Eviterno || Terminada

By MsMistery19

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Una destinesia, había llegado dónde estaba ella, a su mundo, el problema es que había olvidado cómo volver al... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Epílogo
Nota
Nota
Nota.

Final

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By MsMistery19

La soledad nos unió y nuestra compañía nos terminó reparando.

Pov Calle.

—¡Mafe, no!— Escuché un grito, alcé mi vista y vi a Germán.

—¡Daniela!

Lo único que ví de forma borrosa fue a Germán corriendo hacia mi mamá, ella soltaba un disparo al aire pero entre forcejeos con mi papá, mamá me empujaba con ella al final de la terraza, ambas caíamos pero yo lograba sostenerme del borde, mi mamá quedaba en mi misma situación.

No sabía que había pasado, mucho menos sabía cómo es que mi mamá había llegado tan lejos en todo esto, lo único que sabía es que no quería morir.

Miré abajo y miré la altura del suelo, cerré mis ojos y apreté el agarre de mis dedos, éstos se deslizaban lentamente por el borde la terraza. Sentí una mano tomar la mía y alcé mi vista, Germán tomaba mi mano y también la de mamá para hacernos subir.

¿Cómo puedes escoger entre tu esposa e hija? Mi papá lo estaba haciendo.

Todo pasó tan rápido que no sé cómo es que sostenía la mano de Germán, cómo abajo de mis pies estaba el duro suelo y yo solo dependía de una mano para no caer contra el duro suelo y morir.

—¡No las dejaré caer!— Gritaba mi papá ejerciendo toda la fuerza que tenía en su cuerpo.

Miré a mi costado y mamá solo veía al suelo, tomando la mano de mi padre, de pronto alzó su vista y me vió, sus ojos se veían vidriosos y negó con su cabeza.

—¡Germán!— Gritó a mi padre, él la vió sin dejar de hacer fuerza.— Siento haber destruido tu vida... Siento que nos hayamos destruido.— Soltó mamá llorando, yo no podía creer lo que estaba pasando.

— Mafe... Saldremos de está.— Contestó papá sonriendo a medias, mamá negó con su cabeza.

— No, nunca salimos del primer bache, mucho menos de este.— Contestó mamá entre lágrimas.

— Mafe, no....¡Ayuda! ¡Ayuda!— Gritaba Germán sintiendo cómo ambas nos resbalabamos de sus dedos.

— Perdóname por no ser la madre que sé que deseas.— Mamá me observó con mirada triste.— Perdóname hija. Sé feliz...— Mamá tomó la mano de Germán y soltó todos sus dedos.

—¡Mamá!— Grité sintiendo mi alma desgarrarse al ver cómo caía.

Todo lo ví en cámara lenta, mi madre iba en el aire y juro que pude ver cómo cerró sus ojos, el único ruido que se escuchó fue el de su cuerpo estrellándose contra el piso y sus huesos rompiéndose, cerré mis ojos llorando para no ver la imágen.

Sentí la mano de Germán tomarme de los hombros y con ayuda de mis piernas, por fin volvía a subir a la terraza. Caí contra el pecho de mi papá y solté un sollozo de dolor, sentí cómo mi padre lloraba igual.

Después todo fue un caos, me arrancaron del lado de mi papá, unos encapuchados con el logo de la policía le dió un golpe a mi padre en un su rostro, lo levantaron del suelo y llevaron sus manos hacia atrás esposandolo. Su mirada derrochaba dolor y pena.

— Perdóname, ratona. Lo siento tanto.— Fue lo último que dijo antes de ser llevado por la policía.

Tomé mi rostro entre mis manos llorando, ya que era la única forma que encontraba para sacar el dolor de mi pecho. Había perdido a toda mi familia. Sentí unos brazos rodearme y al sentir su calor supe que se trataba de Poché, me aferré a su cuello y me escondí en su cuello sin parar de llorar.

— Estoy contigo... Todo pasará, gomita.— Susurró Poché en mi oído dejando un beso en mi cabeza.

Y mi única familia era ella ahora.

3 días después.

Todo había sido un abrir y cerrar de ojos, mi madre había muerto y por la policía nos dimos cuenta que Emilia también. Mi papá había sido condenado a 25 años de cárcel por homicidio en primer grado y complicidad. Fue tan traumático darme cuenta que mi propio padre mató a mi media hermana.

Por ayuda de la declaración de mi papá, se descubrió que Emilia había tentado con la vida de Poché y Wiliam, la policía también descubrió el paradero de Héctor Molina, el asesino de mi mejor amigo. Otra noticia que no esperábamos era la muerte de Audrey, la mejor amiga de Poché, sus restos fueron encontrados en un río. Aún no sabemos que pasó para que le pasara eso.

El mismo día que arrestaron a mi papá, descubrieron un cuerpo en la parte de arriba, era el cuerpo de una anciana, la anciana era madre de Mafe, en pocas palabras mi abuela.

Fue una sorpresa para mí descubrir la existencia de una abuela, según mi mamá ella había muerto antes de que naciera, la llevaron al hospital pero, su vejez no soportó los malos tratos y falleció. Sus últimas palabras fueron dirigidas a mi, aún la recuerdo...

Flashback.

Poché estaba siendo atendida por los médicos, la bala en su pierna estaba dentro y tenían que sacarla, por suerte habían llegado mi cuñada y las Villa, Wiliam tuvo que quedarse con Max.

Tranquila Calle, Poché va a estar bien.— Me consolaba Lucía sobando mi espalda.

Trajimos café.— Comentó Vale, di un suspiro y asentí con mi cabeza, tomé el café que me ofrecía Vale y le di un sorbo.

Al menos Poché no quedó cómo coladera.— Mencionó Laura, Valentina le dió un golpe y la pelinegra se quejó.

No es momento para tus bromas, Villa.— Amenazó mi cuñada a Laura, negué con mi cabeza esbozando una pequeña sonrisa.

—¿Daniela Calle?— Dijo una voz, me paré de mi asiento rápidamente.

Soy yo.— Contesté viendo a un médico, el hombre asintió.—¿Cómo está mi prometida?— Pregunté sintiendo nervios.

— Venga conmigo, por favor.— Pidió el hombre empezando a caminar, miré a las chicas a mis espaldas y se encogieron de hombros.

Empecé a caminar siguiendo al doctor, el hombre de bata daba vueltas y vueltas y yo no entendía porque lo seguía, finalmente después de caminar ciertos minutos me abrió una puerta.

Su abuela la está llamando.— Fruncí mi ceño sin entender ni un carajo.

Disculpe, ¿Dijo abuela?— Pregunté sin creerlo, el médico asintió con su cabeza.

¿Daniela?— Escuché una voz suave, miré rápidamente y la voz provenía de una persona que estaba en la camilla.

—¿Si?— Respondí adentrándome al cuarto, la puerta se cerró a mis espaldas.

Sé que no me conoces pero, soy tu abuela.— Confesó la mujer de canas en su cabeza con cansancio, me quedé en silencio.

No entiendo, mamá dijo que-

Lo sé, nunca me permitió verte... No fui una buena madre, hija.— Me interrumpió la señora, ladeé la cabeza viéndola.

A decir verdad tenía rasgos de ella y mi madre, aunque ya tenía arrugas en su cara, se podía apreciar que cuando fue joven era una mujer hermosa.

—¿Me das un abrazo?— Escuché de pronto, carraspeé mi garganta sin saber que hacer.

No se esfuerce, debería de guardar fuerzas.— Mencioné al ver que quería pararse de la camilla, ella soltó una risa suave.

Soy vieja pero no tonta, sé que moriré, hija.— Suspiré rascando mi nuca.— Eres hermosa, me recuerdas a tu madre.— Comentó viéndome con una pequeña sonrisa, sonreí y me acerqué a ella tomando su mano.

— Yo creo que me parezco a usted.— Contesté dando un apretón a su mano, mi abuela rió.

Pensé que nunca conocería a mi única nieta.— La señora sonrió.

Pensé que nunca vería a mi abuela.— Solté una risita sintiendo mis lágrimas, mi abuela me llamó con su mano para que me acercará.

Gracias por darme la oportunidad de verte.— Susurró en mi oido. Me dió la bendición y con un beso en mi mejilla cerró sus ojos.

Una lágrima resbaló mi mejilla, su mano soltó la mía y los pitidos de las máquinas empezaron a sonar. Los doctores entraron y me sacaron del cuarto, yo solo me quedé ahí estática.

«Alguien más que se iba» Pensé con mis mejillas mojadas por las lágrimas.

Flashback off.

Conocí a mi abuela y me quedaba con ese consuelo, no importaba lo que había hecho en el pasado, solo quería quedarme con el único momento que tenía con ella.

Por otro lado, el funeral de mi mamá y Emilia había sido ayer, sus cuerpos fueron cremados por decisión mía, sus cenizas quedaron en un columbario el cual no sabía si iría a visitar. Ahora cuidaba de mi prometida, le habían dado de alta y me iba a encargar de que siguiera las órdenes del médico al pie de la letra.

— Gomita.— Escuché la voz de Poché a mis espaldas, suspiré girando mi cuerpo para verla.— Ven.— Me llamó tendiendome su mano, caminé hasta ella para tomarla.

—¿Te duele algo?— Pregunté sentandome a la orilla de la cama, Poché negó con su cabeza.

— Me duele el alma al verte así.— Comenzó en un suspiro, bajé la mirada, sentí sus dedos en mi mentón alzandolo.— Sé que es un proceso normal, pero daría mi vida entera para ver tus ojitos brillar.— Agregó viéndome y acariciando mi mejilla.

— Amor...— Susurré soltando un sollozo, Poché abrió sus brazos y sin esperarlo la abracé.

— Estoy aquí, mi amor. Nunca te soltaré, hermosa.— Hice puño su camiseta, mientras dejaba salir las lágrimas que había guardado.

— No sé que haría si no estuvieras aquí.— Murmuré entre sollozos, Poché acariciaba mi cabello con ternura.

— Te buscaría, porque mi deber es encontrarte siempre, gomita.— Cerré mis ojos y aspiré su aroma, escuchando los latidos de su corazón dándome paz.

— Gracias por encontrarme, osita.— Murmuré sintiendo mis ojos pesados.

(...)

Abrí mis ojos con algo de pesadez, palpé a mi lado en busca de Poché pero no estaba, fruncí mi ceño al no sentir sábanas sino césped, enfoqué mi vista y de pronto me encontraba acostada en aquél césped, me senté mirando mi alrededor y...

Pony salvaje, despertaste.— Giré mi cabeza rápidamente que hasta sentí mi cuello doler.

—¿Tony? ¿Cara de moco?— Pregunté sobando mi cuello, mi mejor amigo sonrió.

No, soy Britney Spears cantando Baby One More time.— Bromeó rodando los ojos con una sonrisa.

—¡Hermanito!— Grité corriendo hacia él, Tony me atrapó y me subió a su hombro.

¡Amonos recio!— Contestó él corriendo conmigo en su hombro, solté una carcajada.

Tony corrió cargandome en su hombro, paró de correr y me mis pies tocaron el suelo otra vez, reí al verlo y él también.

¿Recuerdas éste lugar?— Me preguntó con la voz agitada, miré a mi alrededor y automáticamente sonreí.

Aquí nos conocimos.— Contesté con emoción.— Y allá me compraste las gomitas.— Tomé el brazo de Tony sacudiendolo con emoción.

¡Te acordaste!— Exclamó Tony emocionado.

Te extraño.— Confesé viendo a mi mejor amigo, Tony revolvió mi cabello.

Yo también, mi pony salvaje.— Contestó ladeando su rostro.— Pero alguna veces nos toca estar en la vida de los nuestros desde el cielo.— Bajé la vista sintiendo mis lágrimas acumularse en mis ojos.

Pero no es justo.— Murmuré, Tony tomó mi mentón y lo alzó.

No pienses en eso.— Musitó limpiando mis lágrimas.— Piensa que te cuido, que estoy aquí con una pequeña Calle que me exigió gomitas y se convirtió en mi mejor amiga.— Tony soltó una risita y yo también.

Perdóname por lo que dije antes, yo-

Shh.— Me calló dándome un golpe en la frente, me quejé.— Nada de disculpas, lo que dijimos nunca pasó.— Agregó viéndome con una sonrisa.

Gracias por ser el mejor hermano del mundo.— Confesé viendo a uno de los seres que más amé.

Gracias por permitirme ser tu hermano.— Contestó Tony abrazándome, cerré mis ojos sintiendo su abrazo.

—¿Siempre presentes?— Me preguntó separándose de mí, sonreí sintiendo mis lágrimas de nuevo.

Siempre presentes.— Respondí alzando mi dedo índice, Tony alzó el suyo y me vió.

Vive por mi, hermanita.— Murmuró con una sonrisa, uniendo su dedo índice con el mío.

3 meses después.

Guardé mis manos en los bolsillos de mis jeans sentandome en el capo del coche, estaba en el estacionamiento en busca de una persona. Tony vino a mis pensamientos y no pude evitar recordar el sueño que tuve con él.

— Siempre presentes.— Susurré con una pequeña sonrisa tomando el collar que me recordaba a mi mejor amigo, miré al cielo y ahí estaba, tan lindo cómo siempre.— Hoy luces bien, hermanito.— Murmuré sin dejar de sonreír, viendo el cielo azul.

—¡Calle!— Bajé la vista y miré a Camila tirando su maleta para correr hacia mi.

—¡Camz!— Grité emocionada corriendo al encuentro, al verme la latina me abrazó.

— Diablos, pensé que habías muerto. Luego Manu me dijo que estabas bien y casi lloro.— Conste dijo que que casi lloraba eh, me separé de Camila sonriendo.

— Estoy bien, y al parecer tú también.— Contesté alegre, Camila dió un giro e hizo una pose cómica.

— No sé por dónde empezar, si en preguntarte cómo va tu vida o darte mil gracias por sacarme de aquí.— Mencionó Camila riendo, negué con mi cabeza yendo por su maleta.

— No podía dejarte aquí, por suerte tus padres te dejaron salir ya. Su pensamiento cambió mucho gracias a Poché.— Instintivamente sonreí al recordar a mi prometida.

— Te ves cómo una babosa al mencionar a la psicóloga sexy.— Molestó Camila riendo, reí montando la maleta al coche.

— Es el efecto Garzón.— Contesté sacándole la lengua.

—¡Idiota, me asustas!— Solté una carcajada al ver a Camila temblar cómo un conejo a punto de ser comido.

— Hola, mi amor.— Lauren salía de la parte trasera del coche con un ramo de rosas.

— Déjense de mamadas voy a llorar.— Espetó Camila apuntandonos a Lauren y a mí, la ojiverde rió y se acercó a su novia.

—¿Pensabas que te había olvidado?— Preguntó Lauren alzando una de sus cejas.

— Te odio, Jauregui.— Camila besó a su novia y yo tuve que hacer de planta para no interrumpir.

— Y yo te amo, Camz.— Escuché a Lauren.

— Bueno ya, dejen de comer enfrente de los pobres que mi Poché no está aquí.— Me quejé con las chicas, ellas rieron.

— Mañana te casas. Yo no he visto a Lauren desde hace mucho así que te aguantas.— Le saqué el dedo medio a Camila y ella solo rió.

—¿Cómo van los preparativos?— Preguntó Lauren en el asiento trasero de coche, sonreí y arranqué el motor.

— De maravilla, todo está listo. Cómo saben hoy es la despedida de soltera.— Respondí con emoción jugando con mi anillo de compromiso, Poché me había dado otro.

—¡Hoy es noche de sexo!

—¡Camila!

En la noche.

Reía al escuchar las quejas de mi prometida, Laura y Lucía la jalaban de los brazos y ella volvía a la puerta de nuestra habitación para quejarse. Arreglé mi ropa y sonreí con el resultado.

Tenía una falda negra con rayas blancas, la falsa se pegaba perfectamente a mis piernas y tenía un pequeño corte en la pierna derecha, una blusa crop top de una sola manga de color negro, dejando uno de mis hombros al descubierto, mi cabello caía en ondas y mi maquillaje al natural y unos tacones negros.

— Nada de ver mujeres encuerdas o hombres.— Decía Poché a Laura, ella solo asentía con la cabeza.

— Si, Poché.— Respondió Laura.

— Tampoco permitan que la toquen puercos, Laura Villa.— Poché apuntó a Laura con su dedo índice, ella rodó los ojos.

— Si, Poché.— Contestó otra vez.

— No vayan a hacer cosas raras con penes falsos, eso lo ví en la película de las rubias.— Fruncí mi ceño viéndome en el espejo, dando un último retoque a mi maquillaje.

—¿Qué mierda? ¡Poché, largo!— Espetó Valentina señalando la puerta.

—¡Amooor!— Poché se acercaba a mi, reí y tomé su rostro entre mis manos.— No quiero que vayas. Mejor quédate conmigo.— Añadió haciendo un puchero, me derretí y la besé.

— Tu vas con Liam, Wiliam, Sebas, Lucía y Valeria, amor.— Contesté soltando una risita, Poché rodó los ojos.

— Vámonos, Romea. Esta noche seremos tus prostitutas.— Las presentes soltaron una carcajada al escuchar a Wiliam.

— Te amo, amor.— La despedí sonriendo, Poché intentó acercarse a mi de nuevo.

— Epa, epa. La salida es por acá.— Wiliam no le quedaba opción y cargaba a Poché en su hombro.

—¡Nooo!— Gritaba Poché sosteniéndose del marco de la puerta.

—¡Poché, ya! ¡Adiós!— Mencionó Manuela cerrando la puerta.

— Grosera, no seas así con mi futura esposa.— Regañé a Manu, ella rodó los ojos.

—¿Podemos irnos ya?— Escuché a mi cuñada, asentí con mi cabeza.

—¿Dónde está Lauren y Camila?— Preguntó Laura pensante.

—¡Aquí!— Escuchamos a Camila saliendo del baño con Lauren.

— Espero no hayas tenido sexo en mi baño, Cabello.— Amenacé con mi dedo índice.

—¿Quién dice?— Respondió Camila limpiando la comisura de Lauren.

— Gracias, cariño.— Agradeció Lauren  al ver el gesto de su novia.

—¡Te voy ahorcar!— Claramente esa era yo.

—¡Si cogieron!— Ahora Valentina.

—¡Dios mío ayúdame!— Laura acotaba.

—¡Inviten!— Esa era Manuela.

«Protegeme con estas locas, lesbian yisus» Pensé.

(...)

Habíamos llegado a la discoteca llena de solo mujeres al parecer, la música sonaba a todo volumen y el ambiente se miraba muy encendido. Un chico llegó dónde estábamos y nos dirigió a la zona VIP que era en la planta de arriba. 

—¡¿Adónde nos trajiste, Laura?!— Hablé en voz alta por el nivel de la música, Laura sonrió.

—¡Tú espera y verás!— Respondió la pelinegra moviéndose al ritmo de la música.

Laura pidió una ronda de shots, las chicas bailaban y hacíamos bromas divertidas, el momento estaba demasiado divertido.

—¡Yo brindo porque Calle y Poché sean felices!— Laura alzó su shot, sonreí.

—¡Yo brindo por mi nueva hermana en la familia!— Miré a Vale enternecida.

—¡Yo brindo por la luna de miel de Calle!— Claramente esa era Camila, reí y negué con mi cabeza.

—¡Yo brindo porque el amor nunca les falte!— Esa fue Lauren.

—¡Yo brindo porque haya alcohol en la boda!— Rodamos los ojos al escuchar a Manu.

—¡Salud!— Dije chocando los shots con las chicas, todas celebraron y rieron.

La primera tanda de shots que bebíamos, porque después Laura pidió otra y otra y otra, luego una botella de vodka y a mí segundo trago ya sentía los estragos del alcohol en mi.

— Callecitaaaa.— Canturreó Laura ebria.

—¿Qué pasa, Villa?— Respondí hipando, me abanique con mis manos sintiendo calor.

— Te-te tengo una sor-sorpresa.— Respondió Laura, fruncí mi ceño.

—¡Ay la sorpresa!— Exclamó mi cuñada, Laura la calló y Vale le sacó la lengua.

— Tu sígueme diosa griega.— Mencionó Laura tomando mi mano.

No sabía dónde me llevaba Laura, bueno tampoco es cómo que podía saber mucho con tanto alcohol en mi sistema, Laura con ayuda de un chico me llevó detrás de un escenario. Me sentó en una silla que estaba tapada a través de un telón rojo.

—¡Laura! ¿Adónde vas?— Dije viendo que se iba, me intenté parar de la silla pero el telón me detuvo.

“Damas y cabelleros está noches es un acto especial, disfruten”

Abrí mis ojos cómo platos al escuchar al DJ decir esas palabras. ¡Maldita Laura! ¡Me había contratado un striptease! Intenté pararme de mi silla, pero dos chicos en pantalones de cuero y sin camisa me lo impidieron.

“Not afraid anymore” comenzó a sonar y los chicos caminaban alrededor de mi, unos de ellos tomó mis manos y las pasó por su abdomen marcado, sonrió al público y empezó a mover sus caderas de forma sensual. Miré hacia el público y Laura, Valentina, Manuela, Camila y Lauren miraban el show.

+18

“Dejense llevar por lo siguiente, damas y caballeros”

Las luces del lugar se pusieron de color rojo, la gente gritó eufórica y otra canción empezó a sonar. “Haunted” sonó está vez y de pronto la ví, me quedé estática en mi lugar con la boca abierta.

María José, con un antifaz, pantalones de cuero color rojo dejando ver una tanga color negra, un crop top de encaje rojo y su boca color roja, apreté mis manos sosteniendome de la silla.

Verla caminando sensualmente hacia mi causaba un abismo dentro de mí y la humedad entre mis piernas crecía. Su cuerpo emanaba sensualidad y perversión, era una delicia verla de aquella forma.

Llegó a mi y empezó a mover sus caderas al ritmo de la música, tomó mi mano y me levantó de la silla, se puso de espaldas y su trasero comenzó a restregarse en mi pelvis, relamí mis labios sintiéndome acalorada. Giró su cuerpo y subió lentamente por el mío, suspiré.

Al llegar a la altura de mis labios dejó una lamida con su lengua tibia, sentí una punzada en mi centro, mordí mi labio inferior viendo cómo sus ojos a través del antifaz estaban enegrecidos. Sus manos tomaron mi cintura bruscamente, sonreí coqueta.

Tomó mis caderas con sus manos y me dió la vuelta, en un ágil movimiento puso mis manos contra la silla dejándome con el culo al aire, jadeé y sentí sus caderas moverse contra mi trasero.

Sentía cada choque que hacía su pelvis contra mi trasero al escuchar el ritmo de la canción, su mano tomó mi cabello haciéndolo puño y hizo que erguiera mi cuerpo, mi espalda chocó violentamente contra sus pechos.

— No sabes cuánto deseo cogerte.— Murmuró con voz cargada de deseo lamiendo el lóbulo de mi oreja.

Apreté sus piernas con mis dedos mordiendo mí labio inferior, Poché me dió la vuelta y me sentó de golpe en la silla, se sentó en mi regazo y sentir el roce su pelvis contra la mía hacía arruinar mis bragas ante mi húmeda vagina.

Poché se levantó de mi regazo y una de sus rodillas abrieron mis piernas de forma brusca, la ví sonreír de forma arrogante escuchando los vitoreos de las mujeres en la discoteca. A este punto estaba más que excitada ante sus movimientos. Tomó mis manos y las llevó hacia atrás, su rodilla ejerció presión en mi centro y gemí en sus labios.

“Aplausos a la sensualidad de nuestras invitadas”

Agradecí cuándo el telón se cerró dejándome a mi y a Poché solas. Su respiración jadeante enviaba corrientes a mi cuerpo y a mi clítoris, mordí mi labio inferior y atrapé su boca en un beso deseoso y pasional.

Poché jadeó en mis labios, apretó mis manos atrapadas por las suyas, nuestras bocas comiéndose y siendo un jugueteo de labios excitante. Poché me levantó de la silla y rápidamente caminamos detrás del escenario, Poché me acorraló contra una pared. Mis manos tocaron su abdomen y subieron a sus pechos, en dónde los apreté sacando un gemido de los labios de mi prometida.

— Dios cuánto te deseo.— Susurré sintiendo cómo sus labios devoraban mi cuello con impaciencia.

— Joder Dani, me pones tanto.— Sus manos tomaron mis nalgas y Poché me alzó, mi espalda chocó bruscamente contra la pared, jadeé abrumada y necesitada.

— Poché, Dios... Cógeme.— Supliqué moviendo mis caderas contra su pelvis.

Mordí mi labio al sentir cómo bajaba mi blusa junto con mi sostén, su lengua recorriendo mis pezones erectos, clavé mis dedos en su nuca echando la cabeza hacia atrás.

— Bendita sea esta falda.— Murmuró con voz jadeante acariciando mis piernas, mi falda había quedado tan arriba que Poché podía ver mi ropa interior.

Quité el antifaz que cubrían sus ojos, ella me vió con deseo, con ganas de devorarme entera. Gemí posando mi frente en su hombro al sentir cómo sus dedos entraban en mi de golpe.

— Que puta delicia es estar dentro de ti.— Gemí mordiendo su hombro al sentir cómo sus dedos entraban con fuerza dentro de mí.

— Dios... ¡Aaah! ¡Mierda, no pares!

Poché chupaba y mordía mis pezones, sus dedos bombeando con fuerza, puse los ojos en blanco cuando había encontrado el punto mágico dentro de mi vagina.

— Mírame, Dani.— Cumplí la petición de Poché y no pude evitar que de mi boca no salieran gemidos.

Poché literalmente me comió la boca con un beso que me dejó sin aliento, su lengua hurgaba cada rincón de mi boca y enredaba la mía con la suya, también la chupaba escuchando cómo gruñía. Clavé mis uñas con fuerza en su nuca y gemí en su boca cuando sentí el orgasmo arrasar conmigo. Pose mi frente jadeante y sudada en su hombro, intentando calmar las olas de placer de mi reciente orgasmo.

— Eso, eso fue-

Poché me interrumpía con otro beso, sentí sus dedos salir de mi y al terminar el beso, bajo mi atenta mirada lamió cada rastro de mis jugos que habían en sus dedos.

— Hay que ir a casa.

Fueron las palabras correctas para que salieramos de aquél lugar, terminamos teniendo el mejor sexo de mi vida en el estacionamiento de nuestro departamento. No pudimos ni entrar a casa porque yo ya estaba comiéndole la boca a Poché en asiento del coche.

Definitivamente había sido la mejor despedida de soltera.

2 días después.

¿Por qué decimos que amamos a alguien con todas nuestras fuerzas? Newton en su primera ley decía que la fuerza es igual a cero.

Algo sin sentido para un matemático de la historia, una realidad no muy descabellada para los humanos.

El amor es una fuerza y no da igual a cero, en vez de eso da vida, alegrías, tristezas, anhelos, esperanzas, un torbellino que arrasa con todo tu interior dejando catástrofe o una nueva versión de nosotros mismos.

Aunque también, el amor nos arruina, nos oscurece, saca nuestras peores versiones o nuestras peores dolores. El amor llega a un punto de obsesión, toxicidad, monotonía y oscuridad... ¿Pero eso es amor? ¿O es una máscara para excusar tus actitudes? Después de todo nunca lo sabré...

Mi madre, la mujer que me dió la vida, la que ví sonreír y me hizo sonreír cuando hacía mi desayuno favorito, cuando decía un mal chiste, cuando me regañaba por no obtener una buena nota, la mujer que prefirió quedarse con mi padre para no hacerme daño decía tener amor por mi.

Y aunque no había entendido su forma de amarme, en algún momento sé que lo hizo y solo me quedó con ese recuerdo, con la madre amorosa, divertida, la que decía que me casaría con mi mejor amigo, sin embargo hoy ninguno de los dos están aquí, conmigo.

Es curioso cómo en el momento de morir ves tu vida pasar ante tus ojos, recuerdas cada olor, cada sensación de tacto, cada rostro de las personas de tu vida, cada sonrisa, cada risa con diferentes sonidos, lo recuerdas porque sabes que será el último suspiro, la última vez que tú corazón bombee sangre, la última vez que verás los ojos de la persona que amas.

No fue mi caso, pero por unos momentos puedo decir que morí, pero también volví a nacer y las palabras que recuerdo de él... Mi mejor amigo siempre se quedarán en mi memoria. Ahora estaba aquí, escribiendo en mi diario en una maravillosa casa de playa, disfrutaba mi luna de miel con la mujer que en estos momentos nadaba en la playa.

Mi historia de vida no es cómo las otras, mi historia de amor tampoco lo es. Y siempre recordaré cómo de no tener un orgasmo me enamoré de mi psicóloga.

Ahora la veía caminar hacia mi, saliendo del mar con un precioso bikini que hacía más grande el deseo que sentía por mi esposa, pero también haciendo más grande mi amor por ella.

— Hola, señora de Garzón.— Una sonrisa inmensa asomó mis labios al escuchar su voz.

— Hola, señora de Calle.— Contesté sonriente tomando los labios de mi esposa.

Sus labios siempre serían mi perdición eterna, un lienzo que quería recorrer hoy, mañana y toda la vida. Porque sus besos me hacían ver las estrellas.

—¿Sabías que estás mojandome?— Pregunté a Poché después de separarnos del beso, sus cejas se alzaron pícaramente.

—¿De qué forma?— Ronroneó coqueta acariciando una de mis piernas, reí.

— De la forma que estás mojada por el agua, no por otra cosa.— Respondí soltando una risita, ella se contagió y sorprendiendome por completo me alzó cómo una novia en su noche de bodas.

— Bueno ahora te vas a mojar en el agua, no en mi cama.— Mencionó soltando una risita llevándome al agua.

— Nuestra cama querrás decir.— La corregí sonriente, Poché me bajó a la orilla del mar tomando mi cintura.

— Y la de nuestros futuros hijos.— Soltó con una sonrisa, sus ojos siendo más claros por el sol.

— ¿Una mini Poché y una mini Calle?— Cuestioné divertida jugando con los tirantes de su bikini.

— Prefiero una mini Calle primero.— Contestó metiendonos al agua, reí.— Así podré enamorarme por segunda vez de tus hermosos ojos.— Agregó viéndome con todo el amor del mundo.

—¿Y si empezamos ahora?— Coqueteé juguetona, Poché tomó mis nalgas en sus manos para alzarme y enredar mis piernas en su cintura.

—¿De aquí adónde me amas?— Preguntó nuestro pequeño juego, roce su nariz con la mía escuchando las olas romper contra la orilla.

— Te amo de aquí hasta el infinito.— Contesté segura, acariciando su mejilla.

— Y yo te amo de aquí a Marte a pasitos de tortuga.— Suspiré sintiendo mi corazón acelerarse, Poché sonrió antes de tomar mi boca contra la suya.

Si, nuestra historia era totalmente diferente, pero no podía negar que aunque nuestra historia no se viera ni en películas, tampoco se veía la forma en la que ella y yo nos amabamos. Pudieron haber miles de obstáculos,  pero fueron solo un pequeño manchón en la escritura de nuestra historia.

Ahora ambas escribíamos nuestra historia juntas en el libro de la eternidad.

Sencillamente nuestro amor tenía el sello de lo... Eviterno.

Fin.






































Meta: 90 votos y 145 comentarios para subir el epílogo.

Estado: Sentimental.

Miren, cómo está historia ya está concluyendo y yo tengo otras 3 en el horno, quiero saber cuál quieren que suba, así que dejó estás opciones:

A). Medio drama/llorar.

B). Drama/acción.

C). Sin estabilidad emocional/peos mentales.

Espero sus respuestas y no me dejen ignorada pues. Nos vemos en el epílogo eh.

*Se va escuchando Fragile de Kygo*

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