UNA HISTORIA DE AMOR...

By Echeryl

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tierno, dulce y especial era su amor. vivían cada instante como si fuera el último; anhelando un futuro que j... More

UN SOLO BAILE
TU LLEGADA A MI
UNA MIRADA DE AMOR
DISPUESTO A TODO.
LLUVIA DE LUCIÉRNAGAS
NO ES UN ADIOS..
NO HAY SALIDA
DESDICHA...
AUNQUE TE QUIERO NO TE AMO.
INFORTUNIO
DE VUELTA AL COMIENZO
NO TEMER A NADA.
IRREMEDIABLE
TRISTE REALIDAD...
HUIR DE TODO...
TODO ES DIFERENTE...
DISPUESTO A TODO...
DULCE AMOR....
NADIE PODRA EVITARLO.
REALIZACIÓN...
DEL PARAÍSO AL INFIERNO...
EL FINAL DE TODO..
MI TESORO ERES TÚ...
EN LA MIRA DEL ODIO
ABANDONADA....
AVISO IMPORTANTE...

EN SECRETO ES MEJOR

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By Echeryl

Holden regreso a la mansión, debía actuar como si el estar separado de Sophia le matará.

– Hijo – dijo la condesa al verlo subir a la segunda planta.

–  No me digas nada madre, debo pensar.

– Pobre, no puede aceptar la realidad, si las cosas siguen así con todo el dolor del mundo tendré que pedirle a los Mcnoure abandonen la propiedad.

Michelle Gimió.

– No madre, ellos no tienen la culpa del capricho de mí hermano.

– Lo se, me duele por Sophia, pero primero está mí familia.

Michelle corrió al segundo piso.

Holden sentado en el balcón de su recámara, con los ojos cerrados pensaba en el momento que acababa de tener con Sophia.

Tres toques en la puerta lo sacaron de sus pensamientos.

– Adelante – Michelle ingresó, y al ver a su hermano corrió a él.

_  Quieres que Sophia y sus padres abandonen la propiedad? – sin entender miro a su hermana.

– No! , Claro que no quiero tal cosa.

– Entonces desiste de ese absurdo, madre está tan desesperada que le pedirá a los Mcnoure abandonen Orange Roses.

Holden bajo del balcón y tomo a Michelle por los hombros.

– Estás segura? –la joven asintio.

– Si, madre me lo acaba de decir.

–  Tranquila, yo arreglaré todo. Solo dame un poco de tiempo.

Michelle salió de la recamara de Holden, quién preocupado caminaba de un lado al otro.

– Maldición! –mascullo, salió de su recámara y bajo a la sala de bordado dónde su madre estaba mirando a través de la ventana.

– Madre, no puedes correr a los Mcnoure, sabes que han sido muy responsables.

– Si, lo sé y me duele por qué los aprecio demasiado, pero primero está mí familia.

– Como puedo hacer para que no los corras? –Amalia miro a su hijo y acarició su mejilla.

– Olvídate de Sophia.

– No me pidas tal cosa.

– Lo lamento hijo, pero esa es la única opción que tienes.

Holden bufó molesto.

– Deja que lo piense con calma, sabes que no se puede olvidar a la persona que amas de la noche a la mañana.

Amalia tomo las mejillas de su hijo y beso su frente.

– Tienes hasta mañana en la tarde para darme una respuesta.

Sin despedirse de su madre salió de la sala.

Debía pensar con claridad, ya que solo renunciaría a Sophia por su bien.

La tarde despuntaba  en un  horizonte naranjado como todos los días.

Holden la contemplaba a través de la ventana de su recámara.

Pasó una mano por su negro cabello, salió por su balcón llegando a las caballerizas.
Tomo a su semental y cabalgó fuera de la propiedad.

Al ver que Sophia regresaba del pueblo se desvió hacia el caminó real.

– Holden, que sucede? –  este sin mediar palabra alguna la tomo por el rostro y beso sus labios –  estás bien? – negó.

– No, madre me ha dicho que si no renunció a mis sentimientos hacia ti los expulsará de Orange.

Sophia Gimió, amaba vivir en esa propiedad.

– Está desesperada por protegerte.

Sophia se lanzó a los brazos de Holden.

– Que harás?, renunciarás a mí!.

– No, pero le haré creer que si, con tal que no los corras, tu padre es mayor y no podrá conseguir empleo tan rápido, te amo y jamás renunciaré a ti.

Asintió, sabía que era cierto.

–  Debemos vernos a escondidas.

–  Si, debemos guardar este secreto.

Beso los labios de Holden y corrió a la caleza.

–  Ve esta noche al lago.

Asintió, así sería.

Regreso a la mansión, actuaba con normalidad.

– Como te ha ido hija –  le pregunto Aurora al colocarle en la mesa la sopera.

–  Bien madre, madame Constance me ha pedido sea su ayudante.

Aurora sé sintió orgullosa de su hija.

–  A tú corta edad haz alcanzado muchas cosas.

Tomo la mano de su hija y la apretó.

Terminaron de cenar y Sophia pidió permiso para retirarse a su recámara.

–  Deseo leer un rato antes de dormir, mañana debo levantarme más temprano.

– Bueno hija, descansa.

Beso la frente de su padre y se retiró a su recámara.

Tomo uno de los libros que la condesa le había regalado se sentó en el alfeizar y comenzó a leer, tres toques en la puerta llamaron su atención.

– Hija, estás despierta? –  Inquirió Aurora abriendo está.

–  Si madre – se acercó a Sophia y sentándose en el alfeizar y sonrió.

Tomo la mano de Sophia.

–  Estás mejor –  Sophia asintió.

– Si madre, estoy mucho mejor.

– Que bueno, estoy muy feliz que madame Constance te haya pedido seas su ayudante.

Sophia sonrió.

– Si, deseo aprender mucho y ser una modista reconocida.

– Lo serás, cuando te cases podrás tener una sastrería.

Sophia miro hacia el jardín y suspiro.

–  No creo que mi marido me permita ser modista, sabes que las mujeres no pueden trabajar.

– Sí, no podemos, es una lastima ¿ Verdad? – Sophia asintió – Bueno mi amor, descansa – beso la frente de Sophia y salió de la recamara.

Al ver que Holden había cruzado el jardín apagó la vela de su recámara y salió por el balcón.

Miro la sala donde su padre y su madre leían un rato antes de subir a descansar, vio sus sombras reflejadas en las ventanas gracias a la luz de las velas.

Suspiró profundo y escabulléndose en la oscuridad se dirigió al lago.

– Pensé que no vendrías – dijo Holden saliendo se la oscuridad.

– Jamás dejaría de acudir a ti –  Se acercó a el, Holden la tomo por la cintura y la acercó a su cuerpo.

– Te amo.

Sophia sonrió.

Camino hacia la plataforma que entraba al lago.

Holden la siguió.

– Haz nadado en el lago desde tu regreso?.

– No, como hacerlo si tú no estabas para acompañarme.

Sophia sonrió mordiendo su labio inferior.

– Creo que ha llegado el momento –  coloco sus manos en el pecho de Holden y lo empujó, este cayó al agua.

Ella desde arriba sonría divertida.

– Está helada.

– Me la pagarás!- sentenció saliendo del agua.

– No! – grito ella corriendo lejos de él.

– calla, podrían escucharnos.

Agitada se recostó en un sauce llorón, quedando cubiertos por sus ramas las cuales caían como cascadas a si alrededor, haciéndolo el escondite ideal.

– Quién?, estamos lejos de la mansión.

Holden se acercó a ella, y pegándole a su cuerpo la beso.

– Holden, no puedes besarme así, debemos mantener la compostura.

Agitado se separó, miro que el vestido de verano de Sophia estaba mojado, por lo cual se pegado a su cuerpo.

–  Sophia, te amo con locura, no puedes pedirme que me controle.

Ella lo miró y sonrió con tristeza.

– Sabes que no puedes tocar mi virtud, si lo harías  mi futuro estaría dañado.

Holden Camino desesperado, ella tenía razón. Pero no quería que ella le diera a otro lo que era suyo.

–  No puedes decirme que piensas aceptar cualquier propuesta de casamiento del señor Mortimer.

Sophia lo miro y luego bajo su cabeza.

– No tengo otra opción, jamás seré tu esposa.

–Oh Sophia, no sabes cuánto daño me haces al decirme que serás la mujer de otro hombre.

– Lo mejor sea todo termine aquí, no puedes pedirme te entregué mi virtud. ¿ A caso solo quieres eso de mí?.

– No!, te amo y por ese amor que siento por ti, respetaré tu honor.

Se acercó a Sophia y la beso con locura, se restregó contra ella y ella contra él, la levantó y la coloco sobre su cintura.

Beso y esculco cada rincón de su cuerpo, agitado la bajo, temblorosa se recostó en el sauce; debía marcharse antes de cometer una locura.

Holden contempló como su amada corría lejos de él. Anhelaba tomar todo el amor de Sophia sin restricción alguna, pero sabía que era imposible.

Sophia ingreso a su recámara, se desvistió y coloco su camisón y se metió bajo las sábanas, cerro sus ojos y recordó las sensaciones que Holden le había hecho sentir.

Sintió como una lágrima bajaba por su cien.

–  Bendito amor que tantas amarguras traes a mí triste vida.

Dijo en voz, baja.

–  Necio corazón que te empeñas en amor un imposible, anhelando lo prohibido.

Gimió, sabía que su destino y el de Holden estarían separados por la clase social.

Antes del amanecer salió de su cama, no había podido dormir casi en toda la noche, apartó las sábanas y salió de su cama, tomó su ropa y se vistió, lavo su cara y tomo carbón y limpió sus dientes.

Salió a la cuadrilla y tomo su semental.

Saldría antes que lo vieran.

Rato más tarde sonrió al ver que Sophia llegaba al caminó real.

– Jamás podría faltar- dijo ella bajando de la caleza - sería una dulce agonía el no verte antes de ir donde madame Magdalena- Holden frunció el ceño.

–  Madame Magdalena! – Sophia sonrió.

– Si, la modista del pueblo, estoy aprendiendo con ella, soy su ayudante.

– Excelente, ahora ven acá – la tomo por la cintura y la beso sin perdida de tiempo.

– Estamos propensos a caer en tentación.

–No temas, jamás pasaría la línea que haz dibujado.

– Creo que es casi imposible.

– Oh mi bella y dulce Sophia, cuánto amor hay en mi ser para tí.

– Señor conde, no se olvide del resto del mundo, debemos regresar a él.

Subió a su caleza y continúo su camino hacia el pueblo.

Holden regreso a la mansión, gracias al cielo nadie había despertado aún.



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