Después de unos largos días en la ciudad en casa de la tía Daliza. El día de pesca fue algo gracioso, Támara cayó al lago después de asustarse con una mariposa que volaba enfrente suyo. Michael presumiendo de sus finos caballos y uno de ellos lo terminó botando en un barrial y su rostro lleno de barro era irreconocible. Lola como siempre, solo observaba y pocas veces decía una palabra.
Al final la tía Daliza nos agradeció por la visita y dijo que siempre seremos bienvenidos.
Estando de vuelta en el pueblo, lo primero que hice fue visitar a Tebi en Sevilla, me senté y pedí un helado y le conté todo lo que había pasado en la casa de la tía Daliza, tambien le conte mi conversación con Mat.
***
Al día siguiente fui a la cafetería, de vuelta al trabajo.
—Así que le caes bien a tus primos —dice Mat con sarcasmo.
—Son insoportables ¿tú no tienes primos insoportables?.
Mat me ve por encima de su hombro mientras sirve café —La verdad todo el mundo es insoportable, son un fastidio y si, tengo dos primos pero no me hablo con ellos.
—Claro, debí imaginar que dirías eso.
Mat se retira con la bandeja en sus manos.
Mat, te pusiste más bueno en estos tres días que estuve ausente.
¡Oh no! Debo dejar de pensar esas cosas, Susan no olvides que Mat solo es un patán y un gruñon que le fastidia las personas y que por un milagro del señor al menos te ve como una amiga. ¿OK?.
Pero aww, Mat es como uno de esos príncipes, con su cabello oscuro que cubren sus orejas y esos ojos que hipnotizan y …
—¡Susan! —grita Mat enfrente mío.
Me sobresalto —¿Qué, qué pasa?
—¿En qué estabas pensando? —Mat levanta una ceja.
—He, nada yo… estaba imaginando cosas, ya sabes…
—Eres patética —Mat se sienta.
—Y tú eres un amargado.
Mat levanta una ceja.
—y yo que ya había aceptado ir contigo a la feria.
Abro mis ojos —De acuerdo, de acuerdo.
—Pero supongo que los amargados no van a ferias —dice Mat tocando su barbilla.
—¡Oh por supuesto que si!... Iremos los tres.
—¿Los tres?.
—Con Tebi, te habia contado...
Mat hace una mueca —Será un fastidio pero esta bien, como quieras.
***
Paso el día y nuestro turno había terminado. Mat y yo nos dirigimos a nuestras respectivas casas. Quedamos en encontrarnos en la entrada de la feria. Después de decirle a Tebi que Mat venía con nosotros no le gustó mucho pero al final aceptó.
Tebi y yo nos fuimos juntos y llegamos primero, esperamos un largo rato hasta que llegó Mat. Tenía sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones negros y una camiseta con el Capitán América de Avengers estampado y su cabello estaba recién lavado y despeinado.
Ay Dios mio, por los calcetines de mi hermano... se ve muy guapo.
—Hola, perdón la tardanza, no encontraba las llaves de mi auto —dijo Mat sereno.
Tebi blanqueo sus ojos —Bien no perdamos más tiempo y andando.
Nos adentramos al lugar y caminamos viendo todos los juegos de diversión que habían. Entre los tres pagamos para subirnos a un barco que se movía de un lado a otro hasta al final dar toda la vuelta y quedar con la cabeza hacia abajo.
Adrenalina pura.
Luego de bajarnos Tebi riendo por lo divertido que fue y Mat igual. Mientras que yo sentía que mi corazón se iba a salir.
—Chicos, no volveré a subirme en una cosa de esas.
Mat y Tebi ríen.
—Deberías subir otra vez, para que se te quite el miedo —dice Mat.
—Si, Mat tiene razón, deberías subir otra vez.
—¿Están locos? Ni loca me subo de nuevo.
Mejor, vamos al gusanito —digo.
Mat y Tebi se dan una mirada confusa.
—El gusanito es juego de niños Susan —dice Tebi.
Me sonrojo —Pues… ni tanto, he visto adultos que montan también.
—Si pero son los padres de los niños —dice Mat.
—Bien, entonces a donde —digo cruzando mis brazos sobre mi pecho.
—Vamos a los carros chocones —dice Tebi.
Después de montar en los carros chocones y reír como locos, seguimos subiendo a otros juegos y por último quise jugar Tiro al blanco.
—Tienes una pésima puntería —dice Mat que agarra el rifle de balines y apunta a una de las figuras de metal que se encuentra en la repisa.
—Oh, vamos a probar la puntería del chico amarguras —dice Tebi entre risa.
Mat guiña un ojo y apunta.
¡Pum!, ¡Pum!, ¡Pum!, ¡Pum!, ¡Pum!, ¡Pum!.
Tebi y yo quedamos boquiabiertos al ver que todos los tiros dieron al blanco.
—Vaya, si que eres bueno en esto —dice Tebi dándole un golpecito en su hombro.
Mat sonríe victorioso.
La chica encargada del juego le dio a Mat su recompensa por ganar.
—¿Un peluche de pingüino? , que patético —dice Mat sin ganas.
—Los pingüinos son muy tiernos y hermosos, es lo opuesto a ti —digo riendo.
Mat frunce el ceño.
—Si y tú te pareces al pingüino, son iguales de patéticos —Mat mueve el peluche de un lado a otro.
—Ya imagino a Mat durmiendo con el pingüino abrazado a él —dice Tebi en risas.
Salimos del lugar y Mat se ofreció a llevarnos a casa.
—¿Puedo poner algo de música? —digo a Mat mostrando una enorme sonrisa.
—Tu música apesta —dice Mat
Mis mejillas se ponen rojas —¡Mi música no apesta!.
Mat sonríe.
—Oye viejo, no deberías meterte con su música favorita, es algo que Susan no tolera —dice Tebi.
—Ash qué fastidio, sólo música de niñitas oyen ustedes dos.
—Yo no escucho a los Morat —dice Tebi en su defensa.
—¿Morat?, ¿y esos quienes son? —dice Mat confundido.
—Bien chicos, dejemos hasta ahí. Mat métele más velocidad a tu auto, no quiero llegar tan tarde a casa.
—Pero tú mamá está trabajando y llega hasta mañana —dice Tebi.
—Si pero tengo un hermano mayor que es muy pregunton, ¿lo olvidas?.
—Lo olvidaba.
Mat sigue manejando hasta que llegamos a casa, para enfrente de mí casa y Tebi baja rápidamente y se despide de nosotros.
—Chicos, fue un gusto pasar este día con ustedes. Mat, viejo ya no me caes tan mal —dice Tebi con una sonrisa.
Mat le da una media sonrisa —Eres un fastidio pero tampoco me caes mal.
Tebi entra a su casa y yo abro la puerta del auto.
—Gracias por traernos Mat.
—Bien, descansa Susan.
—Tú igual —le doy una sonrisa.
Comienzo a salir del auto cuando Mat me detiene.
—Espera.
Volteo a verlo —¿Si?
Mat rasca la parte de atrás de su cabeza.
—Pienso que tú cuidarías mejor de Pingüi —dice Mat sacando el peluche de pingüino.
Noto un pequeño sonrojo en Mat.
Sonrió —Oh Mat, que romántico de tu parte obsequiarme tu peluche.
Mat voltea sus ojos —No seas patética Susan, solo… ya sabes que sería para mi un fastidio tener un peluche de Pingüino en mi casa.
Río —Claro, cuidaré bien de pingüi. Que descanses Mat.
Entró a casa y veo a Edwar sentado en el sillón de Papá, tiene la TV encendida y está comiendo palomitas, ultimamente esta más en en casa.
Edwar voltea a verme cuando escucha la puerta.
—Son las 11 de la noche —dice Edwar.
—Ah… si, es que nos distraídos en los juegos y no vimos la hora.
Edwar echa un vistazo al peluche que tengo en mi mano.
—Lo gane en uno de los juegos —digo rápidamente.
Edwar sonríe —Entiendo, no te preocupes, solo llámame para saber de ti.
—Oh, no me había fijado que mi cel se apago. De acuerdo, lo siento.
Subo a mi habitación y caigo rendida a mi cama. Mirando al techo pienso en Mat. Fue tan bonito de su parte al darme el peluche de pingüino, bien podría a verlo botado luego, pero no lo hizo y me lo dio. Aww es tan romántico, parezco que estuviera en una novela romántica de esas que suelo leer.
Me pongo de pie y me siento en mi escritorio, prendo la computadora y le echo un vistazo a mi novela.
Las ideas mas interesantes a veces ocurren en los momentos menos inesperados.
Comienzo a teclear en mi compu y dejo que mi imaginación fluya.