Me levante de mi cama de golpe y sentí como todo a mi alrededor se movía, puse mis manos sobre mi cabeza apretando fuertemente.
¡Mierda!, con apenas dieciocho años y ya me ando mareando a lo desgraciado.
Me quedé unos segundos mas quieta sin moverme hasta que todo dejo de moverse a mi alrededor. Me siento rápidamente en mi escritorio, agarro mi computadora y abro el archivo donde estoy terminando mi libro.
Siempre que me llegan ideas a mi cabeza acerca de mi libro, debo escribirlo de inmediato. A veces son conversaciones, escenas, lugares, etc, que se cruzan por mi cabeza y que digo: Woh, esto tengo que
escribirlo en mi libro.
Hoy el universo esta de mi lado… recuerdo lo que paso anoche con Mat y eso hace que me ponga muy triste.
Alguien golpea a la puerta y entre dientes digo que siga.
—¿No tienes turno hoy en la cafeteria del señor John?.
¡Oh rayos! Se me olvido que trabajo!.
—Mamá, estoy terminando de escribir algo, dame un minuto.
—Mat me llamo.
Mis ojos se abren y siento que me falta la respiración, lo sé que exagerada soy. Volteo a ver a mi madre quien sigue ahí parada sosteniendo la puerta como si esta se fuera a caer.
—Y… ¿por qué te llamo?.
Mi madre pone cara de “¿es en serio, Susan?”.
—Oh, entiendo, lo llamaré y hablare con él.
—Bien, solo no tardes, Mat es tu novio pero no creo que pueda impedir que te boten del trabajo por llegar tarde.
Paso grueso.
Mat...
Helen...
Sacudo mi cabeza para borrar aquellas imagenes.
—No seas exagerada madre —froto mis manos en mi cara.
Mamá hace una mueca y desaparece de mi vista.
Le echo un vistazo a mi novela y sonrió de satisfacción, esto esta de locos. Me pongo de pie y me acerco a Pupi para acariciarlo.
—Pupi, hoy me siento muy triste y no quisiera ir al trabajo, pero también sé que no debo actuar de esa manera y evadir mi responsabilidad. Aún no entiendo como paso todo esto, por qué Mat me haría algo así, oh Pupi, mi corazón se encuentra cubierto en una oscura nube de tristeza.
Pupi mueve su cabecita de un lado a otro.
—Gracias por ese consejo Pupi, eres el mejor.
Agarro mi teléfono para ver cinco llamadas perdidas de Mat y seis mensajes de WhatsApp.
Mi príncipe <3:
Hola Susan, necesitamos hablar.
No vendrás al trabajo?.
Susan, LO SIENTO.
Sé que te debo una explicación.
Por favor ven.
Te amo…
Se me hace un nudo en la garganta al leer su ultimo mensaje y una pequeña lagrima baja por mi mejilla.
Tecleo para responder.
Pienso por unos segundos lo que le diré.
Estaré allá en 1 hora.
Dejo mi celular rápidamente en la cama y comienzo alistarme.
Entro a la cafetería, Mat esta llevando unas malteadas a una de las mesas y el señor John revisa algo en su periódico, al verme me regala una gran sonrisa.
—¡Susan, querida!.
El saludo del señor John se escucho en toda la cafetería cosa que hizo que Mat volteara a ver al instante.
—Hola señor John… yo, lo siento…
—No te preocupes Susan, de hecho… ¡Mat, ven aquí hijo!.
Mat deja a un lado las bandejas vacías y se dirige a nosotros.
Los ojos de Mat se encuentran con los míos y un pequeño corrientazo recorre mi cuerpo, a pesar de ser novios y ya haber cogido como barril sin fondo, él sigue poniéndome nerviosa.
Desvió rápidamente la mirada.
—Mat, Susan. Tienen el día libre, —dice el señor John con una sonrisa. Lamento no haberte avisado antes Susan pero me encontraba muy ocupado en otros asuntos.
Volteo a ver a Mat confusa.
Mat me da una sonrisa de boca cerrada.
Claro, Mat tuvo que haberle dicho al señor John que nos diera el día libre, conveniente ¿no?
El señor John nos da un golpecito en los hombros a Mat y a mi para luego seguir en lo que estaba.
Mat y yo salimos de la cafetería, yo unos pasos delante de él, cuando volteo hacía atrás lo veo caminando lentamente con sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón como normalmente suele andar.
Me detengo para cruzarme de brazos.
Mat se detiene también para cruzarse de brazos al igual.
¡Dios por qué tiene que verse tan pinche hermoso!.
Así, con sus cejas juntas, sus ojos oscuros y penetrantes, su cabello despeinado, esos labios carnosos, ¡oh por las barbas de
merlín!.
Como quisiera correr hacia él y besar sus suaves labios, pero no, tengo que aguantarme las ganas, no hasta que me explique todo.
—Bueno… habla ya —digo muy seria.
Mat rasca su nuca.
—Vamos a Sevilla —dice mientras camina hacia su auto.
¿Qué?.
—Mat, solo dime la verdad y ya.
—Lo haré, pero no hablare de eso acá, ven y no seas terca, súbete.
Obedezco sin rechinar.
En todo el camino Mat no dijo una sola palabra, su vista estaba fija delante de él, es como si yo no estuviera aquí y eso me hiere.
Una vez estando en Sevilla, nos dirigimos a tomar asiento en la heladería de Bell así que allí estaba Tebi, al vernos su sorpresa fue evidente y sin quitarnos la vista de encima atendía a las demas personas.
Mat pidió dos batidos.
—Susan… —Mat baja su cabeza—, primeramente quiero pedirte perdón, todo fue una trampa.
Entro en confusión.
—¿Una trampa?.
—Si, veras, cuando salí del baño para ir a buscarte, Helen me detuvo en el pasillo, traía dos tragos en sus manos y me ofreció uno y yo le dije que no pero ella insistió y… en fin, lo tomé. A los segundos comencé a sentirme mareado, todo a mi alrededor me daba vueltas, recuerdo que Helen me llevo a otro lugar, el lugar donde tú nos viste, me sentó en ese sillón, no estaba en mis cinco sentidos yo… lo siento Susan, de verdad.
Agarro las manos de Mat —Te creo.
Sabia que Helen sería capaz de hacer cualquier cosa para optener lo que quiere y ver a Mat, en sus ojos podia ver sinceridad, sabía que no estaba mintiendo.
Mat baja su cabeza y puedo ver como se muerde su labio inferior.
—Te amo Susan, y no sabes cuanto me alegra oír eso, me hacia el duro pero por dentro pensaba que te iba a perder.
Veo como sus ojos se cristalizan y hace que los míos también, es un momento tan romántico y novelesco.
—No digas eso, ya paso, dejémoslo en el abismo del olvido ¿va? —digo acariciando su mejilla.
Mat me da una sonrisa y asiente —Tú siempre con tus cosas raras, pero va —sonríe.
—Para siempre —digo acercando mi meñique hacia él.
Mat sonríe y acerca su meñique para entrelazarlo con el mío —Para siempre.
Volteamos a ver a Tebi quien no nos quito la mirada de encima en todo el tiempo, levantar sus pulgares con una gran sonrisa.
—Definitivamente Tebi es un fastidio.
Rio —Pero aún asi lo quieres y prefieres jugar ajedrez con él que conmigo.
—Al menos juega mejor que tú.
Hago una mueca y cruzo mis brazos —Prefieres a Tebi que a tu novia.
Mat sonrie —En el sexo te prefiero a ti.
Siento como mi cara caliente y puedo saber que en estos momentos mi cara esta como un tomate.