Forzando el Amor [Ya en Fisic...

By _Kelly_B

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Matthew Collins un millonario excéntrico que aún vive del dinero de sus padres, vive de fiesta en fiesta y ve... More

Sinopsis
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EPÍLOGO
Extra I
EXTRA II
PERSONAJES.
Nueva Novela.
Extra III
Extra IV

32.

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By _Kelly_B

MATTHEW

La semana al lado de Katherin había sido muy buena, ahora disfrutaba de sus besos y abrazos cada que quería, no que no lo hiciera antes, pero ahora tenían otro significado.

Nuestras noches y despertares habían cambiado por completo, ya no era yo reteniéndola a ella a mi lado de su cintura, ahora era ella quien dormía abrazada a mi torso con su cabeza en mi pecho, y pasábamos varias horas antes de conciliar el sueño en dulces sesiones de besos, que, aunque me dejaban con ganas de más prefería controlarme, no quería presionarla.

Todo iba bastante bien con excepción de las salidas, cada día se iba un poco antes que yo del trabajo y llegaba después de las ocho a casa, son casi cuatro horas que no sé dónde va y es algo que me pone nervioso, no quiero desconfiar de ella.

Como todos los días subí a su oficina a buscarla, tal vez hoy si podíamos irnos juntos, tal vez pasar a comer algo antes de volver a casa.

La oficina se encontraba vacía, y Jen tampoco estaba en el lugar, suspire buscando mi celular para llamarla.

— ¿Hola? — Me contestó con un tono un poco apagado.

— Hola amor, ¿Dónde estás? ¿Quieres ir a cenar hoy? —

— Ahora no puedo hablar Matthew, estoy con mamá, amm nos vemos más tarde ¿sí? — Antes que pudiera contestar ya me había colgado la llamada.

Fui en dirección a casa, apenas eran las cuatro treinta y no tenía que más hacer hasta que llegará Katherin, ya en casa busque el papel con la dirección de la casa de su madre, tal vez podría pasar un poco de tiempo con ambas, así conocer mejor a Amelia, era una mujer dulce y encantadora, o eso fue lo que me pareció los días que la trate.

Llegué a la dirección que mostraba el papel, la casa era muy bonita, con un ante jardín y se veía que tenía patio hacia el fondo, en una ventana había un letrero hecho a mano con el teléfono de Katherin ofreciendo servicios de costura y elaboración de ropa, esta mujer sabía cómo ganarse la vida.

Timbre un par de veces sin respuesta, ¿Habrán salido a comprar algo?, tome nuevamente mi teléfono marcando su número, al tercer tono contestó.

— Hola Matt, ahora no puedo hablar — de nuevo lo mismo.

— Parece que va a llover, te pasaré a buscar para ir a casa, ¿Dónde estás? — escuche la voz de un hombre antes que ella contestará.

— Estoy en casa de mamá, pero no te preocupes, ya alguien me llevará, te veo en casa, un beso —

Mire la puerta de la casa nuevamente, era obvio que no estaba allí, ¿Porque me mentía? ¿Qué escondía?

Volví a casa decepcionado, era posible que me ella me estuviera engañando, y el sólo pensar en eso me ponía de mal humor.

Pasadas las ocho Katherin llegó a casa, tenía la mirada triste y los ojos rojos, posiblemente de llorar.

— ¿Estas Bien? — ella me asintió con la cabeza y siguió de largo hacia nuestra habitación, la seguí de cerca, tenía que saber que pasaba.

— Katherin que sucede? —

— No es nada, es sólo que hable con mamá y va a ser difícil que esté presente en mi titulación pasado mañana —

— ¿Tiene que trabajar? —

— algo así — suspiro y dejó su bolso en la cama. — tomare una ducha —

Me tire boca arriba en la cama, ¿Qué sucedía y por qué me sentía tan ansioso?

El celular de Katherin empezó a sonar dentro de su bolso, me debatía entre violar la intimidad de mi mujer y contestar, o sólo dejarlo pasar. Me tire de nuevo a la cama, confiaba en ella, iba a confiar en ella. El tono pegadizo de la llamada resonaba con fuerza en la habitación.

— Matt, ¿Puedes contestar mi celular por favor? — Bueno, eso ya era otra cosa.

Saque su celular y antes de poder contestar se cortó la llamada, por suerte alcance a ver la palabra padrino en la pantalla, eso me calmaba aún más, nuevamente empezó a sonar y tome la llamada.

— ¿Sí? —

— Matthew, ¿Eres tú? — Fruncí el ceño.

— ¿Quién más podría ser? — escuche su risa.

— A veces Jonathan contesta su teléfono, ¿puedes hacerme un favor? —

— ¿Qué necesitas? —

— ¿Puedes traer a Katherin al Hospital Central? Acabo de ingresar a Amelia — abrí mis ojos con sorpresa.

— ¿Dónde estaba Amelia? Hoy fui a verla a su casa, quería saludarla —

— Se ha estado quedando unos días en mi casa, lo más importante ahora es que traigas a Katherin, trata de que no se altere y mucho menos que salga sola de casa a esta hora — por esa razón no se encontraban en casa, suspire un poco aliviado.

— Esta bien, vamos para allá — colgué y tiré el teléfono a la cama.

Entre al baño sin importarme nada, Katherin estaba completamente desnuda bajo el agua, una imagen hermosa y tentadora, pero no era el momento.

— Kathe, amor — ella saltó en el lugar y se dio vuelta para mirarme enojada y me lanzo el frasco de shampoo que a duras penas logre esquivar.

— Sal de maldito baño Matthew o no respondo de mis actos — levanté mis brazos mientras me daba media vuelta.

— Alístate amor, tenemos que salir, y es urgente —

— ¿Pasó algo? — suspire, como decirle.

— Será mejor que te cambies rápido en el camino te cuento — salí del baño sin mirar atrás, aunque las ganas de hacerlo me estaban matando por dentro.

Estaba seguro que si le decía a Katherin la verdadera razón en este momento se iba a alterar tanto que no le importaría salir desnuda de la casa y ahora sólo yo tenía derecho de mirar todo eso.

Mientras ella se terminaba de alistar busque las llaves de mi auto y tome el bolso de Katherin, metiendo en su interior el celular, unas galletas, una botella de agua y algunos caramelos en caso de que se me bajará el azúcar.

— Estoy lista — le asentí y la tomé de la mano para salir con ella del apartamento.

— ¿A dónde vamos? — pregunto luego de subir al asiento de copiloto, puse el bolso en sus piernas.

— Aún no puedo decirte, espera un poco — acelere el auto lo más que dio.

— si sigues conduciendo como desquiciado nos matarás, imbécil — baje la velocidad

— Escucha Kathe, la persona que llamo a tu móvil fue Steven, vamos para el Hospital Central, Amelia está internada —

— ¿Qué? — se pasó las manos por su rostro y empezó a llorar — ¡Acelera el maldito auto ya! — mujeres, ¿Quién las entiende?

En menos de cinco minutos estábamos frente al Hospital, Katherin no me dejó parquear, prácticamente se lanzó del auto en movimiento y entró corriendo al lugar.

Cuando logre entrar Katherin estaba abrazada a Steven mientras lloraba desconsolada, no entendía que pasaba, pero si ella estaba así era por algo grave.

Llegué a su lado tomándola de los hombros para acercarla a mí y abrazarla mientras le extendía mi mano en modo de saludo a Steven.

— ¿Qué ha pasado? — le pregunté a Steven y antes que me contestará un doctor nos interrumpió.

— Familiares de Amelia Davis — Katherin se soltó de mi agarre para correr hacia doctor seguida por nosotros.

— Pudimos controlar la hemorragia, sin embargo, debemos hacerle una transfusión de sangre, ¿Alguno va a donar? — Katherin negó con la cabeza.

— Nuestra sangre no es compatible con la de ella, ¿No hay en el banco de sangre? — el médico negó con la cabeza.

— No encontramos su tipo de sangre en el banco — Katherin empezó a llorar desconsolada, la volví a abrazar.

— ¿Qué tipo de sangre necesita? —

— La señora Amelia es de sangre O negativo, sólo puede recibir ese mismo tipo de sangre — yo tenía ese mismo tipo de sangre.

— Yo le puedo donar —

— Acompáñame caballero — el doctor me indicó por donde debía ir, solté a una estupefacta Katherin y dejé un beso en su frente.

— Ahora vuelvo amor — le sonreí antes de seguir al médico.

Dentro del consultorio tuvieron que hacerme varios análisis sanguíneos antes de poder hacer la donación, tenían que tener en cuenta que mis niveles de azúcar estuvieran estables y después de ello ya proceder con la extracción.

Una hora después me encontraba tumbado en una camilla, demasiado mareado para abrir mis ojos, pero con la satisfacción de sentirme útil para los más cercanos a mí.

Suaves caricias en mi rostro me obligaron a abrir los ojos, mi mirada se conectó con la verde mirada de Katherin quien me sonreía tiernamente.

— Muchas gracias Matthew —

— No me des las Gracias, por verte feliz haría lo que sea —

— Pasaste de ser un idiota caprichoso a ser todo un cursi — la fulmine con la mirada — Me gustas más así —

— Bueno, lo que importa es que te guste, ya lo demás lo arreglamos sobre la marcha —

— Dalo por hecho, ahora debemos irnos, mamá pasará la noche acá y Steven quiere quedarse con ella, algo se trae ese par — si supiera.

— Quiero saludar a Amelia antes de irnos — le comenté mientras me incorporaba de la camilla.

Entrelazando nuestros dedos y caminamos hasta la habitación donde estaba, todo el tiempo vi a Katherin nerviosa, sin embargo, no le tome mucha importancia.

Entrar a la habitación fue un gran impacto, la dulce Amelia tenía varios moratones en su rostro y brazos, unas enormes ojeras y su piel blanca como porcelana se veía aún más pálida de lo normal.

Solté a Katherin y corrí hasta la camilla, nunca me imaginé ver a esta agradable mujer en este estado, apreté mis manos con fuerza, iba a encontrar a quienes le hicieron esto y hacerlos pagar.

— ¿Qué le ha pasado Amelia? — le dije mientras tomaba suavemente su mano. —Dígame, ¿Quién le hizo esto? ¿le hicieron algo más? Tengo un amigo policía, haremos la denuncia y le juro que yo mismo le romperé cada uno de sus huesos a esos desgraciados — ella tomó mi mano con su mano libre.

— Eres un encanto cielo, nadie me hizo esto, es producto de mi enfermedad — me dijo sonriente, ¿quién sonríe cuando se encuentra en este estado? La respuesta era sencilla, alguien con mucha fortaleza.

Antes de seguir hablando entró el doctor a la habitación, nos quedamos en silencio mientras la revisaba, yo no me había quería alejar de su cama y aún sostenía su mano entre la mía.

— Bueno, recibió bien la transfusión — Suspiro sacando una libreta. — Como le explicaba a Amelia, los medicamentos y radioterapias ya no están surgiendo efecto, la enfermedad está avanzando muy rápido, vamos a iniciar con las quimioterapias, haremos diez sesiones y al finalizar realizaremos un examen para determinar si hemos erradicado la enfermedad, luego de eso lo mejor será hacer una transfusión de células madre, aunque al principio nos decidimos por otro tratamiento, lo mejor es empezar el tratamiento original — Katherin empezó a llorar y la refugie en mi pecho con un brazo, sin soltar mi agarre de Amelia.

— ¿Eso es muy costoso doctor? — pregunto mi chica mientras trataba inútilmente de limpiar sus lágrimas.

— Tenemos orden de realizar cualquier procedimiento pertinente a su enfermedad, no tiene que preocuparse por el costo —

A mi mente llegó nuestro contrato inicial, ella dijo que sólo aceptaba por la situación, esta era la razón por la cual había aceptado casarse conmigo.

Mientras yo era un egoísta que sólo pensaba en no quedarme sin dinero, Katherin estaba trabajando, estudiando y haciendo mil cosas con tal de conseguir el bienestar de su madre.

— Para el tema de las células madre si es un tema complicado, tenemos que encontrar un donador compatible, y teniendo en cuenta la dificultad que existe sólo para conseguir su sangre... — Dejó la oración sin acabar mientras hacía una mueca.

— Yo puedo hacerme el examen de compatibilidad — todos me miraron sorprendidos.

Era mi momento de dejar de ser egoísta y pensar en los demás, ahora ellas eran mi familia y debía velar también por ellas.

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