POV: Arianne
-¡Dos días!-gritó Ivy al tiempo que me agarraba los hombros con euforia.
-Sí, Ivy, lo repites cada cinco segundos-dijo Gabi estresada, agitando sus apuntes en el aire como si estuviese haciendo algún tipo de imploración silenciosa.
Yo puse los ojos en blanco mientras terminaba de repasar para mi último examen de física.
Oh...¡qué poco quedaba ya para las vacaciones!
Pensé en Eric...¿habría acabado de estudiar?
Últimamente me da la sensación de que cuando estudiamos juntos no entiende nada de lo que digo.
No para de lanzarme piropos y de hacerme sonrojar, y claro, así no hay quién pueda...
Como si lo hubiese invocado, apareció junto a Dani, conversando animadamente.
-¡Hola arbolito!-dijo Dani siendo bastante empalagoso, mientras besaba a Ivy en la mejilla ruidosamente. Puse los ojos en blanco, como el resto de los presentes.
-Hola orco-le contestó Ivy con una mueca divertida, al tiempo que se recostaba en el pecho de 'su hombre' como ella lo denominaba.
-Hola ma belle...-me susurró seductoramente Eric contra mi pelo, mientras me sujetaba por la cintura, como siempre, consiguiendo que mi estómago se moviera.
-Hola Eric, ¿has estudiado?
Me miró poniendo una cara de incredulidad:
-¿Crees que soy un vago que no hace otra cosa que comer, dormir y admirar tu belleza?
Lo miré enarcando una ceja, intentando evitar que notase mi sonrojo.
-Mejor no respondo...
Él chasqueó la lengua disgustado:
-Qué poca confianza ma belle....que va...
Le sonreí encogiéndome de hombros.
-Últimamente me da la sensación de que no me entiendes cuando te explico las cosas-le confesé pasándome una mano por el pelo un poco preocupada.
-Es que teniéndote a ti como tutora, no pienso precisamente en literatura a tu lado...más bien, en lengua...
Golpeé su hombro:
-Imbécil.
-Pero te encanto.
Me quedé callada porque en realidad no tenía nada que contestarle.
¿Qué si lo adoraba? Muchísimo.
Era adorable como novio.
Se acordó de que llevábamos casi dos meses saliendo, sin necesidad de que tuviese que recordarselo. Es más, hasta lo olvidé.
Me llevó a cenar y luego un paseo por la playa.
Tengo que reconocerlo, él es la 'mujer romántica' de la relación.
-¡Aprobé! ¡Dios! ¡No me lo creo! Era cierto eso de que estudiando se aprueba fácilmente...-gritó Lydia corriendo por todo el pasillo con emoción, saltando a los brazos de Abbie.
-Llevo diciéndotelo un curso entero-le reproché medio en broma, medio en serio.
-Mejor tarde que nunca-la defendió Ivy, felicitando a Lydia con un choque de cinco.
-Ahora sí que voy a disfrutar de mis vacaciones de primera-gritó dando un saltito.
-Vamos-la corrigió Abbie alzando un dedo en su dirección.
-Y para celebrarlo, hoy vamos a ir todas al karaoke de un amigo de mi familia...
-¿Un karaoke?-preguntamos al unísono, como si lo hubiésemos practicado.
-¡Sí!¡Será divertido!-Ivy parecía convencida de su idea.
-Pero...si yo no se cantar...-se quejó Lydia frunciendo el entrecejo. Yo la apoyé con un gesto de cabeza.
-Lo cierto es que yo no canto, yo...doy berridos siguiendo la melodía de la canción...bueno...a veces ni la sigo.
Estallamos en risas, pero sin estar muy seguras de que fuera buena idea.
-Vamos será divertido-nos imploró Ivy sacando puchero. Dado que ninguna se quejó esta vez, ella aplaudió contenta- En mi casa a las 7, tenemos que ponernos guapas para los chicos.
-¿Más guapas de lo que ya somos?-dijo Abbie arrogante.
-Sé que es difícil de creer, pero tenemos que estar guapas....hay mucha perra en celo suelta por ahí, podrían pensar que pueden ligar con nuestros hombres.
-Ivy, eso es muy primitivo-le dije poniendo los ojos en blanco. Yo no denominaba a Eric 'mi hombre'
-Pero cierto.
-No lo entiendo-dijo Eric mientras me abría la puerta del copiloto. Siempre hacía lo mismo. Era más tierno...Para que luego se quejasen de que no quedaban caballeros.
-¿Por qué tenemos que ir?-se quejó sacando puchero-No quiero ir...
-Eric, son nuestros amigos...
-Y tú mi novia, quiero estar tiempo contigo...
-Por cosas como esas te daría el diploma al mejor novio, pero ahora llévame a casa de Ivy que tengo que prepararme...
Él hizo una mueca de disgusto:
-Todavía es temprano...quizás, podamos ir un ratito a mi casa...-pidió sonriendo pícaramente.
-¿Para qué?- pregunté remolona, me encantaba ser así con él.
-Para tener sexo alocado toda la salvaje tarde-dijo riendo cuando le pegué fuerte en el brazo.
-Eres un cerdo, llévame a casa de Ivy.
-Arianne sabes que te encantaría...
-Sí... pero no contigo-le dije seriamente, evitando el contacto visual. Noté como él me miraba intensamente, pero mantuve mi mirada en la ventana.
-Ma belle con eso no se juega-me reprendió, aunque yo seguía sin mirarlo.
-¿Ma belle?-repitió un poco más nervioso. Comenzó a tamborilear los dedos en el volante y apretó mi muslo suavemente llamando mi atención.
Miré sus iris azules mientras él ponía cara de perrito abandonado.
No podía hacerle sufrir si me miraba así, por lo que le sonreí.
No sé en que momento había frenado, pero ahora había cogido mi cara entre sus manos y me besaba suavemente.
Tiró de mis muslos para que me pusiese sobre él y me besara más intensamente.
-Eric...-dije entre suspiros, realmente me encantaba besarlo. Él me ignoró y continuó besándome, apretándome más a él- Una vez...-contuve la respiración mientras besaba mi cuello-me dijiste que este...-mordió mi labio callándome- era tu santuario...
Puse mis manos en su pecho, separándome un poco de él.
-Debemos parar...
Me miró mientras me recolocaba el pelo que él había revuelto. Sentía calor por todo mi cuerpo y seguramente estaba muy sonrojada.
-Me provocas romper mis propias normas...-continuó besándome el cuello-Realmente eres perfecta para mí.
-Pero...¿seguro?-pregunté notando como el latido de mi corazón retumbaba en mis oídos con fuerza.
-Tengo tantas cosas que enseñarte...-mordió mi labio, sonriendo mientras pasaba sus brazos alrededor de mi cintura.
Ivy no mentía cuando dijo que no sabía cantar. Entonaba notas que no sabía ni que existiesen.
Sin embargo era divertido verla sobre uno de los pequeños escenarios bailando y haciendo muecas mientras cantaba 'Who's that chick' de Rihana, su canción favorita 'del mundo mundial'
Menos mal que no había personas conocidas cerca cuando me obligaron a cantar 'Baby one more time' de Britney Spears.
Mientras cantaba me di cuenta de cuanto había cambiado en unos pocos meses. Si a la Arianne de hace unos meses le hubieran dicho que cantaría frente a sus amigas con un vestido por encima de las rodillas bajo la mirada de un chico guapísimo que además era su novio se reiría incrédula.
Lo cierto es que ahora no me importaba, incluso me lo estaba pasando bien.
Eso me hizo pensar que todo ha sido tan rápido que no sé si sigo siendo yo.
¿La Arianne de hace unos meses sigue ahí dentro?
¿Y la de hace cinco años?
De repente sentí una opresión en el pecho, algo dentro de mí me decía que lo estaba haciendo mal. Que me estaba equivocando.
Un hombre trajeado se paró en nuestro pequeño espacio, apoyándose en la pared con indiferencia. Mis amigos estaban de espaldas, por lo que era solo yo la que lo estaba viendo.
No me hubiera llamado la atención si no me hubiese mirado sin ningún tipo de expresión en la cara. Ni curiosidad, ni gracia....nada.
Mi pulso se aceleró pues sabía lo que significaba esto. Me entró pánico y quise sacar a las chicas y a Eric de allí rápido.
Intenté respirar profundamente para que no se me notara lo que había visto. Me concentré en mirar a Eric y en acabar la canción y poder buscar alguna excusa para sacarlos de allí.
Levanté apenas la vista, para encontrarme al mismo hombre sonriéndome, luego se alejó sin dejar de mirarme.
Volví mi atención hacia Eric que me sonrió y por un momento casi me olvidé de lo que pasaba a mi alrededor, de en dónde me había metido. Frunció apenas el ceño cuando me vio bajarme del escenario con prisa.
Me acerqué para darle un casto beso en los labios y correr en busca de aquel hombre con la excusa de tener que ir al baño.
Los pasillos del karaoke se me hicieron eternos sintiendo el corazón martillear contra mis costilla con fuerza.
La calle trasera estaba desierta, ni siquiera había gatos entre los cubos de basura, sentí un escalofrío, pero no fue por el frío sino por la visión del hombre frente a mí entre las sombras.
Apenas se distinguía su silueta pero sabía que era el mismo que me vio dentro del karaoke.
Me debatí entre salir corriendo o encararlo, pero si huía no averiguaría qué tenía que decirme, así que decidí apretar los puños al tiempo que caminaba con paso vacilante, reuniendo todo el valor que pude.
-Arianne Lowell-su voz profunda me hizo vacilar por unos segundos, no me sorprendió que supiera quién soy, ni que utilizara el apellido Lowell.
Al ver que no respondía, sonrió de medio lado con frialdad. Aún sin poder verle la cara con claridad, su expresión me dio miedo.
-Veo que es cierto-murmuró con lo que parecía ser algo gracioso pues avanzó hacia mí con paso tranquilo. Me detuve y alcé la mandíbula ligeramente en un gesto inconsciente de orgullo, mezclado con la adenalina.
-¿Tienes miedo?-preguntó acercándose aún más a mí. Apreté los puños para que no viese que lo tenía. No era tonta, nunca debes mostrar inseguridad, eso me lo había enseñado Lea.
-Lo tienes-dijo estudiando mi expresión cuidadosamente. Rió por algo que le causó gracia-Sin embargo no li vas a mostrar abiertamente.
Mantuve mi silencio.
-¿Sabes quién soy?
No hice nada, continué mirándolo fijamente, intentando no ceder a mis instintos de supervivencia que gritaban que saliese de allí.
-Supongo que no, pues solo dos personas conocen mi verdadero nombre-hizo una pausa dramática-mis padres. Y ambos están muertos, por lo que nadie lo sabe...tú puedes llamarme-se llevó una mano a la barbilla pensativo. Sabía lo que intentaba, jugaba conmigo.
-Tú puedes llamarme...dios.
Alcé ambas cejas con cansancio.
-Al grano-pedí de forma atrevida, cosa que lo sorprendió.
-Cierto que tienes valor...tu tía también lo tenía...bueno, hasta que suplicó por su vida.
Sentí mi sangre calentarse, pero lo único que hice fue sonreír levemente.
-Mientes, ambos lo sabemos, tú no la mataste, un dios no se ensucia las manos.
-Cierto, eres una chica lista.
No respondí a eso.
-¿Por qué estás aquí? Creí que habíamos llegado a un trato...
-Oh sí....Aleski me contó algo de eso...un chico blando a ratos.
Hizo una mueca de lo que parecía ser diversión. La situación le divertía.
Yo tragué con dificultad pues no me gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación.
-Pero...a mí no me hace gracia que una niña me manipule...por muy guapa y valiente que sea...-ya no había rastro de diversión en su voz. Ahora solo había frialdad.
-Yo...-intenté protestar, pero su mirada me intimidó. Cogió mi garganta con una mano y me empujó contra la pared más cercana, levantando apenas mis pies del suelo.
-Dime...¿te sientes poderosa?-apretó su agarre provocando que mi vista se nublase un poco-Lo que crees saber no es sino la punta del iceberg....un iceberg muy grande, que ni tú ni ese estúpido policía podrán llegar a imaginar.
Pataleé en busca de aire y me soltó de repente. Tosí intentando reabrir mi garganta.
Ahora prácticamente temblaba pero me obligué a mantenerme firme. Lo encaré con indiferencia.
-De ser como dices, ¿por qué viniste y no mandaste a uno de tus matones?
Por un momento pensé que me pegaría pero sonrió.
-Estúpida niña, Aleski no te mató por no herir a su sobrino, pero a mí me es indiferente...
Me encogí caminando hacia atrás hasta tocar la pared con la espalda. El pánico fluía libremente por mis venas y ya no me molestaba en intentar detenerlo.
-Dime, ¿esos eran tus amigos?
La ira me inundó en pocos segundos.
-No los toques-ladré con coraje.
-Me pregunto cuanto suplicarás para que te mate una vez que haya torturado y desmembrado a tu querido Eric.
-¡No lo toques!-prácticamente iba a desmayarme. Todo zumbaba a mi alrededor. Avancé hacia él con rabia empujándolo en un arrebato, casi en seguida me arrepentí y volví a retroceder.
Mátame, mátame a mí, te daré lo que tu quieras, pero no los toques-susurré casi suplicando y con las lágrimas acumulandose en mis ojos.
El señor me miró estudiándome lentamente.
Se formó un silencio tenso entre nosotros que se me hizo eterno.
-Me caes bien...-dijo sin despegar su mirada de mi cara. No me atrevía a respirar.
- Voy a concederte tus peticiones, pero no eres tonta, sabes que cuando digo que te mataré...lo haré, esto no es una película de Hollywood, aquí nadie puede salvarte.
-Lo sé...
-Sabes que no será rápido...
-Lo sé...
-La gente de la que me rodeo es experta en matarte lentamente...
Tragué fuerte, me estaba diciendo que mi muerte sería lenta y dolorosa.
No respondí sino que cerré los ojos con fuerza, apoyándome en la pared, mis piernas casi no podían sostenerme.
-¿Cuándo?-pregunté en un susurro.
-Te concederé tus peticiones, pero porque estoy aburrido y tú tienes algo que promete ser divertido...-enrrolló un mechón de mi pelo-El 22 de junio, coincidiendo con el comienzo del verano y tu cumpleaños, te encontraré...puedes ir hasta el fin del mundo, te encontraré...
Se recolocó la corbata con elegancia.
-Tú y yo nos divertiremos...-me miró de una forma que me puso los pelos de punta, besó mi mejilla con lentitud.
Luego se alejó entre las sombras, dejándome ahí, quieta, temblando como un caniche y llorosa.
Las rodillas cedieron, dejándome caer con un golpe sordo.
El miedo fue sustituido por la rabia y la impotencia, golpeé el suelo con la palma de la mano repetidamente, el dolor sordo alejaba las ganas de llorar.
Me resultó gracioso que minutos antes me preguntara si seguía siendo Arianne.
Lo cierto es que ya daba igual, Arianne moriría, daba igual si había cambiado.
Cuando volví con mis amigos, me miraron preocupados.
-Lo siento, me entretuve hablando con una amiga-me sorprendió la facilidad con la que mentí. Eric fue el único que me miró y supo que algo había pasado. No obstante, no preguntó, sino que me abrazó por un costado, besando mi hombro.
Apreté los puños, haciendo que las pequeñas heridas de mis manos causadas por el cemento, ardieran alejándo de nuevo las ganas de llorar.
-Te quiero, ¿lo sabes verdad?-le pregunté hundiendo mi cara en su cuello respirando su perfume.
-Lo sé...-dijo con arrogancia, sonreí un poco, se puso serio y estudió mi cara-¿Estás bien?
-Te quiero mucho, Eric.
-Y yo ma belle, con locura.
Me besó suavemente y me dejé embriagar por él. Solo él tenía ese efecto anestesiante en mí.
Holaaap
¡Estoy de vuelta sip!
Muchos me preguntaron que por qué no publicaba y la razón es simple, estaba de viaje y como comprenderán pues no tuve tiempo.
Bueno, pues ahora intentaré subir el sábado así que no desesperen.
Chauuu, espero que les guste
Besoos, Sumeeer