En el Silencio [Camilo Madrig...

By AiramMarUwU

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-Si, bueno, hay mucho que decir pero muy POCA privacidad -el chico rodó los ojos. La castaña lo miró confundi... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Especial✨Navidad✨
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Especial ♡San Valentín♡
Capítulo 24
Capítulo 25
a
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36

Capítulo 29

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By AiramMarUwU

La puerta dorada perteneciente a Antonio fue tocada por una castaña, esta fue abierta luego de unos segundos.

—Hola —intentó sonreír.

—Hola Toñito —se puso de cuclillas—, ¿estás ocupado?.

—Estaba jugando —miró dentro de su habitación—. ¿Quieres pasar?.

—En realidad estaba pensando en hornear galletas —sonrió—. ¿No me quisieras ayudar?.

Una emoción apareció en el niño, asintió rápidamente, —¡Sí sí!.

—Entonces, vamos —extendió su mano.

Antonio la aceptó gustosamente.

Bajaron las escaleras encontrándose con los padres y hermanos del niño.

—Se lo traeré en la tarde —avisó ______.

Pepa asintió, —Por supuesto, pórtate bien Toñito —le acarició la mejilla.

—Y de paso nos traes unas galletitas —Félix sonrió inocente.

El señor recibió un codazo de la pelirroja.

—¿Qué? —cuestionó sin pena.

Pepa rodó los ojos con una sonrisa.

—Claro que lo haré —la castaña intentó no reír—. Entonces, ¿nos vamos? —agitó la mano del niño.

—¿Camilo no irá? —Antonio miró a su hermano.

—Tengo muchas tareas en el pueblo —sonrió el de ruana amarilla—. Diviértanse.

El pequeño asintió alegremente, ambos salieron del lugar a paso lento. El sol estaba brillante haciendo que el día luciera demasiado lindo.

Llegaron a la casa y de inmediato fueron a la cocina.

—Hola má' —saludó a su abuela—. Ya llegamos.

—Buenos días, señora —Antonio sonrió.

—Hola Toñito, espero que ayudes a que ______ no destruya mi cocina —le revolvió el cabello.

______ la miró seriamente, —Que graciosa.

—Yo cuidaré de ella —sacudió su mano entrelazada con la de la castaña.

—Bien, yo iré al pueblo. Ustedes diviértanse —sonrió la señora.

La mayor tomó su bolsa y salió del lugar, hoy no abría su negocio así que no había nada de que preocuparse.

—¿Empezamos? —______ sonrió.

—¡Sí! —gritó con emoción.

Ella comenzó a ordenar todo lo necesario en la mesa, se acercó a la gran ventana para abrirla logrando tener más claridad y al mismo tiempo que la habitación se refrescara.

—Hola —apareció alguien por el ventanal—. Uy, llegué en un buen momento —Rigoberto frotó sus manos al ver los ingredientes.

—Es algo recreativo, así que fuchi, sáquese —regañó ______.

El pelinegro le hizo una mueca, —Hola rey jaguarcito —saludó al niño.

Antonio lo miró de inmediato y sonrió, —¡Rigoberto! —se acercó rápidamente a la ventana.

Para el pequeño no le era difícil reconocer a los gemelos, y menos al oír aquél apodo.

—Al parecer alguien me extrañó —habló presumido.

—Si, tu hermano —la castaña bromeó.

Rigoberto le dio una sonrisa sarcástica, —¿Qué es lo que harán?.

______ estaba a punto de hablar pero Antonio le ganó la palabra.

—¡Haremos galletas!.

—¿Puedo ayudar? —sonrió.

El niño asintió mientras la chica negó.

Rigoberto los miró de forma graciosa, —Lo siento Antonio, la dueña de la cocina manda así que no podré ayudarte —dio una expresión de tristeza.

—¿Por qué no? —el menor la miró.

—Se supone que es una actividad de nosotros dos.

—Lo entiendo, es una lástima —el chico puso una mano en su pecho—. Yo quería prepararles cupcakes de chocolate.

—¡¿Cupcakes?! —un brillo apareció en los ojos de Antonio—. ¡Por favor ______!, que Rigo nos ayude —suplicó.

El moreno curvo su labio inferior al igual que sus cejas mientras la tomaba de la falda, era imposible decirle que no.

La chica suspiró, —De acuerdo, puede ayudar.

Rigoberto sonrió triunfante, —¡Muy bien Toñito! —estiró su brazo.

El pequeño chocó las manos con el adolescente.

______ le abrió la puerta al pelinegro, este pasó de forma presumida.

—Sigue caminando así y te empujo por la ventana —amenazó la castaña.

—Que agresiva —hizo un puchero.

Lanzó un suspiró, —Sólo haz los cupcakes.

—Claro, pero primero, ¿si tienes cacao en polvo sin azúcar, cierto? —la miró.

Asintió.

—Bien, te iré diciendo los ingredientes y tú los pondrás sobre la mesa.

—¡Yo te ayudo! —Antonio se acercó a la chica.

Rigoberto comenzó a decir lo que necesitaría y ______ junto al pequeño fueron ordenando las cosas.

—Parece que ya está todo —observó la mesa.

—Tú eres el experto.

—Hace tiempo estabas aprendiendo repostería —Rigo cruzó los brazos—, también puedes ayudar.

Por un segundo lo miró con sorpresa pero después se mantuvo neutral, —Si... digamos que no es lo mío.

Chasqueo la lengua mientras desviaba la mirada, —Que mentirosa.

—Te digo la verdad, lo único que sé hacer son galletas —suspiró—. Y sólo un tipo.

Rigoberto volvió a enfocarla, ella mentía. Aún recuerda la vez en que la chica le regaló cupcakes, y en su mente aún recuerda la escena y su voz.

"—Hice estos cupcakes esta mañana, y son para ti."

O la vez en que le hizo un mini-pastel en su cumpleaños, en ambas ocasiones sus postres sabían como lo mejor del mundo.

Aunque ahora que lo pensaba... ella había dejado de preparar cosas así desde...

—¡Bueno, no pierdas más tiempo! —la castaña le golpeó la frente.

Para hacer esto había tenido que dar un saltito para alcanzarlo.

—¡Oye! —llevó su mano a donde fue golpeado—. Ahg, ¿ves Toñito?, nunca tengas amigas agresivas como ella.

El niño soltó una risa, —Pero tiene razón, ¡comienza con los cupcakes! —alzó los brazos.

Rigoberto sólo miró a ambos con traición, —Que explotadores —se acercó a la mesa.

—Tú te ofreciste, así que ahora menos charla y más acción —se puso a su lado.

—De acuerdo, jefa —le dio una sonrisa ladina.

Entre los dos se dividieron las tareas de preparación; mientras uno colocaba el cacao en el agua caliente otro mezclaba la harina con el polvo de hornear, el bicarbonato y la sal, y procedía a tamizar.
Y así con los demás pasos.

Después de unos minutos al fin tenían la mezcla final.

—¡Yo pongo los capacillos! —se ofreció Antonio.

—Por supuesto, y puedes ayudarme a llenarlos también —sonrió Rigo.

El Madrigal asintió mientras ponía los papelitos en la bandeja para cupcakes.

—Bien, los capacillos sólo tienen que llenarse 2/3 —indicó el pelinegro.

—Okey —sonrió el niño.

Rigo le ayudó a sostener el tazón mientras Antonio los llenaba cuidadosamente.

—El horno ya está listo —avisó ______.

—Gracias —le sonrió el chico.

Rápidamente se llenaron los huecos de la bandeja. De forma cuidadosa Rigoberto la tomó entre sus brazos y la metió al horno, detrás de él se asomaba un impresionado Antonio.

—Ahora sólo horneamos los cupcakes de 16 a 20 minutos a 180° —se sacudió las manos—. Y quedará listo.

—¡Increíble! —sonrió el menor.

______ observó la mesa, le asombró ver que estaba completamente limpia, —Eres demasiado ordenado —miró al chico.

—Lo sé —sonrió presumido—. Te ayudaré a lavar los recipientes.

Comenzó a agarrarlos.

—No, yo lo hago —lo detuvo—. Por mientras habla con Antonio o juega con él —le quitó los tazones.

—De acuerdo, gracias señorita —dio una sonrisa ladina—. ¡Antonio! —gritó desafinado.

Eso provocó una risa en la castaña, Rigoberto sólo la miró avergonzado.

—Eso fue gracioso —el moreno soltó una risa.

—¿Y qué tal tú don, amiguito? —intentó cambiar de tema y que su grito quedara en el olvido.

—¡Bien!, me gusta hablar mucho con los animales —dio una sonrisa abierta—. Hay ocasiones feas pero Camilo siempre está para mí, él me ayuda a sentirme mejor.

—Él parece un buen hermano mayor.

Antonio asintió, —Lo es..., por eso ______ se enamoró de él —susurró desanimado.

Rigoberto lo miró asombrado, —¿Por qué ese tono?, ¿ella te gusta?.

Ambos voltearon a ver a la chica que estaba en el fregadero sin prestarles atención.

—¡No! —sus mejillas enrojecieron—. B-bueno, no sé. Me gusta estar con ella y siempre me ha parecido bonita, ella es muy linda —sonrió—. Siempre me ha ayudado con mi tarea, me hace reír y es agradable su compañía...

—Uy, creo que si te gusta —le picó la panza—. Aunque no te culpo, yo también caí en sus encantos —sonrió.

—¿______ te gusta? —ladeo su cabeza.

Rigoberto estaba a punto de responder pero justo la chica llegó.

—¿De qué hablan? —arrastró una silla junto a Antonio.

—Sobre lo maravilloso que soy preparando cupcakes.

______ alzó una ceja, —Espera a que te de mi opinión, al igual que Toñito debe decirte si tus cupcakes son tan buenos como presumes.

—Me vas a bajar mi autoestima —Rigoberto suspiró.

—No soy tan mala —rodó los ojos.

—Lo eres —se cruzó de brazos.

______ imitó su acto, Antonio al ver esto también cruzó sus brazos.

Luego de unos minutos los cupcakes estuvieron listos.

—¡Mis bebés! —habló Rigoberto con orgullo.

—¿Estás llorando? —la castaña se burló.

—¡Son tan bonitos! —Antonio los apreció con detalle.

El olor a chocolate entró por sus narices, los tres soltaron un suspiro ante esto. Era uno de los olores más deliciosos.

—Prueben, sólo con cuidado aún están calientes —puso la bandeja en la mesa—. O mejor esperen.

Rigoberto sacó tres postres, —Uno para ti —se lo entregó al niño—, otro para ti —se lo dio a ______—, y otro para mí.

Antonio lo mordió con cuidado, una sonrisa apareció en su rostro y dio pequeños salititos, —¡Eres genial, Rigo!.

El pelinegro puso una mano en su pecho, —Ah, lo sé, lo sé —volteó a ver a la chica esperando su comentario.

—No me mires así —puso su mano sobre los ojos de él.

Rigoberto soltó una risa pero no se movió.

—Son... deliciosos —admitió.

Al bajar su mano, el de ojos avellana pudo ver como las mejillas de la chica se movían mientras con sus dos manos sostenía el cupcake, —Pareces una ardilla —se burló.

Ella lo miró de inmediato, —Que burlón.

—Al menos sigues viéndote bien —se encogió de hombros.

______ miró a Antonio, se veía muy entretenido comiendo el panecillo.

Llevó su vista al reloj, aún era temprano.

—Gracias a ti ahora tenemos mucho tiempo libre —volvió su mirada al chico.

—¿Eso es bueno o malo?

—Se suponía que traía a distraer a Toñito —susurró.

Se juntó más a ella, —¿Distraer?, ¿por qué? —murmuró.

—¡______! —llamó el niño—, ¿crees que podamos hacer galletas?.

—Claro —le sonrió.

—¿Podemos hacer en forma de animales? —cuestionó emocionado.

—Creo que tengo algunos moldes —su vista viajó por la cocina—. Comenzaré a buscarlos.

—Oki, primero iré al baño, vuelvo rápido —se bajó de la silla de un salto y salió corriendo de la cocina.

En cuanto salió el pelinegro se acercó a ______ que ya se había alejado, suponía que a buscar los moldes que mencionó antes.

—¿De qué querías distraer al jaguarcito? —la miró curioso.

—Qué chismoso.

—Tú lo mencionaste primero, no es mi culpa que me entrara la curiosidad.

La castaña rodó los ojos, —Oh, claro. Disculpame.

—Disculpa aceptada —sonrió—. ¿Ya me dirás?.

Suspiró, —Digamos que, mi relación con Camilo le afectó un poco. Y lo entiendo, primero pasó lo de que mi hermanito se fuera del pueblo y ahora yo comienzo una relación con su hermano, son muchas cosas supongo.

—Es porque le gustas —sonrió burlón.

Ella lo miró de inmediato, —Eso no es cierto.

—Por dios, _______. Tienes a los hermanitos Madrigal enamorados de ti, ¿los hechizaste con tus galletas? —bromeó.

Le dio una mirada seria, —Eso no es verdad.

—Mira, por lo poco que me dijo Antonio sobre ti me di cuenta que lo que te tiene es un amor infantil. Tú lo has cuidado mucho y eso ha hecho que tenga esos sentimientos por ti —meneo sus manos—, pero pronto se dará cuenta que sólo es aprecio —hizo una pausa—. Tal vez.

—¿Cómo qué "tal vez"?.

Se encogió de hombros, —Quizás y si le gustes en verdad.

—Soy once años mayor que él —se burló.

—¿Y?, para el amor no hay edad. Aunque eso sí, si te interesa Antonio al menos deja que crezca, las etapas son muy diferentes —le jaló la mejilla.

______ le dio un manotazo alejando la mano de él, —Ja ja, que gracioso.

—¿Qué?, lo digo en serio.

—¡Ya vine! —entró corriendo un niño—. Espero que no hayan comenzado sin mí.

—Por supuesto que no —sonrió la ojicafé—. Nunca empezaría sin ti.

—Me alegra oír eso —le devolvió el gesto.

—Supongo que me iré ahora, perdón por haber invadido su espacio —Rigoberto agarró otro cupcake—. Nos vemos después.

Antonio hizo un puchero, —Creí que nos ayudarías con las galletas.

—Ya habrá más ocasiones —le revolvió el cabello. Dirigió su vista a la chica—. Perdón por entrar a tu lugar sagrado —habló refiriéndose a la cocina.

—Gracias por los cupcakes, tienes razón para presumir.

Sonrió triunfante, —Lo sé, soy muy bueno. Sé más recetas, tal vez después podamos practicar juntos.

—Los postres no son lo mío —arrugó la nariz.

—Pues yo te haré cambiar de opinión —ladeo su cabeza.

Rigoberto la miró por unos segundos, —Bien, me voy —alzó el mentón y se dio la vuelta—. Adiós rey jaguarcito.

—¡Adiós chico cupcake!

El pelinegro se giró un poco, —Buen apodo —soltó una risa.

Ambos siguieron con la vista al pelinegro hasta que desapareció por la puerta de la cocina.

—Okey, empecemos con las galletas —canturreo _______.

Antonio alzó sus brazos, —¡Si!.

🦎

—Tal y como lo prometí, sano y salvo —alzó su mano entrelazada con la del pequeño.

Antonio se acercó a su madre y la abrazó, —Fue muy divertido.

—Muchas gracias, linda —sonrió Pepa.

—No es nada, tal y como dijo Toñito, fue muy divertido —sonrió—. Oh, por cierto —sacó algo de su morral—, son para ustedes —le extendió una bolsa que contenía dos cupcakes y varias galletas.

—¿Cupcake de chocolate?, creí que no sabías hornear —Pepa miró la bolsita.

—¡Fue Rigo! —mencionó emocionado Antonio—. Sus cupcakes son muy buenos.

—Uy, tendrá que pasarme la receta.

—Estoy segura que con gusto se la dará —asintió la castaña.

—Bueno Toñito, despidete de ______ —Pepa le dio pequeños golpecitos en su hombro.

—Muchas gracias —se acercó a abrazar a la castaña—. Espero que pronto podamos hacer galletas juntos de nuevo.

—Ten por seguro que sí —le devolvió el abrazo.

Antonio se separó y volvió con su mamá.

—De nuevo, muchas gracias —sonrió agradecida la señora.

______ negó con una sonrisa, —¿Camilo está?.

La pelirroja asintió, —En su habitación.

—Gracias.

Pepa comenzó a subir las escaleras junto a su hijo, —Es momento de tu baño~.

______ estaba por subir las escaleras también pero escuchó voces en la cocina, de forma tímida se dirigió y entró a esta.

Vio como en el lugar estaba Julieta, Mirabel y Alma.

—Buenas tardes —saludó.

Las tres voltearon a verla, la recibieron con una sonrisa.

—Hey, ¿qué tal todo con Toñito? —Mirabel se acercó.

—Todo salió bien —sonrió—. Les traigo algunas cosas que hicimos.

Sacó tres bolsitas y se las entregó a cada una, —Espero que les guste.

—Muchas gracias, ______ chefsita —la de gafas la abrazó por los hombros.

Las otras dos mujeres le agradecieron de igual manera.

Luego de eso se despidió, subió las escaleras y fue hacia aquella puerta dorada que tenía el nombre de la persona que le provocaba tantos sentimientos.

Antes de tocar vio como Bruno subía las escaleras, se acercó rápidamente a él.

—Buenas tardes señor Bruno —sonrió.

—______ —le devolvió el gesto—, un gusto verte.

Sacó una bolsita y la estiró hacia él, —Para usted.

Bruno la tomó, su sonrisa se ensanchó, —Muchas gracias. Con esto estás más que invitada a mí cueva de predicciones.

La castaña soltó una risa, aunque ahora que lo recordaba, era algo que si quería hacer.

—Tal vez más después, pero ten por seguro que iré.

—Sólo como advertencia, lo que veas no es culpa —alzó sus manos—. Sobre aviso, no hay engaño.

—Claro que no, eso lo sé muy bien.

—Entonces eres más que bienvenida, cuando quieras ver tu futuro sólo dime —sonrió.

—Muchas gracias —dio una sonrisa abierta.

Bruno asintió y siguió su camino hasta su habitación.

______ se giró para volver a la puerta de Camilo, al tocarla fue abierta de inmediato.

—Hola, señorita —sonrió coqueto.

—Hola, señorito —sonrió con gracia.

El Madrigal le dio el pase y ambos comenzaron a caminar por su pasillo de espejos.

—¿Qué tal todo con mi hermano? —cuestionó preocupado.

—Todo estuvo bien, tranquilo. Aunque hubo algo que me dijo Rigoberto, me dejó un poco inquieta —ladeo su cabeza.

—¿Rigoberto?, ¿él estuvo con ustedes? —se escuchó un tono molesto.

—Si, comenzó a mencionar que él sabía hacer cupcakes y Antonio se emocionó con eso, no podía negarle algo así —se encogió de hombros.

Camilo suspiró, —Lo entiendo.

______ bajó la mirada y de forma tímida entrelazó su mano con la del chico, ante esto él la miró sorprendido y después una sonrisa apareció en sus labios. La castaña sintió como Camilo le dio un leve apretón a sus manos unidas.

—Te extrañé —confesó el ojiverde.

—Que casualidad —______ abrió sus ojos con sorpresa—, yo igual.

—Eso me alegra.

Ambos llegaron a la cama del chico y se sentaron en la orilla, la castaña sacó la bolsita con los postres y se la entregó a su pareja.

—Para usted —la estiró hacia él—. Las hice especialmente para ti —sonrió.

—¿Soy especial? —recibió la bolsita.

—Muchísimo.

Camilo observó el contenido, las galletas eran en forma de corazón (la mermelada que tenía en medio también tenía esa forma) y junto a estas había un cupcake de chocolate. Este último le desagradó pero no pensaba en rechazarlo, después de todo, _______ había estado involucrada en su preparación y eso era suficiente para que le encantara.

—Disfrutaré estas galletas más que nada.

—Hazlo —levantó su pulgar.

—Pero antes, ¿puedo besar a quien las preparó? —se inclinó hacia ella.

—Por supuesto —dio una sonrisa abierta—. Sólo que se está bañando, tú mamá dijo que era la hora del baño de Antonio —bromeó.

Camilo dio una carcajada, —Sabía que era demasiado extraño que me respondieras así de tranquila.

—¿Qué tratas de decir?

—Siempre te pones nerviosa, te sonrojas y ¿sabes?, eso me dan más ganas de besarte —confesó con tranquilidad.

De inmediato las mejillas de ______ tomaron color.

—Justo así —se burló Camilo—. Entonces, ¿puedo besar a la chica que preparó las galletas? —se acercó a su rostro.

—Aunque diga que no, lo harás —dio una risita nerviosa.

—No —aseguró—. No me gustaría hacerte sentir incómoda —se alejó y le dio una sonrisa.

_______ sonrió con dulzura, —Eres demasiado lindo.

Ahora quien se sonrojó fue Camilo, —¿Lo soy?.

—En definitiva.

El chico sólo le dio una sonrisa boba, por dios, le encantaba sentir todas las sensaciones que le provocaba oírla decir unas simples palabras.

—Puedes hacerlo —dijo tímida.

Alzó una ceja, —¿Hacer qué?.

—Lo que me preguntaste antes —sintió sus mejillas calientes—. Sobre besarme.

Un cosquilleo recorrió el cuerpo del chico.

—A sus órdenes —dio una sonrisa ladina.

Se acercó a la chica y la besó, sus labios eran tan suaves y la forma en que los besaba era tan tierna que sentía que iba a morir ahí mismo.

Ella es la indicada. Esas palabras se repetían en su mente desde hace días, y no podía estar más de acuerdo.

─────────────────❀
Holiii, yo aquí con... ¡ENCANTO GANÓ EL OSCAR! 🥳 Perdón, ya no podía aguantar escribirlo ㅠㅠ
La presentación de We don't talk about Bruno fue... pudo haber sido mejor:D

Espero que les guste este capítulo, gracias a todos los que siguen leyendo y votando por esta historia, los quiero mucho💗

¡Hasta el próximo capítulo! 🧚‍♀️

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