POLIAMOR MILITAR [+18]

By Yuliana_Arias

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¿Qué ocurre cuando no sabes que carrera elegir? La respuesta es fácil ¿No?. La pelirroja italiana Roma Bianci... More

Antes de leer
| Sipnosis |
| Capítulo 1 |
| Capítulo 2 |
| Capítulo 3 |
| Capítulo 4 |
| Capítulo 5 |
| Capítulo 6 |
| Capítulo 7 |
| Capítulo 8 |
| Capítulo 9 |
| Capítulo 10 |
| Capítulo 11 |
| Capítulo 12 |
| Capítulo 13 |
| Capítulo 14 |
| Capítulo 15 |
| Capítulo 16 |
| Capítulo 17 |
| Capítulo 18 |
| Capítulo 19 |
| Capítulo 20 |
| Capítulo 21 |
| Capítulo 22 |
| Capítulo 23 |
| Capítulo 24 |
| Capítulo 25 |
| Capítulo 26 |
| Capítulo 27 |
| Capítulo 28 |
| Capítulo 29 |
| Capítulo 30 |
| Capítulo 31 |
| Capítulo 32 |
| Capítulo 33 |
| Capítulo 34 |
| Capítulo 35 |
| Capítulo 36 |
| Capítulo 37 |
| Capítulo 38 |
| Capítulo 39 |
| Capítulo 40 |
| Extra | Novitis Dan
| Capítulo 41 |
| Capítulo 42 |
| Capítulo 44 |
| Capítulo 45 |
| Capítulo 46 |
| Epílogo |
|Segundo libro |

| Capítulo 43 |

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By Yuliana_Arias

Roma

Un fuerte ruido me saca de mi profundo sueño, me siento de golpe en la cama un poco asustada, miro a mi alrededor y me doy cuenta de que estoy sola en la cama, el ruido vuelve a sonar y lo identifico enseguida. El reloj marca casi las 3:00 A.M. mientras me levanto de golpe para colocarme mi limpio uniforme, cuando estoy completamente vestida, dejo un beso en la cabecita de Queso y salgo por la puerta principal.

Soldados corren por todos lados y yo apresuro mi paso hasta la sala de información donde se encuentran mis chicos.

—  Ethan Allen se reunirá con un narcotraficante hoy a las 4:00 A.M. en una fábrica abandonada a las afueras de la ciudad, hoy es el día en que lo mataremos, ya saben lo que tiene que hacer así que vayan por sus cosas —  Ordenó Ángel. Los soldados salimos corriendo y agarramos nuestras armas y una pequeña mochila.

Me encontré con Sam y Bella en el parqueadero y juntas subimos al camión militar que nos llevaba hasta la ubicación de la fábrica.

Encendimos nuestras radios dónde se escuchó la voz de Jack dando indicaciones.

—  Las mochilas se dejan en los camiones, maten a todos los grillos que vean y si es "el jefe" no duden en dispararle, acomoden bien su uniforme para que no se les vea el chaleco antibalas, somos 40 militares, veinte van en el camión A los cuales entrarán por la parte trasera y los de camión B entrarán por delante y también por los laterales —  Escuché la voz de Jack por la radio mientras llenaba mis bolsillos de cargadores.

El camión se estacionó lejos de la ubicación, ya que no queríamos hacer ruido, el camión en el que venía con las chicas era el A lo que significaba que entraríamos por la parte trasera. Seguimos a Dan y Jack quienes venían con nosotros, el camión B no se visualiza a por ningún lado lo que supongo que estacionaron en otro lado para llegar a la entrada delantera.

Todos caminamos siguiendo a nuestros superiores con la pistola en nuestras manos, luego de 10 minutos caminando llegamos a una gran fábrica que para estar abandonada estaba en buen estado. Apagamos nuestras radios mientras ingresábamos por la puerta trasera de la fábrica.

—  Divídanse —  Susurró Jack. Quité el seguro y mi arma y la levanté apuntando hacia al frente mientras la agarraba con mis dos manos. La luz de la luna era lo único que alumbraba el lugar, caminé despacio y con pasos calculados por un pasillo que dió hasta unas escaleras de metal. Los dos soldados que me seguían tomaron rumbo diferente hacia otro lado, sin hacer ningún ruido subí las escaleras hasta la segunda planta, el olor a humedad era sofocante.

Revisé algunas habitaciones que estaban en la segunda planta las cuales estaban vacías, el lugar era inmenso, había demasiados pasillos y muchas habitaciones, calculaba que tendría al menos diez pisos.

Escuché algunos ruidos que venían por el pasillo de mi izquierda, sin hacer mucho ruido me adentré a una de las habitaciones que estaba en ese pasillo. Me apoyé al lado de la puerta y apunté a la altura de la cabeza de una persona promedio. Pasos suaves se escuchaban al otro lado de la pared hasta que una alta figura apareció por la puerta. Coloqué el cañón de la pistola en su cabeza, la persona paró en seco y tragó saliva, entrecerré mis ojos y vi que llevaba el uniforme militar, bajé el arma y suspiré aliviada.

—  Bianci, casi me matas del susto —  Dijo el alto soldado que había entrado.

—  Lo siento —  Reí suavemente y salí de la habitación.

Caminé por algunos pasillos encontrando otra escalera, por el momento no se habían escuchado disparo y tampoco ninguna señal de que había alguien en ese lugar aparte de nosotros.

Al llegar al tercer piso caminé con cuidado, ya que había muchos vidrios rotos por el suelo, la radio que estaba en mi cinturón alumbró con una lucesita roja. Entré a una habitación y la encendí.

—  General —  Susurró la voz gruesa de un militar a través de la radio —  Los encontré, están en el séptimo piso en un salón gigante  —  Susurró —  Desde el octavo piso se pueden ver, hay cinco puertas y cada una está custodiada por dos hombres armados mientras en la mitad hay dos personas conversando. No sé si hay más de sus hombres son los que logro ver desde aquí arriba...

—  En camino —  Respondió en voz baja Ángel —  Necesito que los que estén en la planta uno y dos custodien las entradas de abajo, el resto suban a la planta ocho en silencio.

Tres soldados llegaron a mi lado y en silencio subimos hasta la planta ocho encontrándonos con más compañeros.

Me asomé con cuidado a un muro que rodeaba toda la planta ocho, miré hacia abajo y efectivamente lo que el compañero decía era verdad, en el medio había un hombre con un maletín el cual lo abrió y había una gran cantidad de dinero. Me di la vuelta hasta quedar al lado de Ángel que hablaba con Jack mientras algunos soldados escuchaban.

—  ¿Cómo hacemos esto? Está complicado entrar —  Preguntó Dan.

—  Podemos disparar desde las ventanas —  Sugirió Jack.

—  Tenemos que encerrarlos —  Opinó Wes.

—  En cada entrada abran cinco militares, algunos de los cinco dispararán por las ventanas mientras los demás estarán pendientes de las puertas, el resto se quedarán y dispararán desde aquí arriba —  Ordenó Ángel quitándose una mochila —  Aquí hay granadas de corto alcance y bombas de humo si es necesario las utilizan —  Le entregó la mochila un soldado —  Divídanse y cuando suene el primer disparo es su orden para disparar.

Los cinco superiores se dividieron y cada uno se llevó cuatro militares, yo quedé en el equipo de Jack quien nos guio hasta el piso séptimo, señaló unas puertas dobles, asentimos en silencio, Jack se agachó y gateo por debajo de una ventana hasta llegar al frente de la puerta doble, apoyó su espalda a la pared que estaba al lado de la puerta, los soldados repetimos su acción.

—  Ustedes dos —  Me señaló a mí y a otro soldado —  Crucen al otro lado de la puerta, son los que tienen que disparar —  asentimos y pasamos al otro lado, me coloqué a un costado de la ventana mientras mi compañero se colocaba al otro. Todos estábamos en las posiciones que nos tocaban, levanté mi arma apuntando a través del cristal roto a un hombre que estaba en diagonal a mi posición.

—  Jack da la orden —  Escuché la voz de Ángel en la radio.

—  Pueden disparar —  Dijo Jack en mi dirección.

Miré a mi compañero y asentimos al mismo tiempo antes de empezar con el intercambio de disparos. El hombre al cual le estaba apuntando se agarró el hombro adolorido mientras el que estaba a su lado corría con su arma apuntando había todos lados, escuché como desde dentro gritaban órdenes mientras los disparos resonaban y los que estaban dentro corrían de lado a lado esperanzados de que ninguna bala los alcanzara. Disparos les llegaban desde todas las ventanas al igual que desde el octavo piso.

Un ruido a la derecha hizo girar en esa dirección, un hombre subía apuntando en mi dirección, apunté hacia el hombre, pero el cuerpo de Jack se colocó al frente de mí, el hombre disparo dando en el pecho de Jack lo que lo hizo gruñir de dolor y este le devolvió los disparos dando en su cabeza.

—  ¡Amor! ¿Estás bien? —  pregunté preocupada mirando su pecho en busca de alguna herida —  No tenías que ponerte en frente —  Regañé.

—  Estoy bien y tengo chaleco, prometimos protegerte —  Dejó un beso en mis labios y volvió a su posición. Suspiré sabiendo que estaba bien y volví a mirar por la ventana y seguí disparando.

—  Los que están arriba lancen una granada a los dos que están en un rincón —  Ordenó la voz de Ángel por la radio, segundos después se escuchó una fuerte explosión que sacudió un poco el piso.

—  ¡Llamen a los refuerzos! ¡Nos cayeron los putos militares de mierda! —  Gritaba una ronca voz desde el otro lado de la pared.

Agarré mi otra arma que está en mi cintura, ya que la que tenía se había quedado sin balas, seguían disparando tratando de darle a algunos de los hombres.

—  ¿Cuántos quedan vivos? —  Preguntó Jack por la radio.

—  Cinco, coronel —  Respondió la voz de Bella la cual estaba en el piso octavo.

—  ¡Jefe! —  Gritó alguien desde dentro, me asomé un poco por la ventana y vi como abrían una trampilla del suelo.

—  ¡Casi que no salen de su escondite, inútiles! —  Gritó un hombre mientras corría hacia la trampilla.

—  ¡Se están escapando por una trampilla! —  Grité y por las cinco puertas entraron los militares —  ¡No entren, hay que bajar! —  Grité mientras bajaba a la planta seis. Los disparos cesaron y el silencio reinó en el lugar.

Recargué mis dos armas y entré a una habitación, varios disparos resonaron nuevamente por el lugar, mi corazón latía muy rápido de los nervios.

—  Los del piso siete están ya todos muertos —  Escuché la voz de Sam por la radio.

—  La trampilla era su plan B, solo había tres hombres, yo maté a dos en la planta seis por el lado Sur, pero el jefe alcanzó a correr con otro hombre hacia la zona norte – Informó por la radio.

—  Yo estoy sola en la zona norte —  Dije por la radio un poco asustada.

—  ¡Mierda Bianci! ¿Por qué estás sola? —  Gruñó la voz de Ángel en la radio. Escuché pasos corriendo fuera de la habitación e inmediatamente apagué la radio y me ubiqué en la pared apuntando hacia la entrada de la habitación.

—  Escóndase jefe ya vienen los refuerzos —  Mi corazón martillaba violentamente con mis costillas al escuchar la voz de un hombre desconocido.

—  Sabía que está mierda iba a salir mal —  Se escuchó su voz muy cerca.

Agarré con fuerza la empuñadura de mis dos armas, los pasos se escucharon al otro lado de la pared.

—  Entra, imbécil —  Escuché la voz del jefe.

Una grande figura de un hombre corpulento apareció por la puerta y sin dudarlo disparé en su cabeza, el cuerpo se vino en mi dirección lo cual me hizo tambalear al mismo tiempo que el jefe apareció por la puerta y disparé mientras caía de espalda logrando dar en su pierna izquierda.

Solté un arma y salí debajo del cuerpo inerte. Me levanté del suelo y alcé mi mirada hacia el jefe quien con su mano izquierda apretaba su herida y con la derecha me apuntaba.

—  Suelta el arma —  Ordenó —  ¡Suelta el puto arma! —  Gritó y tragué saliva mientras lanzaba la pistola sobre el suelo haciendo ruido por si mis compañeros estaban cerca —  Que linda pelirroja —  Caminó en mi dirección como si en su pierna no hubiera una herida de bala, di un paso hacia atrás, pero este chasqueó la lengua disgustado mientras negaba con su cabeza —  No, no, no, hermosa, no tengas miedo —  Sonrió y más miedo invadió mi cuerpo —  oh, mira —  Señaló mi radio —  parece que están preocupados por ti – Rio —  Aunque ¿Quién no se preocuparía por alguien tan linda como tú? —  Apreté mis manos en puños al escuchar su asqueroso linda.

Su tatuaje en su brazo izquierdo de un cuchillo me confirmaba que él era el jefe. Su mano se acercó hasta mi pantalón y de un manotazo lo aparté.

—  Tranquila preciosa, solo quiero tomar la radio —  Hizo el intento de volver a agarrarla, escuché pasos corriendo y para llamar la atención agarré la radio e hice que se la entregaba, pero al final la tire con fuerza hacia la pared haciéndola pedazos, cada vez los pasos sonaban más cerca.

Él me sonrió y me agarró con fuerza el brazo hasta arrastrarme al fondo de la habitación, me lanzó con brusquedad al suelo haciéndome golpear mi cabeza con la pared. El cañón de su arma quedó pegado a mi cabeza mientras se sentaba a mi lado.

—  Hazme un torniquete —  Dijo señalado su herida con la mirada.

—  ¿Con qué? —  Dije al mirar a mi alrededor y no encontrar nada.

—  Usa tu camisa, preciosa —  Hizo presión con el arma en mi cabeza. Mis manos temblaban de los nervios y mordí mis labios cuando los sentí temblar, desabotoné la parte superior de mi uniforme la cual estaba llena de sangre y rompí la camisa que estaba debajo de esta dejando ver el chaleco antibalas.

Por la puerta apareció Wes y Dan apuntando con el arma a toda la habitación hasta que su mirada recayó él nosotros.

—  Sigue —  Me empujó la cabeza con el cañón de la pistola. Con manos temblorosas agarré el trozo de tela y lo enrollé con fuerza en su pierna —  Hola —  Saludó sonriente a Wes y Dan.

—  Suéltala imbécil —  Gruñó Wes apuntando hacia el jefe de los grillos.

—  Pero si esta preciosa y yo nos lo estamos pasando superbién ¿Verdad? —  me preguntó mientras yo abotonaba mi camisa —  ¿Verdad? —  Preguntó nuevamente al ver que yo no le respondía.

—  Si —  Dije con voz entrecortada.

—  Oh, preciosa no llores —  Dijo al escuchar mi voz entrecortada —  Llegaron ustedes y se puso a llorar, largo que la están abrumando —  Dijo Burlón Ethan.

—  ¡Suéltala hijo de puta! —  Gritó Dan y por la puerta aparecieron los demás chicos.

Los miré y les sonreí tratando de tranquilizarlos aunque por dentro estaba que rompía a llorar.

—  ¿Qué les parece si la dejo ir y ustedes me dejan ir a mí? —  Sonrió.

Tienes que hacer algo Roma.

—  No —  Gruñó Ángel.

—  ¿Entonces no importará que le pegue un tiro? ¿Verdad? —  Colocó su dedo índice en el gatillo y cerré mis ojos con fuerza.

—  Ni se te ocurra, maldita rata —  Gruñó Ángel furioso.

Piensa Roma, piensa.

—  Sería un verdadero desperdicio —  Dijo acercándose a mí —  matarla —  Dejó un beso en mi mejilla y yo aguanté mis ganas de vomitarle en la cara.

—  ¡No la toques! ¡Quita tus asquerosos labios de ella! —  Gritó Jack furioso.

—  Ya veo que esto es más que laboral —  Carcajeó —  Sin duda tienen buen gusto.

Traté de que mi cara siguiera igual cuando recordé que siempre guardaba mi hermosa navaja en mi bota. Mirando a mis chicos llevé mi mano hasta la bota y saqué la navaja con mucho cuidado.

Giré mi cabeza hacia Ethan haciendo que la pistola se apartara de mi cabeza.

¿Para dónde muevo su mano? Si se le escapa un disparo solo tengo dos opciones, hacia la derecha le daría a mis chicos y hacia abajo me daría a mí, pero tengo chaleco.

Sin dudarlo ni mano subió hasta su muñeca y empujó su brazo hacia abajo al mismo tiempo que mi otra mano subía hasta su garganta y hacía un corte limpio en ella, disparó dos veces antes de morir los cuales dieron en mi chaleco, solté un quejido por el impacto de las balas en mi estómago, ya que a pesar del chaleco antibalas dolía mucho.

—  ¡Roma! —  Gritaron mis chicos al unísono mientras disparos resonaron en la primera planta.

—  Estoy bien, estoy bien —  Dije llevando mis dos manos hacia mi estómago y una de ellas estaba toda llena de sangre.

—  Oh, mi amor —  Llegó Jack a mi lado abrazándome mientras yo respiraba como una embarazada a punto de parir.

—  Bien hecho conejita —  Dejo un beso en mi coronilla. Un disparo me sobresaltó, dirigí mi mirada al resto de la habitación.

—  Por si acaso —  Gruñó Ángel señalando con su arma a Ethan el cual tenía un disparo en su frente.

Ángel se acercó a mí y me ayudó a levantar, no quise que me cargaran por lo que Raven me ayudó a bajar las escaleras con cuidado.

—  ¡Roma! —  El grito de mis amigas se escuchó por todo el piso uno. Se lanzaron a abrazarme, pero mis chicos las apartaron, bufé y me solté de mis chicos para abrazarlas, le aseguré que estaba bien y pudieron respirar tranquilas. Salí de la fábrica viendo cuerpos de los grillos por lo que supuse que eran los refuerzos del jefe. Me senté en el suelo respirando aire libre, el sol ya había salido aunque seguía haciendo demasiado frío, el intenso dolor en mi estómago seguía doliendo con cada movimiento que hacía.

Me sorprendí a mi misma por no haber derramado ni una sola lágrima, me acosté en el suelo mirando hacia el cielo con mis piernas y brazos extendidos.

—  Vamos, mujer —  Dijo Ángel cargándome.

—  Me duele mucho —  Recosté mi cabeza en su pecho y apreté mis manos en puño.

—  Lo sé —  Suspiró mientras yo sentía mis ojos pesados —  Dan llama al Kuit y dile que preparen cinco habitaciones para los cuatro militares con heridas abiertas y una para Roma por impacto de bala en chaleco —  Escuché la voz de Ángel muy lejos.

—  ¿Está bien? —  Preguntó preocupado una voz.

—  Le duele mucho los impactos de bala y se desmayó —  Fue lo último que escuché antes de caer inconsciente.

***

¿Qué tal el capítulo?

¿Le rezamos a Roma?

Voten y comenten si quieren más capítulos

Lean sin miedo los capítulos que nada malo va a pasar... Por ahora jiji

El próximo capítulo es uno de los más esperados...

Las amo

♥️

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