[08] Culpa y orgullo

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[¿Cómo se cocina una buena disculpa?]

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17 𝓬𝓲𝓽𝓪𝓼 𝓬𝓸𝓷 𝓮𝓵 𝓮𝓷𝓮𝓶𝓲𝓰𝓸
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—Ryohei-kun, ¿cómo pudiste estar tanto tiempo con esta herida?— Yumi presionó un algodón empapado de alcohol en su cabeza causándole ardor —Tienes sangre coagulada y una pequeña contusión, deberías pasarte por el médico mañana— le recomendó la novia de su mejor amigo —Si tardabas más en tratarte podría haberse complicado todo.

Después le limpiar la herida y extraerle los coágulos, su cabeza al fin fue vendada correctamente por manos profesionales. Haruki alías Pah-chin observaba la escena apoyado en el marco de la puerta con algo de preocupación, la intriga estaba matándolo por dentro.

—¿Qué estuviste haciendo para descuidarte tanto?— preguntó su mejor amigo dándole un golpe juguetón en el hombro, quizá se había quedado en algún puesto de comida rápida o jugando en un casino cualquiera.

—Estaba en una cita con Yasuda— respondió con simpleza encogiéndose de hombros, Yumi y Pah-chin intercambiaron miradas sorprendidas ¿había dicho cita? —Pero todo se vio interrumpido por una señora que vio mi aspecto y se asustó— explicaba sobándose la nuca con algo de cansancio, alzó la mirada y frunció el ceño —¿Por qué tienen esas caras?

Tanto para Haruki como Yumi toda esa situación parecía irreal, sacada de esas película con guión cliché que solían ver cuando no pagaban el cable, ¿Ryohei asistió en tales condiciones a una cita? ¡Siempre que tenía una herida corría con ellos para que le curen rápidamente! ¿El golpe estaba afectándole?

—Es que...— comenzó a buscar alguna excusa Yumi, su mente se colocó en blanco y pellizcó con disimulo el brazo de su novio en busca de ayuda. Haruki lo entendió y abrió la boca para objetar una respuesta.

—Es muy tarde de la noche— mintió Pah, no le diría que ambos estaban sorprendidos porque él haya ido a buscar a una mujer para una cita en tales condiciones, pensaban que Yasuda lo había mandado al cuerno con la primera velada y que no volverían a verse. Se habían equivocado y debían tragarse sus palabras.

Pehyan por su lado, ajeno a todo lo que pensaba la pareja estaba debatiéndose mentalmente que era un idiota al no haberle pedido su número a Yasuda, es decir, podía suceder algún otro incidente y una futura cita podía verse arruinada de nuevo.

«Eres un idiota» se regañaba a sí mismo haciendo un puchero. Después de unos minutos más decidió volver a su apartamento, se despidió de la pareja y tomó un taxi debido a las altas horas de la noche. Mañana debía visitar a un médico para asegurarse de tener sus pocas neuronas en su lugar.

—¿Lo escuchaste, Haruki?— preguntó Yumi apenas cerró la puerta, su novio asintió y rápidamente ambos se dirigieron a la sala —¡Ella aceptó una segunda cita!— exclamó emocionada e incrédula, Pah-chin tomó latas de refresco para poder conversar más a gusto.

—Jamás pensé que Mogami lo aceptaría— confesó Haruki bebiendo su refresco —En el pasado nos odiaba, en especial a Peh, pero...— ambos se miraron cómplices y chocaron sus latas.

—¡Del amor al odio hay solo un paso!— brindaron con emoción y dieron inicio a una noche de planificación, ayudarían a Pehyan a conseguir una pareja, ya que ambos estaban seguros que ellos fueron un noviazgo frustrado en la adolescencia.

Jugarían un poquito con el destino y fingirían ser cupido.

Ryohei estornudó un par de veces en el transcurso a su casa, «Debe ser alguna alergia» pensó sin saber que la verdadera causa eran los cotilleos de la pareja hablando sobre su persona. Al llegar a casa se tumbó en su cama con cuidado y se entregó a los brazos de Morfeo, se sentía muy cansado pero extrañamente de buen humor.

17 citas con el enemigo Where stories live. Discover now