La familia Yagami tenía dos maneras de manejar los problemas emocionales; una taza caliente y una charla con el familiar de mayor confianza, o, dejar que la persona afectada resolviera sus problemas individualmente.
Tal vez no podía recordar completamente su vida, pero _____ recordaba algunos momentos en los que ella se había beneficiado de ambas situaciones, y aun así, honestamente no estaba segura de cómo manejar a Bakugō.
Hace un mes, _____ solamente interactuaba con los chicos por un deseo egoísta de tener contacto humano. Sin embargo, poco a poco la fantasma comenzó a encariñarse de ambos héroes.
Amaba la personalidad amable de Midoriya, y a su vez le encantaba el ego de Bakugō. ____ sabía que estaba enamorándose de ambos desde la segunda semana juntos.
Honestamente, ____ era una chica que se enamoraba fácilmente, pero usualmente de la misma manera su interés solía irse. O en peores casos, en cuanto el chico le correspondiera sus sentimientos, ____ perdía los suyos.
Miedo al compromiso, le habían dicho alguna vez.
Venus en Libra, decía ella.
Era por esta misma razón por la que en ningún momento temió sus sentimientos. Ella pensaba que en cualquier momento dejaría de sentirse atraída a los chicos, y sin embargo, ahora ella temía haberse equivocado.
Nunca había sentido su corazón arder de la misma manera que lo hacía cuando Bakugō le dedicaba su sonrisa victoriosa. O de la misma manera que lo hacía cuando Midoriya la miraba con cariño.
Y debía admitirlo, su consejo esa tarde no había sido completamente justo.
Al escuchar a Bakugō azotar su puerta de su cuarto, ____ suspiró. La fantasma inmediatamente le había mandado mensaje a Midoriya después de ver el estado en el que el rubio había llegado. Sin más que decir, Midoriya se quedaría hasta tarde en los dormitorios arreglando algunas cosas.
Si le preguntaban a ____, Midoriya tenía una coartada sólida para esta tarde.
Probablemente si la llamaban a corte para testificar en el caso de la muerte de Kirishima, ____ podría decir que se estaba lavando el pelo junto con Midoriya.
Sí su señoría, estábamos lavándonos el pelo al mismo tiempo —argumentó mentalmente frente al juzgado ficticio—. Sí, exactamente al mismo tiempo. Es una actividad romántica, ¿no lo sabía? Está de moda. No perdí de vista al brócoli en ningún segundo.
Sus manos prepararon una bebida de confort inconscientemente, y cuando regresó de su testimonio ficticio, finalmente se dio cuenta de que había preparado café de olla con un toque de canela.
Café de olla —se repitió a si misma—, me pregunto de dónde saqué esta bebida.
Subió las escaleras en silencio, cargando dos tazas en sus manos. Caminó hasta la segunda puerta y tocó suavemente, esperando tranquila la respuesta.
El silencio siguió, y ____ tocó de nuevo—; ¿Psycho? Soy yo.
— Lárgate, estúpida nerd —aunque las palabras eran duras, la voz del chico no era más fuerte que la de un ratón.
— Sólo te traje un poco de café —la chica le copió el tono de voz—, tiene canela. Escuché que era buena para el estado de humor.
La puerta se abrió bruscamente y Bakugō tomó rápidamente la bebida, cerrándole en la cara la puerta. La fantasma apartó la mirada y apretó los labios, tomando aire para calmar el sentimiento de dolor en su pecho.
_____ pegó su frente contra la puerta— Cuando estés listo para hablar, aquí estaré.
— Largo de aquí, idiota. No necesito tu puta ayuda.
____ apartó su frente, y caminó de regreso a las escaleras, olvidando por un segundo que no podía beber de su bebida en el estado en el que se encontraba. La fantasma se detuvo con la bebida golpeando sus labios y lentamente bajó la taza.
Sus ojos cafés le dieron una última mirada a la puerta cerrada y bajó las escaleras.
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La mañana siguiente llegó rápidamente para todos los presentes en la casa. Bakugō parecía haber regresado a su comportamiento de hace un mes y salió de los dormitorios sin siquiera saludar o esperar a Midoriya.
_____ observó los nudillos rojos de Midoriya— Sabes que te va a matar cuando sepa lo que hiciste, ¿no?
— Habrá valido la pena.
____ le sonrió, un poco más animada. Midoriya se preparó un huevo con un poco de jamón y lo comió en tiempo récord, dándose bastante tiempo para llegar a la escuela a tiempo. ____ lo despidió con una sonrisa y bendiciones, pero en cuanto el chico desapareció de su vista, dejó caer la sonrisa y miró su celular.
Esa mañana le había llegado un mensaje extraño y aún lo tenía en mente.
____ apagó su celular y regresó a la casa, sintiéndose no por primera vez triste.
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Uraraka sabía que había algo extraño entre Bakugō, Midoriya y Yagami. Esa noche de Halloween ella finalmente había tenido que enfrentarse a la realidad, y la realidad era que Midoriya estaba enamorado de alguien más.
Lo podía ver en la manera en la que los ojos del chico se encendían cuando gritaba el nombre del rubio. Lo podía ver en su sonrisa tímida cuando hablaba de Yagami y las recetas que esta parecía compartirles.
Le había costado un poco aceptarlo, y el Domingo se había dado un buen tiempo para llorar y superar sus sentimientos hacia Deku. No lo había logrado, eso estaba claro, pero por lo menos ahora estaba segura de que no reaccionaría de mal manera ante la chica.
Ella nunca se imaginó que sería una persona celosa. Para ella, los celos eran irracionales y nacían de la inseguridad y las chicas que actuaban como locas bajo sus efectos eran realmente patéticas, pero como todos dicen, es muy fácil criticar cuando no vives la situación.
Si bien la situación del restaurante había sido un error, ella no podía negar que había sentido satisfacción al ver que Yagami no podría entrar con ellos.
Ahora, recordando sus sentimientos de ese día, se sentía inmensamente culpable e inmadura. Midoriya era su propia persona y no le pertenecía a nadie. Si él quería estar con Yagami, Bakugō o con los dos, no era su problema.
Iida siempre tuvo la razón.
Y si lo que había estado pasando entre el "Bakusquad" era un indicador, claramente Uraraka había tomado la decisión correcta.
Toda la situación había llegado a su tope la tarde anterior, cuando Kirishima salió de los dormitorios un poco después de que todos habían regresado de clases. Cuando el chico regresó, sus ojos estaban llenos de lágrimas y sus mejillas estaban rojas por la vergüenza.
Nadie había podido hablar con él.
Media hora después, Midoriya entró a los dormitorios claramente molesto y se dirigió hacia Kirishima. Ambos intercambiaron palabras y salieron de los dormitorios.
Una hora después, Kirishima regresó con un gran moretón en la mejilla. Midoriya se veía claramente culpable, pero también parecía intentar resistir esta emoción.
Cuando el profesor Aizawa les preguntó qué demonios había pasado, ambos habían dicho que había sido una pelea de práctica y que Midoriya había sobrestimado la fuerza que podía usar en Kirishima. El profesor Aizawa no parecía creerles, pero al ver que ninguno confesaba, simplemente les asignó detención.
La mañana siguiente todos entraron un poco tensos, esperando que algo pasara entre Midoriya y Kirishima. Sin embargo, para la sorpresa de todo el salón, lo único que pasó fue que ambos evitaron dirigirse la palabra y se rehusaban a tener contacto visual.
Predeciblemente, Bakugō no tardó en entender la situación y en cuanto llegó la hora del recreo, el rubio se dio la vuelta para encarar al nerd.
— ¿Cuál es tu puto problema, Deku? —Uraraka apartó la mirada, insegura de si debía meterse—. ¿Crees que necesito de tu inútil ayuda?
Deku lo miró a los ojos— No.
Bakugō lo tomó por el cuello de la camisa— Entonces dime qué te hizo pensar que me gustaría que le pegaras al idiota cabello de regla —el olor a quemado se esparció por el salón—. ¿Te sentiste como el príncipe salvador? ¿Huh? ¿Esto satisfizo tu complejo de héroe?
Uraraka apretó sus dientes, molesta. Ella daría lo que fuera por ser defendida de esa manera por Deku, y aquí se encontraba Bakugō, burlándose de los sentimientos de Midoriya.
— No lo hice por ti —mintió Deku.
Bakugō bufó— ¿Me vas a decir que lo hiciste por ti? ¿Con qué puto motivo, idiota?
Deku apartó la mirada y estiró su mano para zafarse del rubio. Una vez liberado, Midoriya tomó sus cosas, evitando a Bakugō, haciendo que este se enojara aún más.
— Esta bien, Kacchan —concedió Deku—. Lo hice por ti, porque eso es lo que hacen los amigos; te defienden.
Bakugō lo empujó— ¿Sabes que hacen también los amigos? Respetan los límites de las personas. No debiste involucrarte en este problema, estúpido Deku.
Midoriya tomó aire, claramente controlando su temperamento y se acomodó la mochila que traía. Uraraka observó todas las pequeñas señales que le decían que Midoriya estaba triste y no pudo evitar levantarse de su asiento, decidida a intervenir. Todoroki estiró la mano, deteniéndola.
— Bien, Kacchan. Lo que hice estuvo mal y actué en contra de tus deseos —Midoriya apretó los labios—. Lo hice porque Kirishima se lo merecía.
— Lo que ese imbécil se merezca o no, no es tu puto problema. No vuelvas a interferir en mis asuntos de esta manera, ¿me oíste?
Deku lo miró, un poco atónito ante las palabras del chico— Okay, Kacchan —susurró—. No lo volveré a hacer.
— Más te vale, pedazo de mierda.
Las mejillas de Midoriya ahora estaban rojas por la vergüenza, ya que la mayoría de la clase se había quedado para ver la reacción del rubio ante la pelea de ayer. El ser tratado por Bakugō de esa manera enfrente de todos después de defenderlo había sido humillante para Deku.
Midoriya evitó la mirada de todos mientras que caminaba hacia la puerta. Antes de salir de esta, se volteó y dijo con voz titubeante—; Estás actuando como un verdadero imbécil, Kacchan.
El chico no esperó la respuesta de Bakugō y salió del salón. Uraraka miró mal a Bakugō, asegurándose de conectar con sus ojos rojos cuando ella le lanzó un gesto de desdén. La chica tomó sus cosas y siguió a Midoriya, siendo acompañada por Iida y Todoroki.
— Qué incómodo —escuchó a Jiro decir.
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El día había comenzado predeciblemente mal para Bakugō. Toda la tarde de ayer había repetido en su mente la cara decepcionada de ____. Además, se había replanteado todas sus interacciones con todos sus amigos, momentáneamente paranoico de otra confesión.
Al llegar a la escuela, había notado una tensión entre todos, y pensó inmediatamente que Kirishima había exagerado sus sentimientos para recibir simpatía de todos.
Le sorprendió, y a la misma vez no, que la tensión se centrara entre Kirishima y Deku. Una mirada rápida entre los nudillos sospechosamente morados del nerd y el moretón en la cara del cabello de regla le hizo entender lo que había pasado.
En un momento de frustración, había explotado hacia Deku.
Solamente cuando terminó de exhibirlo y dejarlo en claro a la clase que las acciones del nerd habían sido suyas y por su cuenta, notó que nadie nunca pensó lo contrario. En resumen, había humillado al nerd de nuevo enfrente de todos, y por ninguna razón.
Pero de la misma manera, no se sentía tan culpable de sus palabras.
Nunca necesitó que el estúpido de Deku interviniera en sus problemas, y ciertamente no necesitaba de su venganza.
— Eso le llamo ser malagradecido —musitó Tsuyu mientras salía del salón, acompañada de Hagakure, Ojiro y Tokoyami.
Bakugō apretó los dientes.
— Bakubro, ¿podemos hablar?
Mina se encontraba junto con Sero, Kaminari, Jiro y Yaoyorozu, esperando detrás de Kirishima. Bakugō los observó, pero finalmente asintió.
— Midoriya ayer habló conmigo —continuó Kirishima—, y quiero disculparme contigo. No quise hacerte pensar que me debías algo por nuestra amistad, y tampoco quise culparte por mis sentimientos. Actúe erróneamente, y no debí intentar castigarte por no corresponderme.
— Bakugō —Sero se acercó a él—. Eres de mis mejores amigos, y debo de decirte que siempre supe acerca del crush de Kirishima en ti. No quise aislarte estos días, pero honestamente pensé que él necesitaba más de nuestra ayuda.
Kaminari asintió— Tú siempre actúas fuerte, y pensamos que estarías bien si tomábamos el lado de Kirishima —el chico se sobó la cabeza, mostrando su culpabilidad—. No lo pensamos bien y actuamos como malos amigos, y tú te mereces mucho mejor.
— No pensamos bien las cosas —aclaró Mina, tomando la mano de Bakugō—. Honestamente yo sólo quería que tú y Kirishima terminaran juntos, y no pensé más allá de ayudarlo a conquistarte. Debí saber que te haría sentir incómodo.
Jiro suspiró— Midoriya ayer nos hizo saber que éramos realmente malos amigos contigo. Si bien yo no participé en esto, no me molesté en protestar cuando vi que te estaban aislando cuando dejaste en claro que no le correspondías los sentimientos a Kirishima.
Yaoyorozu también actuó apenada— Yo fui quien intentó aconsejar a Kirishima acerca de tu aislamiento —los ojos de la chica se estaban llenando de lágrimas—. Le dije que tal vez sería mejor si te hiciera ver lo mucho que dependías de él, y que tal vez aislándote te darías cuenta de tus sentimientos por él.
Bakugō abruptamente sintió sus sentimientos de irritabilidad desvanecerse. Como era de esperarse, había sido un plan mal ejecutado por esta bola de idiotas.
Si bien esto no quitaba sus sentimientos de tristeza e impotencia al haber sido ignorado por sus amigos, por lo menos podría comenzar a perdonarlos. En realidad, no estaba completamente listo para olvidar y seguir como si nada.
Bakugō apartó la mirada— Tch, lo que sea —los rostros de los presentes se iluminaron, reconociendo que era una oportunidad para ser perdonados—, pero no crean que están perdonados, imbéciles.
— Ni en sueños, Bakubro.
El resto del día pasó volando, y nuevamente fue invitado a participar en las actividades grupales junto con ellos. Incluso cada uno fingía pelear para ser quien trabajara con él.
Para el final del día, Bakugō estaba listo para irse a su dormitorio junto con Midoriya. Antes de llegar a la casa, planeaba darse un tiempo para disculparse sin disculparse con el nerd.
En cuanto la campana del fin del día sonó, Bakugō fue distraído por sus amigos. Todos le pidieron disculpas nuevamente, recalcando que ahora sabían que no habían estado siendo solidarios con él.
— Ahora que sabes de mis sentimientos, Bakugō, quiero que sepas que no tienes que sentirte presionado por ellos —habló Kirishima, tomando una mano del rubio—. Tardaré un poco en superarlos, pero eventualmente volveré a ser el mismo de primer año.
Bakugō lo analizó— ¿Estás seguro, cabello de regla?
Kirishima rio— No tengo otra opción, Bakubro—el pelirrojo bajó la mirada—. Todos vimos cómo actuaste el Sábado con Midoriya y Yagami. Después de ver eso, tengo en claro que solo podemos ser amigos.
Mina intervino— Por cierto, Bakubro —la chica le dio una mirada acusadora—, no seas tan duro con Midoriya. Lo que hizo fue muy noble de su parte, y realmente lo hizo contigo en mente.
Sero asintió— No es su culpa —el chico pareció deliberarlo—, bueno, no tan su culpa.
— Midoriya sólo quería que fueras tratado como te mereces, Bakubro —continuó Kaminari—. No puedo culparlo por eso.
Kirishima posó su mano en el hombro de Bakugō— Tienen razón. Si la situación hubiera sido al revés, yo también le hubiera dado un golpe en la cara a Midoriya.
Los demás asintieron, y siguieron recogiendo sus cosas. Bakugō terminó de guardar las suyas, y caminó hacia la salida, esperando ver al nerd parado por ahí cerca. Para su confusión, el pasillo estaba solo.
— Deku regresó a su dormitorio.
Todoroki siguió su camino después de hablar, dejando a Bakugō en el pasillo. El rubio rodó los ojos, dirigiéndose a la casa de manera lenta.
Bakugō tardó los usuales minutos en llegar a la casa, abriendo la puerta con un mejor humor del que había tenido en la mañana. Él se esperaba ver al nerd sentado en el comedor, hablando con la fantasma, pero al entrar, la casa estaba totalmente en silencio.
El rubio entró a la cocina, y al notar que ni la fantasma ni el nerd se encontraban ahí, recorrió todos los pasillos y entró a todas las puertas, deteniéndose finalmente al notar que no había nadie ahí.
Bakugō frunció el ceño.
¿A dónde se habían ido?