Años atrás, dos pequeños hermanos se encontraban en un festival.
Ambos miraban los fuegos artificiales tomados de las manos.
Keisuke sonreía, le gustaba lo "explosivos" que eran aquellas luces en el cielo, se le hacía parecido a cuando los autos se quemaban.
Hikaru miraba las luces en silencio, su cara era bastante inexpresiva, en general odiaba los ruidos fuertes, pero sin duda los fuegos eran bonitos.
Las personas estaban bastante aglomeradas a su alrededor, por lo que Hikaru soltó la mano de su hermano para poder acomodarse en un lugar libre.
La gente seguía moviéndose constantemente, por lo que el ojiceleste no se dió cuenta que ya estaba muy lejos de su hermano.
__ ¿Keisuke?_ preguntó Hikaru un poco asustado, al no ver a su hermano se preocupó aún más.
Lo siguió buscando, perdiéndose cada vez más y más, hasta que llegó a una parte donde ya no habían personas.
Hikaru estaba temblando, pero no solamente por el frío del lugar, tenía miedo y quería ver a su hermano.
__ ¿Que hace un niño en este barrio de mala muerte?_ preguntó un hombre con una extraña sonrisa.
__ E-Estoy buscando a mi hermano_ tartamudeó el pelinegro, su instinto le decía que debía alejarse de ese hombre.
__ Puedo ayudarte, a cambio de un pequeño favor_ murmuró el hombre, tomó el frágil hombro del niño y lo atrajo hacía él.
Hikaru quería pedirle que lo soltara, quería empujarlo y salir corriendo de allí.
Pero él era débil.
Si le decía que lo soltara, seguramente el hombre reaccionaría mal.
Si lo empujaba, no lo haría lo suficientemente fuerte y lo atraparía.
No tenía más opciones si quería seguir viviendo.
__ ¿Que clase de favor?_ preguntó Hikaru, apretando sus puños para disimular el temblor de sus manos.
__ Ven conmigo y lo sabrás_ dijo el hombre, empujándolo amenazadoramente hacia lo que parecía un edificio abandonado.
Dos personas se encontraban en la entrada, pero Hikaru supo de inmediato que no lo ayudarían.
__ Buen día, jefe_ saludaron ambos hombres, haciendo una reverencia.
El hombre no les dirigió la mirada y simplemente entro al edificio.
La parte interior del edificio era mucho más aterradora que el exterior. Las luces tenían poco voltaje y solían parpadear, las personas se veían aún más intimidantes, además de el humo de los cigarrillos inundaba el lugar.
__ Eh, jefe ¿Que hace con un niño? ¿Acaso quiere jugar con él?_ preguntó uno de los hombres con una voz chillona y burlona.
__ Estoy aburrido y este niño amablemente se ofreció para ayudarme con eso, pero si no lo logra... Sus órganos tendrán un buen precio en el mercado negro_ habló el hombre con una sonrisa burlona.
El cuerpo de Hikaru volvió a temblar, mordía sus labios fuertemente para no llorar allí mismo.
__ Jefe, no sea tan malo con él, mi aprendiz tiene más o menos su edad, tal vez podrían ser amigos_ habló otro hombre, con un toque amenazador en su tono.
__ No porqué seas el segundo al mando puedes darme órdenes, yo haré con este niño lo que se me de la gana_ gruñó el hombre.
Y tal como dijo aquel hombre, lo hizo.
Al parecer su idea de "diversión" era torturar al niño o hacerlo ver cómo torturaban a otras personas.
Hikaru agradecía que no tocaran su cuerpo, no habría podido soportarlo de ser así. Algunos días no le daban de comer, otros lo ahogaban en un balde de cloro, lo quemaban con cosas calientes, pero asegurándose de no dejar una marca muy notoria.
Sus ojos estaban rojos, sus ojeras eran notorias, las costillas ya comenzaban a asomarse en su piel por lo delgado que estaba y apenas podía mantenerse de pie.
Pero un día lo obligaron a torturar a una persona él mismo.
Hikaru hizo lo que le pidieron, pidiendo internamente perdón a gritos, sus ojos picaban, pero su expresión se mantuvo fría y amenazante. Repitió los pasos que hacían los otros hombres cuando lo obligaban a ver cómo torturaban personas.
Comenzó por quitar las uñas del hombre, viendo como al quitarlas, los dedos comenzaban a sangrar.
El hombre suplicó que parara, que no repetiría su error nuevamente.
Pero Hikaru ni siquiera sabía que erro había cometido aquel hombre.
__ Cállate o te corto la lengua_ respondió el niño, mordió su labio con fuerza. No quería hacer eso.
El mismo día que todos los hombres se dieron cuenta de su potencial. Después de todo ¿Que era mejor, un saco de órganos viviente o un buen verdugo y torturador?
La respuesta fue clara.
Los tratos hacia el niño siguieron siendo los mismos, pero las torturas bajaron de nivel, ya no lo mataban de hambre, pero los moretones nunca desaparecieron de su cuerpo.
En medio de una tortura, el niño pudo quedarse con una pequeña navaja y ocultarla bajo su pantalón.
Tenía que ver a su hermano, a su madre y algo le decía, que si no escapaba del lugar dentro de unos días, no volvería a salir de allí nunca.
Hikaru esperó por unas horas a que alguien fuera a llevarle comida, sus manos aferraban la navaja fuertemente, ocultas detrás de su espalda.
Su corazón se aceleró cuando escuchó el ruido de la puerta abriéndose.
Extrañamente no era el mismo hombre de siempre, este traía un porte relajado y mostraba una pequeña sonrisa un tanto siniestra.
__ Hikaru-kun, un gusto, soy Kojiro Susuki, no tenemos mucho tiempo así que te lo diré rápido_ habló el hombre, a Hikaru se le hacía un poco conocido.
Kojiro se acercó al niño, se arrodilló un poco para quedar a su altura.
En ese momento Hikaru lo reconoció, era el mismo hombre que decía tener una sucesora y era el segundo al mando, un mal presentimiento se instaló en su estómago.
__ Voy a matar al jefe hoy mismo, para tomar su puesto y quiero que tú me ayudes_ murmuró el hombre, tratando de sonar lo menos amenazador posible.
__ ¿Q-Que ayuda?_ preguntó Hikaru preocupado.
__ Quiero que tú crees una distracción, lo sabrás cuando suceda.
Hikaru volvió a temblar, toda la situación le daba miedo.
Luego el hombre se dió la vuelta.
Hikaru vió que la puerta de su celda estaba abierta, luego volvió a ver al hombre.
Supo que esa era su oportunidad.
Corrió hacia el hombre y enterró la daga en la pierna de este.
Kojiro jadeó por el dolor, cayó al suelo al no poder controlar su pierna.
Luego Hikaru se puso encima de el y con la daga en mano, apuñaló repetidas veces la garganta del hombre.
Un par de lágrimas se mezclaron entre la sangre del hombre.
Hikaru lloraba, cuando vió que el hombre no se movía, tiro la daga lejos de él.
"No lo hice, yo no pude hacer esto, yo no asesine a nadie, no soy un asesino, nadie tiene la culpa_ pensaba en niño frenéticamente, se levantó del lugar y se puso a correr.
Corrió lo más lejos posible, corrió lo que su cuerpo podía, sentía que en cualquier momento se desmayaría.
Ni siquiera se dió cuenta cuando había salido del barrio mafioso, simplemente siguió corriendo.
No sintió el frío clima, ni tampoco la nieve sobre su cabello, no se detuvo en ningún momento.
Hasta que chocó contra un iglú.
Hikaru despertó sobresaltado, su corazón se aceleró notablemente y su respiración era errática.
__ ¿Hika-chan? ¿Estás bien?_ preguntó Mikey preocupado.
Al moverse, las envolturas de dulces esparcidas sobre la cama comenzaron a sonar.
La noche anterior, Mikey se había quedado dormido tras comer algunos dulces.
Hikaru no quiso despertarlo, por lo que ambos durmieron juntos.
Lamentablemente para Hikaru. Mikey patea cuando duerme.
__ Estoy bien, solo fue un mal sueño, no importa_ habló Hikaru con una sonrisa un tanto quebrada.
Mikey sabía que estaba mintiendo, pero no sabía que decir, así que se limitó a atraer al chico contra él para abrazarlo.
El rubio acarició el cabello de Hikaru, con tanto cuidado como si el ojiceleste fuera una muñeca de porcelana.
__ Esa lo que sea que te preocupe, nunca olvides que yo estoy aquí, a tu lado y siempre te voy a proteger_ murmuró Mikey aún acariciando el cabello bicolor de Hikaru.
__ Gracias, Mikey_ comentó el pelinegro, cerrando sus ojos por el agradable tacto del contrario.
Luego de unos minutos, al rubio se le ocurrió una idea.
__ Hika-chan, llama a Kenchin, hoy iremos a la playa_ habló Mikey muy animado.
El rubio comenzó a hacer una mochila para el con todo lo necesario y si algo le faltaba, se lo pediría a Draken.
Hikaru suspiró con una leve sonrisa, luego fue hacia el baño para lavarse los dientes.
Pero se detuvo cuando contó el total de cepillos dentales.
Eran cuatro, uno de el, otro de su madre, otro era de Mikey, ya que solía quedarse allí.
Y el último era de Baji, se podía notar a kilómetros que era de el, ya que parecía que había sido mordido varias veces.
Hikaru sintió una punzada en el pecho, realmente quería a su hermano de vuelta.
Keisuke no iría ese día a la playa.
Keisuke no molestaría a Chifuyu como de costumbre, ya que esa era su forma de expresar cariño.
Keisuke no volvería a ocupar ese cepillo de dientes.
En un acto impulsivo, Hikaru tomó el cepillo y lo botó a la basura.
Luego se lanzó un poco de agua en la cara para despejar su mente, Hikaru pensaba que ese no era el momento para distraerse.
Debía averiguar quién era Kojiro Susuki y que papel pintaba en todo esto.
Por lo que sabía, era el maestro de Jin Susuki ¿O tal vez el padre? No, no, él dijo que ella era su sucesora, no su hija.
Entonces Jin tomó su apellido ¿Por qué?
También debía descubrir la relación de Jin con Haru, sus rasgos eran demasiado parecidos como para ser coincidencia.
Hikaru se sobresaltó al sentir como Mikey se apoyaba en su hombro.
__ Deja de pensar y diviértete por hoy ¿Sí?_ preguntó el rubio haciendo un puchero.
Hikaru suspiró y asintió, ganándose un beso en la mejilla por parte de Mikey.
__ Solo por hoy_ suspiró el pelinegro, sin ser escuchado por el más bajo.
__ Hika-chan, ayúdame a hacerle una broma a Kenchin por el día de los inocentes_ habló Mikey divertido.
Draken, Mikey, Takemichi y Hikaru se encontraban en la playa, el pelinegro los observaba divertirse mientras leía un interesante libro de fantasía.
__ Hoy no es el día de los inocentes, Mikey_ habló Hikaru con una sonrisa.
__ ¿En serio? Pff, entonces traje las tijeras por nada_ se quejó Mikey con un puchero en su cara.
__ Puedes hacer tu broma de todas formas, Draken ya está acostumbrado_ habló Hikaru con una sonrisa malvada.
__ Tienes razón, Hika-chan_ sonrió el rubio, llendo dónde Draken estaba.
La pobre víctima de la futura broma se encontraba recostada sobre una silla de playa, se le veía bastante relajado y ocupaba unos lentes oscuros.
Mikey se acercó por detrás con sigilo para no ser visto, luego tomó la trenza rubia del chico y la cortó con las tijeras que escondía en el bolsillo de su traje de baño.
Corto a penas tres centímetros, pero eso alertó a Draken.
Hikaru se sintió cómplice del plan de Mikey, por lo que se escondió tapando su rostro con el libro que estaba leyendo.
Draken salió persiguiendo al rubio más pequeño, los gritos de ambos de escuchaban por toda la playa.
Mikey siguió corriendo en círculos, hasta que se animó a tomar a Hikaru del brazo para huir ambos de la situación.
__ ¡Corre Hika-chan!_ gritó Mikey aún arrastrando al pelinegro del brazo.
__ ¡Que demonios, Hikaru! ¿¡Tu también eres parte de esto!?_ exclamó Draken corriendo aún más rápido por el enojo.
Takemichi corría detrás de los tres, gritando sus nombres pero nadie le prestaba atención.
Hikaru corría lo más rápido posible, tratando de no ver atrás, ya que si lo hacía, la desesperación de ver a Draken acercarse lo volvería más lento.
Luego de unos momentos ambos llegaron a sus motocicletas.
__ ¡Takemicchi! ¡Te encargo nuestras cosas!_ exclamó Hikaru, encendiendo su motocicleta.
Takemichi asintió un poco asustado.
Mikey fue el primero en salir del lugar a toda velocidad con su motocicleta y Hikaru lo siguió.
Draken se quedó en la playa maldiciendo a todo lo que se le cruzará, allí guardo las cosas que Hikaru y Mikey dejaron atrás.
Pero como venganza, dejo todos los dulces del rubio en la arena, con suerte un cangrejo se los comería y Mikey sufriría.
__ Hika-chan ¿Dónde iremos ahora?_ preguntó Mikey con una sonrisa.
__ Escuché que están haciendo un festival por aquí cerca, podríamos dar una vuelta_ propuso el pelinegro, aún agitado por la adrenalina de huir de Draken.
__ ¡Genial!_ exclamó Manjiro, acelerando la velocidad de su motocicleta aún más.
Ambos se encontraban en el festival, Hikaru por suerte había dejado su billetera en su motocicleta.
Pero al contrario del pelinegro, Mikey nunca llevaba dinero con él, así que cada dulce que el rubio compraba salía de la billetera de Hikaru.
Hikaru estaba a un par de dulces de quedarse pobre, por lo que arrastró a Mikey hacia otro lugar.
El rubio se separó al ver algo que le llamó la atención.
Era una tienda de joyería, en las vitrinas se podía ver un brillante anillo plateado, su superficie era lisa y simple.
Pero tenía un pequeño cristal color celeste en el medio, era muy delicado y bonito, podía ser fácilmente confundido con un anillo para mujer, pero a los ojos de Mikey era perfecto.
El cristal era del mismo color que los ojos de Hikaru.
A Manjiro le hacía mucha ilusión ver a Hikaru con un anillo en su mano dado por él.
Pero toda esa ilusión se destruyó al ver el precio del anillo, Mikey no creía que una pieza de joyería pudiera valer tanto.
Se alejó lentamente del lugar, aún en shock, pero cuando divisó a Hikaru fue corriendo hacia él.
__ ¡Hika-chan! ¿Que estás mirando?_ preguntó el rubio con una sonrisa, aferrándose cuidadosamente al cuello del más alto.
__ N-Nada_ habló el pelinegro con un poco de vergüenza.
Mikey desvió su mirada a la tienda que el pelinegro veía.
Era un local de tatuajes.
__ Mmm, un tatuaje ¿Nos hacemos uno?_ preguntó el rubio de manera impulsiva.
Un tatuaje podía ser un tipo de anillo, uno permanente y que los uniría a ambos.
__ ¿Q-Que? No tenemos suficiente dinero.
__ Tranquilo Hika-chan, tengo la billetera de Kenchin_ habló el rubio mostrando la billetera del nombrando.
__ ¿Cómo la conseguiste?_ exclamó Hikaru asombrado.
__ Se un par de trucos, pero gracias al dinero de Kenchin, podríamos tener un pequeño tatuaje ambos.
Era impulsivo.
Pero cuando Hikaru se encontraba sensible, "impulsivo" era su segundo nombre.
__ Vamos_ habló el pelinegro con una sonrisa pequeña.
Mikey tomó la mano de Hikaru, se sentía feliz de poder compartir algo con la persona que amaba.
Hikaru tenía una leve expresión de dolor en su rostro, sentía una gran picazón en la zona donde le hicieron el tatuaje.
Su muñeca estaba envuelta en un plástico transparente, pero se podía ver la figura de un Taiyaki entre la tinta corrida y la piel enrojecida.
Luego de muchas conversaciones, ambos decidieron por tatuarse un Taiyaki en la zona de la muñeca, ya que cuando ambos se conocieron, Mikey se estaba comiendo los Dorayakis de Hikaru, pero al ser un dulce muy soso de tatuar, escogieron al Taiyaki.
Y también porque amaban a los Taiyakis, eran simplemente divinos.
No era un tatuaje muy grande, ni tampoco era tan arriesgado como tatuarse el nombre del otro, era simplemente perfecto.
Era un tatuaje que reflejaba una promesa, la promesa de siempre estar juntos.
Y mientras ambos salían del local con sus tatuajes recién hechos, Hikaru pensaba en como disculparse con Draken sin que este matara a Mikey.
El pelinegro giró su cabeza, mirando de reojo la sonrisa de Mikey.
Hikaru podía quedarse una eternidad mirando aquella sonrisa y nunca dejaría de pensar en lo magnífica que es.
Y así como Mikey sonríe, Hikaru también quiere hacerlo, quiere dejar se sonreír falsamente, quiere buscar su felicidad.
Ya no le importaba si cada vez que se iba a dormir lloraba por su hermano fallecido, quería mostrar una sonrisa que por lo menos lograra tranquilizar a Mikey.
Tanto así como Manjiro se a esforzado por ser su consuelo, el también quería serlo.
Quería poder sonreír y decir "Todo está bien, no estamos solos si nos tenemos el uno al otro, confía en mí".
Un anhelo que seguramente nunca podría cumplir.
Pero se esforzaría.
Por él y por el rubio que ahora camina a su lado.
• Ya creo que está casi obvio todo el problema de Jin (también apodada por ustedes cómo "La tiesa") y Haru.
° Sinceramente, ¿Alguna vez han llorando con esta historia?
° Les voy a dejar un pequeño recuerdo de Hikaru cuando Keisuke estaba vivo:
Hikaru, Mikey y Draken caminaban juntos en un parque, habían salido para matar el tiempo.
El pelinegro se detuvo abruptamñente al ver el dirección a unas bancas cercanas.
Tocó el hombro de Mikey y cuando tuvo la atención de ambos rubios les hizo una señal de silencio.
__ Mira hacia allá_ murmuró Hikaru, apuntando ligeramente en dirección a donde su hermano y Chifuyu se encontraban.
Ambos estaban sentados en una banca, el de cabello largo estiraba su brazo en dirección a Chifuyu por detrás de la banca, en un intento de abrazarlo por los hombros.
Pero por más que lo intentaba, el pelinegro nunca se animaba a abrazarlo.
Chifuyu se giró bruscamente en dirección a Keisuke, por lo que este alejó su brazo, tratando de disimular su sonrojo.
Y a metros de ellos, Mikey reía fuertemente, Draken se agarraba el estómago de tanto reír y Hikaru se tapaba su boca con su mano para disimular sus carcajadas.
Pero todos se quedaron helados al ver como Baji se daba vuelta y los miraba de manera asesina.
Hikaru y Mikey fueron los primeros en correr, seguidos por Draken y a un par de metros más allá, Keisuke.
Chifuyu se quedó sentado en la banca, bastante confundido por el como Baji había salido corriendo de la nada.