«Algunas luces son un poco ambiciosas, incluso algunas no tienen ningún rumbo en la vida»
— Traigo mi carta de renuncia. — Murmuró un pálido Alfa de ojos felinos, intentando no cruzar miradas con su ahora ex mejor amigo.
Después de todo lo ocurrido, Mew tomó la decisión de renunciar al puesto que tenía en la empresa de Bright, no solo por el hecho de que sería incómodo, se sentía avergonzado, su conciencia estaba sucia y él también, había echado a perder años de amistad, una amistad la cuál no merecía ahora.
Esa noche Bright llegó a su departamento, sintiendo todo silencioso y vacío, su lobo se empezó a sentir un poco triste, pues estaba acostumbrado a oír los chillidos de su ex pareja, sentía enojo aún, pero eso no quitaba que había llevado años de relación con el Omega y que habían sido muy buenos para él, pero todos una mentira.
Durmió con un espacio de sobra en su cama, se tuvo que hacer el desayuno él sólo y aunque no fue fácil, aprendió a freír un panqueque sin quemarlo después de varios intentos, pero no le importó, disfrutó el pasar ese pequeño tiempo con él mismo, comprendiendo que la traición sería algo complicado de superar, pero tarde o temprano pasaría.
Ahora el que ya no era su hermano estaba parado al frente suyo, sin dirigirle la mirada y pidiendo que su carta sea aceptada, pero a quién vamos a engañar, incluso la persona más pacífica guardaría resentimiento en su interior.
— Está bien, ahora vete y por favor no vuelvas a pisar esta empresa sin mi permiso en un buen tiempo. — Respondió el azabache, mirando la pantalla de la máquina que tenía en frente, el chico pálido suspiró, quería arrodillarse y pedir disculpas, pero las palabras no le salían de la boca, actuó como un cobarde y estaba pagando las consecuencias, seguidamente y con un peso en la espalda salió de la oficina.
En unos minutos llegaría el antiguo amigo y vaya que Bright tenía ganas de verlo.
De pequeños eran inseparables, corrían para aquí para allá, cachorros jugueteando de manera tan descuidada y tierna, todos los que los rodeaban juraron que esa amistad no iba a durar mucho tiempo, pues por un lado el chico de abdomen como tableta de chocolate soñaba con ser bailarín, mientras que el chico de labios en forma de corazón soñaba con ser empresario de la ciudad.
Tomaron sus propios caminos, distanciándose por un buen tiempo, perdieron contacto e incluso creyeron que las personas tenían razón, esa amistad no daba para más.
— ¿Esta es la oficina de Bright Vachirawit Chiva-aree?
Pero ahora ambos estaban frente a frente, con sonrisas sensibles al darse cuenta de cuánto habían crecido y todo el tiempo que había pasado, se miraron con tristeza también, pues ninguno la había pasado fácil y verse ahora así, fue totalmente conmovedor, aún podían verse cuando eran pequeños y tenían pequeñas peleas, pero a pesar de todo seguían siendo el par inseparable de la escuela, de la cuadra y de las fiestas.
— Cuánto tiempo, mi querido Off.
Ambos se sumieron en un fuerte abrazo, recuperando los años perdidos de amistad entre los dos, Off estaba tan sensible que incluso derramó unas cuántas lágrimas, sabiendo que pronto llegarían las risas de su amigo.
— No cambiaste nada, sigues siendo un llorón.
— Y tú sigues siendo una pasa arrugada y negra.
Estallaron en risas, ahora empezando a darse leves golpes entre ellos, sin duda ninguno había cambiado, Off iluminaba a Bright con su alegría, con su sinceridad y lealtad, mientras que el azabache abría puertas de oportunidades a su querido amigo gracias a su inteligencia, el apoyo que le brindaba y lealtad mutua.
Pasaron los minutos y cuando lograron calmarse ambos, se sentaron para poder chismosear y hablar de todo lo que había pasado últimamente en sus vidas.
— En realidad no estoy en crisis, pero quiero abrir una nueva academia de danza y acabo de llegar a Bangkok hace unas semanas, estudiar en Francia no fue para nada fácil. ¡Soy malísimo en el francés!
— Te dije que tendrías que prestar atención a las clases de la maestra P'Zú, siempre te pasabas de rebelde con ella.
— ¡No me hables de esa vaca! Siempre me ponía malas notas, es que con ese tipo de profesoras no se puede.
— ¡No es verdad! A mí me agradaba mucho, era muy buena explicando.
— Tú eres ciego. — Exclamó el amigo empezando a soltar risas traviesas. — ¡Uhhh! N'Bright, no sabía que tenías esos gustos en ese tiempo, ¿te gustaban las ancianitas?
— P'Apagado, no digas tonterías. ¡Solo dije que es buena explicando! Continúa.
El contrario empezó a reír con suavidad para después aclarar su garganta, continuando con su relato. — Bueno, ahora estoy viviendo en un departamento, ayer fui a visitar a mi familia, ¡N'Prim creció mucho! Aún sigue siendo enana, pero su rostro cambió, o sea... ¡Parece una ardilla! Hace meses cumplió 17 años.
Sin poder evitarlo el moreno empezó a reír, pues definitivamente su amigo no ha cambiado para nada, seguía molestando a la pequeña y pobre N'Prim. — Pobre nena, no merece que le digas así, ella está guapa, solo está chiquita. ¿Cómo está tu padre?
— Mi padre falleció, Bright. — El ambiente se tensó un poco, el azabache no se lo esperaba pues el señor Adulkittiporn siempre había sido un hombre fuerte y joven, aún no comprendía que había salido mal. — El cáncer lo traicionó y él no quería sufrir más, así que solo se despidió de nosotros y partió, en esa fechas había venido a Bangkok para su entierro, lamento no haberte avisado.
— Hey, está bien P', tu padre siempre fue un hombre de honor, estoy seguro que ahora él está muy orgulloso de ti y de tu familia, no se han rendido y lo más importante es recordarlo con alegría por las cosas buenas que pasaron como familia.
— Lo sé, a veces lo extraño pero ahora está en un mundo mejor, descansando en paz. — Murmuró soltando una suave sonrisa melancólica, para después mirar a su amigo. — ¡No estés triste N'Bright! Es nuestro reencuentro así que debes estar feliz.
Cuando no, el lindo Off siempre andaba positivo, tanto así que contagiaba su sonrisa a cualquier persona.
— Bueno, bueno... Ahora hablemos del puesto que te daré, ¿bien? — Sonrió, sacando una hoja donde estaba el contrato listo para ser firmado. — Hace poco renunció mi mano derecha por problemas personales, no tengo apoyo así que te daré ese puesto, es uno de los más importantes en la empresa así que ganarás muy bien. La empresa está dedicada a los alimentos y salud, y según escuché tu carrera también tiene que ver con nutrición y buena alimentación, sin duda ese puesto es para ti, P'Off.
— ¡Wao! ¿Estás seguro, Bright? Digo, me encantaría pero soy nuevo y no sé si sería justo, aún soy un poco novato en estas cosas.
— P', estamos para apoyarnos, así que no digas más y firma, si hay algo que te falte aprender yo te ayudaré y te enseñaré, mh.
— ¡Muchas gracias, Bright! — Dijo con una enorme felicidad el Alfa contrario, mientras firmaba el papel seguido por su amigo.
— Bienvenido P'Off, en verdad estarás a gusto aquí. — Contestó con una sonrisa, mirando a su amigo, seguido de eso ambos se levantaron para dar un pequeño tour por la empresa para que el nuevo trabajador pudiera acoplarse al amplio ambiente de la gran empresa, algunas de las Omegas que trabajan ahí no podían evitar posar su vista en el guapo Alfa moreno que caminaba al lado del azabache, se escuchaban murmullos de fondo e incluso pequeños chillidos, él había sido de verdadero impacto en minutos, pues su rostro no había sido visto antes en la empresa.
«La amistad no tiene que ser perfecta, si no sincera»
[...]
Una semana más tarde:
El pequeño Omega había recibido su quincena y no podía estar más feliz por eso, pues al fin podría empezar a tener ahorros para darse gustos él mismo.
Después del incidente con su jefe se volvieron un poco más cercanos, el Alfa había quedado encantando con el postre que había preparado Win y le pidió que cada tarde lo esperara con uno solo para él, eso se cumplió. Bright llegaba cada que salía de la empresa, conducía a la cafetería al encuentro del lindo Omega con manos de ángel, el cuál podía encantar a cualquiera con los deliciosos postres que preparaba.
Hoy, el Alfa ya iba rumbo al encuentro emocionado, pues últimamente había tenido muchos antojos de postres, definitivamente empezaba a creer que ese Omega tenía algo especial en sus comidas, eran adictivas y tan deliciosas, todas en su punto que no podía dejar de comerlas.
Cuando se dirigía a su oficina uno de los cajeros interrumpió su camino, se veía preocupado y un poco nervioso. — ¿Qué es lo que pasa?
— El dinero de caja ha desaparecido hoy después de almuerzo, señor, y todos están sospechando de que N'Win lo hizo porque el único que se queda aquí en la hora de almorzar es él.
El Alfa no pudo evitar fruncir el ceño, no podía creerlo, su cafetería siempre había sido impecable y respetuosa, pero al enterarse de eso no pudo evitar gruñir molesto e indignado. — ¿Cómo mierda puede desaparecer dinero? Envía a N'Win a mi oficina ahora, y si encuentras a algún otro sospechoso hazlo.
Tal vez Bright se estaba dejando llevar un poquito por el enojo, solo un poquito, pero no podía creer aún que el Omega fuera capaz de eso, pero tenía sentido, el Omega era necesitado de trabajo y dinero, así que aunque sonara feo, estaba dentro de los sospechosos.
Se dirigió molesto a su oficina y minutos después Win entró por la puerta de madera, mirando un poco nervioso a su jefe.
— Señor Chiva-aree , ¿me mandó a llamar?
— Siéntate. — Ordenó, por alguna razón se empezaba a sentir culpable por hablarle así al pequeño, pero tenía que comprobar si todo eso era verdad. — N'Win, ha desaparecido dinero de la caja.
— Si me enteré señor, pero ¿Qué tiene que ver eso conmigo? — Preguntó el pequeño cachorro mirando al jefe, un poco confundido.
— Eres uno de los sospechosos, necesito que me digas la verdad de todo.
— ¡Yo no fui! ¡Nunca sería capaz de eso! — Los ojos del Omega se encontraban cristalizados, nunca había tenido ese tipo de humillación, podía aceptar insultos, pero que lo tacharan de ladrón lastimaba su orgullo por completo.
— N'Win, tiene sentido, tú eres de bajos recursos, solo dime la verdad, ¿si? Todos te están acusando a ti y la verdad es que...
— Es suficiente, no voy a permitir que me diga ladrón y menos cuando solo me lo dice por suposición y rumores tontos, lo deduce solo por mi condición económica. Si, tal vez soy pobre, pero jamás faltaría a mi moral y ética, si usted cree que soy un ladrón, lo mejor es que ya no trabaje aquí, mañana pasaré por mis cosas, no se apure más por mi P', igual vendré para que usted me acompañe, digo... No vaya a robar también algo de los casilleros de mis compañeros. — Respondió lo último con sarcasmo y dolor, el Alfa al que más admiraba lo estaba sentenciando a algo que él jamás hizo, ni haría, se dio la vuelta ignorando los llamados de su jefe y evitando llorar frente a los demás, no perdería su dignidad enfrente de nadie, no de nuevo.
El Omega se levantó para después salir como un cachorro, molesto y haciendo sonar sus pasos, salió tan enojado de que ni si quiera escuchó los llamados de sus compañeros.
En ese instante, por alguna razón el Alfa se sintió jodidamente mal, había acusado a un Omega sin pruebas y se había dejado llevar por los comentarios de un simple trabajador, pero estaba rogando porque el dinero dejara de desaparecer, o si no si se vería en serios problemas.
[...]
Una semana, había pasado otra jodida semana y la clientela había bajado de manera decepcionante, el dinero continuaba desapareciendo y el Alfa ya no hallaba que hacer.
La semana había transcurrido de manera estresante y con ella empezó a caer la venta en la cafetería "Little piece of sky" -pedacito de cielo- con ella aún seguían llevándose el dinero de las ventas que se tenían, Bright no sabía que hacer, pues la cafetería estaba cayendo poco a poco, mientras que hasta sus clientes más leales se iban, porque según ellos "los postres ya no tenían sabor".
En cambio la empresa había mejorado bastante, de verdad que fue muy eficaz la llegada de Off a esta, habían subido números y lo mejor era que ahora tenían más empresas queriendo ser aliados de la reconocida Chiva-aree, aunque esto alegraba al Alfa, no era lo suficiente como para subir el ánimo por su propio negocio ni sus índoles sentimentales, pues aún por las noches extrañaba a su compañero de cama, dejando el espacio vacío para aquella persona que él bien sabía que nunca iba volver a su lado.
Por otro lado, estaba decidido a ir en busca del culpable de la desaparición del dinero y recuperar al pequeño Omega con manos de ángel, no iría a la empresa esa mañana, se dedicaría a su pastelería sin que ninguno de sus empleados lo supiera, así podría encontrar al ladrón con "las manos en la masa".
Se puso una simple camisa negra, con unos jeans ajustados azul claro y sus deportivas como calzado, iría antes que todos sus empleados y hablaría por mensaje con Off para decirle cómo manejar la empresa y los empleados.
Entró a su oficina, prendió la laptop para ver las cintas de las cámaras de seguridad de la cafetería y tener a sus empleados detenidamente vigilados.
El pequeño Omega ya no sabía que hacer, estaba desesperado, no encontraba trabajo en ningún lado, pues necesitaba referencias, no bastaba con su palabra y decir que trabajo en Little piece of sky, necesitaba un papel que lo avalara y la firma del castaño, sin embargo, su orgullo no se lo permitía y menos su lobito resentido y herido, salió de aquel restaurante del cuál no lo quisieron emplear ni como lava loza, soltó un largo suspiro con ganas de llorar, necesitaba un gran abrazo y mimos, pero no había nadie quién se lo diera, estaba sólo.
Las horas pasaban y nada, todo se veía con normalidad, no entendía como le estaban robando, hasta que.... Vio atento fijándose como el cajero guardaba sigilosamente el dinero en los bolsillos de su pantalón, mirando con discreción hacia los lados para que nadie lo viera, lo que él no sabía era que las cámaras de seguridad estaban viendo todo, cada uno de sus movimientos.
Bright suspiro con enojo, ¿¡Cómo era posible que la misma persona que le comento de la falta de dinero fuera la primera y única en tomar el dinero!? ¿¡Cómo se atrevió en ser el primero en señalar a alguien tan inocente!?
Y lo que más rabia le daba al castaño era el haberle creído.
De verdad que estaba molesto, salió dando un fuerte golpe a la puerta de su oficina, dispuesto a destrozar aquel beta mentiroso y falso, todos en la cafetería se asustaron, se dirigió al mostrador, tomo al beta del brazo de manera brusca y lo arrastró hasta su oficina, no armaría un escándalo y perdería los pocos clientes que le quedaban.
— Eres un maldito traidor y mentiroso. — Siseó con desprecio mientras tomaba la camisa de Run y lo estampó contra la pared. —Acusaste N'Win de robar el dinero, cuando el que tomó todo eras tú, estás despedido y da gracias de que no llamo a la policía, vete y si intentas hacer algo en mi contra, tengo el vídeo donde se ve que tú robas lo que faltaba.
Le grito en susurros en la cara, sus ojos eran de un rojo oscuro por el enojo, cuando al fin soltó al chico y este trato de huir le pateó por la espalda haciéndole caer, saliendo a rastras de la oficina del imponente Alfa.
Un dato muy importante de Bright, era que a veces se dejaba llevar por el enojo, pero para ser sinceros, cuando se trataba de su buen humor podía llegar a ser la persona más dulce que podría existir.
Eran aproximadamente las seis de la tarde, cuando se dirigía en su Mercedes Benz rumbo a la casa del dulce Omega, el cuál le había regalado un postre diferente cada día de las dos semanas que llevaba sin ver a Gulf, cuando él solo le había pagado con una fuerte y horrible acusación.
Agradecía también que al agregar currículum pidiera la dirección pues si no fuera de ella, tal vez jamás hubiera podido encontrar su casa.
Manejó hasta la dirección que venía en aquel papel y al estar frente a la pequeña casa, estacionó y bajó caminando con lentitud hasta llegar a la puerta, por alguna razón su lobo estaba avergonzado, pues el haber tratado mal al precioso Omega no se lo iba a perdonar aún, se acercó al timbre y presionó el botón con suavidad, esperando unos largos segundos hasta que la puerta fue abierta, dejando ver al Omega que llevaba alrededor de sus ojitos leves zonas rosas e hinchazón, se veía cansado, apagado. Bright se sintió una basura, no sabía si la razón era porque él lo había despedido u otra, pero de todos modos se sentía mal con tan solo mirar al pequeño con esa expresión.
— ¿Qué hace aquí, Señor Chiva-aree?
«Que lo que tenga que pasar en mi vida, que sea contigo»
Nota de adapta-autora:
¡Hola, bamboos!
Opiniones aquí.
— lilybws.