Katrina Wolfrahan ©

By KenJelik

70.4K 10.5K 2.4K

[Segundo Libro] Katrina siempre había tenido sentimientos encontrados con respecto a sus verdaderos padres. ... More

Introducción
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Continuación de Katrina YA DISPONIBLE

Capítulo 27

1.6K 270 149
By KenJelik


Jaxon ya se a dormido a mi lado; su mano sobre mi hombro, su rostro hacia mi lado.

Hoy era uno de esos días en los cuáles simplemente, no podía dormir. Recordaba todo lo que había sucedido... la mujer de la cabaña, lo que dijo. La forma tan vil y cruel en la cuál quería acabar con nuestras vidas... ofreciéndonos un vaso de agua.

Pienso en todo eso, y la realidad; es que no logro dormir bien.

La cama se sentía espléndida; a pesar de ser tan pequeña, era bastante cómoda. Wesley había encendido la fogata en el piso de abajo por una hora aproximadamente; lo que ayudó a que el granero tuviera aire cálido y tibio para la noche.

Miro a mi derecha; las pestañas largas del chico y su nariz perfilada, hacen que se vea demasiado tierno al dormir.

Lo observo por algunos momentos; viendo lo lindo que es y lo feliz que soy al estar a su lado y de que éste, estuviera al mío.

Me levanto de la cama; haciendo a un lado con mucho cuidado la mano de Jaxon; colocándola sobre el colchón. Éste, hace una mueca, pero no se despierta; así que prosigo deslizándome suavemente hasta lograr ponerme en pie.

Camino hacia una pequeña ventana que está a una esquina de la habitación; miro por ella... todo es mayormente oscuridad. Solo un pequeño farol en la entrada de la carretera que dirige a la granja, es la única fuente de luz cercana.

Apoyo mis dos brazos sobre el borde de aquella ventana; mi mente en blanco.

Luego de algunos minutos; mis párpados comienzan a sentirse pesados y sé, que ése es mi llamado para ir a la cama.

Enderezo mi cuerpo y me estiro levemente; mis pupilas viajan repentinamente a una sombra bajo aquel farol; pero al pestañear, ésta desaparece.

Paso mis manos sobre mis ojos por algunos segundos, frotándolos; vuelvo a mirar, no hay nada. Creo que el sueño y el cansancio del día ya están jugando con mi vista.

***

Antes de que el gallo cantase; Jaxon ya nos había levantado a todos para ir a trabajar en la finca y cumplir nuestra promesa.

Carlos, tenía un ojo abierto y uno cerrado; Sam, el pelo demasiado despeinado y Wesley... bueno, con las sábanas enrolladas en el cuello aún.

Al salir del granero, vemos al anciano de anoche colocándose unas botas de hule en el balcón.

—¡Buenos días! —Dice Jaxon acercándosele. —¿Qué tareas tendría para nosotros? —El anciano termina de colocarse la última bota para luego mirarnos y pararse de aquella silla de madera.

—Buenos días, jovencitos. Me llamo Julio, un placer. —Camina hacia nosotros bajando la pequeña escalera del balcón. —Anoche no tuvimos mucho tiempo de presentarnos.

—No se preocupe. —Jaxon nos introduce uno a uno; el anciano nos saluda. —¿Con qué comenzamos hoy?

—Vengan por aquí.

Los chicos y yo, seguimos al anciano hacia un granero cercano a la casa, uno diferente al que nos estábamos quedando. Éste, tenía algunas gallinas sueltas por el lugar, caballos en sus respectivos corrales y uno que otro cerdito merodeando el lugar.

El hombre, nos indica que podemos comenzar a colectar algunos huevos; otros, a rellenar los comederos de los cerdos y los caballos, también a colocar agua nueva y fresca.

—Yo voy a recoger los huevos; los cerdos apestan. —Dice Wesley tomando la canasta dónde los pondrá.

—Pendejo, si aquí el que hueles mal siempre eres tú. —Sam se burla y todos nos reímos.

—¡Por lo menos yo no me toco viendo el retrato de tu ex por las noches! —Expulsa Wesley dándole una mirada asesina al chico.

—¿Qué tiene que ver eso con los olores?

—Nada, pero me quería defender. —Wesley da media vuelta y camina hacia las gallinas. Nosotros, nos quedamos viendo los unos a los otros; encogiéndonos de hombro sin saber bien qué había pasado.

—Katrina; Julio quiere que le ayudemos a cosechar unos mangos que están muy altos. —Jaxon entra al granero y se me acerca.

—Sí, puedo ayudarte.

—¡Listo, nos tocaron los cerdos y los comederos! —Cargos patea el balde que está en el suelo frente a él.

—¡Vamos, no seas fresita! Yo te doy de comer a ti también de lo que le demos a los puercos. —Ríe Sam tomando el balde y caminando a rellenarlo.

—¡Te tengo ésta anotada, Katrina! —Carlos me da una sonrisa mezclada con una mirada matadora.

—Para la próxima se quedará en la casa comiendo caviar, mi alteza. —Me burlo doblando mis rodillas en forma de homenaje.

—Prefiero camarones con ajo; no me gusta el caviar. —Ríe yendo tras Sam.

Jaxon y yo, salimos del granero y comenzamos a caminar hacia el área de la granja dónde se encontraban los árboles frutales. Ahí, el señor Julio esperaba junto a unas cestas y unas varas muy largas para cosechar los frutos.

—¿Sabes usar uno de estos, hijo? —El hombre le señala la vara larga.

—No es necesario, puedo escalar el árbol.

—Es muy peligroso, no quiero que te vayas a caer. Mira que es un árbol muy alto. —Señala el árbol de mango a su derecha.

—No se preocupe, no me caeré. —Jaxon le regala una sonrisa, para luego, correr hacia el árbol y escalarlo.

Al principio, dudé de que Jaxon escalara aquel árbol de fruta; lo menos que quería era que éste buen hombre, sospechara de nosotros y nos viera cómo fenómenos extremadamente fuertes y ágiles, pero, podía admitir que Jaxon lo estaba haciendo bien.

Éste, escalaba aquel árbol de manera lenta, midiendo muy bien sus movimientos como si no quisiera caer; pero, la realidad era, que si caía, no le pasaría nada. Más bien, lo hacía por pretender actuar cómo un chico humano normal y corriente.

Al llegar a la cima, yo, tomé la canasta y me paré bajo el árbol. Jaxon, comenzó a soltar los mangos mientras yo los atrapaba. En cuestión de algunos minutos; todos los frutos maduros ya estaban cosechados.

—Muchas gracias jovencitos. —El anciano toma la cesta de mangos. —Yo ya no tengo ésa energía que tienen ustedes. Cuando era joven, sí me podía subir a ése árbol, pero ahora, estos huesos viejos se rehusan a escalar. —Nos da una risita caminando hacia la casa para llevar la cosecha.

—¿Necesita otra cosa, señor?

—No, solo lo de los comederos y los huevos de las gallinas. —Abre la puerta trasera de su casa. —Luego de eso, pueden venir a desayunar; mi esposa les preparará algo rico.

—Es muy amable, muchas gracias. —Jaxon asiente; el anciano entra a la casa y cierra la puerta tras de él.

Al dirigirnos al granero; escuchamos ruidos y gallinas cacarear por todos lados. Rápidamente, corremos hacia de dónde provenía aquellos gritos, y vemos a Wesley siendo atacado por unas cinco gallinas furiosas.

—¡Quítenmelas de encima! —Grita moviendo las manos hacia todos lados para evitar que éstas le picotearan.

—¿Cómo las molestaste tanto? —Río tratando de espantarlas.

—¡Solo les tomé los huevos y me atacaron! —Jaxon le ayuda a espantar la última gallina de aquel lugar.

—No lo entiendo. —Trato de contener la risa; ya que, Wesley pare estar muy molesto.

—¿Tú no querías colectar huevos? —A Jaxon se le sale una risita burlona y Wesley le mira mal.

—¡No sabía que las gallinas eran tan agresivas! —Toma la cesta con los huevos cosechados del suelo. —Si hubiera sabido esto, me iba con los cerdos apestosos. —Nos pasa por el lado con mala cara. Al éste irse, Jaxon y yo nos miramos y no podemos evitar explotar de la risa.

En ése momento, Sam y Carlos regresan.

—¿Porqué los cerdos huelen tan mal? —Carlos hace una mueca. —Osea, las gallinas nunca se bañan tampoco, y no apestan así. —Su expresión es de repugnancia.

—Es buena pregunta. —Sonrío viéndolo lavarse las manos en un grifo cercano.

—Será por lo que comen, por qué ésa comida... no sé si olía igual o peor que los cerdos. —Sam coloca el balde en el suelo, en una esquina.

—Tal vez huelen cómo tu aliento. —Carlos le dice, Sam sonríe.

—¡O tal vez, cómo tu trasero! —Contesta Sam.

—¿Has olido alguna vez mi trasero, Sam? —Lo mira levantando una ceja.

—No, ni lo quiero hacer. —Hace una mueca.

—Yo te veo cómo un hermano, sino, te lo daba para que lo olieras. —Ríe a carcajadas, lágrimas comienzan a salir de sus ojos.

—¡Pendejo! —Sam le saca el dedo de en medio y sale del granero hacia dónde está Wesley.

Luego de terminar de hacer las cosas que el granjero nos pidió; a los pocos minutos; su esposa sale al balcón.

—¡Vengan a desayunar muchachos! —Dice en voz alta, su voz muy tierna.

Al entrar, pudimos ver lo bonita que era su casa. Estaba decorada al estilo casa de campo. Sus muebles de madera, sus alfombras tan suaves que podía jurar que estaban echas con la mejor lana del mundo; su decoración, al estilo de la granja.

La señora, sale de la cocina con algunos platos con huevos fritos, tocinos, pan en rodajas y jugo de naranja. Ésta, con la ayuda de Julio, de los chicos y mía; comienza a preparar la mesa.

—Gracias por el desayuno. —Dice Sam sentándose a mi derecha a la mesa.

—Trabajaron duro, se lo merecen. —La señora; Ana, se sienta al lado de su esposo.

—¿Y hacia dónde van, hijos? —Julio comienza a comer.

—A mi casa. —Contesta Jaxon.

—¿Está muy lejos de aquí? —Pregunta Ana tomando de su jugo de naranja.

—Menos de un día.

—Pues le daré provisiones para que se lleven. No se vayan a ir sin recordármelo. —Dice la señora; nosotros asentimos con una sonrisa.

Luego de aquel rico desayuno; Ana, nos dio una bolso plástico con algunas galletas, botellas de agua y frutas para el camino.

—Espero que lleguen bien niños. —Julio nos despide en el balcón de su casa moviendo su mano.

—¡Si llueve cojan refugio, les puede dar un resfriado! —Ana se lleva las manos al pecho; su mirada de preocupación por nosotros, cómo toda una abuelita.

Luego de despedirnos de ésa hermosa pareja, los chicos y yo comenzamos a caminar nuevamente hacia la casa de Jaxon. Según el chico de ojos verdes, llegaríamos hoy antes del anochecer si no parábamos en ningún lugar.

—Fueron muy amables. —Dice Sam caminando por el camino de tierra.

—Sí, hasta comida para el camino nos dieron. —Carlos rebusca dentro el bolso.

—Me está extraño que ya no seamos perseguidos y amedrentados por los encapuchados. —Dice Wesley siguiendo su paso.

—Tal vez nos perdieron el rastro. —Contesta Sam.

—Tal vez solo nos estén siguiendo con sigilo. —Digo mientras miro a mi alrededor recordando aquella silueta que vi anoche por la ventana.

Tras algunas horas de caminar, los pies ya nos dolían; las piernas las teníamos agotadas y el cuerpo... casi sin vida.

—¡Dime que ya estamos llegado, chico lindo! —Carlos se queja arrastrando los pies.

—Sí, la casa está luego de ésa colina. —Señala Jaxon.

—Dime que tienes agua caliente. Mis deditos de los pies necesitaran un buen chapuzón luego de estos días de caminata y trabajo duro. —Wesley se ve agotado; al igual que todos.

—Sí, hay agua caliente. —Ríe el chico de ojos verdes.

—¡Eso te pasa por ser tan vago y holgazán! —Sam le empuja por el hombro con una sonrisa; Wesley da dos pasos hacia el lado perdiendo el equilibrio por un momento.

—Muy gracioso. —Le mira mal. —Creo que no te extrañaría si te hubieras quedado con Suzan en la villa. —Cruza los brazos sobre su pecho; volteando el rostro.

—Sí, tal vez tú te hubieras quedado para que terminaras de aprender a cocinar, así serías más productivo. —Sam se burla. —Además, no durarías un día sin mí. —Le da una mirada de confianza.

—No te lo creas tanto. —Bufa Wesley.

—Oye Katrina, ¿qué pasó con el encapuchado que se quedó en la villa; el que tú lograste dejar inconsciente? —Jaxon me pregunta en voz baja; los chicos aún discutiendo por tonterías.

—Le dije a los cazadores que lo encerraran, para que usaran su sangre para restaurar el arco de fuego. Al parecer, los mismos encapuchados fueron quienes lo destruyeron cuando me buscaban.

—¿Pueden hacer eso? —Me mira impresionado. —¿Pueden reconstruirlo con su sangre?

—Sí, es dijo uno de ellos cuando me contó la historia el día que me sacaron de la villa para llevarme al colegio. —Asiento. —Que con la sangre de un lobo que cayó en batalla, hace unos años; pudieron hacer el arco de fuego.

—¡Es increíble! ¿Me pregunto qué lobo sería? Digo, su sangre contribuyó a algo muy bonito. —Me da una sonrisa de labios cerrados.

—No lo sé, ¿pero me pregunto si murió?

—Creo que nos quedaremos con ésa incertidumbre. —Dice el chico de ojos verdes tomándome de la mano y caminando comingo tras darme una linda sonrisa.

Luego de alguna media hora más de caminar; comenzamos a subir una colina hasta apreciar una pequeña casita en la cima de ésta.

La casa, era de madera pintada de color rosa y azul. Su jardín de rosas en la entrada era muy impresionante; el aire que se respiraba en éste lugar, se sentía muy fresco.

Los rayos naranjas del sol comenzaban a decorar el horizonte. La noche se estaba haciendo camino entre el día; desplazando lentamente al sol para así, la luna tomar su lugar.

Me daba mucho gusto el que llegáramos justo a tiempo; no creo que pasar otra noche en el bosque hubiera sido lo más reconfortante del mundo.

—Llegamos a mi casa. —Jaxon me observa con una sonrisa cálida; mi corazón se hace un revoltijo al verlo sonreír así... feliz.

—¡Benditos los ojos que te ven! —Wesley se tira al suelo de rodillas como si estuviera aclamándole a la casa.

—¡Eres tan dramático! —Sam voltea los ojos mirándole.

—Vengan, vamos adentro. —Jaxon me hala por la mano que nuestros dedos entrelazan, y me lleva hacia la puerta principal de la entrada.

Los chicos nos siguen.

—¡Llegué! —Grita Jaxon al abrir la puerta que se encontraba sin cerrojo.

—Jaxon, ¿eres tú, hijo? —Se escucha la voz de un hombre en la lejanía.

—Sí papá, traje unos amigos. —Sonríe el chico.

De pronto, vemos cómo el papá de Jaxon sale de una de las habitaciones. Me sorprende mucho ver su gran parecido; definitivamente, si mezclabas a estos dos en una tumulto de gente; sabrías que son padre e hijo sin importar cuantas personas hallan en aquel lugar.

—Papá, te presento a mis amigos. —El chico de ojos verdes le dice a los chicos que pasen, quienes se quedaron escondidos cómo ratas tras la puerta de la entrada. —Ellos son Wesley, Sam, y Carlos. —Los chicos saludan moviendo la mano.

—Un gusto. —Sonríe el hombre regalándoles una sonrisa.

—También te quiero presentar a mi novia... —Antes de que el chico pudiera terminar, su padre le interrumpe.

—¿Novia? —Dice asombrado observándome de arriba abajo; yo, rápidamente me incómodo un poco por la situación.

—Hola, es un placer conocerle. —Estiro mi mano, el hombre la mira con una ceja levantada; para luego de algunos segundos, tomarla.

Los ojos de aquel hombre me recorren, y puedo admitir que creo que no le gustó la noticia de saber que su hijo haya llegado... con novia.

—¿De dónde sacaste ésa pulsera? —Señala mi mano mirándome raro.

—Me la dieron unos cazadores, como muestra de su amistad hacia los lobos. —Toco la pulsera delicadamente con mis dedos; los ojos del hombre sobre mi mano.

—¿Y la otra? —Su mirada penetrante.

—Ésta me la dejó mi mamá y mi papá biológico cuando me dejaron en casa de mi madre cuando a penas era una bebé. —Mi pulgar tocando suavemente la pulsera.

—Ésa pulsera fue mía. Nunca la olvidaría...

+++

Sin mucho que decir...

Solo quiero leer sus comentarios, así, que me siento aquí a esperarlos con mi taza de te.

Los quiero mis amores; les mando un beso enorme con olor a vainilla; para que no se cansen de los sabores... jeje

Hoy quiero mandarle un beso a mis abuelitas que no se pierden ni un solos capítulo... las amo.

Continue Reading

You'll Also Like

ASHTON DREW By ☾

Teen Fiction

4.8M 275K 76
Humilde, generoso y amable, son las palabras menos indicadas para definir la extravagante personalidad del cantante Ashton Drew. Su mala fama, quién...
182 116 25
La relación es como una flor que se cultiva. Pero ten cuidado en qué lugar la plantas porque pueden salir espinas que la ahoguen ✔️ Historia de amor ...
423K 24.4K 89
Kenzo Parker se niega a creer que Jade, la hermana de su mejor amigo, sea su mate y destinada. Piensa que la Diosa Luna le está jugando una broma y n...
1.9M 121K 52
He tenido constantes pesadillas que se han repetido a lo largo de mi monótona y corta vida. A pesar de que estoy próxima a cumplir dieciocho años par...