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By OliBanng

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Shots con el anime Jujutsu Kaisen^^ el mjr intento de historia cn tan bakan anime More

โฐยน
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โฐยณ
โฐโด
โฐโต
โฐโถ
โฐโท
โฐโน
ยนโฐ
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โ‘ โ‘ฃ
โ‘ โบ
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โ‘ โ’Ž
โ‘ โฝ
๏ผ‘โ‘จ
โ‘ก0
โทโ‘ด

โฐโธ

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By OliBanng

Ryomen Sukuna ∞

— Osea... que te gusta matar gente. — acertaste.

— No.

— Entonces?

— Me gusta aquello que los humanos llaman "masacre" — hizo comillas con los dedos— Matar gente es aburrido.

Evitó tu mirada con una sonrisa tétrica.

— A qué te refieres con "masacre"? — imitaste su acción — Qué piensas de los humanos? — anotabas todos los detalles con rapidez en tu cuaderno.

— Podría describirtelo de otra forma — se acercó a ti — Pero ese albino a la esquina de allá, hace que tiemblen mis pobres pies....

Una carcajada escapó de los labios de la criatura.

— Somos... una especie de insectos, para ti?

— Mmm... No, yo no creo eso — te respondía indiferente — Ustedes son la reproducción de una peste...  Una vil y asquerosa peste incapaz de sobrellevar el peso de sus vidas de la forma correcta.

— Osea que-

— Una sola célula de cualquier lombriz, vale más que toda esta sociedad de humanos. — habló con gran seriedad — Ni siquiera el hombre más bondadoso merece el respeto que ustedes como seres... Anhelan.

— Estamos hablando de humanos, no? —  preguntaste levantando una ceja.

— Lo que para cada uno sea un "humano", sí. Hablo de humanos, equivalentes a una peste, que merece y será masacrada.

— Contaría como una advertencia? — acomodaste tus lentes sin tomar el peso de aquello.

— Solo algo que podrían tener en mente. Al menos los hechiceros débiles como tú — su rostro burlesco miraba fijamente la manera en que anotabas sus palabras.

Tragaste firmemente al oírlo.

—... Hace un momento mencionaste que ninguno nosotros sería respetado — Agregabas — Respetados por quién? Por ti?

Te cruzaste de brazos frente a él. Esperando seriamente una respuesta.

Porque de eso se trataba esto. Tenias la obligación de no reaccionar.

Solo entrevistar.

Y era sencillo... Eso parecía al menos por la suma de dinero que Satoru te había ofrecido.

Pero nadie te dijo que la entrevista sería hacia el maldito rey de las maldiciones. Ryomen Sukuna.

Esto era increíblemente desagradable.

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— Veo atrevimiento? — desafió.

— No. Solo preguntas. Quién merece ser deseado por quién? — aclaraste pacientemente — Si quieres podemos saltar-

— Trátame con más respeto maldita humana inservible — gruñó — si tienes un poco de inteligencia, cerrarás el maldito cuaderno y terminarás esta ridícula sesión aquí.

.
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Wow.

Preguntaste si era alguien difícil de tratar.

Y el desgraciado respondió "es un tipo muy tierno! Morirás con su inocencia!"

Gojo de mierd-

— Está bien. Seré más directa entonces.

— No quie-

— Te mueves un milímetro más allá de los límites marcados amablemente con una cinta de flores y ese albino, también conocido como profesor o Gojo Satoru, aunque prefiero dejarlo como el hechicero más fuerte de la tierra, te devuelve a donde en este momento perteneces — sonríes triunfante — El cuerpo de un niño.

Nunca antes te habías sentido tan imponente.

"Calladito quedaste" gritabas mentalmente al notar el rostro acechado de Sukuna.

— Oh, eso me asustó~ Mis pobres manos, mira! — las estiró hacia ti sin ningún respeto a tu espacio personal — Esto provocan sus cintas de flores!

Obviamente estaba fingiendo la forma en que sus dedos se movían.

Se reía de ti, como si no le temiera a nada.

— Podemos seguir, Ryomen Sukuna? — preguntaste intentando no perder la cordura.

"Linda mirada" pensaba la maldición.

— Hagamos un trato — dijo.

"Odio los tratos..." Mantenías un puchero mental.

— Si lo hago podemos seguir con esto? Le aseguro que solo quedan unas 3 preguntas y Satoru lo-

— Si hacemos el trato seguirás la sesión con vida, si no...

— Bien, bien. Qué propones para sellarlo.

Bufó en tus narices sin inmutarse.

— "sellarlo" ni que nos tuviésemos que besar, mocosa... — ronroneaba con un brillo inusual de color rojizo — quiero que tengamos otra entrevista, pero... Sin el angelito de atrás.

Apuntó a Gojo con sus labios, dejando sus intenciones a la vista.

Despídete de todo.

— Tengo otra alternativa? — cuestionabas.

— tal vez...

— Cuál

— morir.

— Trato hecho — afirmaste.

— Hecho... — sonrió como lunático, mostrando sus dientes

— entonces? Di ya las tres preguntas, apresúrate!

"Hubiese exigido un poquito más de respeto"  Te quejabas con el corazón a mil por segundo.

.
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— Y... Por último, le gusta.... El... Pan? — la duda en tu voz era notoria — Q-quién escribió esto?

Susurrabas pasando las páginas para revisar algún nombre en concreto.

— Debo responder?

— mmm... No, no realmente... Solo si quieres — ignoraste.

— Bien.

Ni cuenta te diste cuando eras sostenida por la cintura.

— Eh terminado esta mierda! — exclamó.

— Oye oye oye! — le llamabas

Se posó sobre la mesa a carcajadas.

— Tenemos un trato, lo oyes? Me tocas, la toco! — gritó a toda la habitación, pero más en específico al hechicero en una esquina de esta —  la llevaré prestada! Montón de idiotas!

.
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Te sentías como un saco mudo. Ni siquiera estabas mirando a alguien, tenías el trasero en su rostro y toda tu cara en la espalda de la maldición. Oías como su voz vibraba en todo su cuerpo.

Parecía una película o un cuento o un sueño.

Pesadilla, de hecho.

Tu vida no solía ser tan extrema. No acostumbrabas a pasar por esto.

O simplemente no te relacionabas tanto con las maldiciones.

— Te dejaré en un lugar más cómodo que esta sala desastrosa — murmuró sonriente.

Y crees que en menos de un segundo te encontrabas dentro de.... Un estómago o algo así.

Era un lugar extraño y desagradable. Pero increíblemente llamativo.

Era un templo dentro de un estómago? Eso debía ser.
Extrañamente lleno de huesos.

Un espacio para poder caminar, había agua.... Era, realmente inusual. Ni siquiera los juegos de parques llegaban a este punto.

Nunca habías estado en algo así.

De hecho, nunca te habías sentido así.

Como si estuvieses vacía, como si no te importase nada.

Sentías que en realidad no interesaba nada. Apenas y te encontrabas gritando, era casi desesperante.

— Y? Qué te parece? — dijo orgulloso.

— Qué es?

— Ha?? — retó — Es mi maldito templo!

— Aaaah....

— "Aaaah"? Eso es todo? — se quejaba — Empiezo a creer que no eres una mujer!

— Perdón? — respondiste.

Quién se creía que era? Un maldito rey? Parecía un pequeño niño engreído.

Con ideas anticuadas para variar.

— Qué quieres que diga? —

— "Amo Sukuna este lugar es increíble" "a partir de ahora pertenezco a su templo" "es enorme", algo de ese estilo — espetó como si los humanos realmente hablásemos así.

— Pues... Está muy llamativo pero a la vez, es bien feo.

Y diste justo en el punto de su destreza.

— Tsk! Me estás obligando a ahorcarte por un tiempo — caminaba lentamente — Siquiera eres humana?

— Tranquilo, te juro que soy un ser vivo y con eso te basta, no? — movías tu mano de arriba a abajo dándole golpecitos.

— Cuida ese vocabulario  — advirtió.

— Estás todo el tiempo aquí? En verdad? — con asombro mirabas todo el lugar desde otra perspectiva.

— Si, alguna queja? — te veía amenazante.

Es que... Es muy solitario.

— ...




— Muy bien.  Comencemos — Suspiró al sentarse en su lugar, dejándote de pie frente a su imponente presencia.

Un silencio de lo más incómodo tomó las riendas del momento, sintiendo casi el ruido del viento.

— No tienes curiosidad por preguntarme cosas? Venga! Sé más rápida, mocosa!

— Uh-Eh... S-si... Eeh, y-yo... — Qué demonios podrías preguntarle?!

"Alguna vez habló a solas con sus huesos?" Claro! Eso si querías salir muerta de aquella junta!

Tampoco había caso en diagnosticarlo como esquizofrénico. Era una maldición, podría tener miles de secretos...

Tus manos sacaron una libretita y con el lapiz de la misma empezaste a anotar.

— Sukuna — aclaraste tu garganta — Cuánto pasó hasta que-

— Ugh... — Rodo los ojos mientras acariciaba su cabello hacia atrás — Ven aquí.

Apuntó a sus muslos.

Miraste su acción detenidamente.

Y la miraste.

Y la miraste

Y la seguiste mirando por un largo rato. Como si no hubiese nada de qué hablar.

— ___.

— ah? Sí? Qué? — volviste a la tierra.

— Ven.

Nuevamente palmeó su muslo izquierdo, con una mejilla apoyada en su mano, cual chiquillo aburrido.

Tan relajado que incluso jodía.

Te acercaste y quedaste a su lado, como una diminuta estatua.

Eso lo desconcertó bastante.

Acaso no se había explicado lo suficientemente bien?
Se encontraba algo desesperado por tu entendimiento.

— Qué haces? — preguntó.

— ..... M-me quedo... Aquí — susurraste inaudible.

Nuevamente sus ojos se fueron en blanco.

Las manos de uñas pintadas tomaron tu brazo y de un solo tirón, junto a su fuerza inútil, te hizo quedar apoyada en el regazo.

Parecía que tenía más tetas que uno.

Y sus pulmones almacenaban mucho aire, porque subía y bajaba como un maldito trampolín.

.
.
.

— Te gusta acaso? — se burló, tomando tu mentón.

— No siento tanta atracción por los hombres — respondiste dificultosa.

— Eres una de esas mujeres?

"Esas mujeres" tsk... Que molesto.

— No soy lesbiana — corregiste — Creo que el término correcto sería... asexual.

— Si, lo que sea — ignoró tus palabras para luego acercarse a tu oído.

— Y las maldiciones?... Te gustan las maldiciones, ___? — murmuró hasta derretir tus pobres tímpanos.

— En qué momento supiste mi nombre.

— Lo leí. Idiota.... — se rió con voz ronca

Buen punto. Tenías la insignia en tu blusa.

— Yo-

— Ya que no tienes pensado hablar! Responde mis preguntas — exclamó.

Asentiste con el rostro, alejándote un poco de su extraña cercanía.

"Tan obediente dentro de su confusión...." Hablaba la conciencia del masculino.

.
.
.

— Tienes alguna relación con ese albino?... — cuestionaba comiéndote ligeramente con la mirada.

A él no le interesaba pasar desapercibido, era el primer detalle a destacar.

Aunque poco lo pudiese admitir, Sukuna sentiría una extraña opresión en el pecho si le decías que sí estabas con Gojo Satoru.

Pero afortunadamente no fue así.
.
.

— mmm... Es compañero de trabajo. — respondiste como si nada.

— Te gusta? — miró rápidamente tus labios, presionando las largas uñas en su rodilla contraria.

De tu respuesta dependían la vida de muchos....

— Pfff, no! — reíste suavemente — paso de él, me da lo mismo. Aunque tiene buenos chistes.

Una mano paró en tu mentón, de forma pensativa.

"Te salvaste...." Dijo con una sonrisa ladeada.

— Cómo piensas pagar esta sesión con el gran rey de las maldiciones?

Lo miraste detenidamente.

Parecía como si tuviese un az bajo la manga.

— Eeeh... Quieres algo?... Tengo un poco de dinero y-

— Por qué me interesaría su estúpido dinero?! soy más poderoso que todos ustedes, qué demonios sacaría yo con eso?

Uy, nop. No le gustó.

— Vale, vale.... — excusaste — Qué quieres entonces? No tengo nada para darte.

Maldita ilusa.

— Por ahora, me basta con algo de toqueteo femenino. Ya veremos después.

— Despué?!-

Y entonces sostuvo bruscamente tu rostro con una mano, empezando a besarte ferozmente.

Ni siquiera podrías describirlo. Era un beso normal, aguado y con mucha, mucha fuerza. Tuviste que sostenerte de sus hombros para no caer atrás.

Se separó con un hilo de saliva y algo de sangre, puesto que había mordido tu labio.

Su sonrisa victoriosa te hizo querer desaparecer de la vergüenza.

Acarició tu cabello, mirando a tus ojos, con fervor.

— Nada mal, ___ — Carcajeó roncamente.

"Nada mal..."


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