Cuando, donde y como el amor...

By luimeliamoments

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Amelia Ledesma es una aclamada jugadora de básquet en Londres hasta que es elegida para jugar en la WNBA, con... More

Capítulo 1. ¡Cuidado por donde caminas... o corres!
Capítulo 2. Un objeto rubio volador identificado
Capítulo 3. Tobillo, hielo y antiinflamatorios
Capítulo 4. Mi hija. Mis padres
Capítulo 5. Superchica al rescate
Capítulo 6. De pobre no tengo un pelo
Capitulo 7. Amelia ella es Beth. Amelia este es Hipo
Capítulo 8. Como conseguir amigos en tres pasos fáciles
Capitulo 9. Golpes de calor
Capitulo 10. Zoológico
Capítulo 11. Eres mi prisionera
Capítulo 12. ¿Estás loca o borracha o qué?
Capítulo 13. Tú me cuidas, yo te cuido
Capítulo 14. Voy por ti
Capítulo 15. La última posibilidad
Capítulo 16. Simples espectadores
Capítulo 17. Yo ya te pertenezco
Capítulo 18. ¡Señor, si Señor!
Capítulo 19. Tu ganas y yo pierdo
Capítulo 20. ¿Alguien quiere preguntar algo?
Capítulo 21. El primero pero no el último
Capítulo 22. La despedida
Capítulo 23. La bestia
Capítulo 24. Directo a la celda
Capítulo 25. El efecto Gómez
Capítulo 26. Esta es la noche
Capítulo 27. Tenemos el control
Capítulo 28. Las dueñas
Capítulo 29. ¡Alguien que la pare!
Capítulo 30. Perdida en ti
Capítulo 31. Entre flores y sujetadores
Capítulo 32. ¿Una cocinita?
Capítulo 33. La guerra de las tartas
Capítulo 34. Quiero todo
Capítulo 35. Miau Miau
Capítulo 36. La pequeña casa de mis padres
Capítulo 37. El mapa del tesoro
Capítulo 38. Un verdadero zoológico
Capítulo 39. La prueba
Capítulo 40. La leyenda del lago encantado
Capítulo 41. Dentro de ti
Capítulo 42. Las veces que tu quieras
Capítulo 43. Una verdadera despedida
Capítulo 44. La junta extraordinaria
Capítulo 45. ¡Tilin! ¡Tilin! ¡Tilin!
Capítulo 46. Esta y las otras vidas
Capítulo 47. Periodo de concentración
Capítulo 48. La resurrección de La bestia
Capítulo 49. Tenerlo o no tenerlo, esa es la cuestión
Capítulo 50. Te lo advertí
Capítulo 51. El partido por la boda
Capítulo 52. Despedida de soltera
Capítulo 53. El ataque de los buitres
Capítulo 54. Las declaro...
Capítulo 55. Noche de boda anticipada
Capítulo 56. Entre nombres y apodos
Capítulo 57. La derrota de La bestia
Capítulo 58. Una mirada al futuro
Capítulo 59. Siete
Capítulo 60. Propuesta indecente
Capítulo 61. Pechos
Capítulo 62. Las listas prohibidas
Capítulo 63. Preocupación
Capítulo 64. Calentitas y apretadas
Capítulo 65. Las mujeres de mi vida
Capítulo 66. Blancanieves y los siete enanitos
Capítulo 68. La calma antes de la tormenta
Capítulo 69. La historia de las alemanas perdidas
Capítulo 70. La tormenta
Capítulo 71. Una caja de bombones
Capítulo 72. Te falta un no se que
Capítulo 73. El clan de porristas
Capítulo 74. Lexi hay una sola
Capítulo 75. Hija de tigre
Capítulo 76. Seis minutos en el cielo familiar
Capítulo 77. El cuento de pinocho
Capítulo 78. ¿Casa o departamento?
Capítulo 79. ¡Voy por ella!
Capítulo 80. La heredera
Capítulo 81. Mujeres de plastilina
Capítulo 82. ¿Cierto Andy?
Capítulo 83. Una porrista menos
Capítulo 84. Abu Marina
Capítulo 85. Las tardes de chusmas
Capítulo 86. Invasión de caminantes
Capítulo 87. La burbuja de amor
Capítulo 88. Como el amor así lo quiso

Capítulo 67. Es tu turno

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By luimeliamoments

Dos años después - Casa de Luisita y Amelia – Sábado en la mañana

- Jules… Jules… - Luisita llevaba más de quince minutos tratando de despertar a su hija menor que estaba ocupando el otro lado de su cama – Julie… cariño… es hora de despertar – la pequeña de dos años y medio tenía la cabeza en el estómago de su madre mientras con su brazo derecho abrazaba a Uno, en realidad Luisita no sabía muy bien qué número de hipopótamo era, pero era uno de los peluches de Beth que habían pasado por todas las manos de sus hermanas – Vamos chiquitita mía, despierta para mamá – pidió

- No… - la pequeña daba vuelta en la cama negándose a cumplir los deseos de su madre

- Vamos cariño – la fotógrafa acariciaba suavemente su espalda

Años de despertarse con los besos y las caricias de su esposa, le habían enseñado, que no hay mejor forma de lidiar con un "madrugón Gómez" que haciéndolo con cariño

Es por eso, que generalmente tenía que empezar a despertar a sus hijas media hora antes de lo previsto. No era un tarea que alguna de las madres tuviera asignada específicamente, lo hacían según quien estaba disponible, y en este momento que su esposa estaba en el último entrenamiento antes del receso de verano, era la rubia la que tenía que comunicarle a sus hijas la dura noticia de que había que despertarse

Años atrás, Luisita hubiera empezado por Beth, la mayor de sus hijas era la peor de todas a la hora de levantarse. Con decirles que durante todo el primer año de universidad, el cangurin hizo que Amelia, la única que se levantaba temprano, la llamara antes de irse a correr para que no llegara tarde a sus clases

Luego seguían las mellizas, Apple era la más fácil de todas, un beso en su frente y la pequeña ya estaba lista para empezar su día. El gran problema era con Emma. Emma directamente no se despertaba, había que cambiarla dormida, bajarla a desayunar dormida e inclusive viajaba al colegio semi dormida, al día de hoy ni la morena, ni la rubia entienden como la niña es una de las primeras en su clase

La siguiente en la lista para despertar era Lexi, no era que al lechucín costara despertarla, sino más bien, daba miedo despertarla. Cada vez que una de sus madres entraba a la habitación para hacerlo, encontraban a su hija en diferentes posiciones, con las piernas colgando de la cama, con la cola hacia arriba, durmiendo hacia un lado, hacia el otro y hasta a veces dormida en el piso sobre sus dos almohadas

Una vez que se superaba el golpe de encontrarla durmiendo en alguna forma rara, había que enfrentarse a la ira de haber tenido la "osadía" de interrumpir algún sueño que la niña estaba teniendo. Los retos de Lexi a esa hora de la mañana no era algo que alguien quisiera vivir

Justo cuando pensaron que despertar a su última hija no podía ser más difícil o diferente que sus otras hermanas, viene Jules y adopta una nueva modalidad. Cuando Amelia se levanta y antes de irse a correr, revisa las habitaciones de sus hijas, Jules la está esperando con los brazos abiertos, para que la morena la lleve a terminar de dormir con su otra madre

Es entonces cuando, luego, alguna de las dos tiene que despertarla con las habituales modalidades usadas con alguna de sus hermanas. Pero es después de despertarla donde se complica la cuestión, por el ritual mañanero que tiene el lobito. Jules necesita pasar un rato arriba de los brazos de su mamá Luisita, para después desayunar en las piernas de su mami Amelia

- Julie… despierta… vamos a desayunar con tus hermanas – Luisita acarició su cabecita y besó su mejilla varias veces - ¿Nos despertamos? – insistió

La pequeña rubiecita se movió quedando boca arriba y le estiró sus brazos a su madre para ser recogida, los ojos no se abrieron por nada del mundoSonriendo, Luisita, levantó a su niña y ambas marcharon en busca de las otras dormilonas

- ¡Buenos días! – con Jules en brazos, la fotógrafa entraba en la concina y saludaba a sus otras tres hijas

- ¡Buen día! – saludó Apple mientras comía sus cereales

- ¡BUENOS DIAS MAMÁ! – Lexi la recibía con entusiasmo - ¡DESAYUNO! ¡DESAYUNO! - pedía

- Muendosdias – en el idioma de Emma eso quería decir buenos días, lo hubiera dicho más claro si no tuviera su cabeza entre sus manos e hiciera un poquito más de fuerza para abrir los ojos

Cuando Luisita fue a buscar las cosas que faltaban al refrigerador se encontró con una nota que su mujer había dejado, volvió a sus hijas y leyó mientras se balanceaba con Jules encima

"Buenos días mis cinco amores dormilones, estoy entrenando, y seguramente estoy pensando en ustedes. Echo de menos desayunar con mis mujeres. Las quiero. Luisita te quiero" – fin de la nota y enorme sonrisa para todas las rubias

- Mamá… - Emma había despertado - ¿Cómo supiste que querías a mami Amelia? – preguntó incisivamente

Luisita suspiró, la respuesta no era nada difícil

– Sólo lo supe cariño – respondió – Apenas la vi, apenas nos encontramos, apenas nos chocamos supe que la quería - contó sin dudar

- ¿Puedes ver las estrellas desde aquí? – le preguntó Lexi

- Cuando mami esta cerca, ¿puedes sentir el sol? – Apple agregó otra pregunta

- Cuando mami te toca, ¿te derrites? – ahora lo dijo Emma media avergonzada

Luisita se rió cuando se dio cuenta de donde venían todas esas preguntas

– Eso es todo lo que su mami me ocasiona – contestó sabiendo lo que se le venía, sus hijas se habían vuelto adictas a esa canción de Beyonce

Cuatro rubias se miraron mientras una seguía aferrada arriba de su madre. Las tres nilas mayores empezaron a chasquear sus dedos con ritmo, Luisita las seguía con su mano libre que no sostenía a Jules

- Un… dos… tres… ¡BRING THE BEAT IN! – Lexi bajo de su silla y empezó a cantar

Saltando de la banqueta de desayuno, Apple decidió empezar a cantar acompañando la melodía con unos pequeños pasos de bailes que las hermanas habían tratado de copiar del video

Honey, honey
I can see the stars all the way from here

Lexi siguió poniéndose al lado de su hermana a imitar sus movimientos

Can't you see the glow on the window pane?
I can feel the sun whenever you're near

Emma se unió a las otras dos agregando

Every time you touch me I just melt away

Las tres miraron a Luisita y la rubia supo que venía su turno, Las niñas le hacían el coro

Now everybody asks me why I'm smiling out from ear to ear.
(They say love hurts)
But I know
(It's gonna take the real work)
Nothing's perfect, but it's worth it after fighting through my fears
And finally you put me first

Las cinco alineadas cantaron al mismo tiempo, bueno Jules simplemente se dejaba llevar por su madre

Baby it's you.

Justo a tiempo Amelia entraba a la cocina para encontrarse con sus mujeres señalando hacia el lugar donde estaba ella parada

You're the one I love.

Luisita no podía creer la exactitud de la llegada de su mujer, tenía que poner énfasis en su canto

You're the one I need.
You're the only one I see.
Come on baby it's you.

Las rubias bailaban al tiempo que Amelia no paraba de sonreír y de mirarlas

You're the one that gives your all.
You're the one I can always call.
When I need you make everything stop.
Finally you put my love on top.

Luisita se acercó a Amelia y la abrazó dejando a Jules apretada en el medio. La rubia siguió cantándole al oído a su esposa mientras las voces de sus hijas se sentían detrás

Ooo! Come on Baby.
You put my love on top, top, top, top, top.
You put my love on top.
Ooo Ooo! Come on baby.

Amelia agarró a su esposa por la cintura y buscó inmediatamente sus ojos, Jules seguía agarrada a su mamá Luisita, pero apenas sintió a su otra madre cerca, estiró un brazo para agarrarle la oreja. La fotógrafa siguió susurrándole la canción

You put my love on top, top, top, top, top.
My love on top.
My love on top.

- ¡YAYYY! ¡MAMI! PONES EL AMOR DE MAMÁ ARRIBA – festejó Lexi corriendo hacia sus madres para unirse al abrazo

- ¡MUY ARRIBA! – Apple aumentaba la cantidad de gente abrazada. Emma se unió sin decir nada

- Vengan aquí mis Beyonce - Amelia las abarcó a todas

- ¿Puedo tener un gran trasero como Beyonce mami? – preguntó la siempre discreta Lexi mientras las pequeñas volvían a la mesa de desayuno

- Pregúntale a tu mamá cariño – contestó Amelia – Ella sabe de grandes traseros – comentó

- ¡OYE! – Luisita se hizo la enfadada – No te escucho quejarte de el – le dijo jugando

- Jamás amor, jamás me vas a escuchar– Amelia le dio una palmadita cariñosa precisamente en su cola

….

Una vez arriba de su mami Amelia, Jules estaba terminando de desayunar junto a sus hermanas. La pequeña seguía agarrando con una de sus manos la oreja de su mami, mientras con la otra tomaba su jugo

- ¿Le dijiste a la coach Benigna mi idea mami? – después de que Apple y Amelia analizaron el último partido de las Liberty la pequeña había dado su opinión

- Si pececito, pero no quiere cambiar la jugada…

- ¡Pero tu tienes que terminar en la línea de tres puntos! – Apple defendía su idea

- No te preocupes Ap, yo voy a terminar en la línea de tres igual – le guiño el ojo

Después de cinco campeonatos ganados y siete premios como la mejor jugadora de la temporada, Amelia se había ganado el derecho a hacer lo que se le plazca dentro del campo de juego. El pececito se rio junto a su mamá

- Mamá... – Lexi había estado esperando el momento para hablar - ¿Cuándo vamos a ir a comprar nuestros vestidos blancos para la fiesta de la tía Marina en el campo de los abuelos? – la reacción de Amelia ante la pregunta de su hija fue inmediata, miró a su mujer rápidamente. Por el contrario Luisita esquivó su mirada

- ¿Tengo que usar vestido mamá? – preguntó Emma - ¿No puedo ir de pantalón como mami? – volvió a indagar

- ¿Nos vamos el lunes? – preguntó Apple

- Emmm… después hablamos de eso niñas – esquivó los cuestionamientos de sus hijas, podía sentir la mirada de la morena quemándola

- Me voy a duchar – Amelia se levantó, dejó suavemente a su hija en su silla, besó a cada una de ellas y desapareció por las escaleras sin mirar a su mujer

- Terminen de desayunar tranquilas – les dijo Luisita para poder seguir a su esposa, no podía posponer la charla

Cuando la rubia entró a la habitación que compartía con su esposa, la encontró desvistiéndose

– Rizos…

- No me digas así – la morena estaba enfadada

Luisita giró los ojos

– Eres mi esposa y te digo como quiera – la fotógrafa no podía perder una - Hablemos por favor – pidió aflojando

En realidad el hecho de que su morena estaba en ropa interior ayudó a relajarse

- Te dije que no quería ir al campo este año Luisita – salía el tema de la discusión

- Y yo te dije que NO podemos NO ir al campo… vamos todos los años… Las niñas aman ir… nuestros amigos aman ir… YO amo ir – dijo – Es una costumbre familiar Amelia – las cosas se ponían candentes

- Pero yo no – sentenció la deportista tratando de no levantar la voz – Ya no es lo mismo… no son vacaciones, son todo lo contrario a unas vacaciones

Desde hacía ya más o menos cuatro años que Amelia venía aguantando que sus descansos fueran arruinadas por toda los familiares de sus amigos, por sus suegros, por el estúpido esposo de su cuñada, por más y más gente, gritos, peleas, niños y niñas alteradas… Esa no era la casa de verano que habían querido tener sus padres

Luisita miró a su esposa, ya habían tenido esta conversación antes, ya se había dado cuenta que su mujer no la pasaba para nada bien en ese lugar, pero ella misma amaba ese lugar, y tenía demasiada presión de sus hijas y amigos como para ceder

– Amor... – suspiró – ...te prometo que esta vez va a ser distinto – le dijo

- Eso ya lo prometiste el año anterior y no sucedió – saltó rápido

- Esta vez es en serio – Luisita ponía sus mejores caras

- Sabes que eso no es cierto – retrucó la deportista

- Amelia... – Luisita iba a intentar otra cosa – Marina ya mandó las invitaciones, todos en su estudio esperan su fiesta, ¿o debo recordarte que esa fiesta le dio el puesto de socia en el estudio? – dijo

- Marina tubo ese puesto porque trabajó duro para conseguirlo – era cierto – Y me importa un pepino la condenada fiesta – le aseguró – Puedo hablar con Florence para que ella consiga otro lugar – dijo

El nombre de la organizadora hizo estragos en el monstruo verde interior de Luisita. La rubia iba perdiendo el control poco a poco

- ¿Y lo que yo quiera hacer te importa un pepino? – a esta pregunta le agregó una voz seductora y una excesiva inclinación de su cuerpo hacia adelante

Amelia la miró

– No hagas eso… - le reprochó

- ¿Qué estoy haciendo? – Luisita sabía que estaba haciendo pero no lo iba a reconocer

- Eso – Amelia señaló la cara de la rubia – Pones caras que sabes que me debilitan y no es justo. Tú sabes que si me hablas así, que si me miras así o mueves el trasero o te inclinas como estás ahora... – la rubia estaba mostrando sus mejores atributos – ...si haces algo de eso, me convences y no quiero ser convencida. No vamos a ir al campo y punto – era la palabra final, Amelia tuvo que dejar de mirar a su esposa

Por alguna razón la fotógrafa tubo la intuición que lo siguiente que iba a decir, le iba a traer problemas

- ¡Eres una caprichosa! – sentenció dispuesta a recibir el peso de la mirada de su mujer

- ¿Qué dijiste? – la morena se acercaba a ella peligrosamente

Luisita no iba a aflojar

– Lo que escuchaste – afirmó – Eres una caprichosa, todos quieren ir al campo, pero como a la señorita se le puso en la cabeza que ella no quiere ir, todos tenemos que hacer lo que la señorita desee – las palabras salían de la boca de la rubia sin control

- No sigas Luisita – Amelia sabía cómo iba a terminar este intento de discusión

- ¡Sigo todo lo que quiero! - adiós control, bienvenida la perra – ¡Eres una egoísta! Claro… como tú no trabajas… - Luisita sabía que tuercas tocar

- Insulta lo que yo hago todo lo que quieras, aún así no vamos a ir – la impenetrabilidad de Amelia hacía hervir a su esposa

- ¡Te importa un carajo lo que piensan los demás! ¡Te importa un carajo lo que pienso yo o piensan tus hijas… - fue demasiado, tendría que haber frenado antes. La cara de dolor de su esposa la partió en dos – Amelia yo…

- Tú nada Luisita, tú nada – la morena ya se estaba vistiendo de nuevo a toda velocidad

- No quise decir eso… - insistió pero Amelia ya estaba corriendo escaleras abajo - ¿A dónde…? – Ups, la morena agarró las llaves de la moto, señal de peligro

Luisita siguió en silencio y escuchó desde el portazo hasta que el ruido del vehículo de dos ruedas que cada vez fue más bajito hasta que desapareció

- ¿Se fue en la moto?

- ¿Se pelearon?

- ¿Qué hiciste?

Sus hijas la indagaban sabiendo que pasaba cada vez que su mami Amelia elegía andar en su moto

- No paso nada… no pasó nada – síguelo repitiendo Luisita, para nada convencida

Dos horas más tardes

- No mamá, te he dicho que lo más probable es que no vayamos al campo este año – Luisita llevaba un buen rato hablando con Manolita y tratándole de hacer entender que no se iban a ver en el campo de los Ledesma – Así que dime lo que papá y tú tengan que decirme, ahora – presionó - ¡QUE NO MADRE! AMELIA NO QUIERE IR ¿ACASO NO ENTIENDES LO QUE TE ESTOY DICIENDO? – la estaba volviendo loca – No está… se fue en su moto… ¿Cómo que qué le hice? Yo no le hice nada – se defendió del ataque – ¿Tú crees que si la pudiera convencer con sexo ya no lo hubiera hecho? – pregunta estúpida – Dime el problema que tienen y voy a ver qué puedo hacer mamá

Manolita la había llamado para decirle que Marcelino se había metido en un problema delicado y que necesitaban su ayuda

– Si me lo quieren decir en persona van a tener que venir a casa – le dijo – No mamá, no nos vemos dentro de tres días en el campo… ¡QUE NO VAMOS! – Luisita suspiró su madre no lo entendía – Mamá… mamá… - lo último que escuchó la rubia fue un grito de su madre preguntándole a su padre si ya había empacado el traje de baño, su madre no entendía nada - ¡DEMONIOS! – las ganas de estampar el móvil en la pared no le faltaban. Pero en lugar de eso se limitó a apoyar su frente sobre el frió de la mesada de la cocina

- ¡Llegaron las tías! ¡La tía Marina no trae muy buena cara! – anunció Apple mientras corría a abrir la puerta

- ¿POR QUÉ DEMONIOS NO ATIENDES MIS LLAMADAS RUBIA HUECA? – Marina entró a la cocina echa humo, Luisita no se molestó ni en levantar su cabeza para saludarla

María llegaba detrás de su esposa

- ¿Qué pasa Luisi? – preguntó preocupada por su amiga - ¿Dónde está Amelia? – si Amelia estaba cerca, Luisita nunca estaba así

- Moto – la fotógrafa sabía que sus amigas iban a hacer las mismas deducciones que los demás

- ¿Cómo que moto? ¿Qué hiciste ahora? – le preguntó la castaña

- ¿Por qué todo el mundo pregunta lo mismo? - sus amigas la miraron – La trate de egoísta, de vaga y pero aún… le dije que no le importaba ni yo ni sus hijas – el silencio de la pareja le hizo ver la gravedad de sus palabras

- Luisi…

- Lo sé, lo sé. Se me fue de las manos, pero Amelia no quiere ir al campo y…

- ¡UN CEMENTO! – esto era mucho más importante para Marina - ¿Cómo que no quiere ir al campo? – preguntó con una mano en su pecho

- Vamos Marina… todos sabemos que Amelia no la pasa nada bien cuando va – Marina y María no pudieron negarlo – Y lo peor de todo es que yo quiero ir, mis hijas esperan desesperadas sus vacaciones en el campo de los abuelos… Lexi ya empacó su uniforme de mecánica – una actividad que las niñas compartían con Amelia – Mis padres quieren ir…

- ¡Todos queremos ir! – agregó la abogada

- Andy nos viene diciendo desde hace un mes que esta vez si se va a tirar desde la roca – contó la bailarina. El patito era la única que faltaba además de Jules

- Lo sé, pero... ¿Qué quieren que haga? No la pude convencer… ¡Y si! – agregó ante la mirada que le hicieron sus amigas – Intenté todo, pero luego se fue – dijo

- Vamos a tener que tomar medidas extremas entonces – le dijo Marina agarrando su móvil

- No Marina – Luisita se negó, no podía hacerle eso a su mujer – No podemos hacer eso, Amelia nos va a odiar, me va a odiar – aseguró

- No tiene porque enterarse que fuimos nosotras – le aseguró

- Es muy arriesgado, es un golpe bajo – se negaba rotundamente

- Es la única forma Luisi – María la desestabilizó

La fotógrafa suspiró y volvió a tomar su cabeza entre sus manos

- ¡Sii! – festejó la castaña marcando un número en su móvil - ¡Hola Beth…!

….

Apenas Amelia llegó a la casa, las tres amigas ocultaron todo la planificación de la fiesta

- Hola María… Hola Marina – saludó amablemente sin mirar a su esposa - ¿El leoncín y el patito? – preguntó por sus sobrinas

- En el jardín jugando con tus hijas – contestaron

Antes de que Amelia pudiera salir, su móvil sonó y fue directo a agarrarlo. Apenas leyó en la pantalla el nombre de su hija mayor miró hacia donde estaba su esposa y sus dos amigas, las tres se hicieron las ocupadas con algo

- Hola cangurín… Espera, espera… habla más despacio que no te entiendo – parece que el cangurín le había largado todo de repente – Ya se… ya sé que era la primera vez que Lucas iba a ir al campo, pero ahora puede venir con nosotros a otro lugar… si, si es lo mismo cangurín. No te enojes – Luisita podía sentir la voz chillona de Beth a través del móvil de su esposa – Jules ya conoce el lugar Beth – uy la morena usaba el nombre completo de su hija – No me digas eso, no es justo… yo si quiero pasar tiempo contigo… yo también te echo de menos… De acuerdo… de acuerdo – nuevamente la voz chillona se sentía, pero esta vez con un tono de felicidad

Amelia cortó la llamada y se acercó sutilmente al trío

- Eso fue un golpe muy bajo – les dijo, cada una miraba para lados distintos. Amelia las esquivó y se fue directo al refrigerador donde colgaba la "Lista del sillón", pasó las páginas hasta llegar a la número uno y por primera vez escribió algo en la columna de Luisita. Con una última mirada intimidatoria a su esposa se fue al jardín

Apenas pudieron ver que Amelia estaba jugando con sus hijas y sobrinas, Luisita corrió a ver la lista

- ¿QUEEE? No… no… esto no puede ser... – María caminó hasta su amiga

- "Dos semanas sin nada de nada" – leyó la bailarina - ¡Marina! Hay que volverlo a intentar con Amelia, ahora que Luisita no la va a poder divertir – María no perdía oportunidad

- No te preocupes Luisita – Marina obviaba el mal momento de su mujer para decir esas cosas – El bomboncito jamás va aguantar tanto tiempo sin tocarte – dijo segura – Estamos hablando de la mujer que interrumpió tu clase de fotografía contemporánea solo para tener sexo contigo – apuntó su amiga

Luisita sonrió ante el recuerdo de Amelia entrando al anfiteatro donde Luisita estaba hablando para pedir hablar de forma urgente con ella. Todo terminó en un orgasmo apurado de la rubia en el salón de al lado

La voz de su madre gritándole a su padre sobre su traje de baño la volvió a la realidad

- ¡Mierda! – golpeó la mesa – Esto va a ir de mal en peor – dijo

- ¿Qué pasa Luisi? – le preguntó María

- Mi madre llega al campo un día después de nosotros y dice que necesitan ayuda en un problema que están metidos con mi papá – les contó – No puedo dejar que Amelia la pase mal esta vez – agregó. Marina y María se miraron - ¿Qué pasa? – preguntó Luisita – Algo no me están diciendo – indagó

- Emmm – Marina sabía que tenía que decírselo – Mis padres y lo de María también van el mismo día Luisita – agregó

- Eso ya lo sabía…

- También la abuela de Marina – agregó María haciendo que la cara de Luisita se transformara. Amelia y la señora no se llevaban para nada bien

- Hay otro problema – habló Marina

- Dilo se una vez – dijo

- Ninguno de nuestros padres saben que María ha dejado de trabajar y que estamos buscando otro bebe – llevaban un tiempo intentando que la bailarina volviera a quedarse embarazada, pero los tratamientos no funcionaban

- ¿Cómo que no se lo han dicho? – la cosa se ponía fea – Tu padre es doctor Marina, ¿crees que no se va a dar cuenta de las cosas que está tomando María para poder quedarse embarazada? Vamos a pasar una semana entera con ellos, por el amor de Dios – el agarrado de cabeza estaba de moda este sábado – Y yo diciéndole a mi esposa que todo va a ser distinto ¡Que cara que tengo Dios mío! Amelia me va a matar… ¡Me va a matar! - la morena silenció a su mujer entrando con las niñas

- Nos vamos a comprar las cosas que hagan falta para irnos – dijo fríamente – No nos esperen a almorzar – agregó

- YAYYYY ¡COMIDA CHATARRA! – festejó Lexi

- Me va a matar – Luisita volvió a repetir cuando no había moros en la costa

- Yo creo que lo mejor es no decirle nada y tratar de manejar las cosas nosotras mismas – opinó Marina

Luisita la miró sospechosamente

– Marina, ninguna de nosotras es capaz de enfrentarse a nuestros padres…

- Eso es cierto cariño – la apoyó María – Llevamos meses esquivándolos – dijo

- Pero esta vez va a ser distinto – el móvil de Luisita sonó de vuelta

- ¿Y ahora que mamá? – atendió a Manolita - ¿Cómo que Marisol y su esposo van también? No mamá… en serio… me voy a quedar sin esposa… mamá… mamá… MAMÁ – no había caso, otra vez la dejo con la palabra en la boca

Luisita miró a sus amigas

– Pero que ni crea Amelia que voy a pasar una noche en ese condenado sillón. ¿Me oyen? – la rubia había pasado el límite de la cordura – Yo soy Luisita Gómez y Luisita Gómez no duerme en sillones – afirmó con su puño apretado

….

- ¡Mierda! ¡Condenado sillón! – la noche había llegado y Luisita se encontraba dando vueltas en el sillón cama de la sala tratando de acomodarse – Quien mierda me manda a ponerle llave a la habitación – la respuesta a eso era la palabra sexo y muchas hijas que pueden entrar en cualquier momento - ¿Cómo hace Amelia para dormir en esto? – cobijas iban y venían - ¡LA ESPALDA ME ESTA MATANDO! – se quejó

- ¡HAY GENTE QUE QUIERE DORMIR! – le llegó un grito desde las habitaciones que no pudo identificar a cuál de sus hijas correspondía

- Ratas traicioneras – murmuró – Se supone que tienen que estar aquí conmigo – cuando a Amelia le tocaba el sillón, el mueble se llenaba de niñas inmediatamente - ¡DIOS! – Luisita le daba golpes a la almohada – Esta cosa parece una piedra – seguían los golpes - ¡QUE MAL QUE LA ESTOY PASANDO! – gritó la rubia

- ¡SHHHHHHH! – la silenciaron

- ¡NO ME CALLO NAD…¡AUCH! – un hipopotamo le caía en la cara - ¿QUIEN FUE? – Luisita se había parado en en sillón cama y buscaba en la oscuridad a la culpable del peluchazo recibido. La fotógrafa agarró el peluche – Esto no se va a quedar así – a paso firme subió a la habitación donde dormía su mujer, que también era su habitación

- ¡AMELIA! ¡AMELIA! ¡AMELIA! – golpeaba la rubia - ¡EXIGO QUE ABRAS LA PUERTA EN ESTE INSTANTE! ¡QUIERO DORMIR EN MI CAMA! - insistía con los golpes pero no recibía respuesta

- Permiso – Lexi llegaba a la puerta - ¿Qué haces aquí mamá? Pensé que hoy te tocaba sillón – resaltó – Eso dice en la lista – dijo

- Esa estúpida lista no vale nada cariño – le dijo

- Mami si la cumple – la pequeña estaba en lo cierto - ¡Soy Lexi! – se anunció en la puerta luego de golpear. Y la puerta se abrió inmediatamente para dejar pasar a la pequeña

Luisita pudo ver al resto de sus hijas acostadas en su cama junto a la morena hasta que la puerta se cerró nuevamente

- Ratitas traicioneras – murmuró nuevamente mientras volvía al sillón cama – No las necesito… tengo a Uno, Dos, Ocho… o el número que sea este estúpido peluche – lo abrazó – No pienso pasar una noche más en este sillón… prepárate para ser seducida Amelia Ledesma… Luisita Gómez va con todo ¿OISTE? – gritó con toda intención - ¡VOY CON TODO! – repitió

- ¡SHHHHH! - otra vez

- ¡AUCH! -otro peluche que le dio esta vez en la panza - ¿QUIEN FUE? – Indagó - ¡TE VI LEXI, TE VI!

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