Mi ambedo, tu litost (#PGP202...

Oleh HeOrdinisEtChaos

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Blake Graham y Kerrick Mills, dos chicos que lo tienen todo, sin necesidad de envidiar a otros porque a ambos... Lebih Banyak

Epígrafe
Prefacio
Capítulo 1: La agridulce ironía de la vida (Blake)
Capítulo 2: Un desastroso inicio lleno de expectativas (Kerrick)
Capítulo 3: Adulaciones y reconocimientos incapaces de consolar (Blake)
Capítulo 4: Pasos firmes para alcanzar grandes metas (Kerrick)
Capítulo 5: Caprichos ajenos sobre mi espalda que no pedí (Blake)
Capítulo 7: Discusiones constantes con un rostro amargado (Blake)
Capítulo 8: Tregua de un día para no terminar arrastrándonos (Kerrick)
Capítulo 9: Una dulce victoria y una propuesta (Blake)
Capítulo 10: Una derrota que significó grandes progresos (Kerrick)
Capítulo 11: El extenuante sentimiento de no recordar pero sentir (Blake)
Capítulo 12: Comportamientos extraños y Acercamientos inesperados (Kerrick)
Capítulo 13: La calma después de la tormenta siempre tiene repercusiones (Blake)
Capítulo 14: Iniciando una nueva etapa con pie derecho, o quizá ¿izquierdo? (K.)
Capítulo 15: El mar de mentiras que inunda tus ojos y amenaza con ahogarnos (B.)
Capítulo 16: Los días vuelan en tiempos de paz y las relaciones afloran (K.)
Capítulo 17: La paz que anticipa una caída inevitable. Parte 1 (Blake)
Capítulo 17: La paz que anticipa una caída inevitable. Parte 2 (Blake)
Capítulo 18: Una colisión de orgullos capaz de detener el tiempo. Parte 1 (K.)
Capítulo 18: Una colisión de orgullos capaz de detener el tiempo. Parte 2 (K.)

Capítulo 6: Avances constantes a pesar de las dificultades (Kerrick)

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Oleh HeOrdinisEtChaos


Kerrick

Mis mejillas duelen demasiado, pero aun así, mis comisuras se mantienen alzadas, irradiando toda la alegría que me invade. La buena noticia que recibimos esta mañana en el acto es la que he estado esperando desde que inició el año lectivo. Ha llegado el momento para que empiece a actuar, así que solo estoy esperando a que termine la primera mitad de la jornada de clases, entonces tendré oportunidad para hablar con mis amigos acerca de la creación de la lista.

Tenía pensado que nosotros cinco participáramos en la postulación, pero ahora que explicaron los requisitos, mis planes tendrán que cambiar. Contando a Amy y a mí, nos faltaría elegir entre uno de los chicos, y luego de ello, nos toca buscar a dos alumnos de diferentes paralelos que quieran unirse a nosotros. Además, es muy importante empezar con las ideas principales de nuestra campaña, lo que propondremos cumplir si es que ganamos.

—Muy bien chicos, me gustaría saber si me ayudarán con la lista —mis amigos me regresan a ver con una sonrisa y ríen.

—Ya sabes muy bien cuál es la respuesta, tonto —Nhoa aprieta mi cuello a la vez que desordena mi cabello.

—Así es, te dijimos el mismo día que nos contaste tu idea —Carl responde, a lo que John asiente concordando con él.

—Entonces, futuro presidente del Consejo Estudiantil, ¿cuál es el plan? —Amy toca mi brazo en forma de apoyo.

En momentos así, es cuando me siento afortunado de contar con tan buenos amigos, siempre nos apoyamos los unos a los otros en cualquier situación, nunca nos abandonamos. Desde que comenzamos a llevarnos hace cuatro años, nos volvimos inseparables, parecía que nos conocíamos de toda la vida y, en serio, espero siempre sea así.

—Desde un principio quería que en la lista solo estuviéramos nosotros.

—Pero ahora es imposible —dijo mi amiga, a lo que asentí.

—Creo que lo más sensato es tener a Amy y Nhoa en la lista —mencionó Carl.

—Así es, los tres juntos pueden atraer a los estudiantes suficientes para ganar las elecciones, todos los conocen —apoyó John—. No se preocupen por nosotros dos, igual los ayudaremos con todo lo demás.

—Muchas gracias —los miré a ambos con una sonrisa que me devolvieron—. Ahora debemos encontrar a dos estudiantes más que sean de diferente paralelo.

—Tengo un amigo que quería formar parte  del Consejo este año, así que me adelanté y le escribí —contó Nhoa con una sonrisa.

—¿Qué te dijo? —pregunto al instante—. ¿Se unirá a nosotros?

—Sí, aceptó entrar a nuestra lista.

—Bien, solo nos faltaría una persona más.

—Yo me encargo de encontrarla —la chica a mi lado intervino—, así que pasemos al siguiente punto: Los cargos. Kerrick será el presidente, y a mí me gustaría ser la secretaria. ¿Nhoa?

—Quedaría bien como vicepresidente —hablan mis amigos.

—No, prefiero ejercer un puesto más divertido. Quiero ser el encargado de gestionar las actividades.

—Me hubiera gustado que seas el segundo al mando —me sincero—, pero bueno, ¿crees que tu conocido querrá ese cargo?

—Lo siento, pero le prometí que sería el tesorero de la lista.

—Eso significa que la persona que encuentres —regresé a mirar a mi amiga—, será el vicepresidente.

—No te preocupes, encontraré a alguien genial.

Los siguientes días transcurrieron en un pestañear. Aún no podíamos encontrar a alguien que quisiera unirse a nosotros, pues muchos ya eran miembros de otras listas, mientras que a otros simplemente no les interesaba ser miembros del Consejo. Así pasamos día tras día buscando a un estudiante interesado en unírsenos, pero no fue hasta llegar al viernes, que al final lo encontramos.

Era un alumno del paralelo A, al cual le dejamos en claro cuál sería su puesto, a lo que aceptó de inmediato. Según lo que nos contó Amy, lo habían sacado de una lista en la que ya estaba porque tuvo desacuerdos con los otros miembros. Como estábamos apurados, no le dimos mucha importancia a ello.

Aprovechamos la hora de descanso para ir a inscribir nuestra lista. Nos acercamos a uno de los encargados, el cual nos dio un formulario que debíamos llenar con los datos de cada miembro y el puesto que ocuparemos. Después comenzó a revisar nuestra base de datos, situación que no entendí del todo, hasta que habló.

—Bien, chicos, déjenme decirles que tuvieron mucha suerte en alcanzar la nota mínima —nos dijo con una sonrisa.

—¿Cuánto tenemos de media? —preguntó sorprendido Josh, el miembro nuevo.

—Tienen un ocho con una centésima. Si no fuera por el promedio de... —comenzó a revisar nuestras notas una vez más antes de seguir hablando— Josh, no hubieran podido inscribirse.

El profesor nos explicó que entre todos los miembros de la lista se debe conseguir una media mínima de ocho, con base en nuestros promedios finales en los últimos dos años anteriores. Descubrí que era la persona con el resultado más bajo entre los demás chicos, además que la diferencia con mis dos amigos era mínima. Esta situación hizo enojar al chico nuevo porque venía de una lista con una muy buena media y de estudiantes destacados.

—Ya están oficialmente inscritos como la lista C, así que ahora deben encargarse de conseguir las quinientas firmas —nos entregó las plantillas necesarias—. Si no me equivoco, tienen exactamente dos semanas para lograrlo, para el lunes de la tercera semana, hasta la hora de descanso, ya deben haber entregado los registros completos. ¿Está todo claro?

—Por supuesto —respondí de inmediato—. Traeremos todas las firmas lo antes posible.

—Excelente. Antes de que se vayan, debo informarles de que ninguno de los miembros previamente inscritos puede salir de la lista, ya que si eso sucede, su inscripción queda anulada. Les tocaría volver a inscribirse de nuevo, además tendrán que empezar de cero la recolección de firmas.

No recuerdo la última vez que estuve tan impaciente para que el fin de semana llegue a su fin. Pasé el sábado entero haciendo todas las tareas que nos dejaron los maestros, y el domingo estudié algunas horas para la lección de matemática, después salí con mis amigos a pasar la tarde en el centro comercial. Mis padres estaban realmente sorprendidos cuando me vieron dedicándome durante esos dos días, incluso mi madre me felicitó y dijo que siga así. Me sentía muy feliz.

Hoy me levanté antes de que la alarma sonara, me alisté de prisa y bajé a desayunar con toda la energía del mundo. Mis padres ya estaban terminando de comer, pues ellos debían salir antes para llegar a tiempo al trabajo. De vez en cuando, las ganas de contarles sobre mi postulación al Consejo Estudiantil me invadían, pero no lo hice. ¿La razón? Quería hacerles saber solo si ganaba, debido a que no me gustaría quedar como un perdedor frente a ellos de nuevo, no quería que vuelvan a decepcionarse de mí.

Luego de soportar una eternidad en cada hora de clases, solo quedaban cinco minutos para que inicie el receso. Todos los que conformábamos la lista, con anterioridad, quedamos en vernos en el comedor para poder discutir y decidir qué cursos visitaríamos hoy. Teníamos planeado conseguir por lo mínimo unas cien firmas por día, de tal manera que, al final de la semana, lograríamos recolectar la cantidad necesaria.

Media hora después, nos encontrábamos frente al primer curso, en donde conseguimos veintiséis firmas. En el segundo, la cantidad disminuyó a veintidós, mientras que ahora, en el tercero, fueron veinticuatro. A pesar de que seguramente llegaremos a nuestra meta de firmas por día, hay algo que no me gusta del todo, pues muchos estudiantes nos ven raro e ignoran las plantillas.

Solo han pasado cinco minutos, pero estoy muy frustrado. Al principio, creí que solo era mi imaginación, pero ahora acabo de confirmar mis sospechas, en el último paralelo que visitamos, el cuarto, solo diecisiete estudiantes nos ayudaron, logrando un total de ochenta y nueve firmas en nuestro primer día. Ni siquiera alcanzamos la meta inicial.

—No te preocupes —se acercó Amy—. Estoy segura de que mañana nos irá mucho mejor.

—Por supuesto que mañana conseguiremos muchas firmas —sentí un golpe débil en mi nuca—, así que nada de desanimarse —Nhoa me sonreía.

—Me voy —fue lo único que dijo Josh antes de darse la vuelta y dejarnos allí.

Los resultados del martes fueron una completa decepción para todos, por las justas y se obtuvo cincuenta y cinco firmas entre tres cursos. Desde un inicio nos fue todo mal, ya que los paralelos que visitamos estaban dando pruebas o exponiendo, así que los maestros no dejaron que los alumnos perdieran tanto tiempo. Pero además de ello, una vez más percibí algunas malas miradas de alumnos, los cuales ni siquiera agarraban las hojas, retrasando todo y haciendo que los profesores se enojaran mucho más. Un completo lío.

—Lo siento, pero hoy no podré acompañarlos, tengo una prueba importante luego del descanso —Josh explicó—. Nos vemos mañana —se alejó sin siquiera esperar una respuesta.

—Así que hoy, miércoles, tampoco será un buen día —me quejé cansado.

—Ya te he dicho que nada de desanimarte —sentí una palmada en mi espalda—, así que levanta tu trasero y vamos a conseguir tantas firmas como podamos.

A pesar de que no tenía ninguna esperanza hace tan solo unos minutos, ahora estoy muy feliz. A penas hemos estado en dos paralelos, pero setenta y ocho estudiantes han firmado. La mayoría nos escuchó atentos, preguntaron sobre nuestra lista y lo que haríamos; en general, fueron muy amigables.

Veinte minutos después, ninguno de nosotros cuatro podíamos evitar sonreír como unos completos tontos, nuestros rostros irradiaban felicidad pura. Acabamos de pasar por otros dos cursos más, consiguiendo setenta y una firmas nuevas.

—Hoy ha sido un gran día, chicos —no puedo contener mi emoción, incluso comienzo a reír y sacudir las hojas que sostengo—. Por poco y recuperamos lo que no conseguimos en días anteriores.

—Aún nos quedan diez minutos, creo que alcanzaríamos a visitar al menos un grado más —propone Sam.

—Pero hay muchos estudiantes, nos pasaremos del tiempo y el profesor nos hará problema, incluso nos pueden sancionar —habla Nhoa—. Acaso se olvidaron que si recogemos firmas fuera del lapso permitido, se nos puede descalificar.

—Tengo una idea —Amy capta nuestra atención—, aunque no estoy segura de que les agrade... Bueno, al menos no a ustedes dos —me señala junto a mi amigo.

—Solo dila, antes de que se acabe el tiempo restante —la apuro.

—Allí hay pocos estudiantes —levanta su mano hacia el aula que tenemos a unos cuantos pasos de distancia. Solo me lleva un instante para fijarme en el escudo que adorna la puerta, de inmediato regreso a ver a mi amiga.

—No pienso entrar allí —sentencio con los brazos cruzados.

—¿Por qué no? —Sam luce confundido por mi negativa— En el último curso del BA hay pocos estudiantes, podemos terminar rápido.

—Exactamente —apoya mi amiga—. Deja tu odio de lado, vamos.

Así es cómo terminaron casi arrastrándome los cuatro metros que nos separaban de aquella aula.

Amy

Me alegra mucho ver a Kerrick tan feliz, luego de haber tenido dos días malos, incluso yo estaba perdiendo las esperanzas, pero hoy todo cambió, nos fue muy bien.

—Hoy ha sido un gran día, chicos —ríe y agita con fuerza las plantillas, parece un niño al que le acaban de regalar un juguete—. Por poco y recuperamos lo que no conseguimos en días anteriores.

No estoy segura del porqué, pero decido alzar mi mirada, y en ese preciso momento, soy capaz de entenderlo; es porque así lo quiso el destino. Al fondo del pasillo, viendo hacia nosotros, se encuentra un chico que reconozco al instante, un chico que no había vuelto a ver desde aquel día en el restaurante. Pero mi felicidad se esfuma en un pestañear, él entra al pasillo que lleva a los baños.

—Aún nos quedan diez minutos, creo que alcanzaríamos a visitar al menos un grado más —gracias a la propuesta de Sam, llego a una conclusión que si es cierta, me permitiría conocer a aquel chico.

Ahora mismo estamos esperando a que los estudiantes del BA terminen de firmar nuestras plantillas. Mi amigo no luce para nada feliz, pero intenta disimularlo viendo hacia otro lado, mientras que para mí es todo lo contrario, porque mis suposiciones fueron acertadas.

Luego de entrar y presentarnos con los estudiantes, a Kerrick se le salió un comentario que fue escuchado por todos.

—¿Apenas hay seis estudiantes? —fue lo que dijo.

Todos lo regresaron a ver y no pudieron evitar reír, pero después una chica nos respondió.

—Tres compañeros se encuentran, al igual que ustedes, recolectando firmas.

—Y otro alumno acaba de salir recién —habló el maestro.

Esa última frase fue la respuesta a mis dudas, pues me confirmaba que aquel chico era un estudiante del BA.

Salimos de aquella aula en menos de cinco minutos, pues todos nos ayudaron firmando de inmediato y con una gran sonrisa.

—No puedo creerlo, ya solo nos queda una firma más para las trescientas —comenzó a saltar mi amigo mientras agarraba a Nhoa para zarandearlo.

—Yo me encargaré de conseguir esa firma que falta —afirmé.

Llevo unos minutos esperando a que aparezca aquel chico, pero no hay rastro de él. Bueno, no lo había, porque justo ahora estoy viendo a alguien que parece estar jugando a caminar por las líneas de las baldosas, luego se detiene y va paso a paso de izquierda a derecha. Unos cuantos metros después, deja de caminar, gira y se acerca a la barandilla, quedándose absorto al ver hacia abajo. Luce realmente tierno desde aquí.

Es ahora o nunca, me voy a acercar.

—Desde aquí tienen una muy buena vista —dije cuando estaba lo suficientemente cerca, pero al parecer, lo tomé por sorpresa porque dio un pequeño salto al escucharme—. Hola —fue la única palabra que pude articular cuando me regresó a ver. 

Tenía frente a mí al chico de aquel día, era realmente guapo.

—¿Hola? —su expresión era de duda.

—Soy Amy, formo parte de la lista C para el Consejo Estudiantil —empecé cuando salí de mi trance.

—Soy Blake, mucho gusto, Amy —él me está sonriendo, algo que no esperé en lo absoluto, por lo que el nerviosismo me invade y siento cómo mi cara comienza a arder—. ¿Te puedo ayudar en algo?

—¿Eres del último año del BA, no es así? —solo afirmó con su cabeza para responderme, así que decido continuar—. Acabamos de pasar por tu curso para recolectar firmas, nos dijeron que algunos fueron a hacer lo mismo y que otro alumno recién había pedido permiso para salir, entonces recordé verte y supuse que eras tú —¡Mierda! Acabo de soltar un vomito verbal tan innecesario, además que afirmé haberlo visto y recordarlo.

—¿Me estuviste esperando aquí solo por mi firma? —no solo tiene una linda sonrisa, sino que también una risa muy bonita. Me doy cuenta que no le he respondido por estar pasmada viendo su rostro, así que solo se me ocurre desviar mi mirada antes de contestar.

—Sí, así es.

—Entiendo, ¿dónde firmo? —ni siquiera lo pensó dos veces, aceptó ayudarme de inmediato. Este chico es perfecto.

—Justo aquí —señalo el espacio en la plantilla, regreso a verlo y le sonrío de vuelta.

Kerrick

En cualquier momento llega el maestro para comenzar la prueba, pero Amy aún no ha llegado, ya pasó mucho tiempo solo para conseguir una firma. Lo único que se me ocurre ahora, es que ese chico no haya querido ayudarla, lo que tampoco me sorprendería mucho, porque al fin de cuentas, es alguien del Bachillerato Avanzado.

Aunque también debo aceptar que hoy ha sido un día de sorpresas. A pesar de los malos resultados anteriores, pudimos recuperarnos muy rápido, prácticamente logrando el objetivo diario que nos propusimos en un inicio. Por otro lado, no esperaba aquel recibimiento por parte del BA, pero eso tampoco significa que ahora me agradan.

—El profesor está subiendo las escaleras, trae consigo las pruebas —mi amiga entra corriendo y se acerca a su escritorio, el cual está a mi izquierda.

—¿Cómo te fue? —indago.

—Muy bien —luce muy feliz mientras agita las plantillas frente a mí—. Hemos logrado juntar trescientas firmas, estamos más cerca de conseguirlo.

—Genial, esperemos que en los siguientes dos días alcancemos las quinientas necesarias.

—Verdad, te quiero contar... —fue lo único que alcanzó a decir antes de la llegada del profesor.

Hay una razón por la que estaba muy preocupado, pues a pesar de que nos fuera mal, teníamos suficiente tiempo para alcanzar las firmas. Sin embargo, los coordinadores de las elecciones decidieron modificar el cronograma general por casi una semana antes, así que para el martes que viene se acaba el tiempo de recolección. Pero ahora estoy mucho más tranquilo, mis preocupaciones se esfumaron luego de este día.

En este momento, me dirijo otra vez a los partidos callejeros junto a mis amigos, al mismo lugar que me causó desconfianza aquella vez. En esta ocasión nos está acompañando Amy porque se había quejado por no haberla traído antes, además, había dicho que nos quiere contar algo muy importante. Se la escuchaba muy contenta, lo que me causó mucha curiosidad.

—¿Ya nos vas a confesar por qué has estado tan feliz toda la tarde? —John preguntó lo que todos queríamos saber.

—Su más preciada y querida amiga fue hechizada —la regresamos a ver sin entender nada—, he caído en el hechizo del amor, Cupido me flechó.

—¿Acaso te golpeaste la cabeza? ¿Tienes fiebre? —Carl colocó su palma en la frente de Amy antes de volver a hablar—. Sí, creo que por eso está delirando.

—Tonto —golpeó su brazo—. No, esto no es ningún delirio. Ya les digo, hoy conocí a mi ser amado, solo bastó una conversación para saber que es el indicado —casi todos comenzaron a reír e indagar sobre aquel misterioso chico, excepto por Nhoa, quien no lucía feliz.

—Te he dicho mil veces que debes ser directo, porque si no lo intentas, la duda del qué habrá pasado siempre te atormentará —me acerqué a él y crucé mi brazo sobre sus hombros—. No pierdes nada.

—No pienso poner en riesgo nuestra amistad por lo que siento —dijo muy serio—. Prefiero quererla de lejos, que nunca más volver a tratar con ella.

No supe qué decirle exactamente, solo me mantuve allí, con mi brazo sobre su hombro para reconfortarlo. No comparto su forma de pensar, pero admiro demasiado que sobreponga la amistad de todos sobre sus sentimientos. Si yo estuviera en su lugar, lo más probable es que le diga a esa persona lo que siento porque no creo ser capaz de ignorar mis sentimientos, no me veo haciéndolo.

El resto de la noche fue muy divertida, aunque terminamos perdiendo en las semifinales. Volví a casa, tomé un largo baño y me acosté más temprano de lo normal, estaba listo para ir a recolectar más firmas y tener otro día fructífero.

O al menos eso esperaba.

—Si no fuera por mí, ni siquiera existiría esta lista, así que no me provoques porque ahora mismo puedo ir y decir que me retiro —amenaza el chico frente a mí.

—¿Crees que me importa un carajo? —lo empujo—. Anda, me da igual —lo animo—, pero eso no quita que te volverás a quedar solo como antes.

—Por favor, Kerrick, piensa bien en lo que vas a hacer —Nhoa dice para que solo yo oyera.

—¿Tan confiado estás en encontrar un reemplazo, el cual debe tener un promedio alto para balancear sus porquerías de notas? Y no solo eso, dime —me empuja de vuelta—, ¿podrás conseguir todas las firmas desde cero? Ya solo te quedarían dos días, si es que consigues a mi remplazo hoy —se mofa frente a mí, y, lo único que quiero hacer justo ahora, es lanzarle un buen golpe para que se calle.

—Estás fuera de la lista —le responde de forma calmada, o al menos eso intento, pues no pienso seguir esta discusión y no quiero meterme en problemas, debo apurarme encontrando una solución.

Comienzo a caminar hacia el comedor de vuelta, mis amigos se apuran en alcanzarme mientras gritan para que los espere, pero mi cabeza lo único que hace es repasar toda esta situación.

—Te vas a arrepentir de esto, imbécil —es lo último que escucho de Josh.

Estoy demasiado enojado. Se suponía que hoy sería un gran día, pero fue todo lo contrario. Las malas miradas por parte de los alumnos volvieron a aparecer, la mayoría nos ignoraba por completo y se rehusaban a firmar; esto sucedió en los primeros dos cursos que visitamos. Nuestra siguiente parada era el tercer año de bachiller, paralelo A, de donde era Josh, por ello esperábamos que sus compañeros nos apoyaran. Pensar de esa manera fue nuestro más grave error.

En un instante que nos descuidamos, Josh estaba discutiendo con dos chicos de su curso, los demás se percataron y comenzaron a soltar algunos comentarios que alcancé a oír.

Por eso lo sacaron de la lista.

A pesar de que nadie lo soporta, sigue buscando problemas.

Me contaron que casi nadie firma las plantillas de su lista, todo porque está él.

Aunque pasen a la siguiente etapa, mientras él siga con ellos, es imposible que ganen.

Ahí entendí el porqué de todas esas malas miradas en los últimos días, no eran hacia nosotros como grupo, iban dirigidas solo hacia Josh. El hecho de que estemos tan atrasados era principalmente su culpa, pero en vez de cambiar su actitud, decide ponerse a pelear en frente de todos. ¿El resultado? Nadie firmó.

A penas salimos de allí, le reclamé, pero él se enojó mucho más, por lo que nuestra discusión empeoró, terminando en su salida de la lista, como sucedió hace unos momentos. El organizador nos dijo que lo sentía mucho por lo sucedido, mas no podía hacer nada para ayudarnos, que debemos encontrar a otro estudiante y empezar la recolección de cero.

—Si cada uno de nosotros busca por su cuenta, quizá podamos encontrar a alguien para mañana —propuso Sam con un intento de sonrisa—. No perdamos las esperanzas, aún tenemos tiempo para lograrlo.

Amy

Me sienta mal ver a Kerrick tan deprimido, su alegría y sonrisa han desaparecido desde ayer, parece ya haberse dado por vencido en encontrar a otro miembro. De hecho, incluso yo estoy comenzando a dudar de si podremos lograrlo, pues ya estamos en tiempo de descanso, es viernes, y se suponía que deberíamos haber empezada a recolectar las firmas dentro de media hora, pero no hemos tenido mucha suerte en encontrar a un estudiante interesado en formar parte de nuestra lista.

Estoy cansada por recorrer todas las aulas y la cafetería, mas decido seguir adelante, no dejaré que el anhelo de mi amigo se desvanezca, me encargaré de conseguir a alguien a tiempo.

Me encuentro en el quinto piso, estoy a punto de terminar de buscar en todos los cursos, pero antes de seguir, decido entrar al baño para lavar mi cara, luego saco un chocolate de la máquina expendedora. Me siento un rato en una de las bancas para pensar en alguna solución más eficiente.

—Pero él ya es el delegado del curso, no puede participar en el Consejo Estudiantil —regreso a ver hacia la profesora de Gestión que camina junto al coordinador del BA.

—Ya hablé con los organizadores, ellos permitieron a Blake participar —ese nombre capta mi atención por completo, así que me siento al filo de la banca para poder escuchar mejor—. El problema es que no he encontrado una lista disponible... De hecho, encontré una —lo oigo suspirar—, pero la cuestión es que no aceptaron cederle el puesto de vicepresidente.

—Pero los chicos del curso formaron una lista, ¿por qué no entra en ella?

—¿En serio? —la sorpresa es notoria en su voz, a lo que la maestra solo asiente— Tendré que hablar con ellos, porque no creo poder encontrar otra lista ahora que ya no queda casi tiempo.

Comienzo a perseguir al coordinador luego de que terminara su conversación, la cual parecía haber llegado en el momento justo, cuando más necesitaba una solución. A pesar de que estoy nerviosa, me acerco y lo llamo.

—Buenos días —devuelve mi saludo—. ¿Le puedo ayudar en algo?

—Me disculpo por mi indiscreción, pero acabo de oír que estaba buscando una lista con el puesto de vicepresidente desocupado, y justo mi lista necesita a alguien —su cara se ilumina por completo al escucharme y me ofrece una sonrisa.

—No te preocupes, es estupendo. Dime, ¿quiénes son los otros miembros? —le entrego el registro de inscripción donde están todos nuestros datos, pero segundos después, entiendo que cometí un error. Alcancé a percibir la mueca que intentó ocultar luego de ver nuestra información, aunque si tuviera que ser precisa, diría que el principal problema son nuestros promedios. Es obvio que el coordinador del BA no querrá que uno de sus estudiantes esté con nosotros—. Ya veo —es lo único que me responde.

—Entonces, ¿le dirá que puede unirse a nosotros?

—Agradezco la oferta, pero aún me queda ver en la lista que formaron algunos estudiantes del BA, así que quizá se una a ellos —su desinterés es muy obvio, pero no me daré por vencida tan rápido.

—Entiendo, pero si por cualquier motivo no encuentra otra lista, avíseme —escribo rápidamente mi número en un pedazo de papel y se lo entrego.

Las horas de clase transcurren con normalidad, una tras otra, mas no hay ninguna respuesta por parte del coordinador, lo que me impacienta porque temo que haya conseguido otra lista. Pero justo entonces, se escucha cómo tocan la puerta, luego de que la maestra saliera a ver, regresa y me informa que alguien quiere hablar conmigo.

—Después de clases, te espero junto al presidente de la lista en mi despacho —intenté mostrarme tranquila, pero no pude evitar que mi cara dibujara una gran sonrisa de satisfacción—. Blake se unirá a ustedes.

Hay dos razones muy buenas para la felicidad que me invade: teniendo a Blake con nosotros, podemos inscribirnos de nuevo y empezar a recoger firmas desde el lunes, y todo esto mejorará el ánimo de Kerrick, pues su sueño no está acabado. Por otro lado, y el más obvio a mi parecer, podré pasar más tiempo con Blake y llegar a conocerlo mejor, y quién sabe a futuro, formar una linda relación.

Aunque solo existe un pequeño problema con esta solución.

Kerrick

—No pienso aceptarlo en la lista como vicepresidente —bramo frente al profesor—, si quiere, podría ser el encargado de las actividades.

—Señorita Amy, esto no fue lo que acordamos —mira a mi amiga con enojo.

—Kerrick, sabes muy bien que si no aceptamos, al final se nos acabará el tiempo y no podremos conseguir todas las firmas —entiendo muy bien lo que dice, pero el orgullo me detiene a aceptar a alguien del BA en nuestra lista, porque la razón para crearla fue debido a querer cambiar el trato especial hacia ellos—. Por favor, no tendremos otro golpe de suerte como este —suspiro por unos cuantos segundos antes de responder.

No hemos tenido suerte en encontrar a alguien que esté interesado,sin embargo, justo ahora se acaba de presentar una opción... Es arriesgarme a no hallar a nadie más y desaprovechar esta coincidencia tan oportuna pero desagradable o, por otro lado, dar mi brazo a torcer y aceptar la propuesta.

Estoy seguro que terminaré arrepintiéndome.

—Está bien, él ocupará el puesto de vicepresidente —mi piel pica, no me gusta para nada esta decisión. Además, se supone que debería haber llegado hace rato, pero sigue sin aparecer, ¿quién se cree que es?

—Perfecto —se acomoda en su silla antes de proseguir—, me alegra escucharlo porque ya me encargué de inscribirlos como una nueva lista... —un ruido en la puerta detiene al coordinador, en seguida se escucha a alguien decir que pasará.

—Buenas tardes —saluda cuando por fin se digna a vernos, mira a cada uno de nosotros con una expresión impasible que me molesta.

—Te estábamos esperando, Blake —como si hubiera llegado el mismísimo Papa, el hombre que estaba relajado en su silla, se levanta de inmediato y se acerca al chico frente a nosotros—. Ellos son Amy —le ofrece una sonrisa que claramente es falsa— y Kerrick — me regresa a ver fijamente, pero lo único que le ofrezco es un ceño fruncido.

—Mucho gusto —extiende su brazo hacia mí, mas no hay reacción por mi parte. Pero entonces siento a mi amiga golpear mi espalda, lo que me hace actuar de forma inconsciente y levantar mi mano a pesar de no querer hacerlo.

—Igualmente —me cuesta dirigirle cualquier palabra, sobre todo por su estúpida expresión de autosuficiencia.

—Ellos son miembros de la lista C, donde Kerrick vendría a ser el presidente, mientras que Amy sería la secretaria. Como ya te había comentado, era casi imposible encontrar una lista con una vacante, pero al final, lo logré —no puedo evitar reír de manera disimulada al ver su expresión de terror luego de escuchar al profesor. Era muy obvio que él no sabía nada de esto, pues es imposible que un alumno del BA quisiera unirse a una lista como la nuestra.

—Es decir, ¿me uniré a esta lista? —parece que nos salió muy lento el chico.

—Exacto. Desde ahora, formas parte de la lista C para el puesto de vicepresidente, Blake.

Bueno, ahora que lo pienso bien, no es mala idea tener a alguien del Bachillerato Avanzado para molestarlo. Es decir, con solo ver la expresión que tiene en este momento, cualquiera entendería que odia la idea de estar con nosotros.

Vuelve a mostrar una falsa sonrisa hacia mi amiga, para después regresar su mirada hacia mí y suspirar como si se cansara de solo verme.

¿Mi respuesta? Le saqué el dedo del medio de forma disimulada mientras pretendía rascar mi mejilla.

Espero que no perturbe mi tranquilidad.

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