Más Que Amigos© [Kacchako]

By Mari_Chan16

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Con el corazón roto, Uraraka después de ver al chico que le gustaba declararse a otra persona, se sumerge en... More

❤️Hola❤️
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Nota
Capitulo 27
¡Anuncio!
Capítulo 28

Capítulo 23

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By Mari_Chan16


¡Hola mis lectores! Tanto tiempo jejejeje sé que eh estado inactiva pero es porque eh tenido ¡un bloqueo inmenso!

Y por fin eh podido terminar este capítulo (^^)

Pido perdón por la demora 🙏🛐

Ahora sí

1

2

3

¡Dale!

........…...........

Vergüenza se pueda corto para lo que está experimentando Ochako. Katsuki abre la boca para recriminarle a su prima cuando el sonido como de un silbato lo interrumpe y Gina vuelve hablar.

-¡El estofado abuelo!

-¡Mi olla!

-¡Que no se te queme anciano! 

Exclamaron tanto el mayor como los más jóvenes de la familia. Cual oportunidad se presenta, el rubio disparo a la cocina a socorrer la cena junto a su abuelo. 

Gina soltó una risa alegremente y giro a ver a su invitada.

-Ochako, ¿me ayudar a poner la mesa? – le ofreció al verla un tanto abochornada y esperaba no haberse pasado con molestar a querido primo. Aunque no pensaba pedir perdón, se había divertido. Cuando vio que la castaña asentía una vez estuvo más calmado, le sonrió – Ven conmigo.

Los padres del rubio cenizo se miraron y decidieron darles su espacio a ellas.

Uraraka seguía a la menor de la familia de la casa, si en un principio creyó que estaría rodeada de gente gritona y malhumorada como lo era su compañero la mayoría del tiempo, comenzaba a ver que en ese lugar eran muy variados. 

-Espero no te allá molestado mi broma – hablo la de ojos verdes – Suelo dejarme llevar si se trata de mi primo.

-N-No te preocupes – un leve sonrojo surgió en sus mejillas – Aunque se veía molesto – dijo en voz baja. Sin saber si sentirse algo triste por la casualidad que de ojos rubí no le interesara como comenzaba a verlo ella.

-Si pero dudo que sea por lo que tú crees – saco unos cuantos platos y cubiertos de otro cajón del mueble en el que los guardaban.

Procediendo a recoger los vasos y demás utensilios que le pasaba Gina e iba acomodándolos en la mesa. Uraraka quería seguir con esa charla pero pronto el matrimonio Bakugou regresó con fuentes con ensaladas.

Una vez sentados, Ochako quiso sentarse junto a su nueva amiga. 

Katsuki ingreso junto a su abuelo y dejo una olla en el centro junto a un gran plato de carne al horno que había también. Todos comenzaron a repartirse los alimentos, los primos peleaban por quien se acaparo la salsa picante, donde Mitsuki no tardo en regañar a su hijo, en lo que el resto de hombres sonreían al estar acostumbrados.

Unos ojos chocolate observaban a cada uno de los integrantes. Le gustaba el ambiente que rodeaba esa casa. Era como perteneciera a la familia.

El tiempo pasó y después de comer cada uno ayudo a levantar y lavar lo que estaba sucio. Cuando todo estuvo en su lugar, cada uno fue a su respectivo cuanto a descansar. 

Dentro de la habitación de la menor de la casa aun cuando las luces estaban apagadas, la dueña miraba divertida como su invitada parecía algo inquieta, y por las veces que la pillo viendo la puerta o ventana estaba empezando a sospechar la razón de los nervios de la castaña.

-Dudo que Suki entre por la ventana.

-Lo hizo con la mía así que… - se tapó la boca al descubrir que soltó demás. No pensó que Gina seguía despierta. Se voltea a verla.

-Conque la tuya eeh – la miro juguetona - ¿Qué hacían traviesos? ¿Lo saben mis tíos? Aunque con lo que dijeron de que los pillaron en la sala haciendo-

-¡No! – chillo cual tomate aunque en la oscuridad no se notase mucho – No digas esa cosas y no estábamos haciendo nada malo, solo – suspiro relajándose – Cosquillas. 

-No sé si-

-¡Gina!

La menor se carcajeó de lo bochornosa que se sentía su amiga.

-Solo te estoy jodiendo.

La castaña infló los cachetes y volvió a ver a la puerta. Esta vez sin miedo a ser descubierta.

-No vendrá si no sales.

Giro al escuchar ese dato y por la confusión reflejada en la chica cero gravedad. Gina respondió.

-Katsuki podrá aparentar y ser un tantito hijo de perra, sin ofender tía querida, pero respeta a las mujeres – dijo con una suave sonrisa que mostraba el cariño absoluto que le tenía al rubio – Mas si las aprecia, por más que no lo diga abiertamente, ¿Por qué crees que no le levanta la mano a su madre aun cuando ella si a él? – ríe divertida. 

-Realmente lo quieres mucho.

-Claro – sonría mostrando todos sus dientes – Es mi héroe. 

Los ojos de Ochako se abrieron por la sorpresa.

¿Héroe?

Ella desde el principio su héroe fue aquel chico nervioso de cabello verde y ojos del mismo color. Su determinación y valentía fue lo que la inspiro y con el tiempo creyó  haber sentido sentimientos más fuertes que la admiración.

¿Cómo veía Gina en su héroe a Katsuki?

-¿Qué  quirk- un suave toque la interrumpió.

-Valla, ya llego – dijo pasando de su amiga y saliendo de la cama para abrir la puerta con una sonrisa de diablito – Lo siento, no pedimos RubiasPedidosYa, dirección equivocada – eh iba a cerrar cuando una mano grande la detuvo y una melena rubia se asomó con una vena en la frente de claro enfado.

-Gina – la llamo en advertencia. Aun no le perdonaba lo que paso en la sala.

Preocupada de que esos dos comenzaran a tirarse a puñetazos o algo peor Ochako se levantó saliendo del futon y se acercó, tirando del brazo de su amigo para que salieran, quien no se negó y antes de salir le dio una mirada de advertencia a su prima. La cual con toda ignorancia se despedía moviendo su mano diciendo Bay-Bay.

Ambos adolecentes aspiradores a ser héroes salieron de la casa y Katsuki le guio por lo que abarcaban el terreno que le pertenecía a su abuelo. La noche estaba fresca pero corría una frisa, se podían oír los grillos y no el ruido de los autos, y el cielo estaba tan estrellado. Algo que no se podía ver la ciudad. Uraraka inhalo esa tranquilidad.

-Hacia mucho que no veía algo así – quiso emplear un tema de conversación ella mientras observaba a lo lejos el pueblo y los extensos valles y colinas.

El silencio regreso.

Procurando no alejarse demasiado, ambos se sentaron en la hierba fresca.

-Querías saber de la molesta que tengo por prima, ¿no?.

-Yo creo que es muy carismática – soltó una risita – Pero si – contesto con decisión.

Katsuki permaneció en silencio un rato más, miro de reojo a su acompañante, sabía que era la curiosidad lo que la movía aunque también distinguía algo de preocupación. Le llegaba a sorprender lo rápido que se encariñaba esa chica con todos.

Suspiro. Fijando su atención en la lejanía.

-Gina fue Quirkless.

Uraraka giro rápidamente a verlo encontrándose con aquellos rubí que quemaban cual lava pero no pudo apartar la mirada.

-Antes ella vivía con mi tía en otra ciudad, no la visitaba muy seguido por lo que no se mucho del tema, pero Gina no le importó no tener un quirk y se juntaba con otras niñas que estaban en la misma situación y se cuidaban entre ellas – bajo la mirada al recordar como él le hizo la vida imposible a Deku y se arrepiente profundamente, le alegraba que no hubiera cometido el mismo error con su prima – No fue un problema hasta ese día.

*-Ella despertó su quirk un día antes de su onceavo cumpleaños, la emoción fue tanta que les dio la noticia a todo aquel conocía, mi familia estaba feliz y ella no paraba de retarme para pelar un día – sonría vagamente, hasta que se volvió una mueca – Fue a decirle a sus amigas también, pero…

-La rechazaron – susurro con dolor, su corazón se estrujaba al imaginar a una pequeña Gina llorando al ser rechazada por quienes creyó ser sus amigas.

El rubio ceniza asintió.

-Al día siguiente se publicó en el diario y noticias un encabezado de un terrible accidente en una primaria – narra – Gina no soporto el dolor y exploto – Ochako lo miro asustada – Su quirk se descontrolo y quemo parte del edificio y quemaduras algo grabes en el rostro de una de las niñas y a otra el brazo de igual forma.

-Gina…- le picaban los ojos del ardor al retener las lágrimas.

-El nombre de mi prima no fue publicado pero el rumor fue peor para ella – miro como la chica lagrimeaba y hacia el intento de no. Él también se sentía mal por no haber sido de ayuda – Todo empeoro con la muerte de mi tía, ella vino aquí a vivir con el abuelo, nunca más quiso volver a la ciudad.

-Ella…teme sufrir otra vez. 

-Aún no sabe controlar su poder del todo, desde el año pasado le eh enviado instrucciones para que progrese, antes rechazaba su quirk y hacia que tuviera fuertes fiebres – suspiro con una leve sonrisa – Es una terca cabezona.

Si bien nunca admitirá que se preocupó, notar como su energética prima fácilmente integro a su amiga y la trataba como a la familia, le gusto. Y esperaba que la chica que tenía con él le ayudara a abrirse a hacer amigos. Ya que él era lo contrario a Uraraka.

Aun podía oír los sollozos de la chica, le extraño, se veía realmente afectada. Sin poder evitarlo su cuerpo se movió solo y la sostuvo de las muñecas, recordando que así fue en aquella vez en San Valentín, y las quito para ver aquellos grandes ojos marrones que derramaban lágrimas. Soltó uno de los brazos y deslizo su mano por la tibia y suave piel que se encontraba húmeda. Dejo la mano en aquella mejilla. Y se reflejó en aquellos ojos.

-Gracias, por ser su primera amiga, Ochako – le sonrío.

Una cálida sensación sacudió en corazón de la chica, comenzando a entender la razón por la que la había llevado con él, le devolvió la sonrisa al reconocer como Katsuki quería ayudar a Gina. Eras esas pequeñas formas de demostración de cariño que compartían solo confirmaba como aquel rubio gritón y malhumorado empezó a entrar en su corazón. 

Katsuki puso los ojos en blanco cuando sintió como en un segundo la chica desapareció, quedando con el brazo extendido y la mano en el aire, para levantar la vista y soltar un sonido confuso al verla retorcerse y chillara extrañamente y flotando en el cielo.

-Pero que mierda – dijo confundido por ver el drama que hacia la chica arriba - ¡Hey! ¿¡Qué se supone que haces!? ¡Baja aquí! – le reclamo.

Se calló abruptamente al quedarse mirando aquella imagen, la sonrisa que brillaba en el rostro de Ochako mientras la brisa movía aquellos sedosos mechones castaños, tendiendo de fondo la luz de la luna y las estrellas. 

-Es hermosa – se tapó rápidamente la boca, aturdido por que lo había pensado en voz alta, podía sentir que le ardía la cara. – ¿Pero qué clase de cosas pienso? Debo de dejar que Mina me obligue a ver sus novelas y doramas.

¿Qué le pasaba?

Si bien admitía que la chica era linda y fuerte, algo distraída pero no quitaba que sería una buena heroína, ya que tenía un buen sentido de la justicia. Con lo fastidiosamente adorable que era se ganaba la amistad de cualquier persona. Aunque fuera algo confiada con la gente un día le saldría mal, aunque no dudaba que se defendería, si tiene unos lindos muslos con los que con gusto llevaría al cielo a cualquiera y…

¿¡QUE SE SUPONE QUE ESTA PENSANDO!?

-No más llegue y exploto esa colección que tienes mapache – dijo entre dientes aun sintiendo los nervios a full de piel. 

-¿Qué cosa explotaras?

Katsuki abrió aún más grande los ojos al tener cerca el rostro sonriente de la castaña. Haciendo que retrocediese un paso por el susto.

-¿Qué pasa? – pregunto inocentemente ella. Se había tomado el atreviendo de acercarse de mas, primero quería ver la reacción del chico y segundo porque le veía trastocado por alguna razón y se preocupó.

-No, nada – trato de no tartamudear. Y aparto la mirada para que no se notase que se había puesto nervioso – Es mejor volver, mañana seguro Ginebra te atosigara – sonría burlón y giro a verla – Veremos cuanto aguantas, será un buen entrenamiento.

Uraraka no entendía nada. Pero al ver al rubio retomar el camino a la casa, no dudo en seguirlo.

-¿Ginebra?

-Oh, si ese su nombre verdadero – aclaro.

-Creí que era Gina, así se presentó.

-Después de todo  este tiempo sigue usando ese apodo – le dedico una mirada fugas a su compañera y al ver la confusión en ella, se apresuró a aclarar – Así la llamaba cuando éramos niños.

-¡Ah! Por eso ella se refiere a ti como Suki.

Chasqueó la lengua al escuchar ese apodo.

-No me llames por ese estúpido apodo.

-Yo lo veo adorable – sonría con un leve sonrojo. Era sincera y se apresuró a ponerse delante del chico y mirarlo mientras caminaba hacia atrás – Pero me gusta más tu nombre, Katsuki – lo miro con adoración.

La miro sorprendido por un momento para después desviarla lejos del alcance de aquella mujer que no entendía lo que hacía en él.

-Como sea.

Ochako sonría feliz al saber reconocer que había avergonzado al más alto y giro para seguir el camino correctamente. 

Ambos adolescentes ingresaron a la residencia familiar Bakugo y se despidieron para volver cada uno a sus habitaciones. La castaña no se extrañó al ver a la prima del chico que le gustaba dormida a pierna suelta y media destapada con baba deslizándose por la comisura de los labios de la chica, causándole una risita y ternura, era como una niña pequeña. Se aseguró de acomodarla y regresar al futon donde dormiría ella. 

-Que descanses Gina.

La silenciosa madrugada comenzaba a tornarse de un celeste más claro por los primeros rayos de sol que empezaba a salir en el horizonte. Despidiendo la noche para darse inicio a un nuevo día. Un animal de cresta rojiza sacudía sus plumas, subiéndose al tejado del pequeño gallinero, alzando su pecho listo para cumplir con su deber. 

El flamante gallo canto tan alto al ver a su amigo sol.

Al terminar y darse un respiro para empezar nuevamente. Una ventana se abrió de golpe.

-¡CIERRA EL PICO PAJARRACO! ¡¡QUE JURO QUE TE COMO!!

-¡¡KATSUKI DEJA DE GRITAR!! ES MUY TEMPRANO AUN.

El pobre animal se destabilizo por el aturdimiento de los gritos, haciendo que cayera del gallinero.

Los que aún permanecían en cama ya acostumbrados a las mañanas ruidosas por parte de madre e hijo. A excepción de una castaña que se había despertado abrumada por los gritos.

¿Así eran las mañanas en esta familia?. Se preguntó aun estando algo adormilada. 

-Buen día Gina…- volteo a verla al no recibir respuesta - ¿Ah? – parpadeo sorprendida al no encontrar a su nueva amiga en la cama.

¿Ya se habría levantado?

Salió del cálido futon donde había dormido, deseaba seguir descansando pero su estómago pedía comer, con pereza arrastro los pies fuera de la habitación. En el camino al baño saludo al abuelo de Katsuki, quien correspondió, aviándole que no olvidara bajar a desayunar.

Una vez dentro, miro su reflejo en el espejo, su cabello estaba algo desaliñado, entre abrió un ojo verificando una lagaña. Al bostezar se levantó la playera negra, no había dormido con sostén porque era más cómodo, cuando iba a bostezar nuevamente la puerta se abrió de repente. 

Ochako se paralizo al chocar con aquella mirada rojiza que la estaba mirando gracias al reflejo.

-¡¡AAHHHH!! – grito y el sonido fue lo suficiente grande como para sacar al rubio del shock pero seguía mirando -¡KATSUKI SAL! ¡¡PERVERTIDO!! –decir que estaba roja era poco.

-¡MALDICIÓN! – dijo cerrando la puerta mientras se recriminaba por haberse quedado viéndola como idiota, si bien el traje de héroe de la castaña era ajustado y daba a notar su figura, era muy diferente ver realmente lo que oculta su ropa – ¡SE DEBE PONER SEGURO CUANDO UNO ENTRA CARA REDONDA!

-¡TAMBIÉN SE TOCA ANTES DE ENTRAR! ¿¡SABIAS!? –le reclamo, si bien estaba enojada también temía salir y dar la cara.

-SOLO… -suspiro y trato de calmar los nervios que lo poseyeron – Solo avisa cuando estas dentro.

Retrocedió hasta chocar con la pared, llevándose una mano a la mitad de la cara tratando de ocultar el seguro sonrojo que tenía, aun tenia fresca aquella vista. No eran del tamaño de Sacudió la cabeza para borrar esa imagen. Una vez creyó estar mejor fue a la planta baja para ir al otro baño.

Del otro lado de la puerta, Ochako no estaba mejor que el rubio cenizo, estaba segura que pudo a ver sufrido un ataque por la vergüenza vivida.

Después de hacer sus necesidades y lavarse bien la cara, rápidamente fue a la habitación que compartió con cierta peli miel desaparecida, y se cambió. No sabía si usar algo corto por el calor que podía hacer más tarde pero no quería pasar más vergüenzas ese día. Eligió un pantalón celeste claro que llevaba por encima de sus tobillos, junto a un cinturón para ajustarlo bien a su cintura, por ultimo saco del bolso una blusa color perla y se puso las zapatillas del otro día.

Lista, decido bajar, desde la escalera ya empezaba a sentirse un rico aroma a huevo y tocino. 

-Buen día, niña – saludo el mayor de la familia al ver entrar a la invitada de su nieto.

-¿Cómo amaneciste Ochako-chan? – quiso saber Mitsuki en lo que probaba una galleta - ¿Katsuki te molesto? Porque los oímos gritar.

La castaña se paralizo al recordar ese incidente. 

-No, no, solo fue una pequeña pelea de quien entraba primero al baño – se apresuró a mentir. Odiaba hacerlo pero mientras nadie supiera lo que paso, todo bien.

Estaba por sentarse junto al señor Bakugo que disfrutaba de una taza de café, cuando el dueño de la casa hablo.

-Mi niña podrías ir al patio de atrás y decirle a mi nieta que ya está el desayuno.

-Claro.

-Katsuki ve también, Gina debe necesitar ayuda.

-Sí, si – accedió pasando por el comedor hacia la salida. No podía decirle que no a su abuelo, al igual que le sucedía con su padre, miro de reojo a la oji marrón – Date prisa cara redonda.

Ella asintió, siguiéndolo fuera de la casa, manteniendo dos pasos de distancia por precaución. El rubio cenizo se astenia de reclamarle su alejamiento cuando era la primera en irrumpir su espacio personar ella. Aunque agradecía también ese gesto, estaba confundido, y por eso ahora su cabello estaba semi húmedo por la ducha rápida y fría que se dio para despejar aquellos pensamientos impuros.

Santo no era pero tampoco podía creer lo que había creado su cero en la soledad del baño. 

El sonido de algo partirse saco a ambos pre héroes de sus pensamientos.

-¡HAAA! –grito levantando el hacha sobre su cabeza para lanzarla con su máxima fuerza y así romper al fin otro tronco de leña. Suspiro y sacudió su cuerpo para quitar el sudor.

-¡Oi!

Uraraka parpadeo y trato de analizar el cuerpo de la chica que tenía delante suyo. Curvas bien definidas y expuestas, pantalón que hacia resaltar el trasero de la misma, pero lo que más le sorprendió fue ver a la chica que conoció la noche anterior con un sostén deportivo que alzaba un busto que no era de una niña de doce años.

-¿Gina? 

-Oh, ya despertaron – comento despreocupada – Suki puedes llevar aquella fila – apunto a una montaña media de pilas bien alineadas de madera.

El joven Bakugo suspiro y se acercó a cumplir.

-Me debes una – reclamo. Ochako no pudo sostener más la mandíbula que se le cayó al ver aquellos músculos en los brazos de la peli miel y después la desvió para apreciar la musculatura del rubio cenizo al levantar los troncos de madera. Haciendo notar más el tiempo que ejercía el chico a ejercitarse.

¿Katsuki fue a si de sexy siempre? ¿Cómo se sentirá ser apretada por esos brazos? ¿Katsuki ya habría experimentado estar con una chica?

-Pareces gotera Ochako-chan – sintió la voz de su amiga cerca de su oído. Asustándola y avergonzándose al confirmar un hilo de baba escapaba por la comisura de sus labios.

Gina soltó una carcajada que atrajo la atención de Katsuki.

-¿Qué hacen ahí? Muevan el culo que tengo hambre.

-¡Ya vamos!

La más pequeña de los tres abrazaba con brazo a la castaña que se sentía tan roja que no podía asimilar una oración que saliera de su boca.

-Por tu cara amiga me creo que deberás de acostumbrarte a esto – palmeo la espalda de la chica – Los genes Bakugou son fuertes – sonría divertida. 

-¡Que! ¿Cómo crees que pensé en eso? ¡Gina!

Ochako no sabía dónde esconder su cabeza y la risa de Gina no ayudaba.

Las dos chicas una burlándose de los pensamientos impuros de su amiga y la otra intentando de no hacer que alguien fuera a volar a la luna, entraron a la casa para al fin desayunar en familia. Las charlas y las peleas a gritos entre primos y madre e hijo, era el pan de cada día, algo que animaba más aquella extraña calidez en ese hogar.

-Por cierto, porque no van a pasear por el pueblo chicos – propuso el abuelo.

-Eso pensaba hacer abuelo – miro a la chica que tenía alado – Ochako llegaste en el mejor momento.

-¿Así? – estaba confundida pero siguió probando su te.

-El festival extranjero comienza mañana.

-¡Qué lindo! – dijo con emoción – Hacia un tiempo que no iba a un festival, además aún falta para el festival deportivo de este año – volteo a ver a cierto oji rubí con desafío, el cual terminaba su comida y le devolvió la mirada con una sonrisa de superioridad. 

-¡Cierto! Ustedes dos se enfrentaron en la primera ronda – hablo emocionada Mitsuki – Ochako estuviste genial, demostraste ser fuerte, ese movimiento nos sorprendió a mi esposo y a mí.

-Si – sonría apenada – Aunque no fue lo suficiente – murmuro viendo de reojo a su compañero que parecía esquivar de ella – Destruyo mi plan de un golpe.

Katsuki recordaba muy bien ese momento y lo que sintió. Giro a mirar a la dueña de sus confusos pensamientos.

-Esta vez no tengo dudas que llegaras más lejos que el anterior – dijo sin querer mirar a nadie y solo se limitó a limpiar sus labios.

El silencio en la mesa se hizo sepulcro, nadie espero tal confesión de ánimo, los mayores sonreían orgullosos  de aquel rebelde hijo/nieto que tenían. Por otro lado, una peli miel sonreía mostrando todos sus dientes, para ella su primo era muy trasparente.

-Gracias – sonrío levantando el puño con motivación - ¡Esta vez te derrotare!

-Ya lo veremos cara de ángel – dijo aceptando el reto.

El resto sentían de sobraban pero les gustaba ver lo que se traían esos dos.

Después de terminar todos de desayunar y ayudar a levantar y lavar los trastos. Los adolescentes se despidieron, Gina se apresuró a decir que iría por las bicicletas en el garaje que tenían, dejando solos a ambos estudiantes de la UA.

Ochako se mantenía tranquila observando la linda vista que poseía la colina donde estaba la casa. Hasta que sintió que su acompañante le hablaba pero no entendió por no prestar atención.

-Lo siento, ¿Qué decías?

Este suspiro.

-Abecés creo que no te lavas los oídos cuando te bañas – ofendida iba a reclamarle pero este siguió hablando – ¿Recuerdas lo que te dije la vez que saliste despavorida de mi casa? 

Haciendo memoria y al lograrlo, un leve rubor aparco en las mejillas de la chica.

Asintió.

-¿Quieres ir al festival conmigo?




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