. Diles, Reg, diles que soy bruja. Diles que si soy.
Morgana a mi lado se acercó hacia Umbridge, como hipnotizada viendo el guardapelo. Tenía miedo que Lefay la sintiera o supiera que estaba pasando después de estar tanto tiempo en las Islas de Avalon. Sin embargo el miedo de que mi fachada se rompiera ya no valía nada cuando vi a Harry sacar la varita. La sonrisa de Umbridge se convirtió en una mueca de confusión.
— ¿Que estas haciendo Albert?
— Mientes Dolores— Harry afirmó, su voz lenta y derrochando odio, mire a Hermione y luego a Ron, esto era ahora o nunca, el guardapelo relucía por la luz del patronus. El agarre sobre mi varita se hizo mas fuerte mientras la cara de Runcorn cambiaba a la de Harry, la poción multijugos dejando de tener efecto en él, pronto pasaría lo mismo con los otros dos—. Y no se deben decir mentiras.. ¡Desmaius!
Hubo un destello de luz roja; Umbridge se derrumbó y su frente golpeó el borde de la balaustrada; los papeles de la señora Cattermole se deslizaron de su regazo hasta el suelo, y por debajo, el gato plateado que merodeaba se desvaneció. Ron le lanzo une hechizo aturdidor a Yaxley y luego... luego Lefay me vio a los ojos, solo fueron dos segundos, pero yo sabia que el supo quien era yo, además no perdió el tiempo en apuntarme y gritar:
— ¡Avada Kedavra!
Me moví justo a tiempo, antes de que si quiera me rozara la luz verde del hechizo, que le dio a una pared causando un hoyo y que un montón de cemento y piedra explotara. Note que mis facciones se habían vuelto a la normalidad, era difícil mantener un cambio de apariencia en metamorfomagia cuando tu vida estaba corriendo peligro, en especial si era un completo cambio de cara y cuerpo. Hermione aprovechando se puso en alto y le quito el guardapelo a Umbridge, lanzándoselo a Harry que se ponía las gafas.
Parándome del suelo, apunte a Lefay.
— ¡Avada Kedavra!
Se agachó, haciendo que granito y madera salieran volando en lluvia por todos lados, sin embargo el hechizo era difícil, supe que tenia que practicarlo si en verdad iba a matar a alguien. Mis amigos se me quedaron viendo por un segundo, casi incrédulos por mi elección de hechizo. Ron ayudo a la señora Cattermole a salir de la silla, la mujer temblando y viendo a mi novio.
— Es Harry Potter...
— ¿Si verdad?— le dijo Ron apurándola—. Hay que contárselo a los niños.
— ¡Oiga yo también estoy aquí! — me ofendí —. ¡Y soy tan buscada como este nerd!
Harry me agarró por el brazo, tironeándome, empezando a escapar por donde vinimos. Siendo que Lefay no era nuestro único problema, el espacio se volvió frio y escalofriante mientras los dementores bajaban a gran velocidad. Lo único que alcancé fue echarle un ultimo maleficio a Lefay quien aunque estaba rodeado de dementores quería hacer su camino hacia mi.
—¡Laila!— escuche el chillido detrás de mi, el eco de su voz resonando en el pasillo por el que estábamos corriendo, los dementores con su fétido olor y su frialdad, su oscuridad, pisándonos los talones—. ¡Dame lo que es mío! ¡Te voy a rebanar el cuello como a tu madre! ¡Te voy a encontrar
Sentí como si pasaron un cubo de hielo en mi cuello, la primera y ultima vez que había hecho un patronus se me había hecho tan difícil que incluso después de hacerlo termine tendida en el suelo, y no quería tomar ese riesgo ahora. Con pasos acelerados entramos el primer elevador que encontramos y rápidamente cerré las puertas corredizas en las que aun así los dementores aprovecharon los espacios.
Sentí como mi cuerpo empezaba a quedarse congelado, el desayuno subiéndome a la garganta, empezando a sentirme débil y sin ninguna fuerza mientras mi espalda se apoyaba contra el fondo del ascensor hasta que Harry levantó la varita:
— ¡EXPECTO PATRONUM!
El ciervo plateado salió disparado de la punta de la varita de Harry y saltó hacia los dementores, que fueron llevados hacia atrás por la poderosa luz a la vez que el ascensor por fin se cerraba por completo y comenzaba a subir.
Jadeé mientras me tocaba la frente. Saliendo de mi túnica, Castiel, mi bowtruckle caminó por mi brazo y se puso en mi hombro, viendo a todos curioso, yo no pude evitar sonreír, a la vez que Harry nos mostraba el guardapelo antes de guardárselo en el bolsillo.
— Tú si que eres de la suerte— le murmuré a mi mascota amorosamente mientras que con mi dedo índice le hice un par de cariñitos y le di un pequeño beso.
— ¡Mafalda!— la señora Cattermole dio un gritito y es que alze la mirada y vi que Hermione empezó a recuperar primero su cuerpo y luego sus facciones cambiaron poco a poco al igual que su cabello que paso de estar canoso a su castaño, volviendo a ser ella. Vi que estábamos pasando por el piso seis. Solo unos segundos...
— Nos reconocerán de inmediato, mucha gente en el Atrio— vi a Harry—. Lefay ya va a dar la alarma, salimos y vamos directo a la chimenea, tratando de no llamar la atención.
— Planta ocho —dijo la voz mecánica de la bruja—. El Atrio.
Las puertas del ascensor se abrieron, salimos primero yo, Harry y Hermione con la cabeza baja, evitando ver a alguien, después la señora Cattermole y Ron, la asustada mujer agarrada al hombro de mi amigo, temblando, aferrándose a él. Me di la vuelta al ver que los últimos dos no nos estaban siguiendo. Ron, aun en los efectos de la poción, tomo de los brazos a la señora.
— Mary, ve a casa. Reúne a los niños— nos vio con apuro—. Te veré allá. Tenemos que salir del país ¿oíste? Mary haz lo que te dije!
La bruja dio un gemido angustioso y se lanzo a besarlo con fuerza, poniéndole las manos en la mandíbula, abrí la boca e incline la cabeza. Harry alzo las cejas y Hermione los veía incrédula. Al mismo tiempo que la poción multijugos dejaba de tener efecto en Ron que volvió a su estatura normal, se le quito el bigote y sus facciones se volvieron mas redondas, su cabello ahora con el vivo color pelirrojo.
La mujer sollozante abrió los ojos, y cuando vio que a quien estaba besando no era la cara de su esposo dio un paso hacia atrás. Mientras tanto un hombre apareció detrás de nosotros, el verdadero Reg Cattermole, que ya no vomitaba pero estaba pálido y lánguido, viendo sorprendido y confundido a su mujer:
— Mary...¿quien es él?
Ron abrió la boca y luego la cerró, vio a la mujer.
— Es una larga historia. Mucho gusto.
Corrió hacia nosotros a la vez que varios magos y brujas empezaron a apuntarnos, tuvimos que empezar a correr seriamente siendo que ahora las acusaciones y nuestros nombres es estaban gritando de boca a en boca por los trabajadores del ministerio;
— ¡Es Harry Potter!
— ¡Alli esta la niña!
— ¡Es Scamander! ¡Atrápenlos!
Los guardias y pronto Yaxley y Lefay estaban detrás de nosotros, empujé y codee a un montón de personas, Harry alzo su varita e hizo volar un montón de panfletos de SE BUSCA para obstaculizar a Yaxley, el que nos quería vivos para Voldemort, al contrario de Lefay que lo único que quería era asesinarme y lo mostraba. Cada hechizo dirigido a mi hacia explotar o hacer pedazos alguna loza. Además era mas que difícil, correr hacia el frente y darme la vuelta para lanzar hechizos.
Todas las chimeneas se empezaron a cerrar una por una con barrotes. Harry me tomo de la mano y me empujo a la chimenea mas cercana que aun no habían cerrado, los dos cayendo y dando vueltas por un par de segundos antes de salir de un inodoro. Salimos dando traspiés del cubículo y al segundo siguiente Ron y Hermione aparecieron detrás de nosotros. Hermione y Ron detrás de nosotros, sin embargo se escuchó el ruido del retrete de detrás: Yaxley había aparecido y apunto su varita de nuevo.
— ¡Salgamos de aqui!— le tome la mano a Hermione y la otra a Harry a la vez que Ron tomaba la de mi amiga, empezando a girar, sentí que alguien me agarró de la garganta y con mi frente lo golpee con éxito, alejándolo de mi.
La mano de Hermione casi se me resbalo del agarre, todo dando vueltas en completa oscuridad, sintiéndome indefensa. Vi el numero doce de Grimmauld Place pero luego alguien grito hubo un destello de luz, Hermione me agarro con fuerza y todo dio vueltas de nuevo.
Para este capitulo me guie mas en la pelicula porque es una de mis escenas favoritas