Una maldita confusión

By america65_

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Jean intenta confesar su atracción hacia Olivia en una fiesta, pero por culpa del alcohol termina declarándos... More

Sinopsis + Advertencias de contenido
01| Manera de cagarla número uno: declararse ebrio
03| Te gusto
04| 7x8=52
05| Pregúntame si quiero besarte
Bocetos #1: Bonito
06| Mi novio
07| ¿Quieres que te escupa en la boca?
08| ¿Esta es tu definición de diversión?
09| Sí, esta es mi definición de diversión
10| Feliz cumpleaños
10| Feliz cumpleaños
Boceto #2: El príncipe y el caballero
11| Vete a la mierda, con amor
12| Miedo
13| Número uno
14| Maldición
15| Un sentimiento nada nuevo
Boceto #3: Verano
16| Ser honesto
17| El nacimiento de la tragedia
17| El nacimiento de la tragedia
18| Respira y enfrenta las consecuencias
19| Excusas
20| Todas mis primeras veces
20| Todas mis primeras veces
Boceto #4: Mano
21| El caos
22| Cuando no tienes adónde ir
22| Cuando no tienes adónde ir
23| El tú y yo de aquel día
24|Confuso
24| Confuso
25| Cada pieza en su lugar
Boceto #5: Nada
26|Onsra
27|Diferentes caminos
28|Cuando estemos listos
Epílogo
Boceto #6: Mis mañanas contigo

02| Manera de cagarla número dos: pensar con la cabeza de abajo

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By america65_

La cabeza me duele tanto que siento que va a estallar en cualquier momento y la escasa luz que entra por la ventana va directo a mi rostro haciendo que me sienta aún peor. La garganta me arde y siento que mi boca está seca. Quiero moverme, pero no puedo hacerlo debido a que el cuerpo me pesa como si tuviese algo aplastándome.

La maldita resaca me está dando los buenos días de la peor manera.

Gimoteo y cubro mi rostro con la sábana para que la luz deje de estar sobre mí. Aun haciendo esa acción, el dolor en mi cabeza no disminuye ni un poco. La irritación comienza a aumentar al igual que mis ganas de lanzarme del techo en tanto siento que la habitación da vueltas y vueltas como un puto carrusel. Por un segundo creo que voy a vomitar, sin embargo, me contengo. Maldita resaca del demonio.

Joder, esta vez sí me pasé un poco.

No, «poco» se queda demasiado corto, crucé la línea, fui más allá de mis límites o eso es lo que parece ya que no estoy consciente de lo que sucedió en realidad. Sea lo que sea que haya hecho ayer está viéndose reflejado hoy y la culpa no tardará en aparecer y hacerme mierda moralmente.

Intento seguir durmiendo para que el dolor se me pase, no obstante, no puedo continuar debido a que me siento tan fatal que eso me impide conciliar el sueño. Trato de dar la vuelta, pero me es casi imposible moverme. Paso saliva por mi garganta a duras penas y como no puedo seguir durmiendo por la maldita cabeza que está matándome, abro los ojos de mala gana. El primer pensamiento que tengo es: puto día.

Si pudiese golpear al Jean de hace un par de horas atrás lo haría, ha sido un imbécil. Hemos sido, mejor dicho. Si ahora estoy de este modo no es más que mi culpa, estaba furioso y quería dejar de sentirme de esa manera, pero nada justifica lo que hice, el alcohol no soluciona los problemas y yo más que nadie debo saberlo. La idea era distraerme de todo lo que tengo en mi cabeza, no hacer que esta me duela.

¿Qué demonios pasaba por mi mente por permitir que terminara de este modo?

Los recuerdos de la noche pasada parecen borrosos, como los sueños que se tienen y de los que a veces nos cuesta trabajo poder hacer memoria, esos que sabes que están ahí, pero que no sabes con exactitud de qué trataron. Ni siquiera puedo recordar cómo llegué a casa y qué hice para acabar así. Joder, joder, joder.

Y ahí está la culpa abofeteándome con demasiada fuerza, no una, ni dos, me abofetea tres veces. Se había tardado un poco en hacer acto de presencia.

Lo que siento de forma física ni siquiera es lo peor, lo peor es lo que siento de manera moral. No sé qué me pasó, no me gusta tomar de más porque necesito cuidar mi cuerpo, soy un poco estricto con lo que consumo, pero tal parece que la furia que sentía dominó cualquiera otra cosa. Soy un imbécil. El mayor de los imbéciles.

Solo espero que no haya hecho nada estúpido porque sería el colmo de los colmos, lo menos que necesito en este momento son más problemas, ya tengo suficientes como para agregar más a la lista.

Me siento sobre la cama con dificultad y suelto pequeños jadeos en el acto. No puedo verme, pero no necesito hacerlo para saber que estoy hecho una mierda. No solo lo estoy, también me siento de esa manera. Llevo mis manos hacia mis sienes y las acaricio con suavidad. Necesito una aspirina. Mi cabeza está a nada de explotar y la culpa que siento no ayuda en nada.

En eso, la puerta de mi habitación se abre de golpe y el ruido que hace al chocar con la pared no coopera con mi pésimo humor. Cierro los ojos un momento por la irritación. Quien sea que haya entrado espero que sea por una muy buena razón. Junto las cejas, abro los ojos de nueva cuenta y giro la cabeza para ver. En el marco de la puerta está mi hermana, Lana, tiene puesto la ropa de marinero, su favorita, y su cabello rubio está recogido en una pequeña coleta. En sus manos tiene el tractor que le regalé en su cumpleaños. Me da una mirada llena de recelo.

A pesar de que me siento horrible, trato de sonreírle. Bajo mis manos hacia mi regazo y finjo que no siento como si un tubo estuviese perforándome el cráneo.

—Mamá dice que vayas a la tienda —avisa, aferrándose a su carro de juguete, acto seguido, olfatea mi habitación y arruga la nariz—. Hueles a culo.

—Lana —digo su nombre con advertencia, conteniendo las ganas que tengo de reír. ¿De dónde aprendió a decir esa clase de cosas?

—¡Así dices tú!

Se defiende, señalándome con su dedo. El reproche en su voz es más que evidente. Parpadeo y muerdo mi mejilla interna para retener la carcajada que quería escapar de mis labios. Vale, debí suponer que lo aprendió de mí. No soy el mejor ejemplo a seguir.

Trato de mantenerme serio como el hermano mayor que soy.

—¿Qué hemos dicho de no repetir lo que yo digo?

—Que no debo hacerlo —responde en un susurro, culpable. Asiento de acuerdo con lo que dice, pero entonces, frunce el ceño y me ve molesta—. Y tú dices que no vas a volver a decirlo, pero lo sigues haciendo. ¿Por qué yo no puedo seguir diciéndolo, pero tú sí? Eso no es justo.

Abro la boca y la cierro de nuevo. Balbuceo un instante en tanto pienso en una respuesta coherente, no obstante, nada se me viene a la cabeza. Me he quedado sin argumentos contra una niña de cinco años.

Y lo peor es que ella está en lo cierto.

—Es verdad, perdón, no volveré a decirlo nunca más —termino dándole la razón a lo que ella sonríe mostrando sus dientes y el espacio que hay entre dos de ellos porque se le ha caído uno. El corazón se me encoje de lo tierna que es. Le devuelvo la sonrisa—. Dile a mamá que bajaré en un rato. Me cambiaré.

—Hazlo rápido porque sí hueles a cul... horrible —sincera y se cubre la nariz con su mano—. Eww, báñate con cloro.

Maldita niña del demonio, olviden lo que dije, ya no me parece tierna. Odio su honestidad.

Hay niños que son sinceros y luego está Lana diciéndome que huelo a culo. Tenía que ser una Miller.

Debo empezar a cuidar lo que digo delante de ella a partir de ahora.

Pongo los ojos en blanco y le lanzo una de mis almohadas para que salga de mi habitación. Ella sale corriendo, riéndose. Sin poder evitarlo yo también lo hago y al hacerlo, el dolor en mi cabeza aumenta. Maldigo en voz alta y llevo mis manos a mis sienes de nuevo. En verdad que quiero matarme de lo pésimo que me siento. La próxima vez que alguien me invite a una fiesta voy a negarme, no quiero ni necesito pasar por esto una vez más, no importa cuán estresado o molesto esté, no lo vale.

Sin pensarlo más tiempo, me levanto de la cama con dificultad y voy directo hacia uno de los cajones de mi escritorio. Ahí tengo algunas pastillas y medicamentos que uso cuando me siento mal. Busco entre todas las cajas y jarabes con desesperación hasta que doy con la aspirina. Eureka.

Saco una de las aspirinas y sin agua, la bajo por mi garganta. Hago una mueca por la áspera sensación y suspiro. Sé que tardara en hacer efecto, sin embargo, me siento aliviado al instante de tomarla.

Si estaba esperando alguna señal que me dijera que estaba haciendo las cosas mal, ya la tuve ayer saliendo de fiesta y olvidándome hasta de mi nombre. Tengo bastante suerte de haber regresado a casa entero. Quien sea que me haya traído es un ángel y debe conocer donde vivo para poder hacerlo. Las únicas personas que se me vienen a la cabeza son Karla y Mary y... Dios, ¡Karla y Mary! ¡¿Estarán bien?! Se supone que iba a tomar con medida para acompañarlas a casa. Triplemente mierda.

Dios, si algo les pasó me mato, yo iba a cuidar de ellas no ellas de mí. Odio al Jean ebrio con todo mi corazón en este preciso momento. Ugh, en definitiva, no volveré a tomar nunca más en mi vida. Necesito saber que llegaron bien a casa, no puedo estar tranquilo si no sé que están bien.

Me acerco a mi cama para buscar mi celular, hago un lío con las sábanas y me desespero al no encontrarlo. Chasqueo la lengua, volteando a ver a todos lados de forma rápida. Veo cabizbajo y se me ocurre la idea de buscar debajo de mi cama. Me agacho, inspeccionando el sitio y festejo al verlo ahí, a un lado de una de las almohadas que también ha caído. Lo agarro y cuando lo tengo en mis manos hago una mueca de asco porque se siente pegajoso y porque desprende un horrible olor.

«Huele a culo».

En mi cabeza escucho la voz de Lana reprendiéndome por haber pensado eso.

¿Dónde demonios estuvo mi celular para que terminara oliendo de esa manera? En verdad huele a mierda, ¿y si terminó en el culo de alguien...? Ugh, qué puto asco. No quiero saber qué pasó para que terminara así.

Al parecer, tanto mi celular como yo olemos a mierda.

Camino hacia mi mesita de noche y tomo unas cuantas toallitas a fin de limpiar mi móvil. Agarro el bote de colonia y rocío un poco sobre ella, ojalá que así se vaya el aroma. Cuando ya estoy lo suficiente convencido, desbloqueo mi celular con la huella de mi dedo y ni siquiera tengo que entrar a WhatsApp para preguntarle a Karla y Mary si están bien porque hay mensajes de ellas en el grupo de hace una hora.

Sonrío, tranquilo. Llegaron bien a casa.

Han enviado algunas de las fotos que nos tomamos y no entro porque no quiero ver que tan arruinado estaba en la fiesta, sé que debo verme como si un auto me hubiera atropellado y no necesito sentir más pena de mí. Incluso de ese modo, la curiosidad me carcome y la culpa me dice que ver esas fotos será mi castigo. Al final, termino entrando al chat grupal. Mientras las imágenes tardan en cargar por mi lento internet, tomo algo de ropa del armario para vestirme después de ducharme.

Elijo lo que parece ser más cómodo: un pants gris, una playera blanca y un suéter deportivo que combina con el pants. Al finalizar, le echo un vistazo a la pantalla de mi celular y las imágenes —que antes no habían terminado de cargar —aparecen y me río por lo ridículo que me veo. Tengo los ojos más pequeños de lo normal, el rostro bastante rojo y una sonrisa de bobo. Decido no eliminar las fotografías, serán el recordatorio que necesito para no volver a probar una gota de alcohol en mi vida.

Si veo el lado bueno, todo —a excepción de mi cuerpo— está bien. No perdí nada, estoy entero y más importante aún, no la cagué como otras veces. O eso quiero creer.

Voy al baño, ya que no pudo seguir soportando mi aroma y mi aspecto, me quito la ropa que parece estar igual de asquerosa, y me meto a la ducha. Las gotas de agua caen por mi cuerpo y me relajan un poco, quitando la tensión que he sentido desde que desperté. Cierro los ojos durante unos minutos y trato de hacer memoria de lo que pasó la noche pasada después de haber llegado a la casa de la tal Sam. Recuerdo que estaba bailando, que bebí y que casi me caigo encima de un chico. También tengo el pequeño recuerdo de haber usado el celular y de haber dicho cosas tontas. El problema es que no puedo recordar qué y quién.

Hundo una de mis cejas. ¿A quién llamé y qué fue lo que dije?

Jodeeer.

Me obligo a mí mismo a recordar, si mi memoria no falla dije algo relacionado a «atracción». Eso me pone en alerta. Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, lo malo de ser alguien como yo es que no necesito estar ebrio para ser honesto y ese es el problema, si estando en mis cinco sentidos soy franco, ¿qué mierda diré estando borracho?

De repente, como una ráfaga de viento que golpea contra la ventana, el nombre de esa persona viene a mi cabeza, azotándome.

Olivia.

Le hablé a Olivia y le dije que me gusta.

O lo más cercano a eso porque estando ebrio no sé si pude formular la oración siquiera.

Necesito disculparme con ella por haberla llamado a una mala hora y por haberle dicho cosas que, a pesar que siento, no fueron expresadas de la mejor manera. Con esa idea en mi cabeza, termino de bañarme, me seco y cambio y luego de cepillarme los dientes y verme lo más decente posible, voy hacia la lista de contactos y escribo su nombre y le doy a marcar. Un par de pitidos me reciben del otro lado de la llamada hasta que por fin descuelga.

—Hola.

La saludo, animado, poniendo el altavoz mientras comienzo a peinarme.

—Holap —remarca la "p" y escucho su respiración agitada, como si estuviese corriendo—. Creía que nunca llamarías, estaba pensando en poner tu foto en esos letreros de "se busca".

Se burla y sonrío.

—Estaba algo ocupado... —explico y enmudezco porque no sé cómo empezar a disculparme. Carraspeo, abriendo el bote de gel—. No sé cómo decir esto sin sentirme menos avergonzado... Uhm... En la madrugada dije un par de cosas en la llamada y aunque estaba ebrio sí las pienso, Liv.

Ella guarda silencio.

—¿De qué hablas?

—¿De lo que te dije en la llamada?

Vuelvo a obtener silencio de su parte, pero esta vez, se alarga más que la primera vez. Arqueo una de mis cejas, confundido, y paso una mano por mi rubia cabellera.

—¿Liv? —la llamo.

—No me hablaste ayer, Jean, no entiendo de lo qué hablas.

La confusión que sentía comienza a ir en aumento al igual que los latidos de mi corazón. Recuerdo haber llamado a alguien y recuerdo haberle dicho algo referente a sentir algo, no es posible que no le haya marcado a ella, estoy casi seguro que era Olivia, de lo contrario, no tengo ni la menor idea de quién pudo haber sido. Tal vez mi cabeza me está haciendo una mala jugada y no le marqué en realidad, es decir, Olivia es la única persona por la que estoy interesado ahora, es imposible que no le haya marcado a ella, no es como si me hubiera equivocado de persona y...

Me quedo congelado. El recuerdo de lo que sucedió después de la declaración me golpea, fuerte e intenso.

Algo en mi cabeza hace click, como si pudiera entender lo que está pasando. No hace falta seguir preguntándole, todo está casi claro, aunque me gustaría que no lo estuviese. Me alarmo de inmediato. Mierda. Mierda. ¡Y más mierda!

Esto no puede estar pasando, joder, no puede estar pasándome a mí. Dejo el gel sobre el lavabo y tomo mi celular con prisa para verificar si el recuerdo que hay en mi cabeza es real o si solo estoy imaginándolo.

—¿Jean? ¿Sigues ahí? —La voz de Olivia me trae devuelta a la tierra.

—Lo siento, cosas de gente ebria, ya sabes —me disculpo y casi tiro el celular cuando entro a mi lista de últimas llamadas. Trago duro—. Creí que te había marcado.

—No, pero puedes decirme lo que dijiste —menciona con un tono coqueto que dejo pasar porque ahora mismo estoy bastante cagado. Guardo silencio—. ¿Jean? —llama mi nombre por segunda vez.

No hago caso porque estoy leyendo el nombre de la persona a la que marqué en la madrugada. Palidezco.

El último contacto al que marqué es Oliver. Maldita sea.

—Perdón, tengo que colgar —me excuso de forma atropellada—. Te veo en el gimnasio.

No espero a que responda ya que cuelgo la llamada. Mantengo mi vista fija en el nombre de Oliver y golpeo el lavabo con mi mano de la frustración. Esto no puede ser posible, de todas las malditas personas de este mundo justo tuvo que ser él. Ni siquiera sé si eso es algo bueno o malo, no quiero que piense que me gusta, pero al mismo tiempo me siento aliviado de saber que le marqué a él y no a alguna de mis tías, o peor aún, a mi abuela.

Lo repito, no volveré a tomar nunca.

Las pruebas son obvias, no necesito de más para saber lo que ha pasado, sin embargo, dentro de mí, todavía quero creer que no es así. Solo hay una persona que puede confirmarme lo que pasó y a pesar de que sé que se burlará de mí, no tardo en buscar su nombre entre mis contactos.

—¿Qué hice ayer?

Es lo primero que suelto cuando ella descuelga.

—Buenos días, no, olvídalo, solo días, serían buenos, pero me vomitaste la puta mano, eso hiciste, tonto —me echa en cara, furiosa. Por alguna razón eso me hace sonreír a medias entre la frustración—. Casi me la corto, idiota.

En otro momento le hubiera respondido con alguna broma, no obstante, no tengo tiempo para eso.

—Antes de eso —explico y dudo antes de continuar—. ¿Le llamé a Olivia?

Karla suelta una gran carcajada que seguro se escuchó hasta en el culo del diablo.

—Deja de reírte tonta, shh —siseo. Eso solo hace que ella ría más. Tomo una bocanada de aire para no perder la paciencia y espero que deje de burlarse de mí. Ya está más que confirmado, su risa ha terminado por reafirmar que soy un estúpido que no sabe marcar al contacto correcto.

—Le marcaste a Oliver y al parecer confesaste sentir algo por él —confirma lo que sospechaba entre risas. Suelto un suspiro profundo—. Yo no juzgo, viva el amor.

Aprieto la mandíbula. No estoy de humor para seguir oyendo sus bromas, sobre todo porque cualquier duda respecto a lo que pasó se ha disipado.

Confesé lo que sentía a la persona equivocada.

Jean en estado de ebriedad que apenas puede pararse, te odio muchísimo.

—Esto solo quedaré entre tú y yo —digo entre dientes. Ella no responde debido a que sigue riéndose. Inhalo hondo—. Karla prométeme que solo quedará entre tú y yo, no vas a decirle nada a nadie, mucho menos a Mary y Andy, Dios, lo mucho que van a molestarme si se enteran. Por favor, prométeme que no vas a decirles.

—Depende —contesta luego de que su risa cesara—. ¿De cuánto estamos hablando?

—¿Quieres que te recuerde todos los favores que me debes? —advierto y no espero a que responda—: De acuerdo, empecemos con el más importante de este año, te di el número de David.

Comienza a toser.

—Está bien, ya, déjame —lloriquea—. Lo entiendo. No diré nada. Soy una tumba.

Relajo mi expresión y suelto otro suspiro.

—¿Qué más sucedió? —me atrevo a preguntar pese a que una parte de mí prefiere no saber.

—Nada, te quedaste dormido en una silla —responde con simpleza. Una silla, vale, eso es muchísimo mejor que escucharla decir que dormí bajo un puente—. Tuvimos que llamar a Oliver para que nos ayudara a llevarte a casa —me tenso—. Él manejó y luego de dejarnos, te dejó. No sé lo que pasó después. Su primera cita, awww.

—Como sigas así le diré a David que tú fuiste la que le escribió y bloqueó después en WhatsApp —amenazo, irritado.

—Uy, amargado, ya cásate —juega y como no me río, bufa—. De nada por cuidarte, maldito borracho —ironiza y se escucha un ruido que hace que enmudezca—. Te dejo, tengo cosas que hacer, aconsejo que soluciones tus cosas con Oliver, explícale que te confundiste. Se veía bastante tenso ayer. Creo que no le gustas y lo entiendo, si me dijeras que te gusto también me sentiría ofendida.

—Karla —pronuncio su nombre con advertencia.

—Ya, me callo —se ríe—. Suerte, Romeo.

Cuelga la llamada y paso una mano por mi rostro, acto seguido apoyo mis manos en el lavabo y echo la cabeza hacia adelante, quedando cabizbajo. Todo esto se me salió de las manos en menos de un día y por culpa de una borrachera. Quería olvidarme de mis problemas, no tener más de ellos. Lo peor de todo es que lo que más odio en este mundo está pasando justo ahora: no tener las cosas bajo control.

La mayoría de las cosas que hago deben haber sido pensadas y planeadas con antelación. No hay espacio para las improvisaciones ni para las cosas que no han sido previstas. Oliver, claramente, era algo que no tenía previsto. Y eso no me gusta para nada. Oliver no me gusta ni un poco.

Maldita sea.

Necesito solucionar las cosas ya. Oliver debe creer que siento algo por él cuando no es así y según lo que dijo Karla a él no le agrada para nada saber eso. No quiero que haya malentendidos entre los dos, nuestra relación ha estado bastante bien en estos años como para que se vaya a la mierda por una confusión. Si dejo que los días pasen será muchísimo peor. Lo mejor será actuar en este instante y en persona.

Abro WhatsApp, ignorando los mensajes de las demás personas y voy directo hacia el chat que tengo con Oliver, para mi fortuna, él está en línea.


Jean Miller

Estás en tu casa?

Oliver Owen

Depende

Si vienes, sí, sí estoy

Si quieres algún favor, no estoy, número equivocado :p

Jean Miller

Imbécil

Llego en cinco


Bloqueo mi celular y luego de tomar mi decisión, voy con mamá para que me diga lo que debo comprar en el supermercado, después de ello salgo de casa sin desayunar porque apetito es lo menos que tengo ahora. Por suerte, papá me presta el auto, eso facilita las cosas. Tengo que aclarar lo que sucedió. Olivia ya debe estar en el gimnasio así que Oliver está solo, no voy a cruzarme con Liv cuando le aclare la situación al estúpido de mi amigo.

Dejo las compras del supermercado para después y me dirijo hacia su casa que no está demasiado lejos de la mía. Intento poner algo de música en el camino. "Sex money feelings die" es lo primero que se reproduce en mi playlist y trato de enfocarme en la canción en lugar de los posibles escenarios que pueden pasar cuando le aclare a Oliver lo que sucedió.

Él no es la clase de persona que se molesta con facilidad, siempre está en su burbuja y muy pocas cosas le interesan de verdad así que tal vez no le importe lo que pasó, aunque existe la pequeña posibilidad de que se sienta incómodo con esa declaración. Sí tiene pinta de coquetearle a todo lo que se mueva, pero lo de él es coquetear de broma, no en serio. Jamás ha ido en serio. Es por ello que quiero que todo esté claro.

Aparco la camioneta una casa antes de la suya ya que veo que el auto que comparte con Olivia está estacionado frente a su morada. Apago la música y tomo las llaves para bajar. Camino hacia su pórtico, subiendo los peldaños y toco el timbre dos veces. La puerta no tarda en abrir, Oliver es quien me recibe del otro lado. Tiene una playera negra de manga larga, encima una camisa de cuadros de franela desabotonada y un pantalón de mezclilla deslavado.

Él me ve de arriba abajo con lentitud y sonríe.

—Tenemos que hablar.

Menciono y ni siquiera espero una invitación de su parte para pasar. Suelta una pequeña risa por mi acción. Escucho que cierra la puerta y comienzo a caminar hacia su dormitorio, no quiero que sus padres escuchen o que Olivia llegue y me encuentre aquí.

—Vas a terminar conmigo —bromea detrás de mí y no le encuentro gracia a sus palabras—. Ya sé, no soy yo, eres tú, o quieres concentrarte en tus estudios, no, espera, tengo una excusa mejor, no estás listo para el compromiso. ¿Con cuál de ellas vas a terminarme?

Ruedo los ojos. Me detengo en seco a mitad del pasillo y giro para confrontarlo, cuando lo hago me encuentro con su rostro a escasos centímetros del mío; Oliver ensancha su sonrisa por eso. Tengo que alejarme un poco para tomar distancia entre ambos.

—No estoy de humor para bromas —le hago saber. Frunce el ceño. Bien, entre más rápido le digo, mejor—. Mira... Uhm... Ya sabes, la llamada de ayer no era para ti —él me ve confundido—. No quise llamarte a ti. Quería hablarle a tu hermana —aclaro—. Perdón si te incomodé.

Mantengo la vista en Oliver pese a que me siento avergonzado de mi confesión. Él tampoco aparta la mirada de mí, solo se queda callado, sin mostrar alguna expresión. Escudriño su rostro en busca de algo que pueda decirme lo que su boca no ya que no hace el intento por hablar. Supongo que está digiriendo lo que he dicho. Respiro y espero, aunque sea, una mínima reacción, un "gracias al cielo que no era para mí" o un "me siento mejor después de saber que era para mi hermana", pero eso nunca llega, en su lugar, él dice algo que me deja descolocado:

—¿No era para mí? Uh, qué mal.

Hace un mohín con los labios y pone una cara tan seria que dudo por un instante que esté bromeando conmigo. Pestañeo, desconcertado. ¿Escuché lo que creo que escuché o es que los efectos del alcohol aún están en mi sistema?

—¿Qué dijiste? —inquiero, fuera de orbita.

Da un paso hacia adelante, acortando la distancia. Por inercia, yo doy uno hacia atrás, pero eso no sirve de nada ya que él vuelve a acercarse a mí. Trato de mantenerme alejado, sin embargo, mi espalda choca contra la pared, ya no puedo seguir retrocediendo. Por primera vez, me siento acorralado.

—Qué mal —repite en voz baja, su voz más grave y ronca de lo usual. Su mirada baja hacia mis labios y los latidos de mi corazón comienzan a acelerarse—. Pudimos tener algo interesante.

No mentiré, sus palabras encienden algo dentro de mí que no estoy seguro de querer averiguar. Relamo mis labios y esa pequeña acción lo hace sonreír. Mierda.

Como es un poco más alto que yo, tiene que agachar la cabeza lo que ocasiona que un par de mechones caigan por su frente, tengo la extraña sensación de querer pasar mis dedos por su cabello y de tirar de él con fuerza, pero no lo hago. Paso saliva por mi garganta y tengo que obligarme a reaccionar.

Estaba tan confundido que él terminó por tener la situación en sus manos y eso no me gusta para nada. Las cosas se hacen como yo diga y como yo quiera, no como él diga. Ha llevado su broma demasiado lejos y yo no soy su puto entretenimiento para que pueda burlarse de mí. Junto las cejas y me mantengo firme, tratando de que no note que me ha puesto mal.

—No te gusto —digo lo obvio ya que estoy cansado de su broma. Como si eso no bastara, agrego—: Y a mí me gusta tu hermana.

Suelta una risa nasal y apoya sus manos en la pared, a ambos lados de mi cara. Levanta su mirada hacia mis ojos y acerca su rostro peligrosamente al mío. Esta vez, no me aparto.

—Apuesto a que puedo gustarte más que ella.

Hay un brillo en su mirada que no logro entender y si no fuera porque sé cómo es Oliver, hubiera creído que va en serio, hubiera caído. Él jamás se ha tomado nada en serio en su vida.

Me río. Suficiente de bromas.

—No me lo tomes a mal, pero no eres mi tipo.

—Soy la versión masculina de mi hermana, físicamente tengo que ser tu tipo —llega a esa conclusión, lo cual, me hace reír más. Espero a que él también se una a mi risa, sin embargo, continúa con la misma expresión seria.

Enserio mi rostro

—En chicas, en chicos no —aclaro—. Y lo siento, pero lo que más me atrae de tu hermana es su inteligencia.

—También soy inteligente —responde de inmediato. Mis cejas se arquean por sí solas. Claro—. Hablo en serio, la inteligencia no se basa en si sacas o no un diez en un examen, deberías saberlo —asiento, con una sonrisa burlona. Él toma mi mentón con su mano, obligándome a dejar de asentir. Me sorprendo—. Existen varios tipos de inteligencia, ocho según Gardner. Inteligencia musical, matemática, corporal... —alza la mano que estaba en mi barbilla, la pone sobre mi pecho y susurra cerca de mis labios, casi rozándolos—: Soy bueno con las manos, demasiado, puedo probarte que tan inteligente soy usándolas, bonito.

Contengo la respiración.

Joder, Oliver, ¡¿desde cuándo sabe coquetear bien?! Su coquetería barata no debería de afectarme, maldición. Es mi amigo, uno de mis mejores amigos, su personalidad no es de mi tipo, hay miles de razones para no caer con él, la más importante es que odio que tengan el control sobre mí, pero, aunque trate de no ceder, aunque mi cabeza esté lanzándome miles de advertencias, realmente quiero continuar hasta el final.

Su mano baja mi pecho con lentitud hasta llegar al elástico de mi pants, se detiene ahí y juega con este. El juicio se me nubla y una corriente eléctrica me recorre el cuerpo. Tengo que apartar la mirada de su rostro porque no soporto ver su estúpida sonrisa triunfante. Si hay alguien que odio más que al Jean ebrio que me metió en esto es Oliver quien se empeña en no soltarme y dejarme salir de esta situación. Lo odio mucho. Y me odio más por seguirle el juego.

Él presiona su pierna en mi entrepierna y suelto un suspiro que me fue imposible poder retener. Muerdo mi labio inferior. Lo veo de nuevo y lo que encuentro en su mirada me gusta mucho; sus pupilas están dilatadas, el negro dominando el verde, aun así, el brillo que había sigue estando.

De pronto la parte más cuerda de mi cabeza me recuerda que no debo doblegarme. Tomo la mano de Oliver y la aparto y de igual manera, pongo mis manos en su pecho para que deje de estar tan cerca.

«Piensa con la cabeza de arriba, joder».

—Tus papás —digo a duras penas, con la respiración desacompasada. Él ríe.

—No están. Estamos solos.

«Con la cabeza de arriba, la de arriba».

Respiro hondo.

—No entiendo a qué viene todo esto —sincero—. Tú y yo... Agh, ni siquiera te gusto.

Toma mis manos con las suyas y las quita de su pecho para acercarse más a mí. Sus ojos no se despegan de mi rostro, como si estuviera analizándome.

—Eres bonito —admite y entorno los ojos.

—Ya sé, pero eso no responde mi pregunta. ¿Qué es lo que pretendes de todo esto?

—Quiero entenderlo —se limita a responder. Todavía continúa estudiando mi rostro—. Nunca antes me había sentido atraído a alguien —pasa una de sus manos por mi mejilla—. ¿Por qué tú sí? —Sus ojos se encuentran con los míos—. Y como no vas en serio con mi hermana ni ella contigo.... —se calla un momento y no comprendo cómo es que sabe eso—. ¿Por qué no intentarlo conmigo?

—No busco nada serio.

—No te preocupes, yo tampoco.

Suspiro.

—¿Quieres que nos usemos mutuamente? —Él asiente. La sola idea es una completa estupidez, solo hay una manera en la que eso va a terminar: mal. Incluso sabiendo eso, digo—: Tengo que pensarlo.

Esboza una sonrisa ladina.

—Si así lo prefieres, bonito.

Gruño.

—No vuelvas a llamarme bonito, imbécil.

Empujo su cuerpo lejos del mío y me apresuro a ir a la puerta para marcharme. Tengo muchas cosas qué pensar y espero hacerlo con la cabeza fría.  

***
FELIZ NAVIDAD, AAAAH. Estuve apresurándome para tener el capítulo listo para hoy y darles un regalo. No es mucho, pero es trabajo honesto JAJAJA 💛

Espero que se encuentren bien iqbsiwbsis

¿Qué tal el capítulo?❤️

¿Qué nombre le ponemos al shipp?

Chiste navideño antes de irme. Ya se la saben, si no se ríen, mato a Oliver.

¿Qué le pasa a Santa Claus si pierde un reno?
Le da insuficiencia renal🦌

Nos leemos prontito💛💛

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