Advertencia: contiene lenguaje inapropiado, oral (ambos lados reciben), insultos, degradation kink, slapping kink, sexo sin protección.
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Llevaba semanas sin dormir por el estrés de los extasis, los exámenes finales y estar encerrada todo el día estudiando era aún más frustrante; eso fue todo en lo que pude pensar mientras me acostaba en la cama, mirando al techo.
Eran las 2:07 de la noche y decidí salir a tomar un poco de aire. Me quedé con la ropa que solía usar para dormir, y me dirigí a la salida del dormitorio. El aire fresco de la noche era agradable, mientras el dormitorio se asaba. Encendí un cigarrillo y de repente oí pasos detrás de mí.
—¿Por qué estas aquí amor?— Me di la vuelta ante la repentina voz; era Cedric, mi novio. Merlín, cuánto lo extrañaba.
—No puedo dormir, ¿y tú?
—Yo tampoco, estaba pensando en ti y en lo mucho que extraño follarte así que no podía dormir.— dijo con su habitual sonrisa arrogante; estaba sentado en el suelo cerca de la entrada de su dormitorio con una botella de cerveza de mantequilla en la mano.
—¿Quieres fumar?— le pregunté acercándome a él. Siempre fumaba conmigo al final del día. Me senté a su lado en el suelo con la espalda contra la pared.
—¿Bebes?— Dijo entregándome su botella. Nos quedamos así por unos momentos.
Él estuvo callado en las últimas semanas debido al estrés también. Tampoco me importa, pero no esta noche. Necesito la compañía de alguien hoy. Lo miré solo para verlo, ya mirándome a través de la oscuridad. Me sonrojé y miré hacia otro lado. Volví a mirarlo y él me miró a mí.
Sonreí. Él sonrió. No pude evitar estallar en carcajadas y él también.
Su risa es tan hermosa y sexy, no sé por qué, pero tiene un cierto efecto en mí. Nos quedamos allí un rato más sólo mirándonos y riendo. Poco después pensé que era hora de volver a mi dormitorio.
Mientras me levantaba para irme, sentí su agarre firmemente en mi brazo mientras decía mi nombre. —¿Quieres quedarte en mi dormitorio por un rato?—él hablo. —Ha pasado mucho tiempo desde que...
—¿Por qué no?— dije y entré en el dormitorio de Hufflepuff.
No era mi primera vez aquí, por supuesto.
Llegamos a su dormitorio donde afortunadamente no estaba su compañero y nos sentamos en su cama; Puedo decir que no hablamos mucho ya que después de unos besos, él se me acercó. Me miró por un momento y acercándose a mí, empezamos otra vez.
—¿Estás segura de que quieres continuar?— Yo solo asentí mirándolo. —Usa tus palabras amor.— dijo.
—Sí, lo estoy, Ced.— dije frustrada. Ni siquiera se molestó en poner un hechizo silenciador en la puerta para ocultar cualquier ruido que se hiciera.
Me dijo que me desnudara y me sentara en el borde de la cama. Y así lo hice mientras él miraba. Tan pronto como terminé, comencé a acercarme a él caminando hacia el sofá donde estaba sentado y me arrodillé frente a él y comencé a masajearlo debajo de sus pantalones, su erección ahora era evidente.
—Eres tan buena, no te detengas.
Le sonreí antes de desabrochar su cinturón y sus jeans, empujándolos junto con sus boxers hacia abajo. Lamí mis labios mientras envolvía mi mano alrededor de la base de su polla, acercando mis labios a ella y lamiendo su punta, llena de líquido preseminal.
Cedric me observó intensamente mientras reprimía sus gemidos en respiraciones temblorosas. Lo miré a través de mis pestañas, envolviendo mis labios alrededor de la punta de su polla mientras comenzaba a chupar ligeramente, pasando las yemas de los dedos sobre la vena sensible en la parte inferior de su longitud.
—Amor, no sabes cuánto pensé follarte mientras estudiaba estas últimas semanas.— susurró con un gemido entrecortado, su mirada fija en mí.
—Mm, yo también pensé cariño.— dije, mi labios volviendo a su polla.
Cedric sonrió cuando comencé a mover lentamente mi cabeza arriba y abajo de su longitud, chupando ligeramente mientras lo hacía. Una de sus manos se mueve hacia mi cabello, tirando de él hacia atrás en una cola de caballo desordenada antes de descansar su mano en la parte posterior de mi cabeza, mirándome mientras deja escapar gemidos silenciosos y oraciones sin terminar.
—Joder cariño, eres mi perfecta pequeña puta.
Tomé más de su longitud en mi boca hasta que su punta golpeó la parte posterior de mi garganta, causando que me atragantara alrededor de la misma. Me separé de él por un segundo para tomar algo de aire antes de continuar, chupando un poco más fuerte mientras lo hacía.
—Amor, me voy a correr—, dijo Cedric. Sus abdominales se tensaron, se soltó en mi boca y tragué todo su semen.
—Fuiste tan buena, creo que mereces una recompensa.— Me hizo acostarme en la cama bajando lentamente los pantalones que llevaba y luego me quitó las bragas.
Empezó a tocar el interior de mi muslo, llegando con dolorosa tensión y provocación a mi clítoris. Gemí al instante por el placer que me dio y eché la cabeza hacia atrás poniéndome cómoda. Empezó a frotar más rápido y mi espalda se arqueó fuera de la cama. Cuando lo miré, sus ojos estaban oscuros y llenos de lujuria.
—Joder, te quiero dentro de mí ahora—, dije en un susurro.
—¿Puedes repetirlo amor?— Dijo con una sonrisa en un tono burlón.
—Me escuchaste.
—Sí, pero no te voy a follar hasta que no me lo pidas gritando.— dijo, aumentó la velocidad con la que frotaba sus dedos en mi clítoris.
—¡Fóllame, por favor!— dije en voz alta, sabiendo que todos podían escucharnos.
Me dio la vuelta y puso mi trasero frente a él. Podía escucharlo gemir mientras golpeaba mi trasero y yo gemía. Masajeó mi culo apretando y frotando y ocasionalmente rozando su polla en mi piel.
—Maldito sea amor, estas tan mojada, y solo para mí.— dice en voz baja antes de meter sus largos dedos dentro de mí.
—Por favor... Cedric— dije. Me dio la vuelta y me besó apasionadamente.
—¿Estás segura de que quieres esto?— Frotó su pene en mi coño mojado y gemí más fuerte.
—Por favor, Ced, fóllame—, me quejé, pero obtuve lo que quería. Lentamente introdujo su palpitante polla dentro de mí y mi cabeza cayó de placer. Siseó una vez que estuvo completamente dentro. Lo empujé lentamente y él comenzó a mover sus caderas.
—Joder.— dijo mientras bombeaba dentro de mí más rápido y más fuerte haciéndome gritar y rogar por más.
—Te gusta mi polla, ¿no?— Dijo tirando de mi cabello.
—Sí.— grité y tiró de mi cabello con más fuerza levantando mi cabeza para poder hablarme al oído.
—Y es el único que puede hacerte sentir tan bien, ¿verdad?— gruñó.
—¡Sí, así es!
—Buena chica. Apuesto a que...— gruñó de nuevo y dejó mi cabello para agarrar mis caderas y empujarme aún más fuerte. Estaba a punto de correrme cuando salió de mí y me volteó sobre mi espalda tirando de mis piernas hacia arriba y empujándose de nuevo dentro de mí. Su pene estaba más profundo en mí y juro que podría haberlo sentido en mi estómago. Me levantó y sentí que la pared golpeaba mi espalda mientras enterraba su cara en mi cuello y apretaba su agarre en mi trasero.
—Joder, me voy a correr.— gemí y él se estrelló contra mí un poco más, liberando mi clímax sobre su polla. Nos acostamos en la cama respirando por unos minutos mientras nos mirábamos y sonreíamos.
—¿Estás bien?—, Dijo Cedric.
—Sí, Ced.
Siempre he amado a Cedric por esto también; él era dulce y me cuidaba cuando lo necesitaba.
Me llevó al baño sentándome en el lavabo mientras abría el agua de la ducha y calentaba la habitación para ducharnos juntos. —Mm, fue agradable relajarse después de todo este tiempo.
—Estoy de acuerdo contigo.— dije riendo.
Cedric se giró a mi lado, mirándome fijamente a los ojos. —Te amo, ¿lo sabes verdad?— Él dijo.
—Sí, y también te amo.
—Y si crees que lo hago demasiado rápido o mal cuando lo hacemos, dímelo e iré más lento, ¡O podemos detenernos, por supuesto!
—Eres perfecto, así que no te preocupes.
Muy pronto ambos nos quedamos dormidos uno en los brazos del otro.
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