El como me miraba aquella chica, me hizo sentir cómo si fuera lo más bajo. En otra ocasión, tal vez yo la hubiera mirado como si fuera basura. Pero tenía muchos problemas. No podía hacerlo ahora.
—¿Que haces aquí? — pregunto Elliot gelido, mirándola con desprecio.
Ella sonrió de lado, y se acercó un poco.
—Solo he venido, para invitarte a desayunar —respondió con una voz falsa.
¡Basta. Arrancale cada pedazo de cabello!
Puse mis manos a los costados, controlando el hecho de querer soltarle un golpe. Ya me había hecho pasar un mal rato en la mañana, y me había hecho creer que Elliot no me quería. Y con este cinismo, ahora quiero arrancarle la cabeza.
—¿Sabes que, Stephanie? — Elliot se acercó hasta ella, y le señaló la puerta —Lárgate —susurró amenazante.
—Pero Elliot... ¿No creerás que yo debo...
—¡Me he enterado lo que has dicho a Nessa! — la rubia agachó la mirada, y apretó su mandíbula —Entiendeló, yo no siento nada por ti, y tampoco quiero saber nada de ti.
Stephanie lo miró como si fuera a llorar, y quizó abrazarlo, pero Elliot se apartó.
—Vete. Y llévate a tus amigos contigo, por qué ellos — pausó lo que diría, y la señaló —No son mis amigos, y no me interesa que les pase de ahora en adelante.
Stephanie iba a hablar, pero entonces, una señora entro por la puerta de la habitación de Elliot.
Elliot se quedó pasmado, Stephanie al verla sonrió, Jasper y Adrien se pusieron derechos y con los ojos bien abiertos.
Yo miré a la señora con confusión, y ella me miró con el ceño fruncido.
—¿Que está pasando aquí? — pregunta ella con una voz demandante —¿Por qué le hablas así a Stephanie? Se escuchan tus palabrerías mal educadas, hasta afuera.
Su forma de hablar era muy fina, al igual que su rostro, y vestimenta.
Tenía el cabello negro, y unos ojos grises, que transmitían imponencia. Era alta, delgada. Usaba una falda de tubo hasta las rodillas negra, al igual que su blusa de escote, con unas zapatillas que se veían más valiosas que mi propia casa.
Miré al pelinegro, y este sostenía mi mano con fuerza, y su mirada era de los mil diablos.
—Buenos días, señora Thorne — saludaron Jasper y Adrien, en unísono.
¿Señora Thorne?
Ella los miró de reojo, y asintió. Se acercó a Elliot, y su mirada se posó en mi. Me miró de arriba a bajo, como su me escaneara.
—¿Quién es está... —busco una palabra adecuada, y luego frunció los labios — señorita? — dijo finalmente.
Me sentí algo intimidada, pero no dude un segundo en bajar la cabeza siquiera.
—Soy Vanessa Renner, es un gusto señora — le tendí la mano, y ella dudo, pero finalmente me estrecho la mano.
Elliot volteó a mirarme, y una sonrisa en sus labios se dibujo. Él se volteó hacia la señora, y me tomó más fuerte de la mano.
—Ella es mi futura novia, madre.
Sentí como me sonroje. Y es que aún no podía creer nada de esto. El como después de meses, hemos llegado a esto. Por supuesto que nos faltaba conocernos; pero eso no quitaba el hecho de que nos queríamos el uno al otro.
—Ya veo —musitó la madre de Elliot.
Ella salió de la habitación, dejando un aire tenso. Mi vista se posó en la rubia, quién estaba apretando sus manos del coraje. Salió igualmente, a paso rápido, y cerró la puerta con fuerza.
Me quedé callada, pero el silencio no duró mucho, puesto a qué Elliot soltó una pequeña risa.
—Olvidemos esto, y vamos a tú casa, Ness... ¿Podemos? —preguntó él.
Sonreí al ver su lindo rostro, y asentí.
Me volteé hacia los chicos, quienes estaban detrás nuestro, y también les dedique una sonrisa.
—Tambien pueden venir, si quieren —ellos sonrieron igualmente, y asintieron.
Debo admitir, que para salir de la habitación de Elliot, me sentí demasiado juzgada.
No había visto a los que antes eran amigos de él. De hecho todos ellos me miraron de arriba a bajo. Uno de ellos, estaba a lado de Stephanie, quién me miraba como si tuviera asco. La ignoré por completo, y seguí caminando a lado de Elliot. Salimos de la casa, y Elliot se ofreció en llevarnos, en lugar de su chófer.
Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ
Minutos después, llegamos a mi casa. Los chicos entraron tras de mí, y en la sala, estaban Adam, y mi madre. La observé a ella con tristeza, y después mi mirada se posó sobre Adam, quién veía al pelinegro. Él se levantó, y fue directo hacia Elliot.
—¿Cuántos dedos tengo aquí? — pregunta alzando solo dos de sus dedos, y una sonrisa amplía estaba en su rostro.
Elliot alzó una ceja divertido, y negó con la cabeza.
—Cinco —respondió.
Adam se volteó hacia mí con confusión.
—¿No que ya podía ver?
—¡Puedo hacerlo, tonto! — protesto Elliot.
Adam se emocionó, y lo abrazó, dando palmaditas en su espalda.
—Debo admitir que aún que traté de imaginarte, no eres nada igual, a lo que yo pensaba —comentó Elliot con una sonrisa leve.
—¿Cómo me imaginabas? —preguntó el castaño con curiosidad.
—Te imaginaba de cabello chino, no de cabello lacio — respondió, mientras tomó un mechón del cabello de Adam, y lo jaló.
Adam hizo una mueca de dolor, más fingida que nunca, y se posó a mi lado con los ojos entrecerrados.
Elliot miró a mi madre, quién nos veía con una sonrisa. Inmediatamente el pelinegro, fue a su lado, y la abrazo.
—¿Cómo ha estado? —preguntó Elliot, con un gesto de preocupación.
Ella sonrió, y acarició su brazo.
—Estoy bien cielo, me alegra que tú estés bien —dijo mi madre, con mucho cariño.
Sonreí al verlos, y yo me senté del otro lado de mi madre. Tanto Elliot y yo, teníamos a mi madre apretujandola en un abrazo de oso.
Escuchamos un "Awww" de fondo, y miramos al frente, donde estaban Adam, Jasper, y Adrien.
Adam al parecer no había visto a los chicos. Así que este dió un respingo en cuanto los miró, y se posó frente de mí.
—Ay no puede ser... Otro pelirrojo — susurró Adam.
Jasper sonrió divertido, y extendió una mano hacia él.
—Yo soy Jasper Grey, amigo de Elliot.
Adam alzó sus cejas, mientras lo miraba con detalle. Pronto sus ojos se iluminaron, y se volteó hacia mí.
—¡Madre mía! —gritó.
Mi madre y yo, lo miramos con confusión, al igual que los otros tres.
Adam tomó a Jasper del brazo, y lo puso en medió.
—Nessa y Elliot, pónganse a lado de Jasper —pidió Adam con diversión.
Por un momento dudamos, pero después hicimos caso.
Nos pusimos uno en cada lado, dejando al pelirrojo en medio, quién tenía una mueca.
Adam murmuró algo a Adrien, quién asintió rápidamente con la cabeza, y nos miraron. Segundos después, ambos hicieron gestos de asombro.
—¡Si se parecen! —gritaron con emoción.
—¡¿Que se parece a qué?! — soltó Elliot confundido.
—Ustedes tres —respondió Adam.
—¡Pareciera que Elliot y Nessa tuvieron un hijo, y ese hijo es Jasper! — comentó Adrián con una sonrisa amplía.
Los tres nos miramos perplejos. Jasper me miró a mi, y yo a él. Luego él miró a Elliot, y Elliot también lo hizo, con una mueca.
—¿Que?
Soltamos los tres en unísono.
—Los ojos grises de Elliot — soltó Adrien.
—Y el cabello rojizo de Nessa —siguió Adam.
—¡Familia de tres! — gritaron ahora los dos, al mismo tiempo.
Los tres negamos con la cabeza, y los miramos como si no tuvieran remedio.
Pero es verdad.
Jasper parecía más bien, una combinación nuestra. Tenía los ojos de Elliot. Más que Elliot los tenía profundos y oscuros; mientras que Jasper los tenía demandantes, y con autoridad. Y en cuestión a mi cabello, si era pelirrojo, pero él lo tenía un poco más oscuro que el mío.
Elliot y Jasper comenzaron a protestar en unas cuantas cosas con Adrien y Adam, quienes extrañamente se hicieron amigos en cuestión de segundos.
Yo me senté junto a mi madre, mientras mirábamos cada tontería que esos cuatro decían.
Pasaron los minutos, y las horas. Mi madre en ese lapso de tiempo, nos hizo de comer, nos pusimos a platicar con ella, y después decidimos salir a una de las pequeñas plazas de la ciudad.
Ya había dado el atardecer. Habíamos encontrado una pequeña banca de color gris, y mi madre se había sentado en ella, tapándose con una mantita.
Se había quedado dormida en ella, mientras que Adam y Adrien dormían igualmente, recargados en su regazo, acurrucados.
Jasper se había quedado tirado en el césped, mirando el cielo naranja, con sus audífonos puestos.
Por otro lado Elliot y yo... Estábamos sentados cerca del lago, mirando al sol ocultarse.
—Desde que te conocí, he querido ver un atardecer a tú lado — susurró —Y ahora lo he cumplido.
Sentí un sonrojo leve en mis mejillas, y sonreí levemente.
—Ness... —llamó, y yo lo miré esperando lo que diría —. Me gustas mucho.
Entre abrí mis labios, y mis ojos indagarón en los suyos. Volví a sentir esas dichosas mariposas que tanto decían, y sonreí con alivio.
—Y tú a mí.
Por un momento mi mirada estuvo solo sobre él. Pero después... Sentí que alguien más me miraba.
Desvié la mirada, y la pose sobre el chico de cabellos blancos, quién tenía agarrada de la mano, a cierta rubia que yo conocía.
Shace me miraba de una manera que no podía descifrar, y mucho menos describir. A su lado estaba ella, mirando y señalando unos árboles, entusiasmada.
Elliot se dió cuenta de eso, y miró en su dirección. Pronto, los dos mirábamos a Shace. La rubia se volteó igualmente hacia nosotros, y su mirada se volvió fría en cuanto me miró.
Oh, Shace...