INSIDER - l.s

Da AresTomlinstyles

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AU - Las aventuras y desventuras de una reciente pareja conformada por un humano y un vampiro. Harry se pres... Altro

Prólogo
1-[a insider]
2 - [just a dream]
3 -[only human]
4- [monster]
5 - [love bites]
6-[evil]
7 - [140 - Parte 1]
7 - [140 - Parte 2 ]
8 - [unknown soldier]
9- [where is my love?]
10 - [nothing else matters- Parte 1]
10 - [nothing else matters - Parte 2]
10 - [nothing else matters - Parte 3]
11 - [the sound of silence]
12- [when i look into your eyes]
13 - [if you want blood...]
14 - [black magic]

15 - [morning sun]

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Da AresTomlinstyles

IMPORTANTE ANTES DE LEER: Para mayor goce de este capitulo, recomiendo tener la siguiente canción -Morningu Sun, Robbie Williams- preparada para reproducir a la par de la lectura cuando veas el siguiente simbolo en el texto: ♪    [e independientemente de tu velocidad de lectura, deja la canción reproducirse hasta el final]

Creeme que valdrá la pena, ahora sí, continua con la fic.

- Te querré por mil vidas – susurró una voz a su costado, no la reconoció pero se le hizo familiar, decidió girar el rostro hacia su izquierda para observar de quién se trataba.

Su rostro era amable, dulce, su piel parecía de porcelana, recorrió toda su cara con detenimiento y se desvió brevemente para observar sus clavículas elevándose con tranquilidad bajo un manto de cabello tan chocolatoso como rizado, con algunos mechones rubios resaltando brillantes en la luz del sol. Parecía estar en un sueño, como si viera aquella persona a través de sus ojos pero desde otro cuerpo y cómo si fuera una especie de magneto no pudo evitar encontrarse con sus ojos; una sensación de calma invadió su cuerpo entero al reconocer aquel color verdoso, aquellos patrones en sus iris, la joven de rizos amarronados le sonrió y aunque no era el cuerpo que conocía, supo que aquella era el alma que conocía.

- Te amaré por la eternidad – murmuró acurrucándose más cerca, observó la mano delicada de aquella dama posarse sobre su pecho y se sorprendió levemente al descubrir que también tenía pechos abultados, eso le hizo reír inexplicablemente.

- Jaqueline... - musitó la muchacha, los ojos azules se clavaron nuevamente sobre los verdes, correspondiendo aquel nombre como suyo – Jaqueline, eres el amor de mi vida – susurró llorosa.

- Margarett – emanó de su cuerpo una voz que parecía tan propia como ajena – Oh mi Margarett, sé que es duro, no puedes hacer otra cosa más que casarte con El Conde Charllington así como yo tuve que casarme con el cerdo de Maximillian... Pero siempre me tendrás a mí, siempre estaré aquí, de la misma manera que tú estuviste para mí – le tranquilizó, los ojos verdes empañados en lágrimas le observaron desde abajo.

- Tal vez lo peor sea que realmente me quiera, puedo ver algo de cariño en sus ojos y me duele – hipó secándose las lágrimas.

- Si realmente te quisiera no te estaría obligando, así como si Maximillian no hubiera sido un cretino no lo hubieran asesinado por apostar – dijo tranquila - No tienes porqué sentirte culpable, yo no lo hago sin embargo sé que tu corazón en más noble que el mío... Ya hemos hablado esto, jamás tuviste un vínculo con él, el Conde simplemente llegó al pueblo y reclamó tu mano como si ya le pertenecieras, en cambio lo nuestro se construyó por años, aunque debamos ocultarlo, en un vínculo verdadero, amor del bueno – habló con seguridad – No sientas culpa alguna amada mía, conozco tus penas tanto como las mías, sé que debemos hacer lo que sea necesario para mantener el estatus de nuestras familias... Así es, fue y será siempre – su voz amenazó con quebrarse – Pero poco importa mientras nos tengamos la una a la otra.

Azul y verde se encontraron nuevamente antes de sellar aquella conversación con beso que se volvía tan apasionado como borroso.

Abrió sus ojos mientras se separaba de aquel beso para encontrarse con aquellos ojos musgosos, pero su rostro ahora era diferente, más varonil, más similar a lo que conocía. Observó brevemente hacia su alrededor para encontrarse que estaba reposando sobre una mesa en lo que aparentaba ser un rancho precario, casi medieval.

- ¿Te sientes bien? – una voz grave provino de aquel hombre que no parecía ser mayor de lo que Harry era.

- Sí... - susurró disimulando la confusión.

- ¿Es el bebé? – preguntó casi con temor, el ojiazul frunció el ceño antes de observar hacia abajo y encontrarse con un vientre abultado debajo de sus pequeños pechos, se sorprendió a tal punto que pudo sentir como se movía algo en su interior - ¿Mercy?

- Está bien, se mueve – anunció tranquilamente, sintió su corazón enternecerse ante la experiencia de sentir vida dentro suyo, la gran mano del ojiverde se apoyó sobre su vientre, de repente una voz emanó de sí - Jonah ¿Podrías bajarme? Debo revolver el estofado.

- Mercy, Mercy, Mercy, siempre cocinando ¿Qué sería de mí sin tus delicias? – recitó el rizado mientras cargaba brevemente a su mujer para bajarla al suelo, en ese momento Louis descubrió la increíble diferencia de altura entre la pareja, tuvo que levantar el rostro en alto para observarlo.

Era lógico que tuviera que elevarla para besarse, el ojiverde era demasiado alto, parecía un leñador aunque sus prendas denotaban que era un campesino, tuvo un pequeño recuerdo del hombre cosechando los vegetales en su tierra y sonrió. La barba le tapaba un poco el rostro pero era apuesto, de alguna manera sus rasgos se asemejaban a los de Harry, tenía el cabello casi tan largo como él aunque un poco más alborotado.

- ¿Has pensado nombres para el bebé? – quiso saber mientras la perseguía por el lugar, la muchacha se dispuso a revolver el estofado en la gran cacerola.

- No se me ocurre nada original – habló mientras el olor a comida le inundaba las fosas nasales - Quiero que tenga un nombre bonito – canturreó.

- ¿Qué te parece Caleb? – propuso el rizado abrazándole por detrás, acariciando su panza por encima de capas y capas de ropa.

- No suena mal para un varón, aunque algo me dice que no será un pequeño muchacho... Por lo que sí es mujer, consideré Thomasin como una opción... Tal vez deba seguir pensando

- Creo que cualquier nombre será único, después de todo muchas de las madres en el pueblo han optado por Elizabeth como tributo a la reina – razonó reprimiendo una sonrisa divertida.

- Que en paz descanse – recitó la ojiazul – Pero no voy a ponerle el nombre de una reina muerta ¿No crees que es ridículo? – preguntó, Jonah no pudo evitar explotar en risa detrás suyo.

- Oh cariño mío, ¿Cómo es que te metes en mis pensamientos con tanta facilidad? – preguntó con una gran sonrisa en su rostro, sus ojos verdes brillando.

- Tú dijiste que estamos hechos el uno para el otro si mal no recuerdo – murmuró apoyando sus manos sobre las del hombre.

- Me gusta Thomasin – murmuró apoyando su barbilla sobre la cabeza de su mujer.

- Me gusta Caleb – admitió con tranquilidad – Veremos que depara el futuro, afirmó cerrando los ojos, disfrutando el intimo momento.

Un olor suave le inundó el cerebro, reconocía el dulzor y picor del vino en un instante, abrió sus parpados para encontrarse con un nuevo panorama. Parecía una película sobre la vida de Sócrates ¿A caso estaba en la Antigua Grecia?

- ¿No te ha gustado el vino? – en sus oídos resonaba un idioma que nunca antes había hablado pero que entendía a la perfección.

- Está perfecto – soltó de repente, volteándose para observar aquella persona que le hablaba aproximándose a él, una vez más los ojos verdes le observaban con cariño.

- He estado pensando mucho estos días, en aquella pregunta que nos propuso el maestro... - comenzó a hablar con cierto nerviosismo.

- ¿Qué es la vida? – preguntó con voz ajena mientras observaba al muchacho de tez dorada aproximarse a donde se encontraba.

- Sí, la vida, su significado – afirmó mientras se sentaba a su lado – He buscado la respuesta en mi mente, por horas, por días, pero finalmente la he encontrado en mi corazón.... Acacio, tu eres la vida, eres mi vida – sentenció ruborizado, los ojos verdes refulgentes.

- Philomeno... - musitó sin aire, un nudo en su garganta y el estómago revuelto en emoción, enmudeció por un lapso de tiempo demasiado largo para el ojiverde.

- Acacio, no pretendía ofenderte o... Asustarte – se disculpó ante la falta de respuesta con ojos lagrimosos – Pero es lo que siento.

- Oh Philomeno – se abalanzó contra él apresuradamente, provocando que volcara apenas un poco del vino en su cáliz - ¡Eres mi felicidad! – exclamó contra sus ropas, aferrándose a su cuerpo.

- Me... ¿Me correspondes? – murmuró sorprendido.

- Creí que era demasiado evidente de mi parte – habló finalmente mientras se reincorporaba para mirarle a los ojos, el joven tenía el cabello muy claro, casi rubio y algunas pecas en su rostro – Pensé erróneamente que para ti solo era algo físico, que más allá de la piel que compartimos tú... Solo me considerabas tu amigo...

- Siempre has sido más que eso, siempre has sido mi vida, desde el momento en que te conocí y tus ojos de mar me cautivaron como ningunos otros podrían hacerlo jamás mi querido Acacio – susurró cerca de sus labios – Nuestros momentos de pasión siempre han sido más que mero placer para mí – afirmó antes de besarle fervientemente, dejando que el vino se derramara en el piso sin culpa alguna, puesto que era más importante saborear aquellos labios en lugar de aquel líquido rojizo.

Se separaron brevemente, el ojiazul pudo apreciar que sus cuerpos eran similares en contextura y estatura, sus pieles estaban igual de bronceadas. Parecía ser una versión más joven y rubia de su Harry, miró fijamente aquellos ojos y supo que aquel joven también le reconocía indefectiblemente como suyo. Le besó con ardiente pasión mientras sentía su cuerpo fundirse a fuego con el otro, sus corazones unirse en amor mientras todo parecía transformarse en un nubarrón.

Una pequeña caricia en su mejilla le provocó cosquillas en su piel, quiso abrir los ojos pero sus párpados estaban pesados, cansados. Frunció levemente el ceño y pudo escuchar por lo bajo una pequeña risa reprimida. Abrió un ojo con pesar para encontrarse con aquellos ojos verdes una vez más, ahora junto con un rostro conocido como la palma de su mano.

- Hola – susurró el vampiro de ojos verdes observándole enternecido, el ojiazul aún le miraba con solo un ojo y abrió el otro con sorpresa al notar la sangre seca en la ropa del rizado, se observó a su mismo con rapidez para encontrarse con que se encontraba de la misma manera y con sus manos manchadas de seco carmesí. Un flashback de sus manos desgarrando carne le atravesó la memoria.

- Oopsie – susurró divertido – Creo que cenamos exageradamente – recordó.

- Descontroladamente más bien – afirmó el rizado divertido.

- Jesucristo – musitó agarrándose la cabeza – No he tenido algo tan similar a una resaca desde mi adolescencia – se quejó mientras intentaba sentarse y su amado le ayudaba.

- También me late el cerebro, te comprendo a la perfección – admitió, era tranquilizador saber que no era solo él quien se sentía diferente, el ojiazul observó a su alrededor notando que la luz escaseaba pero parecía estar a punto de amanecer.

- ¿Qué día es? – preguntó confundido.

- Al parecer dormimos todo el día, desperté apenas hace unos minutos, según Niall nos perdimos el atardecer hace una hora – informó observando cada facción en el rostro del ojiazul.

- Tuve unos sueños extraños – comentó mientras se masajeaba las cienes – Luego otros que no parecían sueños ¿Sabes? En los primeros no estabas y sentía que faltaba una parte de mí.

- Lo sé, te vi allí – dijo buscando su mirada, Louis le miró con confusión – Creo que fueron regresiones... De nuestras vidas pasadas – razonó en voz alta.

El de ojos oceánicos le miró pasmado, tenía sentido que no parecieran sueños, sino más bien se asemejaban a recuerdos ajenos vistos en primera persona. Observó aquellos ojos exactos a cómo los vio en diversos rostros, siempre con el mismo patrón, el mismo color y la misma esencia. Sonrió embobado, enamorado, a sabiendas de que aquel hombre era realmente el amor de su vida y su alma gemela.

- ¿Cómo puedes ser igual de despampanante en cada vida? – preguntó el rizado obnubilado ante tan bella sonrisa.

- ¡Harry, que cosas dices! – exclamó sonrojándose de sobremanera al recordar como inevitablemente se sintió atraído hacía cada versión del rizado que conoció.

- ¿Lo ves? – murmuró acariciando su mejilla enternecido – Eres aún más bello cuando te sonrojas – suspiró contra sus labios antes de besarle por primera vez en lo que se sintió como un milenio separados.

Eran tan apasionados como rápidos, bastaba apenas un segundo para que estuvieran uno arriba del otro. Una milésima era suficiente para que Louis utilizara su velocidad paranormal y se sentara encima de Harry pegando sus cuerpos con fuerza como si quisieran convertirse en un mismo ser; y quizá así era, sus almas habían pasado tanto tiempo separadas que ahora era imposible despegarse uno del otro.

Harry le arrancó la playera al ojiazul de un tirón y Louis hizo lo mismo con la del rizado, después de todo ya eran inservibles con tanta sangre seca tiñendo cada hebra de algodón.

El fuego era innegable entre ellos dos, como el de una estrella, como el fuego que lucha por crecer y no apagarse jamás. Podían sentir sus corazones latir con fuerza, con amor.

- Por todos los Santos, no vayan a fornicar frente a mí en el patio trasero – la voz de su amigo los hizo precipitar y separarse a velocidad de la luz, voltearon hacía la puerta trasera de la casa para encontrarse con Niall sosteniendo dos grandes vasos de smoothie color carmín – Yo vengo con todo mi cariño a traerles alimento y me reciben con sexo, que vulgares – espetó divertido.

- ¿Fornicar? ¿A caso vienes del siglo quince? – respondió Louis divertido, intentando dejar atrás el sonrojo que traía en el rostro.

- Ah no, ese es tu novio – retrucó el vampiro tendiéndoles los batidos.

- ¡Oye! No soy tan viejo – se quejó el ojiverde – Hay como trescientos años de diferencia hasta que nací.

- Sí, sí, lo que digas Edward Cullen – rodó los ojos mientras observaba a Louis beber el smoothie sentado en el regazo de su pareja y fruncir el ceño ante el sabor – Tiene vodka, a mí me funcionó bastante bien.

- Diablos, tiene más vodka que sangre – exclamó despabilado ante la fuerza de aquella mezcla, quiso reír ante la expresión en el rostro de su amado al probarlo.

- Espero se sientan mejor en breve, Zayn y Liam están preparando una deliciosa cena allá adentro, quizá en una hora esté listo – anunció antes de volver al interior de la casa.

La pareja se miró a los ojos y no pudo evitar carcajearse por unos segundos, eran conscientes de que a veces se sumergían tanto en sí mismos que hasta se les olvidaba que existía un mundo a su alrededor.

Terminaron sus bebidas en un santiamén, quizá porque habían pasado demasiadas horas si probar ni una gota de agua o sangre, observaron el ultimo deje de luz desaparecer en la oscuridad del cielo que comenzaba a verde estrellado.

- ¿Sabes qué me haría sentir mejor? – preguntó el ojiazul de repente, ojos verdes posándose sobre los suyos – Terminar lo que habíamos empezado antes de que nos interrumpieran – dijo provocativamente y sin pudor alguno una milésima de segundo antes de lanzarse a correr e internarse en el bosque más rápido que una chita.

- Si no fuera inmortal ya me habría matado – musitó divertido por lo bajo, viéndolo desaparecer en la espesura de los árboles.

Se levantó de un salto para perseguirlo, le encantaba esta mierda de juego que habían creado, perseguirse y acecharse era jodidamente caliente; había pasado tantos años como indefectible cazador que le causaba cierta adrenalina saber que ya no era el más fuerte y rápido en ese bosque, Louis podía salir de cualquier esquina, de cualquier lugar recóndito detrás por encima de un árbol y acorralarlo contra el suelo o un tronco con la facilidad con la que él podía derribar a un cervatillo.

Aspiró profundamente mientras le perseguía, lo rastreaba, podía sentir su aroma revoloteando en el aire, alejándose y acercándose al mismo tiempo con la brisa que le despeinaba los rizos.

Podía escuchar los grillos y los búhos comenzando a ulular. Pisadas silenciosas en la lejanía, de repente lo sintió espectralmente venir por detrás suyo y por reflejo e instinto volteó tan rápido como pudo tomándolo por el cuello, apresándolo justo antes de que pudiera hacerlo su presa, gimoteó, su garganta vibrando contra la palma de su mano.

- Te atrapé – se jactó aflojando su agarre levemente, Louis sonrió de lado brevemente antes de tomarle el brazo y magistralmente hacerle rodar en el aire para que cayera de espaldas al suelo – ¡Ah! – se quejó más por sorpresa que por dolor y en un parpadeo Louis estaba arriba suyo aprisionándolo contra el suelo, la piel de su espalda en contacto con el frío bosque.

- Te atrapé – se burló montándose sobre su entrepierna, las manos del rizado por inercia moviéndose hacia sus glúteos y masajeándole por encima del pantalón – Joder, hay que hacer esto rápido – se quejó, recordando que tenían menos de una hora, mientras comenzaba a desprenderse el pantalón para liberar su propia erección.

- Carajo – susurró el rizado observando la dureza del ojiazul antes de que este se moviera con agilidad para quedar completamente desnudo y sacarle el jean de un tirón al ojiverde - ¿Tan necesitado estás?

- ¿No puedo extrañarte? – protestó con una sonrisa lujuriosa en el rostro mientras volvía a montarse sobre la erección del vampiro – Sabes que te necesito demasiado – gimoteó contra sus labios.

- Muéstrame – demandó masajeando su trasero con parsimonia.

Los ojos azules le miraron fijamente mientras el vampiro de menor edad se llevaba dos dedos a la boca para lamerlos incesantemente y babearlos por completo antes de llevarlos hacia su propia entrada.
Jadeó con fuerza mientras se follaba con su propia mano, Harry respiraba entrecortado al sentir el miembro de Louis rozando con el suyo mientras observaba aquel rostro de placer autoinflingido. Intentaba no parpadear, no importaba cuantas veces lo hicieran, no quería perderse jamás un segundo de aquellas expresiones que tanto le gustaba ver en el ojiazul.

- Ahh, mierda – espetó al sentir un dedo ajeno inmiscuirse de imprevisto en su interior – Harry... – gimoteó agudo.

- ¿Quieres estar bien preparado para mí? – gruñó contra su mejilla, empujando su mano junto con la del ojiazul en aquel redondo trasero- ¿Me quieres dentro de ti? ¿Eh? – insistió aumentando la velocidad, comenzando a embestir su cuerpo con el propio por inercia, rozando sus miembros por encima de la única tela que le separaba.

- Sí joder, sí – chilló dejando caer su cabeza contra el hombro del rizado.

Si Louis lo quería rápido, iba a tenerlo rápido, era lo que Harry se había jurado a sí mismo, darle todo lo que quisiera.
De un segundo al otro el ojiazul estuvo vacío pero no tuvo tiempo alguno de reclamar, supo lo que se venía cuando la punta de aquella polla que lo volvía loco se frotó palpitante contra su entrada, con insistencia. Un grito de placer se ahogó en la garganta de Louis cuando de una sola estocada Harry se metió por completo dentro suyo.

- Puta madre – su respiración agitada y su cerebro demasiado extasiado como para pensar coherentemente luego de que el rizado repitiera aquella acción – Jodida mierda Harry ¡Jódeme, jódeme! – rogó aferrándose a sus hombros con fuerza, a sabiendas de que el vampiro cumpliría sus súplicas.

Harry aferró sus manos a sus caderas y le penetró con tanta fuerza cómo velocidad le era posible, con hambre de más y más. Escuchar sus gimoteos era como la mejor droga de todo el mundo, una que nadie más podía tener y eso la hacía aún mejor.

Se perdió en su voz por un momento, lo suficiente como para que Louis obligara a sus cuerpos a rodar en el suelo y que el rizado estuviera arriba de su cuerpo.

- Vamos Harry, más rápido, dame más – rogó mientras el ojiverde observaba con detenimiento el panorama y le penetraba con lentitud, iba a guardar esa imagen en su mente por milenios.

Se abalanzó hacia su boca y le besó con lujuria mientras arremetía contra su agujero sin piedad alguna, sin cesar, sin misericordia. Quería hacerlo delirar.

- Mierda, mierda, mierda – gimoteó el ojiazul contra sus labios, podía sentirlo, Louis estaba a punto de correrse pero Harry no planeaba detenerse hasta hacerlo llegar al orgasmo por lo menos dos veces – Ha-Hazz.... ¡Harry! – gritó mientras le manchaba el abdomen con su semilla, sus ojos cambiando a negro descontroladamente – Jodida mierda – chilló mientras su próstata era azotada pecaminosamente.

- Ah, Lou...- jadeó mientras el ojiazul se aferraba más a su cuerpo y mordisqueaba por encima de su clavícula –Louis... – tarareó brevemente antes de notar como el menor estimulaba su entrada – Joder... - siseó embistiéndole erráticamente con el placer enceguecedor de aquel par de dedos dentro suyo.

- ¿Eres mío Harry? – preguntó el ojiazul contra su oído, su polla erecta nuevamente, los rizos se alborotaban aún más mientras Harry asentía errátil - ¿Eres mío? Vamos, dilo, sé que puedes decirlo – provocó con su segundo orgasmo a la vuelta de la esquina, el rizado se reincorporó como pudo para verle a los ojos un breve momento que pudo ser una eternidad dentro de aquellos océanos y sonrió ebrio de placer al mismo tiempo que el ojiazul guiaba su mano a su cuello – Eres mío – afirmó socarronamente, leyéndolo en sus ojos fluorescentes.

- Tuyo, todo tuyo – declaró gimiente antes de abalanzarse a su cuello y morderlo al mismo tiempo que se corría en su interior.

- Mío, maldita sea – musitó corriéndose junto a él.

[----]

Al volver del bosque, y luego de una breve ducha, bajaron de la habitación por las escaleras a toda prisa, por el mero olor ya podían adivinar que la cena estaba deliciosa, Liam y Zayn se habían pasado una hora y media preparando y cocinando los vegetales, varios tubérculos dorados en el horno, condimentados con todo tipo de especias que habían salido a comprar mientras los vampiros dormitaban y divagaban en recuerdos de vidas pasadas bajo la guardia de Niall. Los últimos minutos de cocina los dedicaron a cocinar la carne sellándola a punto bleu, naturalmente si iban a comer cómo lo harían los humanos todos preferían su carne muy poco cocida, roja y jugosa.

Se sentaron en la mesa del comedor, un extraño ambiente familiar reinaba en el lugar, una botella de champagne recién destapada reposaba dentro de una frapera y la bebida burbujeaba en sus copas.

- Ahora que todos podemos estar bajo la luz, quisiera que brindemos por un nuevo amanecer cada mañana, por una eternidad sin aquella profunda oscuridad que hemos sufrido cada uno a su manera – habló Zayn fuerte y claro.

- Y por más vitamina D sin necesidad de que sea en sangre fresca - acotó Niall divertido, recibiendo una patada de Louis por debajo de la mesa.

- ¡Salud! – espetó el vampiro más joven de todos, con la felicidad reflejada en sus orbes azules y la copa en alto.

- ¡Salud! – canturrearon al unísono elevando sus copas un poco más antes de beber su contenido de una sola vez.

El tiempo se fue volando, los platos y cubiertos ya estaban secos y guardados en sus respectivos lugares; Liam, Niall y Zayn se habían ido a recorrer la ciudad por la noche ya que no necesitaban dormir, Louis y Harry se habían subido al tejado de la casa para observar el cielo estrellado. Una colcha de plumas abultada debajo de sus cuerpos suavizándoles el contacto con las tejas, unas bolsitas de snacks que el ojiazul tenía escondidas por ahí y unas cuantas golosinas que el ojiverde le había regalado con anterioridad.

- ¿Y mi cabello era rojo? – preguntó antes de darle una calada a su cigarrillo mentolado.

- Casi, era muy anaranjado, casi fosforescente... Tenías muchas pecas, demasiadas, pero eran adorables en contraste con tu apariencia vikinga – dijo con diversión.

- Todo lo contrario a esta realidad – musitó el ojiazul - ¿Y tenías el pelo rubio?

- Unas largas trenzas doradas caían por mi pecho – aseguró – Mis pechos más bien, tenía un par de tetas muy grandes, quizá por eso te gustaba – molestó divertidamente, Louis se carcajeó.

- Idiota – lo empujó con poca fuerza – Claramente eso es en otra vida, en esta me gusta tu pecho plano y de pectorales marcados - aseguró desviando su mirada hacia el cielo - ¿Qué más viste?

- Eras un príncipe, de cabello tan rubio que parecía blanco y dorado al mismo tiempo pero mantenías algunos de tus rasgos actuales – recordó mientras guiaba la mano de Louis hacia sus labios para robar una pitada de su cigarrillo, el ojiazul sonrió de lado – Yo era simplemente un mendigo, un plebeyo de manos sucias y tus ojos sin embargo se posaron en mí – suspiró exhalando el humo del tabaco – Esos ojos azules que tienes, supe que eras tú, no era casualidad que los ojos más bellos estuvieran en la persona más hermosa e importante del lugar... Me señalaste y me llevaron de inmediato, me asearon y recortaron el cabello, me vistieron con ropas bonitas y me llevaron frente a ti – relató rememorando aquellas imágenes – Hablábamos en un idioma extraño, no sabría decir si aún existe siquiera, pero entendía tus palabras suaves y tranquilas, querías saber más de mí pero yo solo quería saber a qué sabían los labios del gran príncipe...

- ¿Lo supiste? – quiso saber.

- Eran casi tan deliciosos como los tuyos, casi – recalcó aquella palabra, Louis sonrió victorioso.

- Lo que si me sorprendió fue cuando parecíamos estar en zonas de lo que hoy podría ser Arabia, en alguna parte de África o Asia, tu piel era del color de un chocolate amargo y tus ojos igual de azules que siempre... Resaltaban increíblemente, los míos supongo que no tanto, mi piel era más como el capuchino y vislumbré varios ojos verdosos a mi alrededor pero tú, tú resaltabas entre los demás, con tus zafiros iluminando la sala y tus caderas danzando a la par de la música para mí, hiciste que olvidara la presencia de todos los demás allí – rememoró.

- Es bueno saber que en cada una nuestras existencias juntos te he capturado con este par de ojos – se jactó hablando bajito contra sus labios, aprovechó el momento para besarle fugazmente.

- Tus zafiros siempre me han de capturar por toda la eternidad – afirmó con calma, a sabiendas de que aquello era completamente verdad – En esta vida y en todas las otras.

[ ♪ ] Se miraron a los ojos con profundidad durante tanto tiempo que un pequeño rayo se reflejó en el iris azulado del castaño haciendo que finalmente Harry cortara el contacto visual para posar su vista en el horizonte descubriendo que el sol comenzaba a aparecer detrás de los árboles del bosque.


Con sosiego la gran estrella de la mañana se elevó ante sus ojos verdes, Louis podía escuchar el corazón de su amado acelerándose, podía entender el sentimiento y ponerse en su lugar; algo tan simple para cualquier otra persona se había vuelto imposible para Harry por más de un siglo ¿Cuánto se valora el sol de la mañana? Al ver la expresión en el rostro del ojiverde, supo que nadie podía valorarlo más que él, volver a ver la luz después de una vida de noche, insomnio y oscuridad... No tenía precio alguno, al igual que las lágrimas que caían por su rostro brillando por la luz que las atravesaba y comenzaba a entibiar su piel de a poco.

Era su primer amanecer en años... El dorado se hizo presente en el cielo, tiñendo a su paso todo con claridad, la mano del mayor de aferró con fuerza a la del menor, con la fuerza de quién espera algo con ansias, el rizado jamás pensó anhelar tanto ver una estrella, aquella que había encontrado solo en Louis. Volteó su rostro para observar la luz bañando la piel aterciopelada de su amado, sus ojos eran aún más claros en aquella luz que jamás había podido experimentar junto a él. Su primer amanecer juntos.

- En esta vida y en todas las otras – el ojiazul repitió las palabras de Harry que le miraba con ojos llorosos y alegres – Te amaré hasta que el sol se extinga y ya no podamos reencarnar...

- Hasta que seamos estrellas en el firmamento – musitó el ojiverde con sus respiraciones chocando – Por toda la eternidad, mi sol.

Una vez más sus labios se unieron con premura, con cariño y devoción, con la necesidad de amarse por los siglos de los siglos y así planeaban hacerlo. Para ellos no era necesario ser un astronauta para flotar en el espacio, bastaba con entrar en contacto uno con el otro, con compartir una pequeña charla o una simple mirada para que crearan su propio universo alrededor de ellos, para crear un hogar.

Después de tanta penumbra, el sol sobre la piel de Louis era la luz que Harry necesitaba para reafirmar que toda aquella oscuridad sólo fue una pesadilla que ahora vivía en el pasado y que todo lo que quería, todo lo que necesitaba, estaba en este mundo junto a él, vislumbrando el mismo panorama y anhelando lo mismo que su corazón: permanecer juntos eternamente, amarse en esta vida y en todas las otras. 


Hola Insiders... Acá Ares!.. Finalmente, este es el ÚLTIMO CAPITULO de Insider, seguro que no se lo esperaban que fuera el último ¿Verdad? En cierto punto yo tampoco... Pero me pareció que, a medida que escribia lo que escribia, este debia ser el final. Estoy escribiendo esta nota con lagrimas en los ojos, despues de haber escuchado Morning Sun unas 100 veces en esta noche y mientras se reproduce She's The One automaticamente...  Este era el final, definitivamente. 

Quiero agredecerle a todos los que estuvieron acá, los que estuvieron desde el principio, los que se sumaron hace poco y los que se sumarán mucho despues de que esto sea publicado... ¿Quién diría que de un simple One Shot para una convocatoria de Halloween saldria esta fic? Hey, look at us, Who would've thought? Not me.

Increible como ha pasado un año y casi seis meses desde que ese O.S fue publicado y ahora estoy terminando esta fic despues de muchos altos y bajos (y bastantes baches en el medio).

¿Habrá un epiligo? Sí, vos sabes que sí, absolutamente, sí. Pero este es el final.

Pronto nos leeremos.... Nuevamente, gracias, gracias totales. 

Saludos, Ares.



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