Comienza la cuenta regresiva.
Imagina un coliseo, grande, pintado de color dorado completamente, las sillas de color rojo, en una parte resaltan dos sillas una de color blanco y la otra de color negro, puestas en una plataforma, con un techo hecho de dos colores, blanco y negro, en ellas se sientan los únicos seguros a ganar, trajeados y con corbata, la vida y la muerte, uno con más seguridad que otro, claramente.
En unos de los laterales, una puerta, entrando por ella llegas a los calabozos, en éstos se encuentran recluidos todos, tú, yo, ella, él, ustedes y aquel, recluidos por dos mujeres, una vestida con un vestido blanco y la otra con uno negro, la buena y la mala suerte, hospitalarias, a su modo pero hospitalarias.
Una mañana nublada, los dos señores, trajeados, claramente, decidieron iniciar una cuenta regresiva, dándole vueltas a una ruleta que tenía escrito los nombres de todos los de aquel calabozo, se detiene dándole paso al primer afortunado, un hombre, al lado de él su amigo y al lado del amigo, su hermana menor, las mujeres con vestidos obligan a aquel hombre a salir al infierno con varias pizcas de cielo, la vida.
Tropiezos, caídas, caminatas sencillas, golpes, paz, amor, desamor, soledad, muerte. Así el primer trajeado sentado en la silla negra reclama su primer trofeo, mientras el otro se queda con la paz de saber que ese hombre vivió y sufrió, uno más que otro pero vivió en fin.
Vuelta a la ruleta por segunda vez, dándole pasó a la segunda víctima, una mujer, hermana del primero, amiga del amigo de su hermano, el proceso se repite pero con un poco más de vida en su muerte, dándole un poco más de satisfacción al hombre sentado en aquella silla blanca.
Por tercera vez vuelta a esa ruleta tan desgraciadamente justa, acabando con la cuenta regresiva que se propusieron aquellos hombres trajeados, tres, dos, uno, dos vivieron cayendo, uno vio a sus amigos caer mientras anhelaban vida, ahora es su turno, ¿Vive cayendo o cae viviendo? Dos trataron de ganar, desafiaron y perdieron, ¿Éste último sabrá que no se gana en el juego de no perder?
Las mujeres con vestido, se enamoraron ambas de éste chico, iniciando una guerra entre ellas por ganarse el aprecio del chico, siendo hospitalarias a su manera.
La mujer de blanco saca al chico del calabozo dejándolo en el mejor lado del coliseo, la de negro queriendo resaltar más que la blanca, coloca trampas y trabas para así ganar el aprecio del chico, lo que no toma en cuenta es que lo que para ella es bueno para otros es malo. El chico cae, se levanta, rueda, se golpea, camina, vuelve a caer hasta superar todas las trabas pero siempre con una sonrisa en la cara.
La de blanco queriendo coronarse como la mejor en la vida del chico, sabiendo que tienen prohibido cualquier tipo de relación con sus reclusos, usa sus dotes para encontrarle una buena pareja al chico, compartiéndolo sabiendo que nunca será de ella. La de negro celosa por ver lo que ha hecho ella, ya que él es solo de ella hace terminar la relación del chico, él llora y decae, se vuelve a levantar sabiendo que son cosas del infierno con pizcas de cielo llamado vida.
Así pasan los días, una queriendo superar a la otra, dándole subidas y bajadas al chico, éste inteligente sigue sonriendo para así generar más conflicto entre las mujeres y por consecuente conseguir más tiempo, él lo entendió todo.
Cómo nada es para siempre, el chico cae, por un obstáculo puesto por la mujer de negro queriendo superar a la de blanco y así lo logró.
Él entendió, no buscó el conflicto, no buscó la lucha, esquivó todas las trabas puestas para él, duró todo lo que pudo en el juego de no perder.
Él vivió cayendo.
Acabada la cuenta regresiva propuesta por los trajeados, éstos se levantan de sus asientos, se dan un apretón de manos y se van para trasladarse a su próximo encuentro, repitiéndose una y otra vez la cuenta regresiva en el juego de no perder.
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La segunda partee, lo escribí rápido, eh.
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Lxs quieroo.