Por fin me pude tomar el tiempo de ver en dónde estábamos, y sinceramente era una habitación bastante curiosa.
Me parece que es algo más pequeña que la habitación "principal" de Camilo, pero aún así sigue siendo bastante más grande que la mía, y por supuesto que tampoco tiene nada que ver en la decoración y demás.
Del lado en el que estábamos nosotros estaba esta gran pila de almohadones y peluches en la que habíamos caído, que por cierto no puedo ver con exactitud el sitio desde dónde me arrojó el tobogán aquí dentro pero me parece que fue a través de un espacio que ahora está cubierto con cortinas rojas, justo al lado de un par de puertas que asumo que son las del supuesto "armario" desde dónde me había llamado Camilo a entrar.
Bueno, supongo que esto parece a medias un armario.
En la pared frente a mí hay mueble lleno de la ropa que supongo que es de Camilo, justo al lado de esto hay una especie de tocador con una silla y un espejo de buen tamaño, y en el fondo de la habitación está lo más llamativo de este sitio.
Parece una plataforma elevada por apenas un pequeño y plano escalón alargado alrededor de toda la plataforma. Me parece que es más decorativo, porque la plataforma tampoco es tan alta así que bien podrías subir sin usar ese escalón.
La curiosa plataforma circular abarca una buena parte del espacio del fondo, pero lo más característico y evidente es que hay un set de cuatro espejos de cuerpo completo en el borde de esta. Están unidos por el borde derecho, formando una especie de irregular semi círculo que probablemente permite que si alguien se para en esa plataforma pueda apreciar mejor su aspecto desde todos los ángulos.
Supongo que Camilo se preocupa bastante por su apariencia... Aunque sinceramente a mí me pondría bastante nervioso estar frente a tantos espejos al mismo tiempo.
Ni siquiera puedo lidiar con uno.
- ¡Oh! Eh, te aseguro que no es nada raro. Solo lo uso para practicar mis imitaciones, tengo que intentar hacerlas lo mejor posible si es mi don después de todo. Aunque si te incomodan puedo taparlos con algo
- N-no te molestes con eso, está... Está bien
Solo me quedaré en esta pila de cosas suaves desde donde no me alcanzo a ver a mi mismo reflejado en esas cosas.
Camilo pareció pensarlo un poco mientras se alejaba a buscar algo entre su ropa, pero cuando finalmente se dispuso a volver conmigo se detuvo brevemente para correr un par de cortinas que ocultaron de la vista esos espejos.
No pude evitar sentirme un poco aliviado, aunque también me sentí mal por molestar a Camilo con eso.
El chico se dejó caer a mi lado, sobre las almohadas, y solo entonces noté que llevaba los brillantes fragmentos entre sus manos.
- De acuerdo, ya deberíamos poder hablar con libertad aquí. El don de Dolores curiosamente no le permite escucharte más de lo normal si ella está en su habitación... Con las ventanas cerradas, por supuesto. Tampoco debería poder escucharnos si estamos en alguna de las alcobas de casita, como la mía, y además me aseguré de cerrar las ventanas
¿Entonces el don de Dolores no puede escuchar a través de las piezas personales de la casita? Parece que incluye la suya... Me pregunto si esto es para darle algo de privacidad a los demás en la familia o para darle un descanso a la chica. Tal vez sean ambas.
- Así que... Te puedo decir sin problema que estas no son arepas de rajas
- Oh, g-gracias por aclararlo
Sonreí un poco, Camilo también me sonrió alegremente, aunque su emoción disminuyó un poco cuando bajó la vista hacia las tablas brillantes.
Supongo que estaba intentando relajar el ambiente con esa broma.
- ¿Q-qué son?
- Son... Visiones, de cosas que pasarán en el futuro. No sé si lo sepas ya que aún eres nuevo en el pueblo, pero mi mamá Pepa y la tía Julieta tienen un hermano
- U-uhm, creo que había... Había escuchado algo de eso, p-pero fue solo una vez
- Sí, bueno, sería raro que supieras mucho de eso...
El chico dejó las tablas a un lado y se puso de pie, pasándose brevemente las manos por el cabello.
- Porque por aquí no se habla de Bruno. Una explicación más práctica lo hará más fácil, así que... ¿Me permites?
El chico extendió su mano hacia mí con una sonrisa nerviosa.
No entendía muy bien... Pero si Camilo me está ofreciendo tomar su mano otra vez, claro que voy a aceptar.
Apoyé mi mano sobre la suya, él de inmediato me sujetó gentilmente y me hizo ponerme de pie.
Solo entonces me de cuenta de que había dejado a mi Camilo entre las almohadas, pero cuando me quise girar a recogerlo la iluminación de la habitación cambió de golpe, limitándose a iluminarnos a Camilo y a mí.
- ¿L-la luz...?
- Si, espero que no te moleste si me quiero lucir un poco contigo
El chico me sonrió, claramente emocionado, con un leve sonrojo en sus mejillas.
Sí me lo pide de esa forma no hay manera de que me niegue... Y bueno, creo que aunque me hubiera molestado tampoco me habría podido negar.
- ¡P-para nada! Adelante
- ¡Genial! Tú solo relájate, y déjame guiarte
El chico pasó a sostener mis dos manos con las suyas, y eso me dió un pequeño corto en el cerebro que tan solo me permitió asentir torpemente.
- Entonces, ¿Por dónde empezar con el tío Bruno...? Él recibió un don, igual que el resto de la familia, pero el suyo era bastante... Especial, en otro sentido diferentes. Por no decir que era aterrador
El chico cambió repentinamente la manera en que sostenía mis manos, pasando a sostenerme por una mano únicamente y haciéndome dar una pequeña y rápida vuelta en mi sitio al alzar el brazo en un fluido movimiento.
El aturdimiento y la sorpresa de eso me duró apenas un momento, ya que no me tomó mucho darme cuenta de que Camilo había aprovechado eso para desaparecerse entre las sombras del resto de la habitación.
No lo veía, pero podía escuchar su voz, e intenté girarme hacia donde lo escuchaba conforme me parecía que se movía de sitio.
- Él veía el futuro, tenía visiones de personas de la familia y del pueblo pero en ella no veía más que desgracias para todos por igual. Siempre se cumplían, y desde el momento en que lo escuchabas decir tu nombre terminabas temblando al despertar de las pesadillas que tenías con tu sombrío futuro... Pero, si había algo que diera tanto miedo como su don... Era el propio tío Bruno. Él era alto, con unos brillantes y aterradores ojos verdes que parecían ver directamente a través de tu alma...
Escuché unos pocos ruidos, como pasitos, y me giré justo a tiempo de ver un vibrante destello verde entre la oscuridad.
- Caminando siempre encorvado, con una expresión de terror en su rostro y ratas subiendo por su espalda
Sentí unos rápidos y breves toques ascendiendo desde la base de mi espalda hasta mi nuca. Probablemente en otro momento eso me habría dado miedo pero sabiendo que era Camilo quién estaba haciendo todo me daba más vergüenza que otra cosa.
Aunque he de admitir que la oscuridad si me pone inquieto.
Me giré de inmediato para enfrentarlo, pero esta vez sí que me llevé un buen susto ya que al girar no me encontré con Camilo.
Las luces cambiaron de golpe de nuevo, esta vez alumbrando con un aura verde la figura que estaba detrás de mí.
Un hombre alto y encorvado, de oscuro cabello ondulado y canoso. Su barba era escasa y descuidada, su vestimenta estaba gastada y sucia, y sobre unas marcadas y hundidas ojeras en su rostro un par de intensos ojos verdes que parecían brillar por sí mismos me miraron con atención, mientras una aterradora sonrisa se lucía en su rostro pálido.
Retrocedí de inmediato, con tanta prisa que terminé tropezando con mis propios pies.
El hombre de inmediato se inclinó para sostenerme apenas por la cintura, y yo únicamente por reflejo me aferré a su gastada ropa verde para no caerme. Aunque cuando levanté la vista, no me encontré con ese mismo rostro aterrador.
- ¡Tranqui, soy yo...! Ah...
El rostro ahora era el de Camilo, quién me intentó tranquilizar con una divertida sonrisa... Aunque al observarme directamente a los ojos su expresión cambió un poco, lo que me hizo pasar de sentirme asustado a sentir que ahora el corazón se me iba a salir del pecho por otro motivo diferente.
- Uhm, ¿Ho-hola...?
- A-ah... Hola...
No lo había notado hasta que me fijé en el brillo del lindo cabello rizado de Camilo, pero la luz estaba cambiando de nuevo.
Ahora era de un tono totalmente diferente al verde intenso que tenía hace unos instantes, pero ahora parecía ir lentamente cambiando a un tono más cálido.
Ninguno de los dos nos movimos de dónde estábamos por lo que debieron ser algunos segundos sorprendentemente largos, supongo que no sabíamos cómo debíamos hacerlo... Y al menos yo estoy bastante cómodo viendo el rostro de Camilo, algunas partes de su casa se ven un poco rojizas bajo esta... ¿Luz rosa?
- _____, t-tus ojos...
¿Mis ojos? ¿Qué hay con ellos...? Un momento.
Me tomó prácticamente nada darme cuenta de que le cabello se me había hecho a un lado por la posición inclinada en la que estaba, y de inmediato solté la ropa de Camilo (¿O "Bruno"?) para llevarme las manos al rostro y cubrirme el lado derecho.
- ¡Ah, espera...!
Parece que lo hice muy repentinamente, ya que Camilo terminó perdiendo el equilibrio y ambos caímos al suelo... Juntos, de nuevo, aunque esta vez él fue quien cayó encima de mí.
- Lo siento, no te pude sostener bien... ¡A-ah...! Agh, ¿En serio? ¿Q-qué con esta luz? ¡Casita!
El chico se incorporó de golpe después de disculparse, balbuceando algo de la luz mientras se alejaba, supongo que para arreglar eso.
Mientras tanto, me senté en el suelo para acomodar torpemente mi cabello. Qué vergüenza, espero que con ese color de luz no haya podido ver bien esa marca... Y mi ojo raro.
- ¡B-bien, ya está! Lo siento, quería hacerlo más divertido pero creo que no soy lo suficientemente bueno...
Camilo volvió conmigo después de que las luces volvieran a la normalidad, iluminando toda la habitación. Él también parecía haber vuelto a su apariencia normal.
Me ofreció ayuda para ponerme de pie, y acepté después de asegurarme de que mi cabello ya estaba bien.
- ¿Estás bien? Debes estarla pasando mal en mi habitación... Lo siento
Él pareció intentar hacer sonar eso como una broma, riéndose un poco al final, pero la expresión en su rostro parecía mostrar que se sentía auténticamente mal por esto.
Me siento culpable, realmente no ha hecho nada malo. Soy yo quien llegó antes de lo planeado, se cayó por ese tobogán y acaba de arruinar su presentación por irse a tapar un ojo.
Sentí su mano alejarse de la mía, así que me armé de valor por un momento para tomarla de nuevo y hacerlo mirarme.
- ¡N-no, para nada! Es... Es e-entrenido, soy yo q-quien lo ha estado arruinando con sus... cosas, lo siento
- ¡No arruinas nada...! Ah, lo siento por gritar. Solo... No lo haces, para nada
El chico bajó un par de veces la vista hacia nuestras manos, la vergüenza me llegó y me apresuré a soltarlo de inmediato.
Él se tocó la mano mientras miraba hacia otra parte, aunque me miró de nuevo cuando siguió hablando.
- Bueno... Me alegra por fin poderle mostrar mi imitación de Bruno a alguien, aunque me distraje al final
- E-estuvo muy bien, pero p-para... Para la próxima vez por favor q-que no sea a oscuras
Camilo sonrió alegremente y asintió, parece que ya se siente mejor.
- ¡Hecho! Y bueno... Espero que ese pequeño desastre haya servido para que entendieras algo aunque sea
- E-eso creo... Pero entonces, ¿Q-qué es lo... malo, que sale en las visiones que encontramos...?
- Esa es la cuestión... No estoy muy seguro porque son apenas fragmentos de una visión completa, así que no hay nada muy claro, pero tal parece que te involucra a ti de alguna forma, y a mí
Entonces... Pero, eso es...
Regresé con Camilo a la pila de almohadones para revisar las imágenes en las visiones. Pensé que no tenía mucho sentido ya que su tío Bruno nunca me había conocido ni yo a él que yo sepa, pero cuando me enseñó un fragmento de visión en la que aparecía mi Camilo supe que de alguna forma esto era así.
- Yo nunca supe de una visión en la que el tío Bruno viera a alguien que aún no conocía, pero si estás tan seguro de que es mi tocayito...
- S-sí, estoy seguro
- Ah, de acuerdo
El chico suspiró y dejó el fragmento de visión en el que aparecía él a un lado.
Lo tomé para mirarlo un poco también, pero realmente estaba pensando en otras cosas.
¿Camilo no había dicho que estas visiones eran siempre de desgracias? Entonces...
- ¿Algo... A-algo ma.. m-malo va a...?
- N-no, ¡Claro que no...! Eh, bueno, tal vez exageré un poco antes mientras intentaba asustarte. Es cierto que la mayoría de las visiones del tío Bruno eran malas, pero también tuvo unas pocas buenas en ocasiones. Además, incluso cuando eran malas la gran mayoría de veces tampoco eran para tanto... Así que no te preocupes tanto por eso, ¿Bien?
Camilo me dió un par de palmaditas en el hombro para intentar tranquilizarme, asentí aunque no estaba del todo convencido.
- E-entonces, ¿Qué... Qué hacemos?
- No lo sé, ni siquiera podemos saber si son fragmentos de la misma visión o de diferentes visiones... Además, el tío Bruno desapareció hace muchos años, y no sería lo mejor mostrarle esto a nadie de la familia o del pueblo... ¡Sí, creo que lo que nos queda es ignorar esto!
- ¡¿Q-qué?!
Pensé que me estaba contando todo esto porque tenía un plan o algo así, ¿Pero cómo se supone que haga como si nada después de que me dijo que la mayoría de sus visiones terminaban en algo malo siempre?
- N-no podemos... ¿P-podrías estar tranquilo sin... saber cu-cuando te va a pasar... a-algo malo?
- ¿No es eso lo normal?
Bueno... Sí. Pero si sé que algo malo y mínimamente importante va a pasarme, y además tengo la posibilidad de saber qué será... Me gustaría saberlo, aunque no pueda evitarlo. Al menos de esa forma, esta vez... Dolería menos al final.
- A-aún así, debe haber a-algo más que podamos... Podamos averiguar, ¿N-no? Cualquier... Cualquier cosa, por favor...
Miré a Camilo, suplicando en silencio.
El chico me aguantó la mirada por un momento... Antes de rendirse y suspirar.
- Bien, bien. Supongo que también estoy un poco curioso. Escucha, no podemos preguntar ni decir nada a nadie... pero se me ocurrió que podemos intentar hacer una cosa para intentar averiguar algo más. Pero es todo, si no encontramos nada entonces lo mejor será olvidarnos de esto, solo me parecía justo que supieras lo que estaba pasando, ¿Entiendes?
Asentí, y le pregunté a Camilo qué era esa cosa que podíamos hacer.
El chico se lo pensó un momento con el ceño fruncido, creo que no es algo muy bueno o fácil...
- Vamos a... Ah, Dios, vamos a colarnos en la torre de Bruno