Corremos a través del bosque, Theo jala de mi brazo con fuerza y apenas puedo correr bien debido a la velocidad que el me va jalando ni siquiera me permite pisar bien.
—Theo — lo llamo con la respiración agitada, mi corazón bombea en mi pecho a mil y me hace falta tomar aire. El parece no haberme escuchado, pero sé que lo hice, tiene super oído.
—¡Theo para ya no puedo más! — el se detiene y me mira furioso. Me vuelve a jalar, pero yo me zafó y me voy directamente a un árbol donde me recuesto en el suelo y la espalda sobre este.
—No tenemos tiempo para detenernos nena, nos están persiguiendo — mi pecho bajaba y subía, mi garganta esta seca y puedo escuchar mi propio pulso —Si tan solo no fueras una carga.
Levanto la vista de inmediato viendo que el ve hacia otro lado y jala de su peinado.
—No acabas de decir eso — digo con una rosa irónica, un sabor amargo aparece en mi boca mientras siento mi pecho oprimirme.
El deja su cabello y baja la mirada viéndome y la furia en sus ojos comienza a apaciguarse.
—Nena yo solo –
No termina de decir su oración cuando su cabeza gira a la derecha detrás mío. Giro la cabeza buscando entre la oscuridad nocturna y los arboles algo o alguien. Sin embargo, no alcanzo a ver ni escuchar nada. Vuelvo la mirada al frente... y Theo ya no está.
—¿Theo? — lo llamo en voz baja, lo que me resulta ridículo pero los pelos detrás de mi cuello se erizan y se que algo no está bien.
¿Enserio se fue y me dejo tirada aquí?
Apretó mis labios aun que quisiera gritar su nombre o mejor insultarlo, pero debo moverme de donde estoy. Recupere mi aliento así que me levanto y comienzo a caminar hacia donde parecía que Theo quería ir.
Si te encuentro te hare arrodillarte mientras de retuerce de dolor en tu entre pierna.
Escucho el crujir de las hojas secas detrás mío y todo en mi se alerta. Maldigo y decido que será mejor me quede quieta, así que opto por volver a sentarme en un árbol agachada mientras con mi débil audición presto atención a los sonidos alrededor mío.
Sonidos de pasos débiles se van intensificando poco a poco, de no ser por el total silencio del bosque además del sonido del viento el las hojas de los arboles probablemente nunca la hubiera escuchado tan claro. Me apego al árbol como si fuera a camuflarme en aun que sea imposible. El lado positivo es que mi camisa negra y jean no se distinguen bien la oscuridad.
Entonces la veo pasar. Justo al lado mío, lleva un arma, la mujer de la cual Theo me hablo. Tiene la misión de matarlo y ella es experta en asesinar.
Me tapo la boca aguantando la respiración mientras espero a que siga caminando lejos. Esta oscuro pero la débil luz de la luna me permite ver esa cicatriz que abarca gran parte de su cuello. Garras de hombre lobo.
Sigue caminando, pero se detiene y a mi se me detiene el corazón por un según por que siento que me percibió. Ella mueva la cabeza a mi dirección y me identifica frunce el ceño y apunta su arma hacia a mí, pero siento me congelo en mi lugar.
Otra figura aparece de repente y la derriba. El disparo sale al aire.
Theo esta tirado encima de ella con los ojos brillando de color amarillo intenso mientras gruñe.
¡Es el! Esta aquí
—Al fin apareces mal nacido — le dice ella y vuelve a apuntar hacia el pero mi hombre lobo le arrebata el arma y la tira lejos.
—Sera mejor que te alejes de mi y de ella — vuelve a gruñir cerca de su cara —No va haber escapatoria.
—En eso te equivocas — le dice ella, trato de levantarme, pero siento unas manos diferentes que me toman y rápidamente me derriban de nuevo al suelo donde caigo boca abajo a las húmedas hojas del suelo.
—Ahora tengo compañía — Theo se levanta de inmediato y corre hacia a mi pero el otro hombre que no me sostiene hacia el suelo toma un arma y solo escucho el tremendo sonido que aturde un momento mis oídos.
Parpadeo un par de veces y lo que ven mis ojos es a Theo en el suelo con una herida sangrante en el abdomen.
—¡Nooo! — el grito desgarrador sale de inmediato arañando dolorosamente mi garganta. Un agudo dolor en mi pecho se hace presente, la garganta se cierra por el miedo que incrementa en mí.
Quiero correr hacia él, verlo a los ojos y que el bastardo me diga que esta bien. Debe curarse.
¡Es un maldita quimera!
Pero a lo que parece frente a mis ojos no parece estar curando. El empieza a toser y me muevo desesperada queriendo zafarme. Ahora se me escapa un sollozo y lágrimas comienzan a resbalar.
—Balas con una increíble cantidad de wolfsbane ¿No te encanta? — la chica de la cicatriz se acerca a el ahora tiene su arma en su mano de nuevo.
—-¿Qué hacemos con la muchacha jefa? — pregunta el hombre que me sostiene.
Ella me da una mirada, no logra mirarme demasiado por mi mirada llena de dolor rogando que no haga esto. Que se detenga. Cada vez siento que el dolor en mi pecho no me deja respirar.
—Theo — lo llamo en un sollozo.
—Mantenla, ella ya vio nuestros rostros.
Escucho el sonido metálico de un arma y de inmediato siento el helado mental contra mi sien. Se me escapa otro sollozo.
Esto no puede estar sucediendo
—¡NO! Ella no, no se atrevan a dañarla — la voz adolorida de Theo me estruja el corazón. Sigue tosiendo y de su boca brota sangre negra.
Nuestras miradas se conectan, me veo lleno de miedos, sus ojos me ven con culpa al ve las lagrimas brotar de mis ojos.
La mujer lo ignora y comienza a caminar, pero Theo se incorpora un poco y a gran velocidad toma la mano de ella y la jala hacia el suelo para que lo mire.
—Escúchame, ella no. No tiene nada que ver con lo que hice. Ella es completamente inocente. Se que no hieres a los inocentes. Te lo pido por favor, no la mates.
Todo se queda en silencio por un momento. Estudio la expresión de la mujer y me percato que mira de manera comprensiva y con pena a mi novio.
—jefa, confirme luz verde para disparar — pide insistente el hombre con el arma en mi cabeza.
Ella se mantiene callada otros segundos y me voltea a ver y ahí se le relaja el rostro. De manera apenada me ve y luego al hombre encima mío.
—No, deja que se vaya. Ya le dimos al pez grande.
Pero el hombre no se mueve
—Dije que no idiota, déjala.
El arma sigue presionada fuertemente en mi sien.
—No se debe dejar testigos, ni siquiera inocentes, es mi trabajo — Escucho otro sonido del arma y supuse de inmediato que le quito el seguro.
De inmediato la mujer apunto al hombre.
—Dije que no.
Los dos apuntas hacia ella a lo que me sueltan. De inmediato me volteo con las dos piernas empujo al hombre detrás mío haciéndolo caer al suelo. Una vez lo veo caer me levanto y salgo corriendo hacia él.
Se escuchan dos disparados seguidos y luego otro dejarte de la mujer.
Llego hacia el cayendo en sus brazos. El me atrae hacia el apegándome a su cuerpo. Revisa mi rostro y limpia las lágrimas.
—Te tengo nena.
Siento el dolor, pero primero con angustia levanto su camisa para ver su abdomen y veo que está cicatrizando a lo que cierro los ojos con alivio.
Ahora la adrenalina deja mi cuerpo y abre camino al dolor que no había sentido de inmediato. Me dejo caer a su lado a lo que veo como el se levanta de inmediato y la preocupación se hace evidente en su rostro.
—¿Nena? — bajo mis manos a donde me duele, un dolor que me vuelve débil cada segundo que transcurre.
El baja la mirada a mi pecho y abdomen. Siento la sangre tibia en mis dedos y no quiero bajar la vista.
El comienza a negar la cabeza frenéticamente, sus manos temblorosas tapan mis heridas. Esta vez bajo la vista y veo dos orificios de bala donde brota abundante.
Al menos él está bien
Veo a la chica quien me mira con culpa, luego veo a los hombres cerca del árbol donde estaba. Tienen los dos un agujero en la frente, ambos tirados muertos.
La sangre comienza a subir por mi garganta y sale a chorros. Mis ojos pesan por la cantidad de sangre que estoy perdiendo.
—No, no, no. ¡NOOOO! — veo como el me mira desesperado a lo que intento sonreírle.
La sangre debe estar llenando mis pulmones y se me agota el aire.
La mujer toma su teléfono y marca a alguien mientras se aleja un poco de nosotros.
—Corderito, aguanta. Aguanta porque te voy a sacar de aquí inmediatamente.
Intenta levantarme en sus brazos, pero enseguida me quejo de dolor y el vuelve a colocarme en el suelo.
—No, no puedo. Ya no quiero ser tu carga — quiero llorar, pero algo en mi no deja mis lagrimas salir.
—No... eso no es cierto. Lo dije porque quería llevarnos lejos y ... que esto no ocurriera. Perdóname, perdóname lo que dije, soy un idiota. Solo quería que no estuvieras en peligro.
Asiento para que sepa que lo comprendo.
—Está bien.
—Tengo que llevarte a un hospital, si logro llevarte en brazos corriendo podremos llegar a tiempo.
El intento volver a cargarme en sus brazos, pero de manera sutil y con poca fuerza alejo sus manos mientras negó.
—No hay tiempo.
—¡No digas eso! No vas a morir, menos frente a mi — sus lagrimas brotan de sus ojos, es la primera vez que lo veo llorar a lo que se me dibuja un pequeña sonrisa y limpio las lagrimas —No quiero perderte, no puedo — agacha su cabeza y solloza.
—Vámonos — demanda agarrándome en sus brazos.
—¡No! — exijo y el me suelta.
Me mira a los ojos y pareciera rogarme con esa mirada cristalizada en un mar de lágrimas.
—Por favor — ruega y vuelva sollozar —No me dejes — pega su frente a mi mejilla mientras llora cada vez sin controlarse más.
—Te... amo — logro articular.
Necesito aire
Sus ojos rojos me miran inundados de dolor, niega y mas lagrimas brotan por sus ojos deslizándose en sus mejillas. Acerca su boca a la mía y ignorando la sangre me da un dulce beso donde me comunica lo que no puede decir en este momento. Su furia por dejar que esto me pasara, por no dejar que me lleve al hospital, su dolor y todo su amor. Se separa muy rápido para mi gusto, pero se que lo hace porque cada vez respiro de manera más dificultosa.
—Todavía necesito hacer muchas cosas contigo, llevarte alrededor del mundo, enamorarte todo los días. Hacerte el amor en todo los lados posible. Tener nuestra familia, ser felices sin importar los demás — cada palabra lo dice con nostalgia.
—Lo harás... cada una de. esas cosas... y te acompañara... aunque no me mires — le afirmo.
Aunque sea con otra persona, no logro decir eso.
Sus ojos que aun me ven de esa manera, odio verlo sufrir, pero sigue viendo con cariño aun en esa tristeza.
—Te amo corderito... Te amo con toda mi alma.
Besa mi coronilla, sus manos aun cubriendo mis heridas me acercan mas a el y me hace recostar mi cabeza en su hombro.
Ya no me queda mucho aire
Lucho con la muerte, quiero más tiempo con él, así en sus brazos. Un poco más, solo un poco más. Pero el fallecer es inevitable.
Mis pulmones están apagándose, comienzo a escuchar el sonido de una ambulancia, también comienzo a ver luz blanca enfrente mía.
Y todo deja de doler.
Bueno...
Algo diferente para este capítulo. Aun que me dieron ganas de llorar, disfrute escribiéndolo. Espero también a ustedes también les gustara.
¿Creen deba hacer más capítulos como estos?
¿Cuánto le dan a este imaginas con Theo?
Por cierto lo escribí escuchando Undo de Sanna Nielsen ¿Habían escuchado esa canción antes?
Espero todos y cada uno se encuentre bien, me despido aquí. Cuídense. Se les quiere mucho. XOXO FADUA