Roma.
Bajo de la ambulancia y espero junto a Bella a que bajen la camilla de mi Dan. Miro las otras ambulancias donde bajan a mis otros chicos y a los dos hombres que trataban de ayudar seguidos por Sam y Price. Mi corazón sufre al verlos con máscara de oxígeno. Los enfermeros empujan las camillas por toda la sala de urgencias hasta ingresarlos a una habitación donde no me dejan pasar.
Sam me arrastra de la mano hasta una silla de espera. No he dicho nada en todo el camino solo una lágrima tras otra bajan por mis mejillas, mis manos tiemblan y el dolor que invade mi cabeza hace que me den ganas de vomitar. Mis manos reposan en mi regazo y mis ojos se clavan en el piso blanco del hospital.
La desesperación me carcome por dentro cuando llevo una hora en la misma posición. La puerta de la habitación se abre dando paso a una enfermera que se dirige hasta un doctor que yace a unos metros de mí.
— Hora de muerte 8:27 P.M. — Le expresa la enfermera al doctor.
Me agarro al brazo de Bella cuando siento mi cabeza dar vueltas.
— ¿Nombre del fallecido? — Le pregunta el doctor a la enfermera.
— Jack — Dice la enfermera mientras mira un informe que tiene en sus manos. Sollozo cuando reconozco el nombre de mi novio — Jack Mcgregor — Siento como si mi alma regresara a mi cuerpo al saber que no hablan de mi Jack.
Me levanto de mi asiento y me acerco a ellos a la vez que paso mis manos por mis mejillas.
— Disculpe — Digo y ellos se voltean en mi dirección — ¿Están bien los soldados? — Pregunto con el corazón en la mano.
— Todavía no puedo responder esa pregunta, ya que tengo que revisarlos yo mismo — Respondió el doctor.
— ¿Y qué está esperando? — Pregunto con el ceño fruncido — Disculpe, no quiero ser grosera, pero estoy desesperada.
— Tranquila la entiendo y de hecho ya mismo voy para allá — Dijo mirando la puerta de la habitación. Solo asentí y regresé a mi asiento más preocupada que antes.
El doctor pasó por al frente mío y entró a la habitación tardándose al rededor de dos horas. Price vuelve después de atender una llamada del Kuit.
— El Kuit ordenó que regresen a la FMEU — Habló Price mirándonos.
— Estás mal de la cabeza si crees que me moveré de aquí — Lo miré seria.
— Tranquila fiera, se lo decía a Sam y Bella — Dijo levantando las manos.
Sam y Bella entendieron que era una orden y se despidieron de mí manifestándome que todo iba a salir bien.
El cansancio de la noche anterior por el sexo más el ejercicio físico y que tampoco he comido nada durante todo el día me tenía verdaderamente mal, sentía mi cuerpo muy pesado y como si me hubieran golpeado mi cabeza con un bate de béisbol. Las emociones que presenté en menos de 24 horas me están dejando en la mierda.
Mala palabra.
Llegan las 11 P.M. dónde he rechazado toda la comida que me ofreció Price, ya que tengo mi estómago cerrado. La puerta de la habitación se abre y sale el doctor seguido por los enfermeros que arrastran dos camillas, en una de ellas va un hombre malherido y en la otra va un cuerpo envuelto en sábanas blancas. Me levanto corriendo y con la desesperación a mil.
— ¿Cómo están? — Preguntó llegando al frente del doctor mientras los enfermeros pasan por su lado saliendo de la sala de espera.
— ¿Qué eres de ellos? — Dijo mirando la libreta de sus manos.
— Soy su pareja — Respondí ansiosa.
— Bien, los señores Brown están inconscientes a causa de la onda expansiva de la explosión y el golpe de la caída, en lo demás por el momento está todo bien, sus heridas están desinfectadas y sus vidas ya están fuera de peligro — Suspiré aliviada — Tenemos que esperar a que despierten para hacerle algunos chequeos, hay que estarles tomando la temperatura, ya que se les ha subido de repente y hay que bajarla con paños fríos ¿Crees que puedas hacerlo? Solo es remojar el paño que tienen es sus frentes con agua fría y volvérselos a colocar — Termina de decir el Doctor.
— Si, yo puedo hacerlo ¿Puedo verlos? — Pregunto mirándolo con esperanza de que me deje entrar.
— Por supuesto, dentro hay un sofá dónde pueden descansar mientras ellos despiertan — Sonrió el Doctor mirándome, era joven y atractivo pero no tanto como mis chicos.
— Gracias Doctor — Agarré la mano de Price y abrí el pomo de la puerta. La habitación estaba muy fría y era enorme, estaban las cinco camillas de mis chicos cada uno tenía oxígeno y suero, había un televisor muy grande frente a las camillas y debajo de este había un sofácama. Solté la mano de Price y caminé hasta Raven quien estaba en la primera camilla. Dejé un beso en sus labios mientras acariciaba su mejilla. Lo hice con todos mis chicos. Tenían un paño en sus frentes y algunas vendas, sus uniformes estaban un poco rasgados supongo que los enfermeros trataron de limpiarlos lo máximo posible. Le subí la sábana a Dan quien temblaba de frío. Entré a una puerta que era un baño grande y me eché agua en la cara, salí del baño y Price estaba en la puerta de salida.
— Voy a ir a la FMEU a traer algunas cosas ¿Te quedas? — Preguntó Price.
— Si, me quedo, dile a Bella y Sam que me preparen una mochila con una muda de ropa y algunas cosas personales por favor — Hablé cansada.
— Vale yo les digo, también te traeré algo de comer — Hice cara de disgusto — Si no comes te abro la boca y te obligo a comer Roma, te ves muy mal — Salió de la habitación.
Me arrecosté en el sofá y miré la hora en el reloj que estaba en la habitación, era media noche cuando por fin pude cerrar mis ojos y descansar un rato. Me desperté y vi que solo había dormido una hora, me levanté del sofá y les tomé la temperatura a cada uno de mis chicos. Agarré el paño de Wes quien era el único que tenía un poco de fiebre, fui al baño y lo remojé con agua fría para volverlo a colocar en su frente, únicamente duró unos cinco minutos en hacer efecto y pude volver a dormir. Volví a levantarme una hora después y sentí la presencia de Price a mi lado que roncaba como una morsa. Pasé por encima de su cuerpo y volví a tomar la temperatura, agarré los paños de Raven, Ángel y Dan e hice lo mismo que había hecho con Wes una hora antes.
Contemplé en las cosas que trajo Price una bolsa donde había algo envuelto en aluminio, me acerqué y el olor a comida hizo que mi estómago gruñera. Me senté en el piso y me comí los tres pedazos de pizza junto a un jugo natural que me había traído Price. Boté la basura y abrí un bolso negro que era de Bella, en él saqué un cepillo nuevo y me lavé los dientes, cansada volví al sofá con Price, me abracé a él para que me diera calor, ya que no teníamos sábanas y el aire acondicionado estaba al máximo, Price gruñó entre sueños y me apretó contra su cuerpo que olía a perfume masculino.
En la noche me levanté dos veces más a revisar la temperatura de mis chicos.
— Descansa que yo compruebo que esta vez no tengan fiebre — Dijo Price al verme que estaba por levantarme, no refuté y volví a caer dormida en el sofá.
— ¡Austin! — Gruñó una voz que me hizo despertar poco a poco. Ya había amanecido, tenía mi brazo y pierna derecha por encima del cuerpo de mi amigo que dormía profundamente — ¡Austin Price! — Volvió a sonar la voz amenazante. Miré por encima del cuerpo de Price y me di cuenta que era Wes quien gruñía. Aparté de un empujón el cuerpo de Price haciendo que este cayera al suelo.
— Auch.
— ¡Despertaron! — Dije al ver que todos estaban mirándome con cara de enfadados. Me levanté del sofá mientras Price se quejaba en el suelo. Me acerqué a cada uno de ellos y dejé un beso en los labios que respondieron a mala gana — Estaba muy preocupada por ustedes — Hice un puchero mirándolos.
— Yo estoy bien, solo me partí el hueso de la cadera, no se preocupen tanto por mí — Se quejó el dramático de Price a mi espalda.
— ¿Por qué dormías así con Price? — Preguntó Dan.
— No había más dónde dormir y no quería lastimarlos si dormía con algunos de ustedes, conocen muy bien mis malas formas de dormir — Sonreí inocente y me acerqué para tomarles la temperatura.
Quité el paño de Raven quien era el único que tenía fiebre y me adentré al baño, cuando salí ya ninguno de mis chicos tenía el paño en la cabeza, suspiré y me acerqué a Raven para ponérselo.
— ¿Qué haces? — Dijo agarrando mi muñeca.
— Tienes fiebre — Respondí tratando de soltarme de su agarre.
— No quiero que me pongas eso — Miró el paño con mala cara.
— Es nada más un paño — Susurré.
— Pero ellos no los tienen — Señaló a sus hermanos.
— Raven estás siendo berrinchudo, ellos no lo tienen porque no tienen fiebre — Fruncí el ceño.
— Ja - ja — Se burló Dan mientras lo señalaba con su dedito.
Conejito no estás ayudando.
En todo ese rato Price pulsaba un botón para que sus camillas se levantaran y ellos quedaran sentados.
— No quiero — Se cruzó de brazos y miró a otro lado. Suspiré.
— ¿Si se los pongo a ellos tú te lo dejas colocar? — Dije y asintió.
— No, yo no tengo fiebre — Dijeron al unísono mientras se cruzaban de brazos.
— Oigan sean considerados conmigo, estoy muy cansada para esto — Le entregué el paño a Price mientras agarré el bolso negro y me adentré al baño. Saqué lo que las chicas alistaron y agradecí que la ropa era cómoda. Me adentré a la ducha y como no había calentador me tocó con agua fría. Lavé mi cabello, mis dientes y me vestí con un conjunto lila de algodón y unos tenis blancos. Guardé mi uniforme sucio en el bolso y salí del baño.
***
Wes.
Roma se da media vuelta y entra al baño no sin antes agarrar un bolso negro que está al lado de una gran maleta.
— Imbéciles — Susurra Price mientras le tira el paño en la cara a Raven quien lo ve mal — Roma ayer estaba muy preocupada y lloró a mares por cada uno de ustedes, se llevó un susto de muerte porque pensó que Jack había muerto, no comió nada en todo el día y se levantó como 4 veces en la noche para revisarlos que no tuvieran fiebre. Está muy cansada ¿Acaso es que no lo ven? Lo que menos necesita ahora es que la hagan estresar más de lo que está — Terminó de decir Price enfadado.
Menos mal no le hice la broma de que no me acordaba quien era ella.
Suspiro sabiendo que Price tiene razón. La piel pálida de mi cielo y las ojeras debajo de sus ojos azules nos confirman que no ha pasado buenas horas. Unos toques en la puerta hace que Price se levante y la abra, por ella aparece una enfermera con un carrito dónde trae nuestros desayunos. A cada uno nos traen dos sándwiches de pollo con un jugo natural. Para esto pagamos una buena cantidad de seguro de salud, para que nos den una buena hospitalidad. La enfermera nos quita el oxígeno y nos entrega a cada uno nuestro respectivo desayuno. Roma aparece por la puerta del baño, deja su bolso en el suelo y nos mira a todos.
— ¿Cómo están? ¿Les duele algo? — Preguntó mirando a la enfermera.
— No nos duele nada Cielo, estamos bien — Respondí y vi como suspiró aliviada sin quitar la mirada de la enfermera a quien su uniforme le quedaba muy pegado — ¿Te mandamos comprar algo de desayunar o te comparto mi sándwich? — Dije extendiéndole uno de los míos.
— No amor, cómetelo tú, yo ahora compraré algo — Dijo y frunció en ceño cuando la enfermera se agachó a amarrarse el cordón del zapato.
— Price vete a conseguir algo de desayuno para nuestra mujer — Ordenó Ángel y este salió de la sala.
— Pobre Price — Susurró Roma.
— Señores Brown después de su desayuno es hora de su baño — Dijo entrenado una silla al baño mientras nos guiñaba un ojo.
— ¿Quién los bañará? — Preguntó Roma.
— Yo, señorita — Respondió la enfermera.
— No te preocupes, lo puedo hacer yo — Afirmó Roma mirándola mientras se cruzaba de brazos. Sonreí porque cuando actuaba así me ponía cachondo.
— Señorita soy profesional no veo el proble...
— Usted es de todo menos profesional y ya dije que yo me encargo de ayudarlos a ducharse. Puedes retirarte si no quieres que hable con tu jefe — Habló seria Roma.
— Con permiso — Susurró la enfermera saliendo de la sala. Todos nosotros teníamos los labios apretados aguantando una sonrisa.
— Como digan algo no los ayudo a bañar — Dijo y ninguno dijo nada.
— Puedes ponerme el paño si quieres — Susurró Raven mientras mordía su sándwich. Roma sonrió y corriendo fue al baño con el paño en su mano. Volvió y lo colocó en la frente de Raven mientras dejaba un beso es sus labios. Raven nos miró con superioridad.
Dan hizo morritos hacia Roma quien carcajeó y lo besó e hizo lo mismo con cada uno de nosotros.
Después de que todos desayunamos llegó la hora de ducharnos. Roma entró al baño mientras sacaba las cosas de Jack quien era el primero. Se levantó y con ayuda de Price lo llevó hasta el baño.
— Dónde la veas te arranco los ojos — Escuché que Jack gruñó. Así pasaron todos hasta que llegó mi turno.
Con ayuda de Price me bajé de la camilla y caminamos juntos hasta el baño, cuando entré Roma no estaba por ningún lado y Price me sentó en la silla, puso la mano sobre sus ojos y se dio media vuelta con una mano enfrente para encontrar la salida, lo miré raro hasta que la puerta se cerró y detrás de ella estaba Roma completamente desnuda.
La miré con picardía cuando caminó hacía mi dirección.
— Sin tocar — Dijo caminando hasta quedar al frente mío.
— Me lo pones difícil cielo — Sonreí mirándola de pies a cabeza.
— Tus hermanos se controlaron así que tú también podrás — Dijo comenzando a quitar algunas vendas y mi uniforme o lo que quedaba de el — No quería mojar mi ropa por eso me tocó así.
— No me quejo — Dice alzando mis caderas mientras deslizaba mis pantalones y bóxer por mis piernas.
Tragó saliva y abrió la regadera, el agua helada cubrió todo mi cuerpo estremeciéndome. Me enjabonó todo el cuerpo hasta llegar a mi miembro quien con un poco de vergüenza lo enjabonó con delicadeza. Mi miembro desde que la vio desnuda estaba rogando por entrar a ese pequeño coño.
Sin controlarme agarré sus caderas y la senté sobre mi regazo penetrándola de uno sola embestida. Su humedad fue de gran ayuda para que mi miembro se deslizara con rapidez por sus paredes estrechas. Roma soltó un grito de impresión y sus manos quedaron en mi pecho.
— ¡Cochinos! — Gritó Price desde fuera haciéndome reír. Luego de eso se escuchó como salió de la habitación. Supongo que mis hermanos no quieren que escuchen los gemidos de nuestra mujer.
***
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L@s amo
¡Ya somos 500k yujuu!
♥️
He visto varios comentarios y me han llegado mensajes al privado diciendo que les fastidia que Roma llore mucho, no sé si nunca han tenido de cerca a una persona sensible, pero en la vida real son así y esa es la personalidad de este personaje. Llorar no es sinónimo de debilidad, solo expresa sus sentimientos y emociones de esta forma. ¡Fin! Besos en esas nachitas.
Perdón a las niñas del grupo por hacerlas sufrir
Las amo