Las dos figuras vestidas con simples ropas campesinas miraron hacia la enorme catedral, Notre Mane. Una de las figuras, una yegua joven, miraba fascinada el rosetón, viendo cómo el sol golpeaba el cristal, provocando que un arcoíris de colores iluminara el pavimento de abajo. La otra figura, un semental que estaba entrando en el invierno de su vida, sonrió a la potra a su lado. "Maris, Fluttershy. Estamos en Maris".
"Maris..." susurró la yegua, sus ojos aún enfocados en la belleza y majestuosidad ante ella. De hecho, estaban allí, en Maris, tal como siempre lo habían soñado.
El semental suspiró y puso su brazo alrededor de los hombros de la yegua, alejándola suavemente de la majestuosa catedral. "Ven", dijo. "Debemos llegar a la Casa de la Ópera, porque eso también es un tesoro por derecho propio".
Fluttershy asintió con la cabeza, aunque no apartó la mirada de la catedral hasta que dieron vuelta en una esquina. Los dos caminaron rápidamente entre los ocupados marisianos de todas las clases sociales. Desde los ricos que viajaban en carruajes y vestían pieles y sedas, hasta los mendigos que cojeaban con muletas de madera. Había belleza y pobreza en todas partes, pero nada empañaba la maravilla que Fluttershy veía en la ciudad.
Finalmente, después de caminar mucho, los dos llegaron a la razón por la que habían venido a Maris en primer lugar. Allí estaba, la hermosa y majestuosa Casa de la Ópera, un tesoro por derecho propio, tal como había dicho el viejo pony. Miraron hacia la obra maestra arquitectónica, su aliento escapando de sus gargantas mientras grotescos ponis de piedra les devolvían la mirada. Fluttershy estaba perdida en su asombro, pero también sintió un extraño escalofrío recorrer su espalda. ¿Era posible que los edificios tuvieran ojos? Sabía que era una idea tonta, pero aun así... parecía casi como si la estuviera mirando fijamente, buscando en su alma.
"¿Fluttershy?"
La yegua despertó de su trance con un ligero salto. "¿Sí papá?"
Le hizo un gesto para que lo siguiera, ya que él ya estaba varios metros por delante de ella. Fluttershy se sonrojó y lo siguió rápidamente, ayudándolo a subir los escalones hacia la entrada principal. Habían venido a Maris con la esperanza de comenzar una nueva vida. Fluttershy había nacido y crecido en el campo; su padre era un músico de Sweetlan que había llegado a Francia con la esperanza de tocar en una gran orquesta. Sin embargo, antes de que pudiera comenzar a perseguir su sueño, conoció a una hermosa yegua Prench y los dos se enamoraron perdidamente. La yegua, la madre de Fluttershy, era hija de un rico aristócrata y el padre de Fluttershy tenía poco dinero, apenas lo suficiente para complacer a los inflados padres de la yegua, quienes naturalmente rechazaron la unión. Los dos se escaparon al campo, donde los casó un cura del pueblo. Se mantuvieron escondidos, rezando para que la familia no los descubriría ni los obligaría a separarse. Sin embargo, parecería que, en cambio, los padres de la yegua la separaron por completo de la familia, sin intentar ni una sola vez mantener correspondencia con ella.
Pero a pesar de esta tristeza, los padres de Fluttershy hicieron felices sus vidas y su hogar. Fluttershy no conocía un día en el que no fuera amada. Y aunque algunos examinarían la humilde infancia y crianza de Fluttershy con desdén, Fluttershy no lo habría pedido de otra manera.
Sin embargo, en este mismo momento, mientras ella y su padre pasaban por las grandes puertas de la Casa de la Ópera, por primera vez Fluttershy comenzó a sentirse un poco avergonzada de quién era y de dónde venía. Solo había unos pocos ponis en el gran salón, pero los que estaban allí estaban elegantemente vestidos con trajes y vestidos de lino fino, seda y encaje. Las yeguas usaban sombreros con plumas altas y afelpadas, y los sementales, sombreros de copa y pañuelos en los bolsillos del traje. Fueron las miradas que recibieron tanto Fluttershy como su padre las que hicieron que sus mejillas se pusieran rojas; la mirada de un pony que estaba pensando, no perteneces aquí.
"Papá…" susurró Fluttershy tímidamente. "Tal vez esto no es una buena idea..."
Su padre, que estaba perdido en el asombro de la habitación y sin darse cuenta de ninguna mirada hostil, giró rápidamente su cabeza canosa, mirando a su hija como si hubiera anunciado que odiaba la música. Lo cual estaba lejos de la verdad, porque sabía que la mayor pasión de su hija era la música. "¿Qué estás diciendo?" siseó suavemente, tirando de ella hacia un lado. "Pensaste que venir a Maris era una idea maravillosa, ¿por qué estás tan en contra de la idea ahora?"
Fluttershy se mordió el labio y miró a su alrededor, tratando de ignorar a los elegantes sementales y yeguas que los miraban con disgusto. "Simplemente... no sé si podemos encajar aquí", susurró, sintiendo que sus mejillas ardían intensamente, especialmente por la mirada que le dirigió su padre después de pronunciar esas palabras.
Sin embargo, antes de que tuviera la oportunidad de decir algo, un pony con un uniforme granate y una espesa barba negra apareció ante los dos. "¿Puedo ayudarlo?" preguntó el semental, aunque cualquiera podía decir por el tono de su voz que ayudar a un pony era lo último que quería hacer.
El padre de Fluttershy sonrió e hizo una pequeña reverencia. "Señor, he venido con la esperanza de que pueda haber una vacante en la orquesta de su compañía. Soy violinista, y aunque no me gusta alardear, muchos me han dicho, incluida la nobleza, que toco excepcionalmente. De hecho , estudié música en el conservatorio-"
—Sí, sí, sí, todo eso está muy bien —murmuró el semental uniformado, moviendo su casco para detener el balbuceo del padre de Fluttershy. "¿Y quien es ella?" preguntó el semental, asintiendo hacia Fluttershy, quien tímidamente se escondió detrás de su padre.
"Oh, mi hija, una excelente cantante si se me permite agregar. Ella-"
"No necesitamos cantantes", gruñó el semental. "Tenemos demasiados cantantes, si me preguntan. Pero... puede haber un lugar para usted, señor", el semental luego señaló detrás de él hacia una puerta que conducía a un pasillo oscuro. “Los directores están viendo un ensayo de la ópera de la semana que viene. Ellos serían con los que realmente desearías hablar. No sé si te contratarán, la temporada ya está planeada, pero… uno de nuestros violinistas está… desaparecido..."
El ceño del padre de Fluttershy se arrugó ante esta noticia. ¿Desaparecido? ¿Que significaba eso? "No desearía tomar el lugar de otro pony-" comenzó el padre de Fluttershy, pero el semental con el uniforme granate rápidamente lo interrumpió.
"Solo pasa por esa puerta, pero estate muy callado, Fleur de Lis está ensayando".
Tanto Fluttershy como su padre intercambiaron miradas ante el nombre y luego inclinaron la cabeza ante el semental uniformado. "¿Es Fleur de Lis una gran cantante?" Fluttershy preguntó rápidamente antes de que el semental se alejara de ellos.
El pony hizo una mueca. "Algunos... pensarían que sí..."
Su padre rápidamente jaló a Fluttershy a su lado y se apresuró a cruzar la puerta que el pony le había indicado. Era un pasillo largo y oscuro y cuanto más avanzaban, más fuerte se volvía el canto. Fluttershy sintió el roce del terciopelo contra ella. Se dio cuenta de que estaba rodeada por cortinas negras, y más adelante pudo ver luces brillantes que indicaban el escenario. El canto se hizo más y más fuerte aún, recordándole a Fluttershy una vez que su padre la había llevado a la orilla del mar y había gaviotas graznando en los acantilados de arriba. Su padre se detuvo y los dos miraron a través de una rendija de las cortinas al escenario bellamente iluminado.
Así que así era, pensó. Estaba encerrada en un mundo de terciopelo negro, los cascos del escenario bajaron rápidamente y levantaron escenas elaboradas con gruesas cuerdas y pesados sacos de arena. Y a unos metros frente a ella, el escenario, bañado en luz dorada, donde los bailarines giraban y los cantantes elevaban sus voces al cielo; era una imagen deslumbrante de caos rítmico.
"Esos deben ser los gerentes", susurró su padre, señalando a dos ponis que estaban vestidos con finos trajes e intercambiando notas mientras examinaban el escenario. "Espera aquí", dijo, antes de moverse rápidamente hacia un lado con la esperanza de tener una audiencia con los sementales.
Fluttershy apenas escuchó una palabra; estaba perdida en el espectáculo que tenía delante. Si bien mirar a través de las cortinas no era nada comparado con sentarse en una caja, o eso supuso, ya que nunca había estado en una, era como si estuviera contemplando una parte del mundo que pocos podían ver. De hecho, esta vista del escenario se sentía muy sagrada.
"¡Oye!" saltó ante el sonido de una voz ronca. Un casco de escenario la agarró por los hombros y la giró para mirarla. "¡Qué estás haciendo aquí atrás! ¡A nadie se le permite estar aquí!"
Fluttershy estaba aterrorizada, especialmente cuando olió el alcohol en el aliento del burro. Sus cascos eran grandes y sucios y la presión sobre sus hombros dolía. Luego pareció mirarla de manera diferente, y una sonrisa llena de dientes se dibujó en su rostro. "Será mejor que vengas conmigo, pequeña...", balbuceó.
"Nn-no, gracias…" gimió Fluttershy, moviendo sus hombros fuera de su agarre.
"Vamos, Cranky Doodle Donkey no te hará daño…" volvió a alcanzarla, pero Fluttershy se apartó rápidamente, haciendo que el casco del escenario chocara contra un accesorio, lo que le hizo perder el equilibrio y antes de caer. completamente, se agarró a un pedazo de paisaje y todo se derrumbó.
Hubo varios gritos de los bailarines, pero ninguno se comparó con el grito de la prima donna, que casi fue derribada por el escenografía. "¡Fleur de Lis! ¡Fleur, querida mía!". un poni bastante regordete alcanzó a la cantante sacudida que se abanicaba como para no desmayarse. Sin embargo, en el momento en que el pequeño y robusto pony llegó a su lado, ella lo apartó y parecía perfectamente bien.
"¡QUÉ EN EL NOMBRE DE DIOS HIZO ESTO!" la yegua gritó, señalando el paisaje aplastado. Todos los demás se quedaron sin palabras, incluidos los dos gerentes que simplemente miraban horrorizados el escenario. Fluttershy se volvió de un profundo tono rojo, sabiendo que estaba a la vista de todos. Su padre compartió la misma expresión de horror cuando clavó los ojos en los de ella. "¡TU!" Fluttershy saltó cuando se dio cuenta de que la gran yegua se dirigía a ella. "¡QUIÉN RAYOS ERES Y QUÉ RAYOS ESTÁS HACIENDO!"
Fluttershy estaba asustada sin y palabras. ¿Qué podría decir ella? Un simple perdón no necesariamente haría mucho bien en este punto. "¡QUIÉN ES USTED!" exigió la yegua.
Todos se sorprendieron, incluida Fluttershy, cuando la voz que habló provino del viejo semental parado junto a los gerentes. "Mil disculpas señora, fue un accidente, mi hija no quiso-"
"¿SU HIJA?" Tanto Fluttershy como su padre lamentaron las palabras en el momento en que salieron de sus labios. "¡Y QUIEN DEMONIOS ERES TU!" exigió.
"Señora, por favor, no estrese su hermosa voz-"
"¡CÁLLATE!" Fleur de Lis le ladró al gerente que intentó tranquilizarla.
"Monsieur Time Turner", hizo una profunda reverencia. "Y esta es mi hija Fluttershy, hemos venido con la esperanza de que pueda encontrar un lugar en su orquesta, como estaba hablando con estos caballeros. Mi hija tiene pasión por el canto y esperábamos que también pueda encontrar trabajo en el coro." Sorprendió a Fluttershy con lo calmado que hablaba su padre, a pesar de esta yegua que parecía lista para arrancarle la garganta.
"¿Es eso así?" Fleur gruñó, su voz no tan fuerte, pero aún más amenazante.
"¡Por supuesto!" gritó uno de los gerentes, interviniendo rápidamente. Era un semental alto, de mediana edad, con un bigote oscuro. "Monsieur Turner puede ayudarnos ya que Monsieur Caramel ha estado desaparecido durante bastante tiempo. Necesitamos un violinista para ocupar el lugar del semental".
"¡Sí, así es!" comentó el otro gerente, un caballero un poco mayor pero notablemente similar. "Después de todo, señora, ¿no fue usted quien mencionó ayer que le era imposible encontrar sus notas debido al violín perdido?"
Los ojos de Fleur se convirtieron en rendijas mientras miraba a los gerentes. "¡No necesito ayuda musical de ningún tipo, mis talentos son regalos!" ella escupió "¡Y en cuanto a ese pony y esta... esta... pequeña... plebella de campo!" ella replicó, mirando a Fluttershy con furia, "No actuaré en este escenario sabiendo que una estúpida y torpe-"
Hubo un fuerte gemido y de repente una figura se levantó de un montón de cortinas negras, eructando mientras se ponía de pie. "¡Burro garabato gruñón!" dijeron los pesebres a la vez.
Los acusadores se giraron para ver a el burro en el escenario y todos lo miraron con sorpresa. "¿Q-qué?" hipó.
"¡El burro está borracho!" uno de los pesebres gritó.
"¡Y fue él quien causó el accidente!" gritó el otro.
"¡Debería darte vergüenza!" ambos gritaron.
Cranky Doodle Donkey simplemente parecía confundido.
El corpulento pony que había mostrado una gran preocupación por Fleur de Lis antes dio un paso adelante y abofeteó con fuerza a Cranky Doodle Donkey en la cara. "¡Casi matas a mi amada Fleur de Lis!" acusó. "¡Eres un patán borracho! ¡Discúlpate con ella de inmediato y luego vete de este lugar ahora mismo!"
Fleur de Lis puso los ojos en blanco. "Cállate Fancypants", gimió.
Sin embargo, los directores se apresuraron a estar de acuerdo con Fancypants, el tenor principal de la Ópera. "¡Ciertamente! ¡Estás despedido Cranky!"
La única respuesta de Cranky Doodle Donkey fue otro eructo repugnante.
"¿Así que ve señora?" El padre de Fluttershy intervino rápidamente. "Todo fue un error, mi hija no tuvo nada que ver con este accidente".
Fleur de Lis odiaba que se demostrara que estaba equivocada, y odiaba aún más cuando no podía salirse con la suya. "Si debemos tener un nuevo violinista, que así sea, ¡pero NO permitiré que esa yegua comparta el mismo escenario que yo!"
"¡Por supuesto que no!" ambos gerentes se apaciguaron rápidamente. Fleur de Lis lanzó una última mirada a la yegua petrificada, luego giró sobre sus talones y salió del escenario con Fancypants justo detrás de ella.
Todos dejaron escapar un largo y cansado suspiro de alivio. "¿Tornero?" se dirigió a Flim. "Debe entender que este es un período de prueba. Normalmente no contratamos sementales de la calle, hay muchos ponis que pueden tocar el violín por unas pocas monedas. Pero estamos desesperados ahora mismo por alguien que llene a Monsieur". El lugar de Caramelo".
"Entiendo", susurró.
"Si Monsieur Caramel no regresa, y si lo haces tan bien como se espera, puedes quedarte y tomar su lugar en la orquesta", agregó Flam, el más alto de los dos gerentes.
El padre de Fluttershy hizo otra reverencia. "Gracias señores. Y... ¿mi hija?"
"Sí, tu hija", se quejaron ambos gerentes, mirando a Fluttershy, que estaba tratando desesperadamente de ayudar a algunos de los bailarines y cascos del escenario a arreglar el escenario caído. "No necesitamos cantantes, nuestro coro está bastante lleno y la temporada ya está programada. Pero..." Flim miró a la yegua. "Podemos encontrar algún lugar para ella en el departamento de vestuario o algo así".
"¡Oh! ¡Gracias señores! Muchas gracias-"
"Sí, sí," murmuró Flim con un movimiento de su casco. "Busca a Madame Luna, la maestra de baile; ella los ayudará a acomodarse a los dos. Ven Flam, debemos hablar, me temo que ha habido otra carta..."
Flam puso los ojos en blanco al cielo. "¡Otra no! ¿Cuáles son sus demandas esta vez?"
"Lo habitual", murmuró Flim, "y luego, por supuesto, algunos otros también".
Los dos gerentes se alejaron, refunfuñando y quejándose todo el tiempo. Fluttershy luego se acercó a su padre, luciendo esperanzada por él. "¿Entonces? ¿Te dejarán tocar?"
Él le sonrió y asintió con la cabeza, aunque su sonrisa cambió rápidamente. "Me temo que no pude conseguirte un lugar en el coro, lo siento mucho-"
"Ay papá, por favor, no te disculpes, no necesito estar en el coro, importa más que puedas tocar como siempre has soñado".
"Pero mi niña, has soñado con cantar en el escenario, ¿no es así?"
Fluttershy negó con la cabeza, aunque era mentira y su padre lo sabía. Tenía sueños de cantar en el escenario, pero había cosas más importantes, como poner comida en la mesa. Y en este momento, las mejores oportunidades eran para su padre.
Suspiró y puso su brazo alrededor de los hombros de su hija. "Ven, debemos encontrar a esta señora Luna, ella nos ayudará a encontrar alojamiento". Fluttershy asintió y siguió a su padre, aunque antes de que lo hiciera, sintió una extraña sensación espeluznante... como si la estuvieran observando de nuevo. Miró hacia las cajas pero no vio nada. Su imaginación se volvió loca otra vez, reflexionó. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse si un lugar así, tan antiguo y majestuoso como este, podría estar embrujado. Su madre le leía novelas góticas y cuentos de misterio cuando era niña, lo que hacía que Fluttershy se quedara despierta por la noche con miedo de lo que traería la oscuridad, pero también la llenaba de emoción al pasar cada página. Sabía que era una tontería, pero este lugar se parecía a muchos de esos lugares en los cuentos. La idea de los fantasmas era bastante emocionante y quizás incluso un poco romántica.
Su padre la llamó por su nombre, y ella rápidamente se dio la vuelta y corrió tras él, pero mirando por última vez al auditorio. Maris... ¡realmente estaban aquí! ¡Y estaban en la Casa de la Ópera, y ella estaba de pie en su escenario! Suspiró soñadoramente, imaginando cómo sería actuar. Pero su suspiro se convirtió en uno de tristeza. Eso era todo lo que podía ser... un sueño.