โž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

230K 21.6K 24.8K

๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹ || โ La desdicha abunda mรกs que la felicidad. โž Su nombre procedรญa de una de las leyendas... More

โ€– ๐˜๐†๐†๐ƒ๐‘๐€๐’๐ˆ๐‹
โ€– ๐๐‘๐„๐Œ๐ˆ๐Ž๐’ ๐ˆ
โ€– ๐๐‘๐„๐Œ๐ˆ๐Ž๐’ ๐ˆ๐ˆ
โ€– ๐€๐‚๐‹๐€๐‘๐€๐‚๐ˆ๐Ž๐๐„๐’
โ€– ๐๐„๐‘๐’๐Ž๐๐€๐‰๐„๐’
โ€– ๐†๐‘๐€ฬ๐…๐ˆ๐‚๐Ž๐’ ๐ˆ
โ€– ๐†๐‘๐€ฬ๐…๐ˆ๐‚๐Ž๐’ ๐ˆ๐ˆ
โ€– ๐“๐‘๐€ฬ๐ˆ๐‹๐„๐‘๐’
โ” Proemio
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ โ” ๐˜๐ ๐ ๐๐ซ๐š๐ฌ๐ข๐ฅ
โ” ๐ˆ: Hedeby
โ” ๐ˆ๐ˆ: Toda la vida por delante
โ” ๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Fiesta de despedida
โ” ๐ˆ๐•: Una guerrera
โ” ๐•: Caminos separados
โ” ๐•๐ˆ: La sangre solo se paga con mรกs sangre
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ: Entre la espada y la pared
โ” ๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Algo pendiente
โ” ๐ˆ๐—: Memorias y anhelos
โ” ๐—: No lo tomes por costumbre
โ” ๐—๐ˆ: El funeral de una reina
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ: Ha sido un error no matarnos
โ” ๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Un amor prohibido
โ” ๐—๐ˆ๐•: Tu destino estรก sellado
โ” ๐—๐•: Sesiรณn de entrenamiento
โ” ๐—๐•๐ˆ: Serรก tu perdiciรณn
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Solsticio de Invierno
โ” ๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No es de tu incumbencia
โ” ๐—๐ˆ๐—: Limando asperezas
โ” ๐—๐—: ยฟQuรฉ habrรญas hecho en mi lugar?
โ” ๐—๐—๐ˆ: Pasiรณn desenfrenada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No me arrepiento de nada
โ” ๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: El temor de una madre
โ” ๐—๐—๐ˆ๐•: Tus deseos son รณrdenes
โ” ๐—๐—๐•: Como las llamas de una hoguera
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ: Mi juego, mis reglas
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El veneno de la serpiente
โ” ๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟPor quรฉ eres tan bueno conmigo?
โ” ๐—๐—๐ˆ๐—: Un simple desliz
โ” ๐—๐—๐—: No te separes de mรญ
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ: Malos presagios
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: No merezco tu ayuda
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Promesa inquebrantable
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Yo jamรกs te juzgarรญa
โ” ๐—๐—๐—๐•: Susurros del corazรณn
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Por amor a la fama y por amor a Odรญn
๐€๐œ๐ญ๐จ ๐ˆ๐ˆ โ” ๐•๐š๐ฅ๐ก๐š๐ฅ๐ฅ๐š
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
โ” ๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mรกs enemigos que aliados
โ” ๐—๐—๐—๐ˆ๐—: Una velada festiva
โ” ๐—๐‹: Curiosos gustos los de tu hermano
โ” ๐—๐‹๐ˆ: Cicatrices
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ: Te conozco como la palma de mi mano
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Sangre inocente
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐•: No te conviene tenerme de enemiga
โ” ๐—๐‹๐•: Besos a medianoche
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ: Te lo prometo
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: El inicio de una sublevaciรณn
โ” ๐—๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Que los dioses se apiaden de ti
โ” ๐—๐‹๐ˆ๐—: Golpes bajos
โ” ๐‹: Nos acompaรฑarรก toda la vida
โ” ๐‹๐ˆ: Una red de mentiras y engaรฑos
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ: No tienes nada contra mรญ
โ” ๐‹๐ˆ๐ˆ๐ˆ: De disculpas y corazones rotos
โ” ๐‹๐ˆ๐•: Yo no habrรญa fallado
โ” ๐‹๐•: Dolor y pรฉrdida
โ” ๐‹๐•๐ˆ: No me interesa la paz
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ: Un secreto a voces
โ” ๐‹๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Yo ya no tengo dioses
โ” ๐‹๐ˆ๐—: Traiciรณn de hermanos
โ” ๐‹๐—: Me lo debes
โ” ๐‹๐—๐ˆ: Hogar, dulce hogar
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ: El principio del fin
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La cabaรฑa del bosque
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐•: Es tu vida
โ” ๐‹๐—๐•: Visitas inesperadas
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ: Ella no te harรก feliz
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ: El peso de los recuerdos
โ” ๐‹๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: No puedes matarme
โ” ๐‹๐—๐ˆ๐—: Rumores de guerra
โ” ๐‹๐—๐—: Te he echado de menos
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ: Deseos frustrados
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Estรกs jugando con fuego
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mal de amores
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐•: Creรญa que รฉramos amigas
โ” ๐‹๐—๐—๐•: Brezo pรบrpura
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ: Ya no estรกs en Inglaterra
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Sentimientos que duelen
โ” ๐‹๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: ยฟQuiรฉn dice que ganarรญas?
โ” ๐‹๐—๐—๐ˆ๐—: Planes y alianzas
โ” ๐‹๐—๐—๐—: No quiero perderle
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ: Corazones enjaulados
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ: Te quiero
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐ˆ๐ˆ: La boda secreta
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•: Brisingamen
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ: Un sabio me dijo una vez
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ: Amargas despedidas
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Te protegerรก
โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐—: El canto de las valquirias
โ” ๐—๐‚: Estoy bien
โ” ๐—๐‚๐ˆ: Una decisiรณn arriesgada
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ: Tรบ harรญas lo mismo
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Mensajes ocultos
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐•: Los nรบmeros no ganan batallas
โ” ๐—๐‚๐•: Una รบltima noche
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ: No quiero matarte
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ: Sangre, sudor y lรกgrimas
โ” ๐—๐‚๐•๐ˆ๐ˆ๐ˆ: Es mi destino
โ” ๐—๐‚๐ˆ๐—: El fin de un reinado
โ” ๐‚: Habrรญa muerto a su lado
โ” ๐‚๐ˆ: El adiรณs
โ” ๐„๐ฉ๐ขฬ๐ฅ๐จ๐ ๐จ
โ€– ๐€๐๐„๐—๐Ž: ๐ˆ๐๐…๐Ž๐‘๐Œ๐€๐‚๐ˆ๐Žฬ๐ ๐˜ ๐†๐‹๐Ž๐’๐€๐‘๐ˆ๐Ž
โ€– ๐€๐†๐‘๐€๐ƒ๐„๐‚๐ˆ๐Œ๐ˆ๐„๐๐“๐Ž๐’
โ€– ๐Ž๐“๐‘๐€๐’ ๐‡๐ˆ๐’๐“๐Ž๐‘๐ˆ๐€๐’
โ€– ๐’๐„๐†๐”๐๐ƒ๐Ž ๐‹๐ˆ๐๐‘๐Ž

โ” ๐‹๐—๐—๐—๐ˆ๐•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos

646 81 199
By Lucy_BF

N. de la A.: cuando veáis la almohadilla #, reproducid el vídeo que os he dejado en multimedia y seguid leyendo. Prometo que no os arrepentiréis.

✹.✹.✹

──── CAPÍTULO LXXXIV ───

SANGRE DE MI SANGRE
Y HUESOS DE MIS HUESOS

────────ᘛ•ᘚ────────

( NO OLVIDES VOTAR Y COMENTAR )

◦✧ ✹ ✧◦

        UNA RESPLANDECIENTE SONRISA asomó al semblante de Drasil cuando, en compañía de su progenitora, se adentró en aquel pequeño claro, avistando a unos metros de distancia a Ubbe. El corazón se le encogió dentro del pecho al ver la expresión anonadada de su prometido, quien la observaba completamente embobado, como si se hubiese aparecido ante sus ojos la mismísima Freyja. Junto a él, Hilda aguardaba pacientemente su llegada, engalanada con una elegante túnica roja que destacaba sobre el blanco de la nieve. La llenó de dicha vislumbrar también a Björn y a Eivør, además de al cristiano, quien no había puesto objeción alguna a su petición de acudir a la ceremonia.

Los dedos de su mano izquierda se hundieron en el antebrazo de Kaia, a quien iba agarrada en un ademán cariñoso. Sus piernas temblaban bajo la falda de aquel esplendoroso vestido que había reservado para ese día tan especial, para el momento en que se uniera formalmente al hombre del que estaba perdida e irremediablemente enamorada.

Daba gracias a los dioses porque su madre estuviese allí, con ella. Y es que su mera presencia lograba apaciguar —aunque solo fuera un poco— aquel torbellino de emociones que se había desatado en su interior, brindándole algo de calma. Una simple mirada o caricia por su parte la hacía sentir tranquila, reafirmándola en el hecho de que estaba haciendo lo correcto. Que su felicidad siempre estaría por encima de los deseos y las ambiciones de los demás.

Ambas continuaron avanzando por aquel angosto sendero hasta que finalmente llegaron a su destino. Las pulsaciones de Drasil se dispararon, alcanzando una cadencia casi frenética, cuando quedó a apenas un par de pasos de Ubbe, quien la contemplaba como si fuera la única mujer sobre la faz de Midgard, como si nada más existiese a su alrededor.

Por Odín, estaba realmente apuesto.

Entonces Kaia tomó las manos de Drasil entre las suyas y las besó con dulzura, ocasionando que los iris esmeralda de su primogénita se cristalizaran a causa del significado que entrañaba aquel gesto. Las dos se miraron sin decir nada, pero a la vez diciéndoselo todo, justo antes de que La Imbatible le entregara su tesoro más preciado al Ragnarsson, cuyos dedos callosos y robustos no demoraron en entrelazarse con los de Drasil.

Poco después la joven pareja de prometidos se introdujo en el círculo de piedras que había en mitad del claro, allá donde Hilda los esperaba para dar inicio a la liturgia.

Se trataba del Anillo de Juramentos: una circunferencia trazada a base de rocas en cuya superficie había pintadas diversas runas y símbolos arcaicos.

Una vez dentro del Anillo de Juramentos, la seiðkona les dio la bienvenida a todos los presentes y pronunció una serie de oraciones para enaltecer y ovacionar a los Æsir y a los Vanir. Acto seguido, desenvainó el cuchillo que llevaba amarrado a su cinturón y se aproximó a los tres thralls que sostenían a la cabra, al jabalí y al cerdo, los cuales serían ofrendados a los dioses a cambio de su beneplácito.

Los animales berrearon y tiraron de sus ataduras ante el destello del metal en la mano de la anciana, aunque poco podían hacer contra el cruento destino que les deparaba.

La primera en ser sacrificada fue la cabra.

Hilda la degolló sin el menor atisbo de vacilación, seccionando su cuello con un corte limpio y profundo que le causó una muerte rápida. Una avalancha de sangre brotó de entre los pliegues de piel sajada, siendo recogida posteriormente en un cuenco de bronce en honor a Thor. Después le tocó al jabalí, cuya muerte fue entregada al dios Freyr, a fin de que este le proporcionase a la pareja un matrimonio largo y próspero. Y, por último, se sacrificó a la cerda para pedirle a Freyja fertilidad en el lecho conyugal.

En cuanto los animales estuvieron muertos, los esclavos procedieron a colgarlos de las sogas que pendían de las ramas del portentoso árbol que los amparaba. Los tres cuerpos inertes quedaron suspendidos en el aire, bocabajo, en tanto su sangre —que sería aprovechada para la elaboración de alimentos, al igual que la carne— iba cayendo en tres recipientes de madera distintos.

#

Hilda regresó al Anillo de Juramentos, no sin antes hacerse con dos espadas que les entregó a los respectivos novios.

Era el momento de intercambio de obsequios.

Con un brillo indescriptible relampagueando en sus orbes celestes, Ubbe le hizo entrega a Drasil de la espada de sus antepasados, reconociéndola así como futura madre de sus hijos —y, por tanto, continuadora de su linaje— y guardiana de las tradiciones. La skjaldmö, por su parte, le confirió una espada nueva, transmitiéndole de este modo su tutela y protección, que hasta ese día había recaído sobre Kaia.

El corazón de Drasil arrancó a latir desenfrenadamente cuando la völva, haciendo uso de la sangre que había recogido en el cuenco de metal, impregnó los anillos de aquel líquido escarlata brillante. Apenas un instante después, Hilda les entregó las alianzas y les pidió que las pusieran en la punta de sus respectivas espadas. La joven pareja de prometidos así lo hizo, todo ello mientras se miraban a los ojos, sonrientes.

La hija de La Imbatible no pudo evitar pensar en la suerte que habían tenido, puesto que, dentro de lo malo, habían sido previsores y habían adquirido los anillos hacía un par de semanas. De lo contrario, sus planes de boda probablemente se habrían visto truncados... O puede que no, dada la influencia de Björn y Ubbe en Kattegat.

—Ubbe —articuló Hilda, tomando el rostro del mencionado entre sus ajadas manos, cuyos dorsos estaban repletos de tatuajes tribales. Este la observó con expectación—. ¿Juras ante los dioses que quieres desposar a esta mujer? —le preguntó, vehemente.

—Lo juro —contestó Ubbe en tanto volvía la vista a Drasil, que sonrió debido a la convicción con la que hablaba—. Y pongo a los dioses por testigos.

La anciana asintió, satisfecha con su respuesta.

—Y tú, Drasil. —Se acercó a la susodicha y acunó su semblante con delicadeza. Sus dedos pulgares acariciaron sutilmente sus pómulos, queriendo transmitirle el cariño y el aprecio que sentía por ella—. ¿Juras ante los dioses que quieres desposar a este hombre?

Los iris verdes de Drasil saltaron de Hilda al caudillo vikingo, quien no lo dudó a la hora de regalarle su mejor sonrisa. Ella se contagió de inmediato, sintiendo cómo todo en su interior bullía a causa de la felicidad que la embargaba. Estaba deseando lanzarse a los brazos de Ubbe y besarle con todo el amor que le profesaba.

—Lo juro y pongo a los dioses por testigos —afirmó.

Hilda también sonrió, justo antes de cerrar los ojos e inspirar profundamente, como si de alguna manera estuviese contactando con los Æsir y los Vanir.

—Bien, en ese caso —prosiguió la seiðkona—, llamo a los dioses, que están reunidos invisiblemente aquí con nosotros, para que bendigan y hagan fecundo este matrimonio. —Aquello último lo pronunció alzando la voz y abriendo los brazos en señal de acogida—. Y ahora procedamos al intercambio de anillos, dado que estos simbolizan el círculo sagrado y la naturaleza inquebrantable de los votos.

Ubbe no necesitó más aliciente que ese para clavar su espada en el suelo —siempre dentro del Anillo de Juramentos— y tomar la mano izquierda de Drasil, que temblaba ligeramente. Al advertirlo, se la acarició con suavidad, buscando infundirle algo de tranquilidad. Estaba nerviosa, era más que evidente. Y es que aquella era la parte más importante de la ceremonia.

—Eres sangre de mi sangre y huesos de mis huesos —comenzó a recitar el primogénito de Ragnar y Aslaug. Había cuadrado los hombros y se había enderezado en toda su altura, con sus ojos fijos en los de la castaña—. Te doy mi cuerpo para que los dos seamos uno. Te doy mi corazón para que nuestra unión sea plena. —Sonrió cariñosamente al ver que Drasil se estaba emocionando debido a sus palabras, al sentimiento que estaba poniendo en ellas—. No puedes poseerme, pues me pertenezco a mí mismo. Pero mientras los dos queramos, te daré lo que es mío. No puedes mandarme, pues soy un hombre libre. Pero te serviré en lo que necesites, desde hoy hasta el fin de mis días.

Apenas terminó de hablar, Ubbe deslizó la alianza por el dedo anular de la hija de La Imbatible, quien estaba teniendo serios problemas a la hora de contener las lágrimas.

Una vez colocado el anillo, Drasil se tomó unos segundos para poder admirarlo. Aún estaba manchado de sangre, pero era hermoso y elegante. Perfecto para ella.

Forzándose a dejar de temblar, la escudera hundió su espada en la fina capa de nieve que había bajo sus pies y tomó la mano izquierda de Ubbe entre las suyas. La piel de su palma era áspera, pero sumamente cálida y reconfortante.

—Eres sangre de mi sangre y huesos de mis huesos —repitió Drasil luego de aspirar una trémula bocanada de aire—. Te doy mi cuerpo para que los dos seamos uno. Te doy mi corazón para que nuestra unión sea plena. —A medida que hablaba, sus orbes esmeralda se fueron cristalizando hasta prácticamente empañar todo su campo de visión—. No puedes poseerme, pues me pertenezco a mí misma. Pero mientras los dos queramos, te daré lo que es mío. No puedes mandarme, pues soy una mujer libre. Pero te serviré en lo que necesites, desde hoy hasta el fin de mis días.

Con esa última frase Drasil le puso el anillo a Ubbe, sellando así su promesa de amor eterno. Ambos se miraron fijamente, gozando de la belleza de los iris del otro, de lo bien que estos combinaban entre sí: el azul del mar y el verde del pasto. Sus manos estaban ahora entrelazadas y sus corazones latían al unísono.

—Yo os declaro marido y mujer —manifestó Hilda al tiempo que les salpicaba con la sangre de los blóts. Los rostros de la pareja de recién casados se llenaron de motitas rojas que ellos recibieron con todo el gusto del mundo—. Que los dioses os amparen y aparten al lobo de vuestra puerta —concluyó, sonriente.

Fue ahí cuando el aire se llenó de vítores y aplausos por parte de Kaia, Björn, Eivør y hasta incluso el cristiano. Y fue ahí cuando Ubbe apegó a Drasil a él y acercó sus labios a los ajenos para besarlos.

Una vez finalizada la liturgia, Ubbe y Drasil se dispusieron a regresar al que, a partir de ahora, sería su hogar. La vivienda en la que residía el guerrero no era muy amplia ni extremadamente lujosa, ya que era lo que había podido adquirir luego del asesinato de su madre a manos de Lagertha. Y realmente le habría gustado tener algo mejor que ofrecerle a la que se había convertido en su esposa, pero se reconfortaba a sí mismo diciendo que era algo temporal. Que cuando aquel conflicto civil se solucionase, construirían una casita junto a la playa. Un verdadero hogar en el que empezar de cero y formar su propia familia.

El ingreso en la casa se había llevado a cabo en base a las costumbres escandinavas, con Drasil en brazos de Ubbe. La hija de La Imbatible había reído por ello, puesto que aquella tradición siempre se le había antojado de lo más graciosa.

Así pues, con la oscuridad de Nótt comenzando a envolver la bóveda celeste, ambos se adentraron en la vivienda entre continuas sonrisas y miradas de complicidad. El Ragnarsson cerró la puerta de entrada con un sutil puntapié, para finalmente depositar a Drasil —quien portaba las dos espadas— en el suelo.

Lo primero que hicieron apenas la castaña volvió a tocar tierra firme fue colocar la espada nueva junto al pilar principal de la casa como símbolo de protección y bienaventuranza. Seguido de eso, los dos brindaron con hidromiel en honor a Odín y Freyja, no sin antes dedicarse un último discurso con el que terminaron de convertirse en uno a ojos de la ley y de los Æsir y los Vanir.

Cuando quiso darse cuenta, Drasil ya se encontraba en el dormitorio.

Ya había estado allí antes, entre esas cuatro paredes; en aquella cama. Pero, por alguna extraña razón, no podía evitar sentirse algo nerviosa, como si estuviera a punto de enfrentarse a su primera vez con un hombre. Se había entregado a Ubbe en múltiples ocasiones, hasta el punto de que conocían perfectamente el cuerpo del otro, pudiendo reconocerse incluso con los ojos cerrados. Y aun así... Aun así estaba inquieta y a la vez emocionada, dado que aquella sería la primera vez que cederían al amor y a la pasión siendo marido y mujer.

Porque un matrimonio solo podía consumarse a través de la unión de la carne y su cuerpo ya cosquilleaba en anticipación a lo que iba a sobrevenir.

Un pequeño escalofrío recorrió su espina dorsal, haciendo que el vello de la cerviz se le erizara, cuando unas manos grandes y robustas se deslizaron por su cintura y sus caderas. Las falanges de Ubbe siguieron el dibujo de las enredaderas y las flores de su vestido, recreándose en el suave tacto de la tela. Poco a poco el caudillo vikingo se fue apegando a ella hasta abrazarla por completo, entrelazando las manos sobre su vientre plano.

Drasil cerró los ojos en un acto reflejo.

Le encantaba que Ubbe la abrazara así.

—¿Te sientes feliz, esposa? —inquirió el hombre muy cerca de su oído. Había apoyado el mentón en el hombro de la aludida, teniendo que encorvarse levemente a causa de la diferencia de altura.

Drasil no pudo hacer otra cosa que sonreír. Cubrió las manos de Ubbe con las suyas propias y se las acarició con ternura, pasando las yemas de los dedos por las cicatrices que curtían su bronceada piel. La estancia permanecía tenuemente iluminada por la luz de varias velas que habían colocado en puntos estratégicos, creando así un ambiente mucho más cálido y acogedor... Además de íntimo.

—No te imaginas cuánto... esposo —contestó ella con un timbre pícaro en la voz. No iba a negar que le encantaba cómo sonaba aquella palabra—. ¿Y tú, hum? —Viró la cabeza hacia su derecha y amagó un par de veces con besar a Ubbe, ganándose un gruñido de su parte.

—Más que en toda mi vida.

La respuesta del primogénito de Ragnar y Aslaug la dejó sin aliento y con las pulsaciones disparadas. Sus orbes verdes centellearon con vigor al escucharlo, siendo incapaces de despegarse de los de Ubbe, que la contemplaba con el mismo fervor. Las llamas de los cirios se veían reflejadas en los iris y las pupilas de ambos, creando un efecto de lo más hermoso que los tenía totalmente cautivados.

Todo a su alrededor se detuvo cuando el chico alzó su mano hábil y la llevó al semblante de Drasil para poder apartar un mechón de pelo que se deslizaba serpenteante entre su ojo izquierdo y su nariz. Ubbe no desaprovechó la oportunidad para poder dejar una fugaz caricia en la línea de su mandíbula, muy cerca de la comisura de sus labios.

—No miento cuando digo que me siento el hombre más afortunado de Midgard. E incluso de los Nueve Mundos —bisbiseó él en tanto rozaba la punta de su nariz con la de la skjaldmö—. Me haces sentir tan dichoso con tan poco, escudera... Prometo devolverte el favor cada día de nuestra vida juntos. —Su mano ascendió hasta alcanzar la mejilla izquierda de la susodicha, justo antes de rebasar los escasos centímetros que lo separaban de ella y besarla con lentitud y detalle, queriendo embriagarse una vez más del exquisito sabor de sus labios.

Drasil se entregó completamente a aquella acción por parte de Ubbe, quien tenía la boca cálida y los labios suaves. No se trataba de un beso ansioso o apresurado, sino de una muestra de total afecto. Y cuando, tras separarse, el joven rozó un último beso contra su mejilla, su corazón amenazó con derretirse dentro de su pecho.

Ubbe apartó los brazos de ella y reculó un paso, lo justo para tener un mejor acceso a su larga melena rizada. Con dedos rápidos y ágiles la despojó del kransen que había lucido durante la ceremonia y que hacía juego con los brocados de su vestido. Acto seguido, procedió a quitar algunas de las florecillas que había enganchadas a ciertos mechones, dejando que estas cayeran grácilmente al suelo.

Un tímido suspiro se escabulló de la garganta de Drasil cuando el Ragnarsson empezó a quitarle su hermoso traje de novia. Primero bajó un poco las mangas, dejando al descubierto sus hombros, los cuales no dudó en besar. Después sus manos continuaron con la adictiva tarea de desvestirla, haciendo que la ribeteada tela cayera hasta su cintura. La hija de La Imbatible se apegó más a él, especialmente cuando Ubbe encontró un nuevo entretenimiento en sus senos.

—No te imaginas lo mucho que ansío hacerte mía esta noche, escudera —le susurró el guerrero al oído, aprovechando que estaba besando su cuello. Sus dientes pellizcaron el lóbulo de su oreja, haciéndola estremecer—. Quiero gritarle a los cuatro vientos que eres mi esposa, mi mujer... —Sin el menor atisbo de pudor o vergüenza, Ubbe introdujo su mano dominante por debajo de la tela del vestido, lo que aumentó la agitación de la skjaldmö—. Y que yo también soy todo tuyo...

Drasil sollozó cuando las falanges del caudillo vikingo alcanzaron su feminidad, ocasionando que una oleada de calor estallara en sus mejillas. Cerró los ojos y se mordió el labio inferior en tanto Ubbe estimulaba su punto sensible con una mano y masajeaba sus atributos con la otra. La forma en que pellizcaba y tironeaba de sus pezones la estaba volviendo loca, conduciéndola al borde del abismo.

—¿Y a qué esperas entonces? —lo provocó ella con voz estrangulada—. Demuéstrale a tu esposa cuánto la deseas. —Aquella última locución la articuló mirando nuevamente a Ubbe a los ojos. Sus bocas estaban tan cerca que sus hálitos, ligeramente aromatizados por el mjöd que habían ingerido, se entremezclaban.

El hombre volvió a gruñir, con la mirada totalmente oscurecida. Al reparar en ello, en lo mucho que había despertado en él con tan solo una frase, Drasil esbozó una sonrisa juguetona, tentándolo a ir más allá, a dejarse de preliminares y pasar directamente a la acción.

Y eso fue justo lo que ocurrió.

Ubbe la volteó con cuidado, exhortándola para que lo encarase. Sus orbes azules recorrieron el cuerpo de la muchacha con voracidad, disfrutando de la visión de su torso desnudo... Y luego del resto de su anatomía cuando la propia Drasil se encargó de terminar de quitarse del vestido, haciendo que este cayera a sus pies con un hipnótico silbido.

El primogénito de Ragnar y Aslaug no tardó en imitarla.

Primero se quitó las botas, luego la camisa.

La guerrera no perdió detalle de sus movimientos, deleitándose con aquel ardiente espectáculo que no hacía más que incrementar sus ganas de tenerlo dentro de ella. Siempre le había gustado el cuerpo de Ubbe, lo bien trabajado que estaba. Puede que no fuera tan corpulento como Björn, cuyo tamaño podría semejarse al de un berserker, pero para ella era perfecto.

Un hormigueo se instauró en su bajo vientre cuando su marido, sin romper en ningún momento el contacto visual con ella, comenzó a desabrocharse el cinturón. Ubbe dejó caer la tira de cuero al suelo, para posteriormente bajarse las calzas, liberando su miembro ya erecto, el cual no demoró en convertirse en el objeto de atención —y deseo— de Drasil.

Y entonces sus miradas volvieron a encontrarse, y con ellas sus labios.

El caudillo vikingo no titubeó a la hora de acortar nuevamente la distancia que los separaba, besándola con todo el amor y la pasión que sentía por ella. Sus musculosos brazos la rodearon, apegándola a él con una urgencia desesperada.

La hija de La Imbatible se aferró a sus hombros cuando Ubbe la alzó sin apenas esfuerzo, instándola a que cruzara las piernas por detrás de su espalda. Las manos del joven fueron a parar a sus nalgas, las cuales apretó con algo de fuerza. Drasil siseó en consecuencia, pero todo quejido se vio ahogado por un nuevo beso que la hizo abstraerse de todo cuanto la rodeaba.

Con la castaña en brazos, Ubbe se encaminó hacia el lecho.

Allí depositó a Drasil con sumo cuidado, como si se tratase de una joya de valor incalculable. Se tomó unos segundos para poder contemplarla con detenimiento, admirando cada detalle de su bonita anatomía. Sus iris celestes fueron a parar irremediablemente a la cicatriz que poseía en su costado izquierdo, a aquella marca rosada que se había quedado grabada en su cuerpo tras resultar herida en la primera batalla que libraron contra Æthelwulf y sus hombres.

Se forzó a abandonar ese hilo de pensamientos —ya que no le gustaba recordar aquel angustiante suceso— y se subió a la cama, gateando hasta quedar sobre Drasil, que abrió las piernas para él.

Ubbe se inclinó hacia ella, depositando un corto beso en los labios de la skjaldmö, cuyas manos viajaron por su tonificado pecho hasta entrelazarse detrás de su nuca. El Ragnarsson se tomó la libertad de bajar nuevamente hasta sus senos, pero esta vez para poder asaltarlos con la boca. Drasil gimoteó, echando la cabeza hacia atrás y arqueando la espalda ante aquel rico sentir.

Cuando Ubbe volvió a subir, se acomodó mejor sobre ella, procurando no aplastarla ni hacerla daño, y la besó de nuevo, mordisqueando sus labios en el proceso. Lentamente dirigió su miembro hacia la hendidura húmeda entre las piernas de la muchacha, que elevó las caderas en una petición silenciosa. El guerrero sonrió debido a ello, justo antes de frotar su glande contra el punto sensible de Drasil, a quien le resultó imposible no jadear.

Entonces Ubbe se detuvo y los dos se miraron a los ojos.

Azul y verde. Verde y azul.

—Te quiero, Dras —musitó él con voz ronca.

Todo cuanto pudo hacer la mencionada fue sonreír.

—Y yo a ti, Ubbe.

El hombre no requirió más para besarla con dulzura y deslizarse lentamente en su interior, todo ello mientras daba gracias a los dioses por haber puesto a Drasil en su camino.

▬▬▬▬⊱≼≽⊰▬▬▬▬

N. de la A.:

¡Hola, corazones!

Pues aquí tenéis la segunda parte de la tan ansiada, esperada y suplicada boda. Espero de todo corazón que os haya gustado y que, sobre todo, haya estado a la altura de vuestras expectativas, porque yo creo que este es uno de los capítulos más bonitos y románticos que he escrito de Drabbe hasta la fecha. Me costó lo suyo redactarlo, es cierto, ya que hay bastante investigación por mi parte, pero estoy súper orgullosa de cómo ha quedado :3

Si os fijáis bien, la ceremonia es un mix del enlace de Floki y Helga y el de Harald y Astrid. Aunque a mayores he querido profundizar en algunas tradiciones de las bodas escandinavas, como el tema del Anillo de Juramentos, del intercambio de espadas o de la entrada de la novia en el hogar. No obstante, al ser una boda secreta, no he podido exprimir al máximo todo lo que se hacía en la época respecto a las nupcias, pero quizás os hable de ello en el anexo que podéis encontrar al final de la tabla de contenidos uwu

Sin embargo y a pesar de que todo lo que ocurre en la boda Drabbe lo he sacado de diversos caps. de Vikings y de páginas de Internet, he querido darle mi toque personal con los votos que pronuncian Drasil y Ubbe. Quien sea fan de Outlander los habrá reconocido enseguida ;)

Así que... ¡Nuestros niños están oficialmente casados, gente! ¿Qué os ha parecido? ¿Os ha gustado? ¿Os sentís satisfechos o esperabais más? Estoy deseando leer vuestras opiniones sobre el capítulo ^^

Sé que muchos temíais que algo llegara a ocurrir durante la ceremonia (como la aparición de cierta rubia, jeje), pero ya veis que no soy tan mala xP Estos dos se merecían algo de felicidad antes de los tremendos batallotes que se avecinan u.u

So, ¿qué quiero decir con esto? Que no os acostumbréis ni os pongáis demasiado cómodos, pequeños míos, porque cierta bomba está a punto de explotar. Dadme tan solo un par de capítulos (͡° ͜ʖ ͡°)

De modo que ya sabéis: EL MÍNIMO DE VOTOS PARA DESBLOQUEAR EL SIGUIENTE CAPÍTULO ES 42. Podría decirse que estoy en la recta final de mi periodo de exámenes, así que veo perfectamente factible traeros nuevo cap. dentro de 2/3 semanas. Siempre y cuando este capítulo llegue al mínimo de votos. De no ser así, actualizaré cuando yo lo crea conveniente, sin prisas ni compromisos de ningún tipo :)

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el cap. y que hayáis disfrutado de la lectura. Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

Continue Reading

You'll Also Like

12.1K 882 24
LLIDE | En donde los chicos y sus hijos leen la isla de Eudamon O Se acercaba el viaje en el tiempo y todos est...
65.3K 9.7K 47
Dos niรฑos fueron encontrados en Muelle de Loto, pero los separaron. 10 aรฑos despuรฉs se vuelven a encontrar. Pero ocurrirรกn cosas que ni ellos podrรกn...
21.9K 2K 26
Incorrect quotes = Citas incorrectas, segรบn Google. Momento random para Mi. *** Son solo momentos random de estรกs cuatro personitas. - Probablemente...
47.1K 1K 31
Aclaraciรณnes 1:No habrรก escenas +18 porque en mi teorรญa no lo se hacer, solo si ustedes me lo pidan, siempre y cuando me ayuden 2: Pueden escribirme...