Los Black (Segunda parte de A...

By DianaSalvatoreW

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Los Black han vuelto. En esta historia tenemos la historia de los hijos de Blair y Demian y como son estos c... More

Sinopsis.
Capitulo 1.
Capítulo 2.
Capitulo 3
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16
Capitulo 17.
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capitulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.

Capítulo 30.

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By DianaSalvatoreW

Aradelle POV

No podía creer que estuviera siendo tan descarada, pero eracomo si ese fuego ardiera en mí, esa otra presencia que me decía quenecesitaba esto... que mi compañero necesitaba que me entregara porcompleto.

Me toqué, mostrándole a Nate la parte más íntima de mí. Esto mehizo sentir muy bien sabiendo que verme expuesta así le daba placer. 

Su placer es también el mío. 

Dejé que mi mirada recorriera su pecho duro y musculoso, unotan amplio y definido que un pequeño espasmo de lujuria me recorrió.Y entonces me quedé mirando su enorme polla. Era tan... grande,gruesa y larga. Lo único que podía pensar era que no cabía todo esodentro de mí.De ninguna manera, sin embargo, estaba ansiosa por intentarlo. 

Se acariciaba con movimientos lentos, casi perezosos, conla mirada puesta en mí... siempre en mí. Una gota de líquido claro, unpequeño cristal de su necesidad, salpicaba la punta de su enorme eje, e instintivamente me lamí los labios.

Su mirada se posó entre mis muslos abiertos mientras decía: —Mantenlos abiertos para mí.

No iba a desobedecer. 

Nate se acarició un poco más rápido, el sonido de su palmamoviéndose sobre su carne me llenó la cabeza, haciéndome mojarmás. Su bíceps se contraía y relajaba por el rápido movimiento de supaja.

Dio un largo golpe más a su eje antes de gruñir casi deplacer/dolor, y bajar sus manos al suelo a cada lado de mis caderas,su polla sobresaliendo hacia delante y presionando contra miempapada raja. 

Se inclinó hacia abajo yme besó profundamente. —Te daré más de lo que necesitas,compañera. — La posición en la que estaba y sus palabras lo hacíanparecer muy feroz. 

Reclamó mi boca con más fuerza y rapidez, obligándome a tomartodo de él mientras hundía su lengua entre mis labios, imitando elhecho de follarme y lo que yo quería de él entre mis piernas. Su saborera tan picante, oscuro, totalmente masculino. Hice un pequeño ruidoen el fondo de mi garganta, incapaz de contenerme mientras lanecesidad se apoderaba de todo en mí. Y fue ese pequeño sonido elque pareció hacer que algo se quebrara dentro de Nate aún más, lo quellevó su control al límite. 

Movió su mano por detrás de mi cabeza, agarró un trozo de mipelo, forzando mi cabeza hacia atrás, mi garganta ahora arqueada.Sentí su longitud caliente y dura presionando entre mis muslosmientras seguía besándome y empujando contra mis piernas al mismotiempo. Quería sentir cómo me estiraba, cómo empujaba dentro de mi cuerpo y hacía que el dolor se asentara, haciéndome sentir llena ycompleta.

Mientras me miraba fijamente a los ojos, su azul reluciente consu animal justo en la superficie, metió la mano entre nosotros y colocóla punta de su polla en la entrada de mi coño. Todo en mi interior separalizó, se tensó, y jadeé de anticipación. La ferocidad que cubría suexpresión hizo que mi pulso se disparara.

—Estoy tomando lo que me pertenece, Aradelle.

Me lamí los labios, con mi coño apretado, necesitando sulongitud en mí. —Sí. Soy tuya. — Las palabras salieron fácilmente demí que parecía irreal.

Y cuando empezó a empujar lentamente dentro de mí, supe queintentaba ser suave, para dar tiempo a mi cuerpo a adaptarse a suenorme polla. Jadeaba, el sudor cubría mi cuerpo, mi aliento meabandonaba rápidamente. 

—Tan apretada. 

—Ahhh, eres demasiado grande. 

—Estás hecha para mí. — gritó. —Estoy hecho para ti. — Yentonces me penetró por completo, y mi espalda se arqueó al sentirque me partía en dos. Reclamó mi virginidad.

El dolorera intenso, el estiramiento ardía, pero no se movió, permitiéndomeacostumbrarme a su sensación en mi cuerpo.Tenía los ojos cerrados y la mandíbula apretada. Sus brazosestaban apretados a ambos lados de mi cabeza, sus bíceps seflexionaban por el esfuerzo de no moverse. La plenitud era tanimpactante que no podía recuperar el aliento.

—Lo siento. — gimió. —Demasiado bueno. Se siente tanapretado. — Sus palabras eranentrecortadas, su voz tensa. Cuando empezó a moverse dentro y fuerade mí, clavé mis uñas en su cintura, aguantando, entregándome a él.Dejé que mis piernas se abrieran del todo y acepté cada centímetroduro de él.

Empezó a hablar en celta y eso me excitó aúnmás. El sudor que cubría su cara y su pecho goteaba sobre mí,excitándome aún más. Su enorme pecho subía y bajaba mientrasrespiraba, y sus grandes brazos temblaban mientras se sostenía sobremí, claramente sin soltarse del todo por mí. 

—No. Puedo. Ser. Lo. Suficientemente. Gentil. Mi animal... se hacecargo. — Ahora era más animal. Lo vi en su cara, lo sentí en su empuje.

—No te contengas. — Tal vez no debería haber dicho eso, dadoque era mi primera vez, pero quería experimentar a Nate en toda sugloria.

—Joder. — dijo con dureza y pareció perder el control mientrasempujaba hacia mí y salía una y otra vez, gimiendo con cadaembestida. 

Sentí que mis músculos internos se apretaban rítmicamentealrededor de su circunferencia. La sensación era un poco incómodaporque estaba muy sensible y porque me llenaba por completo. 

—Mira cómo te reclamo.

 Cuando la punta de su polla se alojó en la abertura de mi cuerpouna vez más, me levanté y apoyé los codos en el suelo parasostenerme, mirando hacia abajo mientras él deslizaba esa larga ygruesa polla dentro y fuera de mí. Desapareció antes de reaparecer,resbaladiza y húmeda por mi crema, con vetas de sangre virgen en sulongitud. 

—Mira cómo te follo, compañera. 

Entró y salió de mí, con el sudor cayendo por sus sienes a causadel esfuerzo y goteando sobre mi cuerpo. Me chamuscó la carne y gemípidiendo más. Con cada segundo que pasaba, Nate aumentaba lavelocidad hasta que me clavaba la polla una y otra vez. Una y otra vez.

—Jodeeer. — Su cabeza se echó hacia atrás, sus labios seretiraron de sus dientes mientras gemía de placer.

 Parecía tan duro ysevero ahora, y me excité aún más.No pude aguantar más y caí de nuevo sobre la suave alfombra. Elsonido de nuestra piel húmeda al chocar nos rodeaba y parecía rebotaren las paredes en un eco erótico. Era todo lo que podía oír y sentir.

Agité la cabeza de un lado a otro, el placer crecía, mi orgasmo seapresuraba a explotar dentro de mí. 

—Vente para mí. — exigió con dureza. 

Grité mientras me corría para Nate el placer era tan brillante,caliente y exquisito que me quedé sin aliento. Y todo el tiempo, élgolpeó dentro de mí, prolongando el placer, sacando más de esa dulcetortura de mi cuerpo espasmódico.

—Dulce Jesús, nena. Eso es.

 Justo antes de que los temblores terminaran en mí, Nate seretiró, lo que me hizo jadear ante el repentino vacío.

 Me puso una vez más sobre las manos y las rodillas, abrió mismuslos al máximo y alineó la punta de su gruesa polla en mi coño.Solo me dejó respirar una vez antes de volver a introducirse en mí, conun rugido que salió de él y un jadeo que salió de mí. 

Me palmeó el culo con sus grandes manos, el acto parecía muyde lobo. Agarró los montículos y los apretó con fuerza hasta que gemípor la sensibilidad. 

—Tan jodidamente perfecto. — Deslizó sus manos hasta micintura y me rodeó con sus dedos, tirando de mí hacia atrás mientrasempujaba hacia delante, llenándome una y otra vez. 

—Sí. — me encontré susurrando. —Más, Nate. Dios, más. —Grité esto último y él gruñó. Ahora sabía que le encantaba oírme suplicar. 

Dejé caer la cabeza hacia delante, miré a lo largo de mi cuerpo ypude ver el peso de sus pelotas balanceándose mientras entraba ysalía de mí. Abrí la boca en un grito silencioso por lo erótico que era elespectáculo. 

Se aferró a mis caderas con una fuerza contundente, tan fuerteque el dolor me hizo jadear, pero también se mezcló con el placer,haciéndome volar tan alto que nunca volvería a tocar el suelo. 

—Sí. — gruñó con esa voz que me hacia saber que estaba en el borde entre el y su lobo.

Miré por encima de mi hombro para mirarle a la cara, viendo suanimal parpadeando sobre su rostro, sus ojos azules brillando, suenfoque dirigido hacia mí. 

— ¡Mía!— Se enterró profundamente dentro de mí mientras secorría, y eso desencadenó otro orgasmo alucinante en mí. Podía sentirsu polla sacudirse en mi coño, podía sentir los duros chorros de susemen llenándome. 

Con un rugido ensordecedor, Nate tenía su boca a un lado de migarganta, donde mi cuello y hombro se unían, sus caninos meatravesaron y me hicieron gritar. 

Y mi placer subió aún más mientras me sujetaba con su mordiday seguía llenándome con su orgasmo. 

Apartando su boca de mi cuello, gimió: —Aradelle. Eres mía. —Estaba al límite de su control.

Y todo se volvió negro.




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