No importo cuanto Dalia hubiera deseado que Lorenzo se apareciera en la cena, eso no paso. No quería hablar con él, no se quería seguir torturando con su presencia pero le daba tanta paz el tenerlo de frente.
Era sábado, el gran día del hermano de Grettell. La ciudad entera estaba de fiesta, como ya habíamos dicho el apellido Moore era de suma importancia en este pequeño y aburrido pueblo.
—¿Te pondrás eso? —dijo Grettell con una mueca mientras veía el conjunto de Dalia
—Es lo único que tengo aquí, no me diste tiempo de preparar nada —rodó los ojos
Suspiro. —Por algo me tienes Solari
—No me pondré ninguno de tus vestidos en extremo escotado ¿Okay?
—No es escotado —habló mientras rebuscaba en su armario
Era enorme, tenía dos espacios grandes para guardar zapatos, ropa, vestidos elegantes, ropa casual y todos los estilos que pudieran imaginar.
—Este está bien —murmuró mientras sacaba un vestido verde algo corto
—Es decente —se encogió de hombros la pelirroja
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Las bodas ponían melancólicos a todos, los novios bailaban en medio de la pista y Dalia solo comía mientras observaba a los demás divertirse.
—Perdonen la demora —habló Lorenzo llegando agitado a la mesa —Hacer inventario es horrible
Dalia lo observó con descaro, era muy mala disimulando, Lorenzo sonrió. Ambos se querían, se atraían pero eran demasiado testarudos creyendo que su verdad era la única válida.
—¿No son lindos? —dijo Roma mientras sonreía y observaba a la pareja de recién casados
—Ya deberías casarte Lorenzo —bromeó Louis creando un ambiente tenso
—Iré al baño —habló Dalia mientras se paraba del lugar
Lorenzo golpeó la cabeza de Louis con la palma de su mano por haber sido tan incoherente.
Dalia soñaba con casarse, era algo que quería hacer desde pequeña cuando vio a Anne Hataway y a Kate Hudson peleando por un salón de fiestas en aquella película. No era una de sus mayores metas pero le interesaba llegar a tener aquella experiencia.
—Creí que te estaba alucinando —habló un chico de cabello rubio oscuro y ojos de color azul mientras fumaba un cigarrillo
—¿Mhm? —dijo Dalia mientras volteaba a verlo
Después de aquel momento incómodo en la mesa con Lorenzo no quiso volver así que se quedo sentada en una banca de el área verde del salón.
—Vamos al mismo instituto
—Claro...—observó fijamente su perfil ya que era lo único que podía apreciar
—Vincent —se presentó dejando verle el rostro por completo
¿Parecía esta situación sacada de una novela o programa adolescente de disney? Sí
La pelirroja abrió los ojos de asombro y frunció el ceño ya que jamás pensó que se lo encontraría en ese lugar.
—Ahora yo creí que te estaba alucinando —soltó una risa
—Supongo eres invitada del novio —pronunció después de apagar el cigarillo
—Sí, y yo supongo eres invitado de la novia
—En realidad... —se sentó a lado de ella —Su hermano
—No te vi cerca de ella en lo que va de la noche. No como Grettell, ella no piensa soltar a su hermano
Carcajeo. —Fara es mi hermanastra así que... —se encogió de hombros —En realidad hice mucho al venir
—Entiendo
—¿Conoces un lugar lejos de aquí para descansar? —preguntó de repente
—Eh, no se si deba irme
—¿Quieres irte?
—Sí pero...
—No veo el inconveniente si es lo que quieres —habló con simpleza
Dalia mordió su labio mientras se decidía, sí entraba tendría que toparse con momentos en extremo incómodos con Lorenzo pero si se iba tendría que lidiar con los reclamos de Grettell y su madre. Así que hizo lo que cualquiera haría:
Suspiro. —Vamos
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—¿El parque central? —cuestionó Vicent en cuanto estuvieron ahí —Cuando te pregunté por un lugar esperaba que me llevaras a un club ilegal o a un lugar tan asombroso como tenebroso. —explicó —No al parque central
—Vicent es todo lo que hay aquí, tomalo o jodete —camino hacia una banca
—¿Quieres unas crepas? —preguntó mientras sacaba su billetera
—¿Eres bipolar?
—¿Con fresa o platano? —ignoro su pregunta
—Idiota
—Tomaré eso como fresa —pronunció antes de irse
El chico era en exceso atractivo pero igual parecía padecer alguna enfermedad mental como un problema de conducta o algo así. Sin embargo Dalia pensaba que sólo debía darle tiempo, en realidad no ha sido desagradable.
—¿Y las crepas? —preguntó la pelirroja confundida al verlo acercase con dos cafés fríos
—Sí, en el camino se me quitaron las ganas —hizo una mueca de desinterés
—Me das miedo —confesó
—Te daré más cuando veas que traje tu sabor favorito —sonrió de lado
—No lo es —dijo después de darle un sorbo —Este es de galleta, mi favorito es el de cajeta
—Se hizo el intento —se encogió de hombros
Horas después de discutir por cuál película clásica era mejor caminaban de regreso a casa. Eran fácil las doce de la madrugada, las calles estaban vacías ya que medio pueblo estaba en la gran fiesta.
—Hablame de ti Dal —dijo Vicent mientras avanzaba —Llevamos unas cuantas horas hablando y no se quien eres
—De eso no te das cuenta en horas —soltó una risa
—Dejame intentarlo
—Sí crees que soy todo lo que la primera impresión te da no creo agradarte mucho —hablo mientras columpiaba sus brazos con los tacones en mano
—No sería la primera impresión señorita me duermo en clases Solari —burló
—Okay, no es mi culpa que la clase este tan aburrida —defendió
—Se lo he dicho a Gael
—¿Y no te ha vetado de sus clases?
—Mi madre se enfurecería con él si hiciera eso —se encogió de hombros
—¿Gael es tu padre?
—Padrastro, ¿No lo viste en la fiesta? Es el padre de Fara
—Demonios, vaya suegro se carga Sebastián —admitió
—Si —chasqueo la lengua —No es de mi agrado tampoco
—Me va a reprobar, eso es seguro
—Me aseguraré de que eso no pase —guiño un ojo
—¿En serio?
—Me has salvado hoy de aquella tortura infinita, te lo debo
Lo siguiente fueron risas, llegaron a casa de la pelirroja, Dalia traía el sueter de Vincent ya que su vestido era demasiado primaveral y la noche era fría, justo como le gustaba.
—Ha sido un buen día después de todo —sonrió Vincent cuando estaban frente a su puerta
—Si, ha sido agradable
¿Se besarían? No, era la primera vez que salían juntos, técnicamente se acababan de conocer así que no sabían que debían decir o hacer pero aquello dejo de importar en el momento en que Lorenzo abrió la puerta de la casa interrumpiendo lo que fuera ese momento.
—Ya es tarde ¿No crees? —pronunció con la voz seca
—¿Eres mi padre? NO —respondió algo disgustada
—De hecho tu padre me mandó, todos están preocupados —respondió sin quitarle la mirada de encima al otro chico
—Tengo que irme —habló Vincent —Nos vemos regresando —sonrió tan encantador, lo suficiente para poner más celoso a Lorenzo
—Hasta luego —sonrió antes de entrar molesta a su casa
—Deberías de considerar avisar a los demás que te irás —lanzó antes de que esta subiera las escaleras
—Jodete Dawson
—No, sino es por mí. Te repito que tu padre se preocupo —se encogió de hombros
Bufo. —Eres tan inmaduro que ni siquiera puedes aceptar que te importo
—Si me importas
—En realidad no creo que tanto
—Cree lo que quieras Solari —habló fastidiado mientras iba hacia la cocina
—Ahora huyes como el cobarde que eres —pronunció mientras caminaba detrás de él
—¿Cobarde? —se volteo a verla —Mi madre se murió por causa de mi padre Dalia, ¿Desde cuando eres tan insensible? —se acercó a ella haciéndola retroceder y chocar con el mueble de la cocina
—Lo lamento Lorenzo, sabes que lo hago —suspiro —Pero... ¿Por que sacarme de tu vida cuando más me necesitabas?
—No te necesito —respondió aún lejos de ella
—Eres tan terco —rodó los ojos —Pero esta bien, si tu no me necesitas yo tampoco a ti, así de reemplazables somos el uno para el otro —habló dolida
Suspiro. —Lo que quiero decir... —se acercó —Tu no necesitas todo mi drama, siempre has hablado sobre salir de este pueblo y yo no creo hacerlo. No soy lo que necesitas
—¿Eso te dices a diario para convencerte? —hizo una mueca —¿Quién mierda te crees para tomar esa decisión por mí?
—Alguien que te ama —soltó sin siquiera darse cuenta
Y justo con esas cuatro palabras desactivo el cerebro de Dalia, quería seguir reclamando más aún por decir aquello y al mismo tiempo alejarla pero su cuerpo reaccionó diferente, rompió la poca distancia que había entre ellos y lo beso. Era un beso lleno de energía, de sentimientos, de deseo y por supuesto se sentía diferente a todos los que habían dado.
Dalia era virgen aunque aborrecia ese término y prefería decirse "sexualmente inactiva" pues era un tema que le daba totalmente igual. Así que si, su cuerpo comenzó a experimentar todo aquello que no terminó de explorar la vez que estuvieron juntos en la bañera.
Sus bocas exigían más y más, ambos querían que aquel momento se volviera eterno. Las manos de Lorenzo viajaron por todo el cuerpo de la pelirroja hasta sus caderas para subirla al mueble de la cocina, el vestido-de por sí ya corto-se enrollo en las piernas de la susodicha dejándolas totalmente a la vista.
—¿Estás segura de esto? —preguntó Lorenzo separándose para darle un momento para pensarlo. Lo que menos quería era presionarla o algo parecido.
—Lo estoy —respondió nublada por el deseo, por el momento
Ciertamente no sabía que hacer, su única experiencia eran las películas y los libros eroticos que había llegado leer y bueno, eso no es la realidad.
El cuerpo de la pelirroja estaba reposando a lo largo del mueble mientras que Lorenzo besaba cada parte de su cuerpo ella echaba la cabeza hacia atrás con la respiración agitada.
¿Qué era aquello que estaba sintiendo?
Las manos del chico se deslizaron por sus piernas mientras bajaba sus bragas con delicadeza dejándola solamente con el vestido encima ya que no traía sostén. Su rostro subió para besarla y sus manos acariciaron sus caderas. En un intento de tomar las riendas del momento Dalia desabrocho su camisa para dejar su torso descubierto.
—¿Tienes condon? —preguntó la pelirroja agitada
—No ¿Tú? —pronunció mientras besaba su cuello
—Tampoco —respondió ocasionando que aquello parara
¿En qué estaban pensando?
Aquel inconveniente parecía la señal perfecta para darse cuenta que aquello no era lo mejor que podían hacer pero sus cuerpos se anhelaban y eso no lo podían ignorar.
—Será mejor que vaya a dormir —habló Dalia después del silencio y acomodándose el vestido
—Claro...
—Buenas noches —dijo antes de que irse
—Espera —grito antes de que esta saliera de la cocina —No olvides esto —sonrió mientras se acercaba a dejar sus bragas en sus manos
La chica que ahora parecía más un tomate que otra cosa sonrió algo apenada por lo que estuvieron apuntó de hacer.
Es que... ¿Por qué pararon?
Esa noche ambos cuestionaron el rumbo que llevaban sus vidas, dándose cuenta que la única manera en la que se sentían vivos era cuando se veían, se tocaban y se querían.
Lorenzo se preguntaba como era posible amar tanto a alguien como para convertirlo en la única razón de tu felicidad, aquello sonaba a codependencia a su parecer pero era lo que sentía al tratarse de Dalia. No era que no pudiera vivir sin ella pero no se sentía igual de bien sonreír sin ella presente.
Solo sentía haber encontrado a la persona correcta en ella y por eso la dejaba ir.
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¡Hey!
Espero que esto no apeste tanto, me estoy esforzando por darles un buen contenido a las pocas personas que hasta ahorita me leen.
Por cierto los tqm <3
Siento que por aquí se puede sentir alto cliché pero tengo preparado algo un poco más dramático, tengan fe
Bueno, aquí les dejo el vestido que uso Dalia para que su imaginación haga de las suyas, chao