—¿Sorprendido? —El señor Kim esbozó una divertida sonrisa ante la expresión de sorpresa de Yoongi al acabar de leer la carta que sostenía en sus manos—. Hiciste un gran trabajo.
Desconcertado, salió del laboratorio de química, llevando la carta de aceptación a la universidad, levantó la cabeza y vio a Jimin a unos pocos metros de él, el pequeño alzó sus cejas y cuando Yoongi asintió ligeramente, con las comisuras de los labios temblando al elevarse, corrió lanzándose hacia sus brazos, rodeó su cuello y el pelinegro lo abrazó con fuerza, elevándolo en el aire.
—Felicidades. —Sus pies tocaron el suelo y le sonrió a Yoongi, apretando sus mejillas y obligándolo a encorvarse para dejar cortos y sonoros besos en sus labios—. Sabía que ibas a lograrlo.
—Gracias. —Cerró los ojos, permitiendo que Jimin repartiera besos por su rostro, al enderezarse Jimin se quejó adorablemente, haciéndolo sonreír—. ¿Necesitas ayuda con tu casillero?
El pelirosa deslizó sus manos por los brazos de Yoongi y negó con la cabeza—. Ya he llevado todo a la bicicleta.
Las clases habían finalizado, dando inicio a una nueva etapa para los emocionados estudiantes vestidos con togas y birretes en el escenario frente a sus familiares y profesores.
Después de la ceremonia, Jimin corrió por los pasillos en busca de Yoongi para sacarse fotografías, pero se detuvo de golpe al encontrarse a Soonyoung frente a su padre.
—Sólo cumpliste con tu deber —habló el hombre mayor—. ¿Ahora qué piensas hacer?
—Largarme de casa —respondió Soonyoung, tan frío y cortante como su padre. Pasó por su lado decidido a marchase, se quitó el birrete de la cabeza y se acercó al pequeño pelirosa—. Gracias —hizo una pausa donde bajó la cabeza por unos segundos—, y perdón —agregó mirándolo a los ojos.
Jimin dio un paso hacia adelante y sorprendió a Soonyoung con un cálido abrazo, el que probablemente no le daría su padre—. Buena suerte —le susurró.
En la noche, Jimin estuvo compartiendo con sus padres y abuelitos una agradable cena de celebración en casa, al levantarse de la mesa para ir a su habitación vio por la ventana una sombra en el jardín, bajo los árboles y detrás de los arbustos.
—¿Qué haces aquí? —preguntó en voz baja, intentando no caer al tener poca iluminación.
Jimin seguía con la ropa de graduación, una camisa blanca que remarcaba su cintura y un lindo listón negro al igual que su pantalón formal mientras que él se había quitado la molesta corbata para abrir los primeros botones de su camisa—. Quería verte.
El mayor acarició las manos de Jimin y miró sus labios, se miraron a los ojos y Yoongi se inclinó hacia adelante, tomando sus suaves y rosados labios entre los suyos, rodeó la cintura de Jimin con los brazos y sintió sus delicadas manos en su pecho.
—No me estabas viendo —susurró el pequeño, llevó una de sus manos hacia la nuca del mayor y enredó los dedos en su cabello.
—Perdón, lo intentaré de nuevo. —Sonrió y escuchó la risita de Jimin al volver a besarlo.
—¿Por qué están aquí afuera tan tarde? —La abuela Park se asomó en la puerta principal, interrumpiendo a los adolescentes, y caminó hacia ellos—. ¿Acaso se quieren enfermar?
—Buenas noches —la saludó Yoongi.
—Hace frío, les prepararé té con canela.
—Yo... ya me iba —dijo el pelinegro.
—¿Mi nuevo nieto está rechazando mi té con canela?
—¿No? —vaciló y miró a Jimin detrás de la anciana negando efusivamente con la cabeza—. Definitivamente no.
—Entonces vamos —habló la anciana acomodándose una enorme bufanda alrededor de su cuello—. Rápido, rápido, no quiero que se enfermen.
Nota:
Pregunta del capítulo: 1) ¿Qué harán después de gruadarse o qué hiceron después de graduarse? 2) ¿Le rechazarían una taza de té con canela a la abuelita de Jimin?