No me detuve mucho a observarlos. Aparté los ojos rápidamente y clavé la vista al frente.
Sin embargo, no contaba con que alguien me tomaría por el hombro.
Volteé a verlo y casi me da un paro cardiaco al ver al chico.
—Eh, hola.
Sentí mis mejillas enrojecer mientras daba un paso atrás para poder tomar distancia. Su cercanía fue como una cachetada a los nervios.
Pero apenas hice el recorrido de mejor manera me di cuenta que no era exactamente quien yo creí que era.
—Tu... te pareces a alguien que conocí —dije en voz baja.
Él enarcó una ceja y sus intensos ojos azules me recorrieron de pies a cabeza.
—Déjame adivinar —habló, y su voz ronca hizo que me tensase más—. ¿Cooper?
Asentí, muy lentamente.
¿Recuerdan cuando quería entrar a casa de Jools? Pues supuse que una de las contraseñas era Dave Cooper.
Ese chico era un par de años mayor que yo. Iba al instituto y era ese chico rebelde que le valía un bledo todo. Tuve un platónico con él, y la verdad fue bastante decepcionante ver que al final fue a por una chica que sin duda era la protagonista de una novela cualquiera.
Sin embargo lo superé rápido, y no esperaba encontrar a un chico igual a él de la nada.
—Es mi primo —explicó metiendo las manos a los bolsillos—. Eres Haven, ¿no?
Fruncí el ceño y miré a los lados esperando ver a algunas de mis amigas planeando esto.
—¿Como lo sabes? —pregunté cuando no vi nada sospechoso. Aun estaba nerviosa, el chico se veía intimidante con sus ojos que analizaban todo.
—Digamos que tenemos algunas relaciones en común.
—Ah —asentí y esperé que dijese algo—. ¿Y me vas a decir algo o...?
Él pestañeó y asintió sin cambiar la expresión.
—Ven, ¿pidamos algo de comer? —señaló donde me dirigía y, cuando volteé a ver, no vi a mis amigas.
—No creo poder aceptar hasta que me digas quien eres y por qué de la nada me hablas.
Entonces, me dió una sonrisa de lado que hizo temblar mis piernas. ¿Hay gente así de sensual en el mundo? No lo sabía hasta ese momento.
—Eres precavida —señaló—. Me gusta. Pero si quieres, podemos sentarnos, pides algo de comer y yo te cuento.
Le di una mirada de reojo, tratando de analizar la situación. Y fue entonces, cuando noté una mirada sobre mí.
Jools estaba a unos metros, y miraba en nuestra dirección mientras le decía algo a Amaya.
Genial.
El chico notó en qué dirección miraba y su sonrisa se amplió.
—Tiene que ver con él.
Y solo necesité eso para aceptar.
Me senté en un banquillo mientras él pedía dos hot dogs. Lo miré atentamente para asegurarme de que no le echaba nada a la comida. Después de todo, seguía siendo un desconocido.
Volvió con la comida en una mano y dos latas de refrescos en la otra.
—Bien —dije y le di una mordida a mi hot dog—. Tes escucho.
Él abrió su lata de refresco y bebió un sorbo antes de hablar.
—Amaya —nombró primero—. Ella es... algo así como mi casi novia.
Vaya que el mundo es pequeño.
—Y... bueno, hace unos días discutimos por una estupidez.
Esperé a que siguiese hablando pero no lo hizo.
—¿Y yo qué tengo que ver? —alcé las cejas.
—Mmh —él asintió, como si recordase que no me había contado esa parte y trató de tragar la comida de su boca—. Tú la verdad es que nada, pero Jools sí.
—Yo no tengo nada que ver con Jools —me apresuré a decir.
—Oh, sí que lo tienes —refutó—. Nunca nadie se ha atrevido a mirarme como lo hizo cuando me acerqué a ti.
Eso no significa nada, ¿cierto?
—Solo está enojado —justifiqué—. También discutimos y la verdad lo quiero tener bastante lejos de mí.
—Oh —él me miró y sonreí al ver que tenía una mancha en la comisura de la boca.
—Tienes... —señalé y entonces él volvió a sonreír malévolamente.
—¿En serio quieres mantener a Jools a raya? ¿Qué te hizo?
—Me echó de su cuarto luego de haber... ya sabes, tenido relaciones.
Alzó las cejas y terminó de comer su hot dog.
—Pero no parece que te guste —dijo—, por lo menos no en la forma romántica, ¿esperabas algo después de eso o qué?
—Me hizo sentir un poco usada —expliqué—. Tuve que irme a las cinco de la mañana caminando sola y un tipo comenzó a seguirme.
Eso pareció cambiarle la mirada. Sus ojos se oscurecieron mientras hundió el entrecejo.
—Que gilipollas —insultó y yo estuve de acuerdo.
—Muy gilipollas.
Esta vez yo terminé mi comida y le di un sorbo a mi soda. De alguna forma comencé a sentirme un poco más cómoda con él.
—¿Y qué es lo que querías? —le pregunté curiosa.
—Ah, es que Amaya y Jools en este momento están juntos y nos observan.
—¿Sí? —pregunté y volteé a ver a algunos lados disimuladamente.
—No los mires, pero están tras el puesto de pescar.
Asentí y tuve que esforzarme en no mirarlos.
—Y la verdad, esto suena fatal, pero me gustaría darles una pequeña lección. Te aseguro que Jools se enojará con esto.
Lo pensé un momento.
—Oh, vamos, ¿no quieres hacerlo enojar? Si yo fuera tú lo haría sin más —insistió cuando notó que dudaba.
—Umh, es que ya lo hice —recordé aquel día por la mañana—. Uno de mis amigos, cabe decir que es gay, me besó frente a sus narices y terminó bastante enojado.
—¿Y no te sentiste bien?
—Sí, pero no está bien jugar con...
—¿Con qué? ¿Con los sentimientos? ¿Crees que le gustas sentimentalmente?
—Claro que no, solo...
—Jools cree que tú no tienes más que solo él —dijo—. Los hombres somos así. Pero la verdad eres bastante bonita, ¿has tenido novio?
Negué con la cabeza.
—Quizás se siente especial por ser el único. O uno de los únicos, ¿él fue tu primera vez?
Enrojecí por completo, pero no me molesté en negarlo.
—Vaya —exclamó algo pasmado—. No me creo que tu primera vez haya sido con alguien que odias.
—¿Y tú como sabes que odio a...?
—Me sé la vida de Jools —rodó los ojos—. Se lo cuenta todo a Amaya.
Guardé silencio un momento.
—¿Y qué hizo ella para que quieras molestarla?
—No quiere admitir que le gusto.
—¿Y crees que dándole celos con otra chica va hacerlo?
—Sí.
Lo medité un momento.
—Vale, tiene lógica.
La verdad, sí tenía ganas de ver a Jools enojado. De ver que me veía con un chico apuesto, y que supiese que hay más gente con la que puedo estar.
—Vale, acepto.
El chico sonrió ampliamente y se puso en pie, tirando de mi mano.
—Por cierto, me llamo Efrén.
Efrén.
—Ir muy abrazados y pegados no es lo mío —comenzó a decir—. Y dudo que sea creíble que apenas nos conozcamos y ya estuviésemos siendo cercanos.
—Tienes razón.
—Solo finjamos que nos llevamos bien.
—Ellos dos deberían estar muy mal de la cabeza si se ponen celosos porque nos llevamos bien —discutí cruzándome de brazos.
—¿Y si de vez en cuando nos... eh, tocamos? —sugirió y supe que le pareció incómodo—. Ya sabes, eso que hacen cuando tocan los hombros o la cintura...
Hice una mueca para aguantar la risa y asentí.
—¿Algo así? —dije mirándolo a los ojos y fingiendo una risita coqueta mientras lo empujaba por el pecho ligeramente.
Él sonrió maligno y asintió.
—Vale, pero no pienso quedarme aquí toda la tarde, vine a divertirme.
—Entonces vayamos a algún lugar.
—Genial, ¿qué te parece si...?
Dejé de hablar cuando unas figuras amontonadas en un arbusto me llamaron la atención. Fruncí el ceño al reconocerlas.
—¿Qué pasa?
—Ven —le pedí que se acercara y para poder mostrarme algo confiada y seguir con el plan, tiré ligeramente de su muñeca y luego la solté cuando comenzó a caminar tras de mí.
Llegué en donde Deven, Braidy y Teal estaban escondidos mirando fijamente un punto en el cielo.
—¿Qué hacen?
Los tres saltaron sobre su lugar.
—Shhhh —tiraron de mí para que me hundiese con ellos entre las plantas y tuve que tirar de Efrén para que lo hiciera conmigo.
—¿Qué hacen? —volví a preguntar, pero Teal y Braidy habían volcado su atención en mi nuevo conocido.
—¿Quién es él?
Deven ignoró la pregunta y procedió a señalarme la rueda de la fortuna.
—Deana y Fred están ahí.
—¿DEANA Y FRED...?
—SHHHHH —me tapó la boca—. Solo estamos viendo si... oh, no, ¡la va a besar!
Todos nos asomamos uno sobre otro tratando de verlo todo.
—Vamos, vamos —alentaba en un susurro y cuando las manos del chico tocaron la mandíbula de Deana casi chillé de la emoción.
Y, justo en lo alto de todo, juntaron sus labios tiernamente.
Braidy se tapó la boca, ahogando un chillido mientras apretaba la mano de Deven.
—¿Ella es su amiga?
Todos volteamos a Efrén que miraba atento la escena.
Empujé hacia arriba a Deven y Teal para que me dejasen ponerme en pie y finalmente todos salimos del arbusto.
Que ridículos debieron verse.
—Es mi mejor amiga —expliqué.
—Y él es su crush desde secundaria —aporto Teal.
—Sí, ¿y tú quien eres?
—Se parece al que te gustaba antes, Haven.
—Siii —asintió Braidy de acuerdo con Deven.
Enrojecí ante las confesiones de mis amigos y a ambos les di una colleja.
—Se llama Efrén —expliqué—. Y es no sé qué de Amaya.
—Okay, ¿y Amaya es...?
—Es la chica que salió con Jools —le explicó Teal a Deven.
—Ah... —asintió mientras comprendía pero luego sacudió la cabeza y me frunció el ceño—, ¿y eso qué?
—Ah, ehhh, nada, nada. Solo estoy ayudando en un favor a Efrén.
Él asintió.
—Pues bye, cuídense y ¡manténgame informada! —fui diciendo mientras retrocedía para alejarme.
Gracias a mi torpeza, casi doy de bruces en el suelo por chocarme por una piedra y Efrén me ayudó.
—Gracias —dije estabilizándome—. Que vergonzoso hubiese sido si me caía de verdad.
—Estuve a punto de no sujetarte para reírme un rato, pero la verdad así nos conocimos con Amaya y quiero ver qué...
Paró de explicar y sonrió.
—Amaya está a punto de venir hacia acá enfurecida y Jools la está reteniendo.
Aguanté la risa tratando de imaginarme el escenario.
—Venga, no nos quedemos quietos, ¿a dónde vamos?
Comenzamos a caminar sin rumbo alguno y luego algo me llamó la atención.
—La casa de los espejos —dije, rememorando todas las veces en que la visité en compañía de mi abuelo.
—Pues aquí vamos.
Posó una mano en mi espalda y ambos caminamos al lugar.
La corta fila que estaba por delante nos dejó un par de minutos esperando.
—¿Cuantos años tienes? —cuestioné alzando una ceja.
Él me miró y fingió contar con los dedos.
—Si contamos el de este año pues veinte —dijo finalmente—, ¿y tú?
Entonces es universitario.
—Hoy cumplo dieciocho.
—¡Oh, vaya! Que grande estás, ¿que le has pedido a tus papitos?
Enarqué una ceja y le puse mala cara.
—No tengo papás —alcé la barbilla—. Mis abuelos me criaron.
Eso no borró la sonrisita que me dió.
—Yo no tengo papá —dijo también—. Solo a mi madre y mi hermana pequeña. Y tengo un amigo que es adoptado, si quieres te lo presento y ambos hablan sobre la horrible vida por ser abandonados.
Se me quedó mirando y poco a poco sonreí mínimamente.
—Me gusta que no te tomes tan enserio lo del abandono —confesé y di un paso hacia delante.
—Me lo tomo enserio, Haven. Es algo que se siente como la mierda, pero no va a pasar nada si es que te digo "lo siento" o "ellos se perdieron conocer a alguien maravilloso". Odio que respondan esas cosas cuando no tienen ni idea.
Asentí, de acuerdo.
Llegó nuestro turno y comprando un ticket, ambos entramos.
—Esto es aburrido —confesó luego de un rato—. ¿Por qué vinimos a acá?
—Con mi abuelo veníamos —expliqué mirándome a un espejo que me hacía bajita y regordeta.
—¿Y es una tradición? —asentí—. ¿Y qué pasó?
—Fue militar. Sufrió traumas que no quiso tratar y para nuestra seguridad, ahora está en un asilo.
—Ya veo...
Luego de un rato en silencio mientras pasábamos por el lugar buscando la salida, escuchamos unas voces en susurros.
—No los veo —dijo una.
—Estoy seguro que vi a Haven pasar por ahí —dijo otra, y supe que era la de Jools.
Entre Efrén y yo nos miramos y él se acercó y me susurró en el oído.
—Hora de separarse.
Cuando dió un paso hacia atrás me guiñó un ojo y se fue por otro camino.
Y yo, volteé a por otro. Sin esperar a encontrarme a quien menos quería.
Jools apareció doblando en una pequeña esquina.
Y en cuanto me vió, se apresuró a mí.
En mi vida creí que Efrén y Haven iban a tener tan buena química.
No se hagan ilusiones, tengo dos cosas que decir:
1. Efrén es MÍ hombre.
2. Tiene su historia de amor aparte, en su propio libro. Así que claramente NO estará con Haven.
Estoy leyendo los caps que siguen y están pero bastante salseantes.
Además, estoy escribiendo lo de Jools y para darles un adelanto pues...
*Tira la bomba y se va*