Nunca guardar una maleta fue tan fácil para mí como en aquel momento. Ni siquiera lo dudé cuando llegué a mi habitación y comencé a guardar todo lo que había usado, incluso el gran vestido que iba a ponerme para la noche de mi hermana. Había tomado una decisión y nadie podía hacerme creer que no era la correcta. Estaba segura de todos mis pasos y mis decisiones, por más que mi familia no estuviera de acuerdo con ellas.
Dejé la ropa de Nick porque creía que no tenía sentido llevarla y a fin de cuentas tampoco me cabía en mi valija. Me daba algo de pena haber gastado dinero, pero tal vez a algún empleado le iba a servir o mi hermana iba a quedarse con la ropa para quemarla en algún ritual satánico. No lo sabía.
Cuando salí me encontré cara a cara con mi padre y si bien por un momento creí que lo mejor que podía hacer era ignorarlo, me quedé a esperar sus palabras. Para mi sorpresa, me abrazó. No esperaba de ningún modo semejante acción de su parte. Siempre había sido un hombre muy frío, sobre todo con sus hijas, pero ahí estaba dándome lo que necesitaba en ese momento. Solté la maleta para dejarme envolver en los brazos de mi padre y se sintió bien, finalmente.
—Sé que no he sido el mejor padre y nunca he tratado de impedir tus peleas con tu hermana... pero creo que es hora que elijas tu destino sola, hija —me dijo y le sonreí contenta al escucharle decir eso—. Con tu madre nunca quisimos darte elogios porque a ninguno de los dos nos criaron así... y ahora me doy cuenta lo equivocados que estuvimos. Creamos inseguridades y conflictos en donde podríamos haber creado cosas muy bellas. Te pido disculpas por los errores cometidos...
Una pequeña parte de mi quería enviarlo al carajo porque su explicación no tenía sentido. ¿No me habían dado elogios por que no era parte de su crianza? ¿Qué tenía que ver yo en todo eso? Pero otra parte pensaba que los padres eran personas normales que se equivocaban y, la mayoría de las veces, para mal. Ahí estaba él pidiendo disculpas y eso también valía mucho en ese mundo. Suspiré y asentí, aunque angustiada de saber que él había tenido el poder de cambiar mucho en mi vida y no lo había logrado. Sin embargo, también estaba mi culpa ahí. Yo había tenido que cambiar mi actitud y no esperar que mis padres me dijeran esas palabras.
Había aprendido. A los golpes, pero finalmente.
—No quiero escuchar lo que tienes para decirme ahora —advertí viendo que estaba por abrir la boca una vez más—. Ya pasó el momento y no lo necesito. He soñado mucho este momento, pero creo que se han confundido al creer que no lo necesitaba. Ahora solo quisiera vivir sin la necesidad de ser la chica perfecta. Porque no lo soy, papá, lo siento mucho.
—Entiendo, Allison.
—Espero que tengas una linda fiesta —le deseé con respecto al casamiento de Lisa y decidí marcharme. Eso no significaba que no iba a verlo nunca más, pero sinceramente por un tiempo quería desintoxicarme de mi familia y llenarme de buenas personas. Necesitaba aire y espacio, sabía donde encontrarlo.
—Vaya, eso ha sido rápido —soltó Nick cuando abrió la puerta y me encontró a mí del otro lado con la maleta en mano. Su sonrisa, a pesar de todo, era genuina y demostraba que estaba contento de verme en ese momento.
Me había dejado una ubicación cuando se fue y yo sabía que podía encontrarlo ahí o en el avión cuando nos fuéramos. Era una suerte que él hubiera decidido quedarse en Londres hasta que nuestro avión se fuera, así yo no tenía que pagar otro, pero ese tema era otra cosa. Estaba agradecida que él estuviera todavía ahí, sino iba a ser realmente complicado reencontrarme con él.
—¿Qué esperabas? —quise saber mientras me dejaba pasar y caminaba por el cuarto de hotel mirando todo con mucha duda. Pero decidí no comentar nada, era la menos indicada para hablar de hoteles de bajo costo para hospedarse.
—¿Sinceramente? Que no nos viéramos más y vinieras a mi trabajo —me explicó cerrando la puerta y caminando hacia mí, mirando las maletas—. Trabajo al que he renunciado.
—¿Qué? ¿Por qué? Se te daba bien —comenté y traté de aguantar la sonrisa, pero cuando él me miró con los ojos entrecerrados no pude evitar reírme un poco—. ¿Por qué lo has dejado?
—He estado pensando mucho desde que te dejé en el hotel y creo que no estaba haciendo las cosas bien. No te rías, pero has sido una gran inspiración para mi todo este tiempo. Es imposible estar contigo y no sentir una necesidad de crecer profesionalmente... y me sentía pequeño al lado de tu enorme carrera —comenzó a explicarme mientras se sentaba en la cama y yo lo observaba atenta porque no entendía qué estaba tratando de decirme. No quería que se sintiera poca cosa, pero él siguió hablando—. Toda la vida me he negado a estudiar porque creía que perdía el tiempo... pero contigo... bueno, me he dado cuenta que se puede llegar lejos.
Estaba bastante sorprendida por sus palabras, porque Nick no parecía ser una persona que dijera algo así de la nada. Era un alma libre, hacía las cosas que le gustaban sin ponerse a pensar si tenía que mejorar o no. Era lo contrario a mí y en ese momento estaba haciendo algo que yo haría. No quería que se volviera como yo, pero también me daba cuenta que era algo imposible.
—¿Qué estudiarás?
—Baile —explicó y lo miré confusa—. Una escuela de arte que te da la posibilidad de estudiar y luego ser profesor. Me ha gustado mucho todo este tiempo libre que he tenido y mis trabajos parciales... pero me gustaría tener algo a lo que aferrarme. Algo seguro y estable.
—Wow... eso es... mucho —admití y me senté a su lado, sin poder creer que yo había inspirado a alguien en ese momento. Me sorprendía mucho y al mismo tiempo me hacía sentir muy bien—. Me alegro... me alegro haberte inspirado, Nick. Tú también has hecho muchas cosas buenas en mí.
—Parece que nos ayudamos entre los dos, ¿no? —preguntó mientras guardaba un mechón de mi cabello detrás de mi oreja de una manera tan cuidadosa que me dejó prendida a sus ojos.
Me pregunté si podía besarlo, si podíamos hablar de lo que había sucedido en el hotel, pero no encontraba las palabras para decir algo. Solo sabía que estaba muy contenta de volver a estar con él.
—Dejé el hotel, no asistiré a la boda —le expliqué cuando él miró mi maleta y yo tuve que dar una explicación—. Decidí que era hora de dejar todo atrás y no aferrarme más al pasado. Me hiciste ver que todo lo que estaba buscando estaba aquí... en mí.
Mi mano estaba sobre mi pecho demostrando sus palabras. Yo creo que sabía que todo eso estaba en mi, pero sin embargo no lo sabía hasta que alguien me lo señaló. No fue gracias a Nick, fue junto a Nick. Él había logrado hacerme sentir de ese modo capaz de destruir montañas y miedos enormes.
—¿Y tu hermana?
—Me dijo un par de tonterías, pero sinceramente no escuché ninguna. No quería hacerlo... creo que ella nunca va a cambiar —le expliqué y le conté un poco lo que había sucedido con mi padre. Cuando Nick levantó la mirada, supe por quién iba a preguntar y no dudé en responder—. Thomas ha terminado para mí, finalmente. No quiero saber nada más de él. Le he dado toda mi vida a una persona que en todo momento me ha hecho daño y no quiero seguir sintiendo cosas por él. No quiero seguir siendo parte de su vida.
—Ya veo.
Sus palabras fueron tan frías que por un momento me quedé en silencio preguntándome si eso era lo único que iba a decirme. Tal vez a él no le interesaba más, realmente no quería saber más de mí y todo se había terminado en ese momento en nuestra habitación. Sin embargo, Nick se estiró para tomar algo de su bolso y me dio un sobre que reconocí de inmediato.
Era el sobre en donde estaba el cheque.
—¿Qué? ¿Qué haces? Es tu dinero...
—Claro que no, Alli. Venir aquí ha sido una experiencia que la iba a hacer gratis por más que dijeras lo contrario. Solamente te molesté con lo del cheque para seguir unido a ti. No quiero tu dinero, te quiero a ti.
Me mordí el labio al darme cuenta que estaba diciendo esas palabras que yo tanto necesitaba escuchar. No quise seguir discutiendo el tema del cheque así que asentí y me estiré para dejarlo sobre mi maleta. Cuando volví donde estaba, Nick tomó mi rostro entre sus manos para besarme. Fue el alivio que necesitaba, el agua en el desierto junto a una brisa y una salvación de ese calvario. Su boca encontró la mía con tanta facilidad que parecía que no teníamos que buscarnos para encontrarnos y besarlo fue esa explosión de la que no iba a cansarme nunca.
Me moví con rapidez para sentarme entre sus piernas, con cada rodilla al lado de su cuerpo y mis brazos rodeándolo, sin dejar de besarlo en ningún momento. No quería que eso terminara ni que ese viaje fuera un mal recuerdo para ambos, quería que fuera un comienzo. Para mi desgracia, Nick me soltó.
—Espera... quiero hablarte de algo —me dijo y yo refunfuñé pero asentí, dispuesta a escuchar que tenía para decirme—. Quiero estar contigo, pero quiero estarlo de verdad. Quiero que seas mi novia, que pasemos noches juntos, miremos películas malas, comamos hasta reventar y todo esto valga la pena, Alli. No quiero partes de esto. Realmente te quiero. Nunca pensé que iba a decírselo a alguien en tan poco tiempo.
—Yo también te quiero, Nick... —susurré sin dudarlo porque era lo que sentía y que me volvía loca—. Claro que quiero estar contigo. Olvidemos esta experiencia horrible que tuvimos y todo el caos con Lisa y Thomas para empezar de vuelta. ¿De acuerdo?
—De acuerdo.
Suspiré y busqué su boca nuevamente, aunque para mi sorpresa, él se puso de pie y yo tuve que hacer lo mismo. Lo miré sin comprender qué era lo que iba a hacer y cuando vi su mirada lo comprendí todo.
—Bien, antes de comenzar me parece que debo disciplinarme por lo mal que te has portado conmigo estos días.
—Oh, vamos, Nick...
Estaba rogando que no, pero se notaba que quería todo lo contrario.
—Date la vuelta, Allison, no voy a decírtelo dos veces.
Me reí sin poder evitarlo y le hice caso, dándole la espalda como me había pedido y me empujo contra la cama. Subió mi falda con rapidez y sentí la palmada sobre una de mis nalgas. Esta vez fue extraño porque yo no estaba pataleando ni fue una sorpresa, sino más bien que esperaba el golpe. Sin embargo, viví la misma sensación de antes y dejé que el placer me recorriera por completo. Sentía el calor que mi cuerpo tenía con solamente un leve golpe que había encendido todo. No sabía como lo hacía Nick, pero siempre lograba encenderme de un modo demasiado simple. Cuando lo hizo otra vez, solté un jadeo bastante audible que seguramente las personas detrás de la habitación podían notarlo. No me importó, ahora me importaba solo lo que yo sentía.
—¿Vas a portarte bien, Allison?
—Claro que no, Nick.
Me reí porque sabía que significaba eso, aunque en vez de volver a golpearme, me giró sobre la cama para dejarse caer sobre la misma. Volvimos a fundirnos en un beso intenso, perdiéndonos un poco en nuestro lugar común: las habitaciones de hoteles. Ese era el final de toda esa locura del casamiento al que nunca fuimos, pero el inicio de nuestra larga relación. ¿Haría todo eso para tener a Nick una vez más? Por supuesto que sí.
FIN.