17 citas con el enemigo

By nene_oneesan

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¿Ella? Lo aborrecía, la mínima mención de su nombre lograba hervirle la sangre. ¿El motivo? Una cita. Una... More

Prólogo
[01] La dama de la aguja y el hielo
[02] Tigre loco Pehyan
[03] Superación o venganza
[04] Sal conmigo
[05] I Cita
[06] Romance no correspondido
[08] Culpa y orgullo
[09] Inesperada ¿sorpresa?
[10] Fuego y veterinarios
[11] Jugo de melocotón
[12] Primera vez
[13] IV Cita
[14] About me...
[15] Into you.
[16] Decisión y desaparición
[17] Abrazo de nueve años
[18] ¿Casados?
[19] Natsuko
[20] Burning my heart.
[21] Bésala
[22] Mi verdad
[23] Terror
[24] Noche de caos
[25] Distancia
[26] Un pasado que me recuerda a ti
[27] Bingo
[28] Una llave

[07] ¿Cita detrás de una puerta?

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By nene_oneesan

[¿Cuántas puertas se deben abrir para que una persona pueda confiar en ti?]

┌───── •✧✧• ─────┐
17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
└───── •✧✧• ─────┘

—Carajo— maldijo entre dientes trotando por la acera, mucha gente lo debía con preocupación y no los culpaba. Su cuerpo estaba cubierto de ceniza, su ropa estaba algo destrozada y sucia, tenía leves rastros de sangre seca en los brazos, algunos rasguños y una venda con una mancha carmesí en la cabeza.

Sin embargo Pehyan se sentía bien, se encontraba en sus cinco sentidos. La inducción se vio interrumpida por un incendio real a unas cuantas calles de la estación de bomberos local, muchos nuevos reclutas estaban asustados y no podían dar ni un paso, Ryohei lo entendió muy bien, cuando estuvo en su primer incendio casi se acababa todo el oxígeno antes de poner un pie adentro del lugar en llamas.

«Problemitas de principiantes» asumió, el incendio no había pasado a mayores gracias a la rápida intervención de los bomberos, claro que Pehyan no dudó de ayudar y socorrer a las víctimas de aquella cafetería. Sus heridas fueron ocasionadas gracias a que se metió a las llamas sin utilizar el uniforme especial para rescatar rápidamente a un niño que no consiguió salir a tiempo. Un trozo de madera cayó del techo mientras sacaba al infante, aquí relució su cualidad como un gran "cabeza dura" ya que, la pieza se rompió al golpearle.

Fue una tarde algo ajetreada, cuando fue consciente de la hora, pronto serían las 9:30 de la noche. Yasuda de seguro que estaba en su casa maldiciéndolo y odiándole por impuntual. A todo esto sumarle que tampoco tenía en número de la azabache para explicarle la situación, maldiciendo y corriendo por la calle pensaba en cómo tratar de calmar la furia de su ex compañera.

«A Emma le encantan las flores» recordó que su amigo Draken le dijo; ¿a Yasuda también le gustaban las flores? Lo dudaba, esa mujer era como un dragón amargado, una planta bonita no le daría ni un ápice de perdón.

«A Hina le gustan los chocolates» también pensó en Takemichi, este último estaba próximo a casarse... quizá podía comprarle chocolates a Yasuda para que le deje pasar este pequeño error. Pero recordaba que esa muchacha no comía muchos dulces cuando eran adolescentes, siempre estaba comiendo frutas y sus almuerzos estaban llenos de verduras.

El bombillo en su cabeza se encendió y tuvo la idea perfecta, o bueno, al menos eso creía él en su tonto pensar.

+++

¿Cuántas copas de vino llevaba? Había perdido la cuenta, muy contrario a sentirse afectada por el alcohol estaba en pleno estado de exasperación. La película que estaba viendo era de esas románticas donde la protagonista perdonaba todo por «amor» y el sujeto era un idiota.

—¡Ay, por favor!— exclamó frustrada poniéndole pausa a la película —Me decepcionas, Hollywood— dijo buscando otra película en el catálogo, si bien, ella adoraba las comedias románticas ya había visto la mayoría que mostraban en el repertorio de Netflix.

¿Es qué acaso debía ver terror para poder pasar de su decepción amorosa?

¡Se había enamorado de Shinchiro hace 3 años!

¿Cómo era que aún le afectaba su rechazo?

Bueno, Shinchiro jamás la rechazó directamente dado que Yasuda jamás le confesó sus sentimientos, pero le había dejado muy claro que sólo la veía como una «hermanita». Mordió la tela de su camisón y suspiró; estaba molesta consigo misma. Las comedias románticas sólo lograban que sus expectativas en el amor fuesen bajas, sabía que nunca encontraría a alguien con quien pudiera ser ella misma, a alguien que sea paciente y la ayude a curar sus heridas en el alma con amor, diversión y... «¡Agh, sueno como Emma!» se reprendió mentalmente y se incorporó del sofá.

Todo su piso estaba a oscuras salvo por la cocina, era el único lugar que daba un poco de luz a la sala. No se sentía de ánimos para tener todas las luces encendidas, además que toda película se disfruta en penumbras. Se rindió buscando alguna película y lanzó el control remoto en la mesita de centro, caminó hacia la cocina para abrir una nueva botella de vino y buscar algo ligero para acompañar su bebida.

«¿En serio es necesario el amor en mi vida?» se cuestionaba mientras colocaba un poco de patatas fritas en un recipiente, ella era exitosa, no se sentía vacía en el ámbito sentimental, ¿por qué debería sentirse así teniéndose a sí misma? Ella podía comprarse lo que quisiera, no dependía de que ningún hombre le pague la cena o la lleve a casa; Yasuda podía valerse de sus propios recursos.

Instintivamente pensó en Pehyan y casi deja caer las patatas, ¡ese hombre era como un insulto a su pulcra reputación! ¿Cómo pudo aceptar tener 17 citas? ¡Él era todo lo que ella odiaba!

«Yasuda no seas exagerada, solo llevan una cita» hizo su aparición la diablilla en su lado izquierdo «No puedes condenarlo por una sola cita» le reprochó con algo de burla, resopló y volvió a instalarse en su sofá para su sorpresa, estaba en la sección de películas animadas e infantiles.

Podía tener 26 años pero aún adoraba las películas dirigidas a la niñez.

Ondeó un poco en los títulos buscando alguno llamativo y escogió uno al azar, «El increíble castillo vagabundo» releyó y se encogió de hombros dándole una oportunidad, de seguro era la historia de alguna princesa poseedora de una maldición que solo un príncipe podía quitarle con un beso de amor verdadero.

«Cliché» se dijo a sí misma y se concentró en la película cuando tocaron a su puerta, pausó la televisión y frunció el ceño puesto que ella no esperaba a nadie. Takeomi estaba en una cena familiar, Shinchiro había salido de viaje de negocios nuevamente y su madre siempre le avisaba cuando iría a visitarla.

Entonces ¿quién era?

Curiosa se dirigió a la puerta y asomó su ojo por el pequeño lente, vio un ojo mirándola con intensidad provocándole miedo y pánico. Por reflejo se apartó de la puerta sintiéndose perturbada.

—Yasuda sé que estás allí— dijo Hayashi desde el otro lado, ¿qué hacía él afuera de su departamento? Y más importante ¿cómo sabía en qué piso vivía? —Ábreme.

Negó con la cabeza ante tal petición, estaba loco si pensaba que lo dejaría entrar a su departamento así por así. No señor, los únicos hombres que ella permitía en su hogar se limitaban a sus dos mejores amigos. No lo dejaría pasar por una amistad que tuvieron hace 9 años, él no era de su confianza.

—No te dejaré entrar— soltó sin pensarlo dos veces —Hayashi, ¿qué haces aquí? Y ¿cómo sabes dónde vivo?— interrogó cruzándose de brazos, tomó una posición inquisitiva a pesar de que su verdugo no podía verla.

—Te traje a este edificio después de nuestra cita ¿no?— respondió levantando las cejas —Solo le pregunté al guardia de seguridad por ti, fue muy amable por cierto— comentó con una leve sonrisa, se limpió un poco la nariz con su mano libre y rascó su nuca —Emm... lamento no haber llegado a tiempo hoy— comenzó a decir jugueteando con el ramo que llevaba en la mano derecha —Sucedieron muchas cosas y yo... ¿estás escuchándome?— preguntó al no oír ningún ruido del otro lado, sentía que estaba hablando con nadie.

«Lamento no haber llegado a tiempo» esas palabras resonaban en su mente, ¿hace cuánto había querido escucharlo? Lo había deseado por mucho tiempo, anhelaba verlo disculparse y que todo se hubiera vuelto a ser como antes, pero una disculpa jamás arreglaría su alma, mucho menos borraría lo que sucedió aquella noche en ese callejón.

—Llegaste muy tarde— «nueve años tarde» quiso agregar pero se abstuvo, no quería mostrarse afectada por sus palabras aunque estaba siendo hipócrita, dado que ella no esperó esta vez y corrió a casa para ver películas —Me aburrí de esperarte, Hayashi— mintió oyéndolo suspirar y posteriormente pegar su cabeza a la puerta.

—Ya lo sé, tuve un inconveniente con el trabajo y se extendió mucho— intentó explicar tocándose la venda en la cabeza —Sin embargo te traje un regalo— agregó con una sonrisa, Yasuda frunció los labios y flexionó una ceja.

—No me convencerás con ningún regalo— espetó con dureza al sentirse sobornada, ¿es que Ryohei Hayashi pensaba que ella era una mujer que olvidaba con cualquier objeto material? Si era así, estaba muy equivocado.

—Sabía que seguías siendo una amargada— masculló chasqueando la lengua, Yasuda bufó pero él no se daría un vencido —Al menos recíbelo, me costó mucho conseguirlo— pidió con reproche y no mentía, le costó elaborar el ramo que llevaba en las manos, Yasuda no era una mujer convencional que se conformaría con simples rosas.

«Es una complicada y gruñona» refunfuñó mentalmente observando el ramo en sus manos.

—Lo tomaré pero no quiero verte— dictaminó ella decidida, no lo dejaría entrar a su departamento y tampoco le permitiría verla. En primer lugar porque solo estaba vistiendo un camisón y en segundo, porque sus palabras la habían dejado un poco vulnerable y odiaría que la viera en tal estado.

Resoplando aceptó la condición de Yasuda, se movió hacia la pared del pasillo extendiendo sólo su mano para que la mujer tomara el ramo y no lo viera, si que era una complicada y gruñona. Escuchó el cerrojo de la puerta y desvió la mirada hacia el pasillo contrario cuando la mano de Yasuda rozó la suya, con algo de torpeza que le causó gracia ella tomó el ramo y volvió a cerrar.

Al otro lado de la puerta Yasuda contemplaba el ramo en sus manos, ella esperaba rosas, tulipanes u orquídeas; flores en específico ya que en las películas siempre los hombres solían disculparse con flores.

Era la primera vez que veía un ramo de espinacas como una disculpa.

—Unas plantas bonitas que seguramente se marchitarían pronto jamás servirían— le explicó Hayashi después de unos minutos —Eres muy compleja y poco común, de seguro y me golpearías con las flores hasta metérmelas por el...— nada de groserías —Bolsillo— dijo rápidamente rascándose la mejilla con el dedo —Así que quise darte algo que al menos te sirva un poco, ¿eres alérgica a alguna cosa?

El ramo no sólo tenía espinacas, también portaba cilantro, hojas de lechuga, apio, espárragos y raíces comestibles; todo perfectamente acomodado con un lazo color azul oscuro.

Pehyan había ido al supermercado más cercano y compró las verduras que casi nunca comía de niño, no conforme con lo que llevaba decidió darle más forma a su idea y tuvo que rogarle a la señorita de la floristería que arreglara las verduras para que parezcan un ramo. Ella lo miró como si estuviera demente pero accedió, las acomodó en plástico transparente y amarró con lazo dándole un aspecto similar a un ramo de flores.

Acaso él...

—¿Recordaste que soy vegana?— musitó casi inaudible Yasuda, ella le había dicho que no consumía carne cuando estaban en la preparatoria, Pehyan siempre comía hamburguesas o comidas que contenían algún animal y le ofrecía pero esta lo rechazaba.

—¡Pues claro! Imposible olvidar a una mujer que no come hamburguesas— replicó como si fuese lo más obvio del universo, ¿qué tenía Yasuda contra la carne? Era una delicia —¿Te di algo de lo que eres alérgica? Si fue así por favor no me mates...

¿Cómo podía describir lo que estaba sintiendo? Era como si hubieran quitado el pestillo a una puerta dentro de ella.

—Eres un idiota— le dijo con más suavidad y una minúscula sonrisa —Gracias, Hayashi.

Hayashi-kun, no te cuesta nada agregarle el honorífico— contestó con el ceño fruncido y ella blanqueó los ojos —¿Ya no estás molesta?— tanteó su suerte un poco, quizá y podía conseguir lo que había planeado en el ascensor.

—No cambies mi buen humor con tus estupideces— pidió con ligera molestia pegando su espalda a la puerta.

—¿Quieres ir a una cita ahora?— interrogó sentándose en el pasillo mirando el techo, le estaba empezando a doler la cbeza. Mañana tendría un chichón del tamaño de una pelota de tenis, estaba seguro que su mejor amigo lo jodería con eso.

—Hayashi es casi media noche— respondió con recelo —Tengo un trabajo al cual presentarme mañana.

—Puedes darte un día libre, eres la jefa ¿verdad?

—¿Alguna vez intentaste tener un negocio propio? Se nota que nunca dudaría, señor de negocios— ironizó ella jugueteando con un espárrago.

—¿Estás burlándote de mi?— aunque la respuesta era obvia, dejó escapar otro suspiro y propuso algo espontáneo —Bien, tengamos una cita aquí.

—No te dejaré entrar a mi departamento— se mantuvo firme Yasuda y estuvo segura de oír una pequeña risa jocosa.

—Si, si, acepto tus términos— repuso apoyando la cabeza en la puerta —Lo que suelen hacer en las citas es hablar mientras comen ¿no? Podemos hablar.

—¿Una cita tras una puerta?— repitió con incredulidad, estaba segura que Pehyan había asentido desde el otro lado. Se dio por vencida y se sentó en el suelo, hablar con Hayashi no la mataría.

—Así es, de esa manera podrás conocer al Pehyan de 26 años— respondió inflando el pecho con orgullo —Tú eres una dama ¿no? Comienza el interrogatorio.

—¿Aún siguen llamándote «Pehyan»?— preguntó sorprendida, si su memoria no fallaba ese apodo era el que utilizaban los pandilleros juveniles para referirse a Hayashi cuando eran estudiantes.

—Si, estás hablando con el increíble «Tigre loco Pehyan»— contestó sonriente —Supongo que es mi turno de preguntarte, ¿Por qué siempre usabas trenzas? Te ves muy bonita sin ellas— pensó en voz alta y quiso corregirse al instante —Digo... yo no estaba reconociéndote al principio sin las tre-trenzas— dijo con nerviosismo desviando la mirada.

Yasuda se sonrojó ligeramente y se sintió halagada, Pehyan jamás le había dicho «bonita» en el pasado. Le había pillado desprevenida.

—No ha-hace daño un cambio de imagen de vez en cuando— trató de disimular el nerviosismo en su voz y lanzó su próxima pregunta —¿Por qué decidiste ser bombero?— pudo oírlo respirar para darle una respuesta no obstante una tercera voz en el pasillo lo interrumpió.

—¡Por Dios! Muchacho, ¿te encuentras bien?— le preguntó una mujer de mediana edad al verlo sentado en el pasillo, maldijo entre dientes al recordar su aspecto lleno de ceniza y heridas —¡Tú cabeza está sangrando!— se había olvidado de la venda, se llevó la mano a la zona herida y corroboró que las palabras de la mujer eran ciertas.

De seguro era un golpe un poco más grave, ya que la sangre no dejaba de salir y no se había fijado. Su vendaje improvisado solo le confirmaba que aplicarse el mismo los primeros auxilios era un completo fiasco.

Yasuda sintió que le habían lanzando un balde de agua fría, ¿Pehyan estaba herido? ¿Había ido a verla en esas condiciones?

—No se preocupe, estoy bien— la tranquilizó incorporándose perfectamente, los ojos de la mujer irradiaban preocupación y se sintió regañado —Son solo unos pequeños rasguños, he recibido peores.

—¡La venda de tu cabeza está completamente roja!— chilló la mujer acercándose, Pehyan no quería causar problemas a la pobre señora por lo que optó por la mejor alternativa: huir.

—Me encuentro bien, gracias por su preocupación— se alejó e hizo una rápida reverencia —¡Yasuda, nos veremos luego!— gritó mientras se alejaba con dirección al ascensor. Se había olvidado de sus fachas por un momento, visitaría a Pah-chin para que le ayude a curar su herida en la cabeza. La novia de su mejor amiga era una increíble enfermera a fin de cuentas.

—¿Qué clase de persona tiene a un herido afuera?— escuchó decir a la mujer, sus pasos se alejaron del pasillo y la culpa cayó en ella.

«Eres una desalmada» habló decepcionada la diablilla negando con la cabeza.

«Lo eres» afirmó su versión angelical.

—Lo soy.

+++++++++++++++++

Holi! Actualización improvisada ^^

¿Qué les pareció?

Fue una cita poco convencional y corta, pero al menos la tuvieron jeje

A nuestra Yasu le pegó el cargo de consciencia c;

Yo también quiero que me regalen un ramo de espinacas, amo las verduras :'c

En fin, espero y hayan disfrutado este capítulo <3

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