Estuvimos unos minutos ahí sintiéndolo todo, completamente enloquecida por mis sentimientos y cuando Nick me recordó que teníamos cosas que hacer, le dije que no me importaba. Se comenzó a reír, pero me obligó a darme una ducha con él y lo hice a regañadientes. Me dolían mucho las piernas, pero no dejaba de ser una persona higiénica que necesitaba un baño después de un buen sexo. Así que muy cansada lo hice, aunque bastante me ayudó Nick cuando se bañó conmigo y terminamos a los besos bajo el agua. Sin ninguna intención, era como si nuestros besos y esas caricias fueran los restos de lo que habíamos vivido.
Finalmente nos volvimos a recostar en la cama, aunque yo saqué el cubrecamas y Nick se rio a carcajadas por lo histérica que podía ser con respecto a la higiene. Me gustaba la sensación de mi piel suave y seca sobre su cuerpo y las sábanas. Nick se recostó en el medio de la cama y me atrajo hacia él, envolviendome con sus fuertes brazos. En ese momento tenía ganas de saltarle encima otra vez aunque detuve mis pensamientos, mis piernas me pasaron factura apenas los tuve.
—Eso fue...
—Estuvo bien, esperaba más de un stripper —bromeé al instante y vi como alzaba una de sus cejas, moviendo un poco su cabeza e hizo que algunas gotas de su cabello mojado cayeran en mis ojos. Me quitó aquello con una caricia y me reí un poco cuando su dedo fue hacia mi boca y acarició mis labios rojos de tanto morderlos. En algún momento había sentido sangre y me imaginé que me había hecho daño.
—Vaya, no gritabas lo mismo.
—No fue mal, solo dije que esperaba unos movimientos de cadera que no vi —acoté divertida, en esas bromitas que uno hace luego del sexo con alguien que tiene confianza. No tenía la confianza de Nick que solía tener con Thomas, pero me gustaba creer que me sentía cómoda.
—Para la próxima te prometo un baile —soltó y apoyó su mano sobre mi mejilla, yo fui la que me acerqué a él, buscando besarlo.
De toda mi vida, ese fue uno de los besos más bonitos que di en mi vida. Fue dulce, pero de un modo extraño y sentí que me estaba besando con entusiasmo. Con sentimientos, como si realmente todo lo que habíamos vivido había sido algo especial. Por lo menos para mi lo había sido.
Me quedé dormida entre sus brazos, contenta, en paz y satisfecha por lo vivido. Estaba dormitando cuando escuché el suave ronquido de Nick, que hasta ese momento no lo había escuchado nunca. Me reí un poco y me aferré a él, con esa sensación de que todo estaba bien, que todo tenía sentido.
El teléfono me despertó y por un momento me pregunté en dónde estaba, hasta que comprendí que estaba en la cama del hotel. No había luz del sol y comprendí que nos habíamos quedado dormidos mucho tiempo cuando noté que era de noche. Me costó despertarme, todavía en los brazos de Morfeo, pero el teléfono vibraba insistente en mi mesa de luz y tuve que tomarlo.
La luz de la pantalla me cegó por unos minutos y sin querer rechacé la llamada, aunque no vi de quien se trataba. Se me cayó el teléfono en la cara sin querer por distraída y quejandome de mi tontería, miré las notificaciones que eran un montón. El grupo familiar estaba lleno de mensajes y tenía varias llamadas de mi madre. No pude leer nada porque mi madre volvió a llamarme una vez más. Atendí con la voz dormida, demostrando que estaba haciendo eso cuando me llamó.
—¿En dónde estás, Allison? ¡Estamos buscándote hace horas! —me recriminó mi madre y me refregué los ojos cansada al darme cuenta que había estado durmiendo más de lo que esperaba. A fin de cuentas era entendible con toda la actividad física que había hecho en poco tiempo—. ¿Dónde estás?
—En el hotel, mamá, con mi novio —le respondí de mala gana, con una sensación extraña en mi estómago al decir esa palabra. Miré a Nick durmiendo boca arriba en la cama, con su brazo estirado en el lugar donde había estado yo y me reí al comprobar que él también estaba bastante cansado. Miré la pantalla de mi teléfono sin colgar y vi que todavía no era realmente tarde, faltaba más de dos horas para ir al siguiente evento, así que no entendía la urgencia—. ¿Eso querías saber? ¿Dónde estaba?
—No, Allison, no te comportes como una niña —me recriminó y puse los ojos en blanco, porque odiaba cuando mi madre me regañaba—. Tu hermana está desaparecida y según me dijeron fuiste la última que la vio. ¿Qué le has dicho?
—¿Qué Lisa está qué...?
—Desaparecida, Allison, no la encontramos por ningún lado.
Aquello cambió considerablemente la situación y no podía evitar sentirme culpable por haber maltratado a mi hermana, por más que se lo merecía. Lisa tenía esa capacidad de hacerte sentir mal por las cosas que habías hecho bien y en ese momento me sucedía. Todo el hotel se había revolucionado por la situación vivida y estábamos en el hall del lugar esperando tener noticias sobre ella. Nadie sabía absolutamente nada y según las cámaras la última vez que la habían visto había sido conmigo.
—¿Qué sucedió, Ally?
—¿Qué le hiciste a tu hermana?
—¿Se pelearon? ¿Estaba llorando?
Todas las preguntas eran para mí y yo no podía responder ninguna de ellas. Me quedé en silencio sin saber que comentar y sin poder explicarles lo que había sucedido entre nosotras. Me negaba además, porque era mi hermana a fin de cuentas y no podía exponerla frente a tantas personas. Nick no había soltado una palabra, sino más bien se había quedado sentado en el sillón con mis tias que no paraban de toquetearlo. Thomas era quien me preocupaba, me miraba desde la recepción y me di cuenta que me estaba buscando.
Cuando me acerqué a él, noté que estaba junto a la policía y me paralice de miedo al comprender que había escalado rápido. Thomas tenía la cara pálida, como si realmente algo malo hubiera sucedido. Lo miré muerta de miedo, tratando de entender que estaba sucediendo y que había pasado con mi hermana.
—Necesito que me digas que pasó, Allison. Necesito que me digas dónde está Lisa.
Caminamos hasta el exterior, alejándonos de la gente y del caos, teniendo la necesidad de respirar un poco entre tanto desastre. Me temblaba el cuerpo y por un momento quise vomitar, aunque lo soporté y me mantuve de pie. Thomas también temblaba, como si él supiera que algo malo había sucedido. Ni siquiera recordaba exactamente cómo había quedado la conversación, todo lo sucedido con Nick me había hecho olvidar lo vivido. Thomas me miró y yo quise darle una explicación pero nada salió de mi boca, sino más bien un llanto.
—Allison, por todo lo que fuimos... por nuestros años siendo amigos... necesito que me digas que hablaste con Lisa. Qué sucedió para que se fuera así sin decirle nada a nadie. ¿Entiendes que me preocupa? ¿Entiendes que está embarazada? —me exigía saber con un tono autoritario, enfadado por mi manera de hablar. Estaba realmente angustiada, cansada de ocultarle a Thomas todo lo que pasaba a mi alrededor y no podía soportar todo el dolor que vivía. Por eso mismo, comencé a llorar sin parar, como si finalmente me diera la oportunidad de expresar mis sentimientos. Mis lágrimas caían y Thomas enloquecía cada vez más, logrando que toda la situación se descontrolara.
Comenzó a exigirme a gritos que le dijera que había sucedido, demandante y desesperado demostrando los sentimientos reales que tenía por mi hermana. Yo solo lloraba como una niña y cuando comenzó a moverme por los brazos comprendí que menos podía ayudarme.
—¡Dímelo, Allison! ¡Dime que me oculta Lisa! ¡Sé que hay algo que no me dice! —me gritaba mientras que yo caía en un lapso de angustia y dolor. Solo lloraba de tristeza, incapaz de querer soltar el gran secreto de mi hermana—. ¿Es otro tipo? ¿Está con otro? ¡Dímelo!
—¡Lisa no puede tener hijos! —grité finalmente, sacando aquel peso de mi cuerpo sin poder soportarlo más.
Vi a Nick salir del hotel, acercándose a nosotros realmente enfadado por la actitud de Thomas y me alejó de él con un rápido movimiento. Sentir sus brazos alrededor mío fueron lo que necesitaba y me aferré a él desesperada por un sostén. Necesitaba que se quedara conmigo, que me ayudara a levantarme de ese caos en el que me había sumergido.
—¿Quién crees que eres, Thomas? Dejala en paz —le recriminó Nick enfadado al verme en ese estado deplorable y no quise soltar una palabra porque no podía parar de llorar de angustia. Obviamente su enojo terminó cuando vio el rostro de Thomas.
Ni siquiera pudo procesar lo que le había dicho cuando mi madre salió del hotel gritando aliviada y los tres vimos a Lisa caminar hacia nosotros. Thomas se giró lentamente para encontrarse con una Lisa llena de barro, gritando y llorando casi como yo, aunque en ese momento los tres sabíamos que era una simple actuación. Nos quedamos en silencio sin saber que decir o qué hacer, viendo como mi hermana lloraba en el suelo y Thomas era incapaz de acercarse.
Finalmente fue Nick el que se acercó a ella, dejándome sola, pero no me quejé porque notaba que mi hermana lo necesitaba. Mi padre apareció en la escena y mi hermana se quebró mirando a Thomas en una actuación digna de un Oscar. No podía escuchar lo que lloraba, pero me di cuenta que estaba haciendo. Comprendí que mi hermana no tenía límites y que era realmente capaz de todo por quedarse con mi ex novio. Quería quedarse con el último juguete, el que yo había amado tanto y no quería soltarlo jamás.
—¿Qué está diciendo? —susurré realmente perdida y miré a Thomas.
—Lo perdí —repitió él con la voz realmente fría, como si fuera otro hombre el que estaba frente a mí. Miré a Lisa y en cierto modo sabía que estaba llorando eso, que era parte de su actuación porque yo la había descubierto. El problema de Lisa es que no tenía límites y estaba llegando demasiado alto. Lo suficiente para llevarnos a todos con ella.