βž€ Yggdrasil | Vikingos

By Lucy_BF

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π˜π†π†πƒπ‘π€π’πˆπ‹ || ❝ La desdicha abunda mΓ‘s que la felicidad. ❞ Su nombre procedΓ­a de una de las leyendas... More

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β€– ππ‘π„πŒπˆπŽπ’ 𝐈
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━ Proemio
π€πœπ­π¨ 𝐈 ━ 𝐘𝐠𝐠𝐝𝐫𝐚𝐬𝐒π₯
━ 𝐈: Hedeby
━ 𝐈𝐈: Toda la vida por delante
━ 𝐈𝐈𝐈: Fiesta de despedida
━ πˆπ•: Una guerrera
━ 𝐕: Caminos separados
━ π•πˆ: La sangre solo se paga con mΓ‘s sangre
━ π•πˆπˆ: Entre la espada y la pared
━ π•πˆπˆπˆ: Algo pendiente
━ πˆπ—: Memorias y anhelos
━ 𝐗: No lo tomes por costumbre
━ π—πˆ: El funeral de una reina
━ π—πˆπˆ: Ha sido un error no matarnos
━ π—πˆπˆπˆ: Un amor prohibido
━ π—πˆπ•: Tu destino estΓ‘ sellado
━ 𝐗𝐕: SesiΓ³n de entrenamiento
━ π—π•πˆ: SerΓ‘ tu perdiciΓ³n
━ π—π•πˆπˆ: Solsticio de Invierno
━ π—π•πˆπˆπˆ: No es de tu incumbencia
━ π—πˆπ—: Limando asperezas
━ 𝐗𝐗: ΒΏQuΓ© habrΓ­as hecho en mi lugar?
━ π—π—πˆ: PasiΓ³n desenfrenada
━ π—π—πˆπˆ: No me arrepiento de nada
━ π—π—πˆπˆπˆ: El temor de una madre
━ π—π—πˆπ•: Tus deseos son Γ³rdenes
━ 𝐗𝐗𝐕: Como las llamas de una hoguera
━ π—π—π•πˆ: Mi juego, mis reglas
━ π—π—π•πˆπˆ: El veneno de la serpiente
━ π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏPor quΓ© eres tan bueno conmigo?
━ π—π—πˆπ—: Un simple desliz
━ 𝐗𝐗𝐗: No te separes de mΓ­
━ π—π—π—πˆ: Malos presagios
━ π—π—π—πˆπˆ: No merezco tu ayuda
━ π—π—π—πˆπˆπˆ: Promesa inquebrantable
━ π—π—π—πˆπ•: Yo jamΓ‘s te juzgarΓ­a
━ 𝐗𝐗𝐗𝐕: Susurros del corazΓ³n
━ π—π—π—π•πˆ: Por amor a la fama y por amor a OdΓ­n
π€πœπ­π¨ 𝐈𝐈 ━ π•πšπ₯𝐑𝐚π₯π₯𝐚
━ π—π—π—π•πˆπˆ: Donde hubo fuego, cenizas quedan
━ π—π—π—π•πˆπˆπˆ: MΓ‘s enemigos que aliados
━ π—π—π—πˆπ—: Una velada festiva
━ 𝐗𝐋: Curiosos gustos los de tu hermano
━ π—π‹πˆ: Cicatrices
━ π—π‹πˆπˆ: Te conozco como la palma de mi mano
━ π—π‹πˆπˆπˆ: Sangre inocente
━ π—π‹πˆπ•: No te conviene tenerme de enemiga
━ 𝐗𝐋𝐕: Besos a medianoche
━ π—π‹π•πˆ: Te lo prometo
━ π—π‹π•πˆπˆ: El inicio de una sublevaciΓ³n
━ π—π‹π•πˆπˆπˆ: Que los dioses se apiaden de ti
━ π—π‹πˆπ—: Golpes bajos
━ 𝐋: Nos acompaΓ±arΓ‘ toda la vida
━ π‹πˆ: Una red de mentiras y engaΓ±os
━ π‹πˆπˆ: No tienes nada contra mΓ­
━ π‹πˆπˆπˆ: De disculpas y corazones rotos
━ π‹πˆπ•: Yo no habrΓ­a fallado
━ 𝐋𝐕: Dolor y pΓ©rdida
━ π‹π•πˆ: No me interesa la paz
━ π‹π•πˆπˆ: Un secreto a voces
━ π‹π•πˆπˆπˆ: Yo ya no tengo dioses
━ π‹πˆπ—: TraiciΓ³n de hermanos
━ 𝐋𝐗: Me lo debes
━ π‹π—πˆ: Hogar, dulce hogar
━ π‹π—πˆπˆ: El principio del fin
━ π‹π—πˆπˆπˆ: La cabaΓ±a del bosque
━ π‹π—πˆπ•: Es tu vida
━ 𝐋𝐗𝐕: Visitas inesperadas
━ π‹π—π•πˆ: Ella no te harΓ‘ feliz
━ π‹π—π•πˆπˆ: El peso de los recuerdos
━ π‹π—π•πˆπˆπˆ: No puedes matarme
━ π‹π—πˆπ—: Rumores de guerra
━ 𝐋𝐗𝐗: Te he echado de menos
━ π‹π—π—πˆ: Deseos frustrados
━ π‹π—π—πˆπˆ: EstΓ‘s jugando con fuego
━ π‹π—π—πˆπˆπˆ: Mal de amores
━ π‹π—π—πˆπ•: CreΓ­a que Γ©ramos amigas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐕: Brezo pΓΊrpura
━ π‹π—π—π•πˆ: Ya no estΓ‘s en Inglaterra
━ π‹π—π—π•πˆπˆ: Sentimientos que duelen
━ π‹π—π—π•πˆπˆπˆ: ΒΏQuiΓ©n dice que ganarΓ­as?
━ π‹π—π—πˆπ—: Planes y alianzas
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗: No quiero perderle
━ π‹π—π—π—πˆ: Corazones enjaulados
━ π‹π—π—π—πˆπˆ: Te quiero
━ π‹π—π—π—πˆπ•: Sangre de mi sangre y huesos de mis huesos
━ 𝐋𝐗𝐗𝐗𝐕: Brisingamen
━ π‹π—π—π—π•πˆ: Un sabio me dijo una vez
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆ: Amargas despedidas
━ π‹π—π—π—π•πˆπˆπˆ: Te protegerΓ‘
━ π‹π—π—π—πˆπ—: El canto de las valquirias
━ 𝐗𝐂: Estoy bien
━ π—π‚πˆ: Una decisiΓ³n arriesgada
━ π—π‚πˆπˆ: TΓΊ harΓ­as lo mismo
━ π—π‚πˆπˆπˆ: Mensajes ocultos
━ π—π‚πˆπ•: Los nΓΊmeros no ganan batallas
━ 𝐗𝐂𝐕: Una ΓΊltima noche
━ π—π‚π•πˆ: No quiero matarte
━ π—π‚π•πˆπˆ: Sangre, sudor y lΓ‘grimas
━ π—π‚π•πˆπˆπˆ: Es mi destino
━ π—π‚πˆπ—: El fin de un reinado
━ 𝐂: HabrΓ­a muerto a su lado
━ π‚πˆ: El adiΓ³s
━ 𝐄𝐩𝐒́π₯𝐨𝐠𝐨
β€– π€ππ„π—πŽ: πˆππ…πŽπ‘πŒπ€π‚πˆπŽΜπ 𝐘 π†π‹πŽπ’π€π‘πˆπŽ
β€– π€π†π‘π€πƒπ„π‚πˆπŒπˆπ„ππ“πŽπ’
β€– πŽπ“π‘π€π’ π‡πˆπ’π“πŽπ‘πˆπ€π’
β€– π’π„π†π”ππƒπŽ π‹πˆππ‘πŽ

━ π‹π—π—π—πˆπˆπˆ: La boda secreta

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By Lucy_BF

──── CAPÍTULO LXXXIII──

LA BODA SECRETA

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◦✧ ✹ ✧◦

        DRASIL JAMÁS HABÍA FANTASEADO con el día de su boda. De hecho, si dos años atrás le hubiesen dicho que acabaría contrayendo nupcias con nada más y nada menos que un Ragnarsson, probablemente no se lo hubiera creído. El matrimonio nunca había estado entre sus prioridades, al contrario que para muchas otras jovencitas de su edad. Es más, hasta había llegado a aborrecer la idea de atarse de por vida a un hombre, creyendo erróneamente que al hacerlo renunciaría a toda clase de libertad.

Y ahí estaba ahora: preparándose para unirse a ojos de los Æsir y los Vanir con el guerrero del que estaba perdidamente enamorada. Y es que Ubbe la había desestabilizado por completo. Había llegado a su vida de la forma más inesperada posible, haciendo que se cuestionara todo en lo que hasta ahora había creído, y lo cierto era que no podía estar más agradecida por ello. Porque gracias a él se había librado de prejuicios y dado cuenta de determinadas cosas que antes ignoraba.

Sonrió, rememorando el instante en que el caudillo vikingo le propuso dar el paso, aquel que los convertiría oficialmente en marido y mujer.

La noche anterior había sido un auténtico torbellino de emociones para ella. La tensión inicial, su posterior reconciliación y la conversación sobre la boda la habían tenido con los sentimientos a flor de piel, aunque aquello no le había impedido aceptar su petición, accediendo a casarse con él en una ceremonia que querían que fuera lo más discreta posible.

Una boda secreta.

Sería al atardecer, en el bosque que se hallaba al suroeste de Kattegat. Algo íntimo y sencillo, puesto que lo último que deseaban era llamar la atención, pero a la vez especial.

Como todo había sido tan apresurado y dado que el tiempo jugaba en su contra, no iban a poder disfrutar de una celebración propiamente dicha, a la antigua usanza. Las bodas vikingas duraban una semana —incluyendo banquetes, bailes, juegos y recitales—, siendo el mejor mes para llevarlas a cabo el haustmánadr*, cuando las cosechas ya estaban recogidas y parte del ganado sacrificado. Era costumbre que la liturgia en sí, el primer día de la boda, tuviese lugar un frjádagr*, ya que este era el día de la diosa Freyja.

Y ellos iban a casarse en pleno misseri de invierno y un tysdagr*.

Pero esperaba que los dioses lo entendieran. Que Odín, Thor, Freyr y Freyja comprendiesen que las situaciones desesperadas requerían medidas desesperadas y que ellos no querían posponer por más tiempo su unión ni continuar sacrificando su felicidad en pos de los intereses de otros.

Aún faltaban aproximadamente tres horas para la puesta de sol, pero ella ya estaba inquieta. Sin embargo, los nervios que sentía, aquellos que llevaban acompañándola desde que había despertado esa misma mañana, no eran desagradables. Se trataba más bien de ansia, emoción y anhelo, de pura dicha por saber que, al caer la noche, ella y Ubbe se convertirían en uno solo.

Los miedos y las inseguridades se habían desvanecido, en parte debido al esfuerzo que estaba haciendo para sepultarlos en lo más profundo de su ser. No quería que nada ni nadie enturbiase aquel día tan especial, de ahí que se hubiese obligado a olvidar todo lo relacionado con Lagertha, Margrethe y la guerra que se avecinaba.

Ese día no habría dudas, ni tampoco la sensación constante y agotadora de estar traicionando a los suyos. Porque ese día solo importaban ella y el que iba a convertirse en su esposo.

Estaba tan ensimismada en sus cavilaciones que no se percató de que su progenitora la estaba hablando. Se había apostado junto a la ventana de su alcoba y había retirado el trozo de tela que hacía la función de cortina para poder contemplar el exterior. Esa noche había caído una ligera nevada, por lo que tanto el suelo como los tejados de las casas estaban pintados de blanco.

Kaia posó una mano en su hombro derecho, acaparando así su atención. Cuando los iris esmeralda de su primogénita, aquellos que había heredado de Søren, se posaron en los suyos, le dedicó una sonrisa afable y le comunicó que el baño ya estaba preparado.

Drasil giró sobre su cintura, lo justo para poder vislumbrar la tina de madera que se erigía en el centro de la dependencia. Junto al barreño, sobre el que flotaba una espesa nube de vaho, el cristiano cargaba el último cubo de agua caliente que había vertido en su interior. El muchacho llevaba con ellas desde el amanecer, ayudándolas a ultimar los preparativos, aunque la escudera dudaba que comprendiera lo que significaba todo aquello, lo que suponía ese día para ella.

Apenas su madre le pidió al thrall que esperara en la zona común de la vivienda, Drasil avanzó hacia la tina y se detuvo frente a ella, para posteriormente comprobar la temperatura del agua con la mano izquierda. El rico olor a esencias inundó sus fosas nasales, haciéndola cerrar los ojos mientras La Imbatible depositaba sobre una pequeña mesita que habían colocado junto a la bañera los productos de limpieza que necesitarían.

A continuación la más joven deshizo el improvisado moño en el que había recogido su larga melena rizada, la cual cayó como una cascada sobre su espalda. Seguido de eso, se despojó de la fina bata con la que cubría su desnudez y, con la ayuda de su progenitora, se introdujo en la tina. La exquisita sensación del agua caliente entrando en contacto con su piel la hizo soltar un suspiro de alivio.

Se echó hacia atrás, apoyando la cabeza en el borde del barreño, y se estiró todo lo que pudo, volviendo a cerrar los ojos. Sus músculos agradecieron aquel momento de relajación, destensándose de manera casi inmediata.

Sintió una caricia en su mejilla derecha, el roce de unos dedos que ella conocía a la perfección. Abrió los ojos, topándose con el armonioso rostro de su madre, que se había arrodillado a su lado con una sonrisa melancólica tironeando de las comisuras de sus labios.

Aquello hizo que el corazón de Drasil se encogiera dentro de su pecho, hasta el punto de llegar a dolerle. Ese día empezaría su nueva vida junto a Ubbe, pero, para que aquello ocurriera, primero tendría que ponerle fin a la que había compartido durante veintiún largos inviernos con la mujer que la había traído a Midgard. Y realmente le dolía tener que abandonar aquella casa y renunciar a sus rutinas con Kaia, a su día a día junto a ella.

Pero todo tenía su momento y ella ya estaba preparada para volar lejos y formar su propia familia. Para ir en busca de su destino.

La mano de la afamada skjaldmö continuó acariciando sus sonrosadas mejillas durante unos segundos más, disfrutando de la suavidad de estas. Ninguna de las dos dijo nada, puesto que las palabras eran innecesarias, hasta que finalmente Kaia la instó a erguirse para poder dar comienzo a su aseo.

En circunstancias normales, lo habitual era asistir a una Casa de Baños, donde la novia recibía una serie de tratamientos especiales antes de la boda, pero ella había preferido hacerlo en la intimidad de su hogar y con la única ayuda de su progenitora. Quería que aquel momento fuese especial, algo exclusivamente de ellas. Y así estaba siendo.

Haciendo uso de una esponja, se frotó el cuerpo con jabón elaborado a base de grasa animal, liberando su piel de cualquier rastro de suciedad que pudiera poseer. La Imbatible se encargó de enjabonarle la espalda y de lavarle y desenredarle el pelo, ganándose algún que otro quejido por parte de Drasil debido a los tirones en ciertas zonas de su indomable cabellera.

Una vez concluido el baño, la muchacha se puso en pie y, nuevamente con la ayuda de su madre, salió de la tina, no sin antes envolverse en una gruesa toalla que anudó por encima de su pecho. Su vello no demoró en erizarse, y es que el contraste del agua —que todavía estaba caliente— con el ambiente frío de la casa hizo que se encogiera sobre sí misma, temblando levemente en tanto Kaia se encargaba de eliminar el exceso de humedad de su pelo con otra toalla.

En cuanto su cuerpo estuvo seco y dado que aún faltaban poco más de dos horas para que diese inicio la ceremonia, volvió a vestirse con la bata que había lucido antes y abandonó el dormitorio, saliendo a la zona común de la vivienda, donde un exuberante fuego crepitaba en el hogar. No tardó ni medio segundo en situarse junto a la chimenea, ahuecando su larga melena castaña para que, con el calor que desprendían las llamas, pudiera secarse antes.

Sus orbes verdes fueron a parar a la mesa que había junto a una de las ventanas, avistando en su superficie un cuenco de tamaño considerable en el que su progenitora había vertido agua fría enriquecida con flores y plantas aromáticas. Tras el baño era tradición enjuagarse el cuerpo con aquella mezcla perfumada que no solo aportaba un fantástico aroma, sino que también potenciaba la fertilidad gracias a sus poderes afrodisíacos.

El movimiento que hubo a su derecha por parte del sajón acaparó irremediablemente su interés, provocando que virara la cabeza hacia él. Este, con su habitual expresión contrita, se posicionó a su lado para poder avivar el fuego con un atizador de hierro.

Aún atusando su cabello, Drasil lo contempló con sumo detenimiento.

Era atractivo, no lo iba a negar. Sus rasgos estaban bien definidos, con unos ojos almendrados, una nariz larga y recta y unos labios carnosos. Su rebelde mata de rizos azabache la llevaba recogida en una media coleta para que no le estorbase durante el trabajo y se había dejado crecer la barba, que ahora le cubría toda la mandíbula.

Sonrió de medio lado al caer en la cuenta de que el esclavo evitaba a toda costa mirarla, probablemente debido a aquella fina bata que dejaba muy poco a la imaginación.

«Estos cristianos tan puritanos».

—Eh, oye —lo llamó, captando la atención del chico, que le dedicó una rápida mirada de soslayo—. ¿Sabes que hoy me caso? —No era una pregunta, ya que saltaba a la vista que no estaba al corriente de lo que iba a suceder ese día, sino más bien un comentario—. Ubbe y yo... —Hizo el gesto de ponerse un anillo en el dedo, confiando en que así entendiera a lo que se refería. Pareció ser el caso, puesto que los iris negros del inglés centellearon con vigor al verlo.

La hija de La Imbatible sonrió en consecuencia.

Las heridas en el semblante del antiguo soldado se estaban curando bien. Algunas aún se notaban, como el ojo morado o el corte en su labio inferior, pero no lucían tan aparatosas como días atrás, cuando tuvo la pelea con aquel hombre libre.

Negó imperceptiblemente con la cabeza, recordando el alboroto que se formó en la plaza del mercado. Puede que los motivos que lo impulsaron a actuar de esa manera tan temeraria fueran nobles, que tan solo quisiese ayudar a Guðrun, pero no podía dejarse llevar por los impulsos de esa forma, no cuando aquello podría conducirlo a la muerte. Y una parte de ella, la que había empezado a preocuparse por él y a velar por su seguridad y bienestar, esperaba que hubiese aprendido la lección. Aunque viendo lo terco y obstinado que era para la mayoría de las cosas, dudaba que hubiese escarmentado lo suficiente.

Pero ahí estaría ella para sacarle de todos los aprietos en los que se viese involucrado, así como también para reprenderlo y darle un buen tirón de orejas por su estupidez.

Ambos se mantuvieron callados durante unos instantes más, él avivando el fuego que danzaba entre varios troncos gruesos y ella admirando la belleza de las llamas que chisporroteaban y se entrelazaban entre sí en un hermoso baile de luces y sombras.

Hasta que finalmente Drasil se aventuró a retomar la palabra:

—Quiero que estés presente —declaró, aún con la mirada fija en las potentes flamas. Sus orbes esmeralda destellaban a la luz del fuego como si se tratasen de dos estrellas en el firmamento—. Me gustaría verte en la ceremonia. —Le señaló con el dedo índice y acompañó el resto de la frase con una serie de gestos que le ayudaron a comprender mejor a lo que se estaba refiriendo. No en vano la expresión del sajón mudó a una de auténtico desconcierto, como si su propuesta le hubiese pillado con la guardia baja. Y así era.

De nuevo, el silencio se instauró entre ellos. Los sonidos que producía Kaia desde la otra habitación eran el único telón de fondo, junto con el crepitar del fuego y los ruidos que provenían del exterior de la casa.

Ambos se escrutaron con inusitada atención, como si trataran de ver a través del otro, de desentrañar sus pensamientos. La guerrera había borrado la sonrisa de su rostro, retornando a una expresión neutral para hacerle saber que hablaba completamente en serio. Varios mechones de cabello se habían quedado adheridos a sus sienes, pareciendo de una tonalidad mucho más oscura al estar mojados.

El thrall entornó los ojos, justo antes de formular una única pregunta:

—¿Por qué? —quiso saber, tan lacónico como siempre.

Una media sonrisa tironeó de las comisuras de los labios de Drasil.

—¿Y por qué no? —solventó ella, encogiéndose de hombros con naturalidad.

Para los escandinavos los bosques eran lugares sagrados, puesto que se creía que en ellos la presencia de los dioses era más fuerte y notoria, más pura. Por ello, constituían el lugar predilecto para llevar a cabo bodas y otras ceremonias religiosas, durante las cuales se invocaban a los Æsir y a los Vanir y se sacrificaban animales en su honor. Y el bosque que se situaba al suroeste de Kattegat contaba con un pequeño claro que era muy utilizado por los habitantes de la capital para celebrar casamientos.

Y ese día iba a tener lugar uno en concreto.

Si ya de por sí los bosques eran hermosos, en pleno misseri de invierno lo eran aún más. Todo el claro estaba cubierto de una fina capa de nieve sobre la cual incidían los últimos rayos de sol, que poco a poco se iba ocultando en el brumoso horizonte. En el centro del mismo, junto a un círculo de piedras, se hallaba Ubbe, que no paraba de cambiar su peso de una pierna a otra, inquieto. Y a su lado, luciendo una llamativa túnica escarlata con algún que otro detalle en dorado, estaba Hilda, quien, por su estrecha relación con los dioses, sería la encargada de oficiar la liturgia.

La völva se veía sumamente elegante, con runas y símbolos arcaicos pintados en la frente y las mejillas. Aunque para elegante ya estaba el primogénito de Ragnar y Aslaug, quien se había vestido con sus mejores galas.

Ubbe llevaba una amplia camisa en tonos azules que le llegaba a la mitad del muslo y que permanecía entallada con un cinturón de cuero decorado con placas de bronce labradas. Bajo la saya, unas calzas de lana se ceñían a sus musculosas piernas, junto con unas botas de caña alta que se alzaban hasta sus pantorrillas. Sobre sus hombros, una gruesa capa de piel de lobo le confería un aspecto regio e intimidante, con su larga trenza bien peinada y su barba perfectamente recortada y acicalada.

Observó a su alrededor, intercambiando una rápida mirada con Björn, a quien había querido avisar para que estuviera presente en ese momento tan especial para él. Su hermano mayor se había alegrado por la buena nueva, por el hecho de que se hubiesen reconciliado, accediendo sin problema a ser testigo de su unión a ojos de los Æsir y los Vanir.

A unos pasos de él, engalanada con un bonito kirtle de color verde que realzaba su tez ligeramente bronceada y su cabello oscuro, se encontraba Eivør, a quien se le notaba algo tensa, como si no terminara de sentirse cómoda allí.

Björn no le había comentado nada al respecto, ya que siempre había sido muy reservado en todo lo referente a su vida privada, pero a Ubbe no le hacía falta que dijera nada para saber que las cosas entre él y Eivør no estaban bien, que ambos estaban atravesando un mal momento. Solo había que fijarse en cómo se evitaban, en la manera en que se ignoraban, como si el otro no existiera. Cosa que llevaba ocurriendo desde que Lagertha había anunciado el compromiso de su hijo con la princesa sámi.

Sus iris celestes saltaron entonces a la figura que había junto a la escudera.

Se había sorprendido al ver al cristiano allí, como un testigo más, aunque no había puesto ninguna objeción al respecto, consciente de que su presencia en el claro habría sido deseo expreso de Drasil. Seguía sin confiar en él, dado que a sus ojos continuaba siendo un soldado inglés, alguien que podría rebelarse en cualquier momento, pero no le quedaba más remedio que resignarse y tolerarle de la mejor forma posible.

Una serie de berridos lo sacaron de su ensimismamiento, instándole a mirar en la dirección de la que provenían. A su izquierda, junto a un portentoso árbol del que colgaban tres sogas, tres thralls sostenían a una cabra, a un jabalí y a un cerdo, los cuales tironeaban de sus ataduras con intranquilidad, quizás intuyendo el funesto destino que les deparaba. Y es que en toda boda se llevaban a cabo tres blóts con los que se pretendía obtener el beneplácito de los dioses: una cabra para Thor, un caballo o un jabalí para Freyr y una cerda para Freyja.

Fue entonces cuando la sintió.

Cuando percibió su presencia.

Como si una fuerza superior lo empujara a ello, Ubbe volvió la vista al frente, justo a tiempo para presenciar cómo Drasil, en compañía de Kaia, recorría el sendero que conducía hacia aquel pequeño claro.

El aire abandonó sus pulmones al divisar a la que estaba a punto de convertirse en su esposa, en su compañera de vida. Estaba tan bella, tan hermosa y radiante, que por un momento pensó que el corazón se le derretiría dentro del pecho.

Por Odín, qué afortunado era.

Al igual que él, la hija de La Imbatible llevaba una capa de pieles que caía grácilmente por su espalda y sus hombros hasta casi rozar el suelo. Bajo ella, un elegante vestido de color blanco hueso ataviaba su cuerpo. La tela era fluida, con la falda y parte de las mangas repletas de bordados que simulaban enredaderas y flores de diversos tamaños y tonalidades. Su larga melena castaña estaba suelta, con sus rizos pulcramente peinados, y decorada con una bonita corona de flores que hacía juego con los brocados del vestido.

Parecía una valquiria. Una diosa.

Y él tenía la suerte de haber conquistado su bravo corazón.

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· ANOTACIONES ·

Haustmánadr es el mes del calendario nórdico que va de mediados de septiembre a mediados de octubre.

Frjádagr es el Día de la diosa Freyja, el cual se corresponde con el viernes. Tysdagr, por otro lado, es el Día del dios Tyr y se corresponde con el martes.

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N. de la A.:

¡Hola, mis queridos vikingos!

Bueno, bueno, bueno... Pues aquí tenéis la primera parte de la boda Drabbe :3 Quizás algunos querráis matarme por haberos dejado con la miel en los labios, pero me pareció conveniente dividir todo el tema de la boda en dos capítulos. ¿El motivo? Pues que todo junto supone un cap. de prácticamente 7000 palabras y eso me parece too much xD Además, he querido detallar todo lo máximo posible porque son unos capítulos que me causan mucho hype y pues... No quería agobiaros con un exceso de información sobre las bodas vikingas ^^U

Pero bueno, espero que hayáis disfrutado de la pre-boda igualmente =)

Que, por cierto, amé tanto escribir la primera parte del cap. Consideré muy necesario dedicarles una escena a Kaia y Drasil, como madre e hija, ya que están a punto de cerrar una etapa de sus vidas :') No sé, me emocioné escribiendo cómo Kaia ayuda a su niña con los preparativos. Son tan bonitas juntas y tienen una relación tan preciosa que siempre me pongo blandita cuando redacto sus escenas T_T

¿Y qué me decís del cristianito? Dras no lo ha dudado a la hora de invitarle a la ceremonia, jeje. Poco a poco estos dos se van acercando y me encanta uwu ¿Qué cosillas creéis que les depararán en un futuro? (͡° ͜ʖ ͡°)

Respecto a las actualizaciones, como ya empieza a ser costumbre, EL MÍNIMO DE VOTOS PARA DESBLOQUEAR EL SIGUIENTE CAPÍTULO ES 40. No sé cuándo volveré a actualizar, ya que mis exámenes empiezan el 18 de junio y no terminan hasta mediados de julio. Si no ando muy estresada y agobiada (porque últimamente sufro pequeñas crisis de ansiedad por culpa de los nervios), tal vez me anime a actualizar. Siempre y cuando este capítulo llegue al mínimo de votos. Así que ya sabéis, apoyad mi trabajo si queréis tener cuanto antes la boda Drabbe =) 

Y poco más tengo que decir, la verdad. Solo que si aún no me seguís en mis redes sociales, os recomiendo que lo hagáis, ya que estoy empezando a subir edits y pequeños avances de mis historias. En Twitter, TikTok e Instagram me podéis encontrar como lucy_bf13 y en Facebook como Lucy Grimes :3 

Y eso es todo por el momento. Espero que os haya gustado el cap. y que hayáis disfrutado de la lectura. Si es así, por favor, no olvidéis votar y comentar, que eso me anima muchísimo a seguir escribiendo =)

Besos ^3^

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