Eviterno || Terminada

By MsMistery19

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Una destinesia, había llegado dónde estaba ella, a su mundo, el problema es que había olvidado cómo volver al... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Final
Epílogo
Nota
Nota
Nota.

Capítulo 34

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By MsMistery19

Dos libros con páginas rotas intentando leerse en cada lágrima derramada.

Pov Poché.

Horas antes.

Miré la pequeña llovizna caer afuera desde la ventana, mi mano jugaba con mi bolígrafo mientras pensaba en Dani. Llené de aire mis pulmones con un nudo en la cabeza.

Hace dos días no la veía, sin embargo moría por verla y saber cómo se encontraba. Sabía que la muerte de Tony había sido más que un golpe para ella, una parte de ella había sido arrancada y entendía cuánto dolía eso.

Cuando me enteré que Tony había muerto, me invadió una tristeza enorme, no lo conocía tanto pero, el poco tiempo que hablé con él me di cuenta que era un gran chico, no merecía morir.

Sabía que Dani estaría destrozada, por esa razón espere a que finalizará todo para ir a verla, no podía presentarme así de la nada, sería imprudente, por eso espere y le di un hombro en dónde llorar a Dani. Quería seguir haciéndolo, pero una parte de mi orgullo herido me lo impedía.

¿Por qué? Porque la imagen de ella con Roy invadía mi mente aún

—¡Una vieja se echó un peo!— Fruncí mi ceño al ver a mi hermana Valentina entrando por la puerta.—¡De la fuerza tumbó un coco! ¡Que vieja tan hijueputa pa' tener fuerza en el jopo!— Solté una carcajada sin entender de donde mi hermana sacaba tantas ocurrencias.

—¿Qué putas, Vale?— Le dije parando de reír, mi hermana rió.

—¡He llegado el amor de tu vida!— Exclamó sentandose en mi escritorio de un salto.

— El amor de mi vida anda rondando por ahí.— Respondí con diversión, Vale rodó los ojos.

— Yo sé quién es.— Mencionó alzando sus cejas pícaramente, negué con mi cabeza.

—¿Qué te trae por aquí, pulga?— Pregunté curiosa de su presencia en la universidad.

— Te tengo una sorpresa.— Aplaudió alegremente, fruncí mi ceño.

— Espero que no sea una de tu-

—¡Sorpresa!

Toda palabra se atoró en mi garganta al ver a dos personas más entrar a mi oficina, jadeé en sorpresa viendo a mi hermana, la cual tenía una sonrisa en su rostro. De mi garganta salió un chillido de emoción, corrí hasta donde estaban Laura y Lucía Villa.

—¡Laura! ¡Lucía! ¿Cuándo llegaron? ¿Qué hacen aquí?— Pregunté atrapandolas en un abrazo, las chicas rieron.

— Llegamos ayer, pero fue en la madrugada así que esperamos hasta hoy.— Explicó Lucía viéndome con una sonrisa.

Laura y Lucía Villa son mellizas, mis mellizas favoritas, o cómo las conocen su mayoría de seguidores en redes sociales “Las Villa”. Laura y Lucía estudiaron conmigo, cuando vivía en Colombia con mis padres, pero en ése tiempo tuvimos que mudarnos a Miami. Perdimos todo contacto, pero con los años nos encontramos de nuevo.

Laura y Lucía se dedicaban a la música, tenían mucho potencial y sus primeras canciones lo demostraban, era por eso que Warner Music apostaba mucho por ellas en esta temporada.

Algunas veces nos reuníamos en fechas importantes, era así que no perdíamos el contacto. Ahora después de 2 años nos volvíamos a ver y era increíble.

— Ya te imaginarás cómo me puse al ver que tocaron la puerta del departamento.— Decía Vale a nuestras espaldas.

— Que emoción que estén aquí, hace tanto no las veía.— Las volví abrazar en abrazo apretado, las chicas rieron.

— Lo sabemos, baby. Así que por eso hemos decidido quedarnos aquí por tiempo indefinido.— Me separé de ellas rápidamente, las ví y sonreían radiantes.

—¿Piensan mudarse?— Pregunté con emoción.

— Obvio, nos ha salido una oportunidad de trabajo acá en Miami y aceptamos.— Respondió Lucía aplaudiendo.

—¡No jodan que emoción!— Gritaba Vale llegando dónde estábamos, reímos al ver su entusiasmo.

— Pero bueno, después hablaremos de nuestros proyectos.— Laura negaba con sus manos riendo.—¿Cómo están ustedes? Cuenten el chisme, parce.— Añadía con su característico lado chismoso saliendo a luz, reí.

— Agarrense los calzones porque mi hermana tiene unos chismecitos.— Exclamó Vale jocosa, rodé los ojos yendo al escritorio.

— Ah no, Garzón. No huyas.— Decía Lucía a mis espaldas riendo, negué con mi cabeza sonriendo.

— Bueno, Poché no les contará pero yo sí.

—¡Vale!— Me quejé bufando, mientras me sentaba en mi silla

— Si, si, sí a la chingada.— Me calló Vale moviendo su mano, negué con la cabeza, mientras las Villa reían.

— Anda Vale, cuenta todo.— Pidió Laura viéndome burlona, enchiné mis ojos.

— Bueno, para empezar la bruta ya se divorció...

(...)

—¿Cómo te vas a fijar en ambas hermanas, pendeja?— Laura me lanzaba una pluma a la cabeza, la esquivé rápidamente.

—¡Oye!— Me quejé resoplando.— No sabía que eran hermanas. Es decir, ¿Quién se lo imaginaría?— Respondí encogiendome de hombros.

Y era la verdad, nadie lo esperaba. ¿Qué tan pequeño tenía que ser el mundo para que mi ex esposa fuera hermana de la mujer que me gustaba? Era probabilidades nulas, pero para mí desgracia esa probabilidad se hizo una realidad.

Mi hermana Valentina se había encargado de contarle todo a las Villa, literalmente les dijo todo lo que sabía. Aunque claramente algunas cosas las dije yo, cosas que Vale no sabía.

Aunque debo admitir que me impresionó que mi hermana supiera tanta información de mi vida amorosa, aunque no podía negar que mi hermana era una chismosa de primera, por eso amaba tanto a Laura, era igual que ella, chismosa.

— Poché tiene razón.— Decía Lucía, alcé mi mano señalando a su dirección poniendo cara obvia.

— Aún así, no le dijo la verdad a la chica. ¡Tenías que decirle!— Alegó Laura dramática, rodé los ojos.

—¿Y es qué tú piensas que era tan fácil decirle tremenda verdad cómo si le diera un chicle?— Pregunté con voz irónica, Laura resopló tirando su espalda en la silla.

— De todas formas, la chica no es tan santa después de todo.— Mencionaba Lucía, alcé una ceja.

— Wey, contexto.— Pidió Vale, Lucía rió.

— Pues, no llegó a la cita que tenía con nuestra querida Poch por estar con ese chico.— Respondió Lucía llegando a mi lado, bajé la mirada a mis dedos unos momentos. Aún dolía.

— Es que a ver,— Dijo Laura dando un ligero golpe a la mesa con sus palmas.— La mera verdad es que las dos son unas pendejas.— Fruncí mi ceño indignada, iba abrir mi boca pero Laura me calló.

— Para empezar, tú debiste decirle la verdad a la chica, aún siendo una verdad tan grande.— Suspiré asintiendo con la cabeza, en esa parte Laura tenía razón.— Segundo, no dejaste que la chica te diera explicaciones y...¡Así cómo diablos se suponen que se arreglan las cosas!— Exclamó abriendo sus ojos esperando una respuesta, resoplé.

—¡Tú no la viste con otro a punto de coger!— Respondí rodando los ojos.

—¡Y tú no sabes cómo se sintió ella al tener a otra entre tus piernas!— Me señaló con su dedo índice, abrí y cerré mi boca, me quedé sin argumentos.

— En conclusión, no están juntas por ser unas inmaduras. Ella estuvo mal si, pero tú no sabes que pasó esa noche para que no llegara a la cita. ¿Por qué? No la dejaste hablar, Garzón.

—¿Te pones de su parte?— Ataqué removiendome en mi asiento, Laura rió.

— Nah, solo estoy viendo todo desde afuera y porque sigues soltera, pendeja.— Soltó con diversión viendo sus uñas, negué con mi cabeza.

— Laura tiene razón.— Mencionó Lucía, la observé.

— Apoyo a las Villa.— Acotó mi hermana viendo su celular, rodé los ojos.

— Marica, entiéndanme. No fue fácil para mí hacer de todo para conseguir su perdón y, verla con otro. Además de que ella sabía que la esperaría.— Mencioné suspirando, mientras me ponía de pie.

— Y tú entiendela a ella, literalmente la chica que le gustaba estaba casada con su hermana, dándose cuenta que le ha estado mintiendo. Y cómo cereza del pastel se da cuenta de eso por la boca de su hermana, que es una perra por cierto y no por ti.— Acotó Laura obvia.

—¡Agh!— Dije irritada, cruzandome de brazos.

— A todo esto, ¿Cómo se llama la afortunada?— Preguntaba Lucía con curiosidad, sentandose en mi silla de escritorio, suspiré.

— Se llama Daniela Calle... Mi Dani.— Murmuré lo último para mí misma, suspiré viendo hacia la ventana.

Nada era fácil y, sabía que Laura tenía razón en lo que decía. Ambas habíamos actuado mal, supongo que el actuar cómo inmaduros es sinónimo de amor. Amor... Siempre nublando nuestro raciocinio.

—¡Coño que está re linda!— Escuché a mi hermana a mis espaldas, fruncí mi ceño girando en mi propio eje.

— Amiga, ahora entiendo porque estás tan perdida. Ésta chica es una Diosa.— Me acerqué al trío que miraban interesadamente el teléfono de mi hermana.

— No puedo creer que la estés stalkeando.— Mencioné a mi hermana incrédula, ella se encogió de hombros.

—¿Daniela está soltera? Digo, por ella si dejo de ser hetero.— Soltó Laura moviendo sus hombros jocosamente, enchiné mis ojos a su dirección.

— Es broma, es broma. Relaja la pelvis.— Añadió rodando los ojos, negué con mi cabeza.

—¿Me dejas darle un besito al menos? Ha de besar bien.

—¡Laura!— Reclamé dándole un golpe en su cabeza, ella se quejó mientras Lucía y mi hermana reían.

—¿Quééééé? ¡Puedo ser su permitida!— Exclamó sobando el golpe de su cabeza, resoplé.

— Dani es mía, de nadie más. Así que te vas a buscando a alguien diferente.— Respondí con una pizca de celos en mi voz, Laura rió.

— Se enojó el pitufo.— Dijo volviendo su vista al celular, bufé.

Me quedé parada viendo cómo las tres miraban el perfil de Instagram de Dani, literalmente miraban todo, comentarios, etiquetas, historias destacadas...¡Hasta hacían teorías de todos sus seguidores! Algo cansada de que la vieran tanto, les quité el celular.

—¡Bueno ya, dejen de ver su perfil!— Dije guardando el celular en mi bolsillo.

— Deja los celos.— Exclamaron las tres a unisono, fruncí el ceño.

— Nadie está celosa.— Respondí mintiendo, saqué el teléfono de mi bolsillo y me dispuse a ver las fotos de Dani.

— Claro, ella si puede ver.— Reclamaba Vale bufando.

— Obvio, Dani es mía y puedo verla cómo yo quiera.— Contesté con simpleza viendo sus fotos.

Miré una foto que llamó mi atención, estaba distraída leyendo un libro, sus piernas estaban cruzadas y sus pies descalzos, portaba una camiseta ancha dejando al descubierto un poco sus piernas, un lápiz rozaba sus labios, se miraba concentrada además de que se veía hermosa con gafas. Podía decir que esa era mi foto favorita.

— Mírala, su baba me va a llegar a los zapatos.— Salí de mi trance al escuchar la voz de Laura, alcé mi vista y las chicas me miraban burlonas.

—¿Qué?— Dije arrugando el entrecejo.

— Oh nada,— Negó Laura con su cabeza.— Simplemente vemos cómo babeas por Daniela, además de que estás enamorada, hermana.— Agregaba riendo com diversión, suspiré.

«Obviamente estoy enamorada de ella» Dije a mis adentros.

— Bueno, habrá un partido aquí en la universidad dentro de unas horas. ¿Quieren verlo?— Pregunté a las chicas, mientras le devolvía el teléfono a mi hermana.

—¡Ahuevo hombres corriendo cómo idiotas rozándose, nada más gay que eso!— Exclamaba mi hermana Valentina alzando sus brazos, reí.

— Ojalá nuestra querida Daniela esté en el juego.— Mencionaba Lucía sobando sus manos con malicia, rodé los ojos.

— No creo que venga.— Respondí, mientras salíamos de mi oficina.

Actualidad.

— Dani, hola.— Saludé sonriendo, mientras la veía rascar su nuca ante la imprudencia de mi hermana.

— Hola, Poch.— Respondió mi saludo con una sonrisa en su rostro.

— Es un gusto por fin conocerte,— Vale me quitaba del camino para llegar donde estaba Daniela, rodé los ojos al ver que había manchado mi camiseta con más bebidas que cargaba.

—¡Vale, ya me manchaste!— Protesté poniendo la comida que traía en las gradas, para tomar una servilleta y limpiarme.

— Soy Valentina Garzón, la hermana de esta tonta.— Se presentaba mi hermana con Daniela, ella sonrió.

— No pues gracias.— Dije sarcástica, aún limpiando la mancha de mi camiseta.

— Ellas son Laura y Lucía Villa, son mellizas y sé que adoran el haberte conocido, tanto cómo yo.— Añadía mi hermana Valentina con su efusividad.

Terminé de limpiar mi camiseta viendo cómo quedaba la mancha en ella, inflé las mejillas sabiendo que no podía hacer más por ella, alcé mi vista y Dani me veía con curiosidad. Laura, Lucía y Vale la veían a ella con curiosidad, negué con la cabeza.

— Un gusto conocerlas, aunque al parecer ustedes ya me conocen a mi.— Mencionó Dani ladeando un poco la cabeza riendo, iba abrir mi boca pero...

— Es que aquí mi querida hermana no deja de hablar de ti.— Mi querida hermanita me interrumpía con un abrazo, sonreí negando.

— No pensé que vendrías, Dani.— Hablé por fin, obteniendo la mirada color avellana de ella.

— Lo decidí a último momento.— Contestó sonriendo ligeramente.

— Siéntate con nosotras.— Pedía Lucía con una sonrisa, Dani me vió dudosa.

— Házlo. Tu compañía siempre es más que buena.— Hablé curvando mis labios en una sonrisa.

El pitido inicial del juego captó nuestra atención, por lo cuál comenzamos a sentarnos en la gradas, escuchando el bullicio de la gente. Vale, Lucía y Laura se sentaron rápidamente quedando las tres juntas, tan juntas que Dani y yo nos sentamos a la par.

— Tiendo a creer que me quieren cerca de a toda costa.— Susurró Dani a mi lado riendo entre dientes, reí con ella.

—¿Eso es malo?— Pregunté viéndola, ladeó la cabeza para sonreír.

— No, se los agradezco en el fondo.— Contestó sin dejar de sonreír.

— Yo también lo agradezco.— Confesé en un murmullo, Dani rió suavemente y puso su vista al frente.

El juego transcurrió y no tenía la menor idea de lo que pasaba, solo sé que no podía dejar de ver a Dani. Su voz, sus gestos, su sonrisa, hacían que me perdiera en un mundo de fantasía dónde ella era un sirena hermosa y yo un pirata cautivada por su voz.

Pero cómo todo momento hermoso no puede ser eterno, un idiota que derramó su cerveza en mi espalda interrumpió todo. Apreté la mandíbula viendo a los alumnos que estaban detrás de mi, ellos tragaron grueso al verme.

— Espero estén muy preparados, porque les tocará repetir año.— Amenacé con mi dedo índice, los chicos se vieron entre si y empezaron a bajar de las gradas.

— Estúpidos pubertos.— Murmuré entredientes, sacudiendo las gotas de mi camiseta. Hoy no era mí día.

— Parce, esa camisa ocupa una limpia. Le ha caído de todo hoy.— Decía Laura burlona, mientras comía papas fritas, torcí el gesto imitandola.

— Voy al baño.— Comenté observando a las chicas, ellas asintieron y me hice paso entre la gente.

«Parecen animales» Pensé viendo cómo los universitarios saltaban en las gradas y gritaban con euforia.

Después de caminar por los pasillos vacíos de la universidad, encontré los baños. Me cerciore de que ninguno de los alumnos estuvieran teniendo sexo en los cubículos, una vez vi de que no había nadie, comencé a quitar los botones de mi camiseta pegajosa.

— Demonios, era una de mis favoritas.— Dije en voz alta, viendo la gran mancha de cerveza en la espalda.

Llené de aire mis pulmones y caminé hasta el lavabo para abrir la llave y remojar un poco la tela, comencé a restregar para ver si salía la mancha. Maldecí por lo bajo al ver que no salía, al no ver solución creo que tendría que irme a casa a cambiar.

— Linda vista.— Escuché a mis espaldas, giré rápidamente para encontrarme con una Daniela sonriente, alcé una ceja.

Su mirada recorrió mi cuerpo sin ningún descaro, estaba en un sostén negro, solo con el pantalón y por la brisa mis pezones estaban erectos, haciendo que traspasen el sostén. Dani lamió sus labios para sonreirme.

— Es cómico que robes mis frases, eh.— Mencioné sonriendo cerrando la llave del lavabo, ella rió ligeramente.

—¿Te ayudo?— Preguntó señalando la camiseta con su dedo índice, alcé la camiseta al aire para que ella la tomara.

Dani caminó lentamente hasta dónde estaba, una sonrisa enmarcó su rostro y un aura de tensión sexual nos invadió de pronto, tragué grueso mientras Calle tomaba la camiseta lentamente entre sus manos.

— No creo que la mancha salga.— Murmuró acercándose a mi, dejando la camisa de lado, podía sentir el calor de su cuerpo chocar contra mi abdomen.

—¿Qué me sugiere, señorita Calle?— Indagué alzando una ceja, Dani puso una mano sobre el lavamanos acercándose más a mi, sus labios rozando los míos.

— Me calienta mucho que me digas señorita Calle me pone muy mojada.— Mencionó en un susurro aterciopelado.

— Me calienta mucho que me hable sucio, señorita Calle.— Estiré mi brazo tomando su cintura, la pegué a mi cuerpo de un tirón, una risita coqueta brotó de su garganta.

— No sabe cuánto deseo abrir sus piernas y lamer cada rincón de su deliciosa vagina.—  Murmuré acariciando su labio inferior con mi dedo índice, ella lo chupó de manera provocativa, mordí mi labio inferior.

— No sabe cuánto lo deseo yo también. Sentir su lengua en mi vagina mojada me hace tocar el cielo, señorita Garzón.— Respondió con mirada oscura.

Entreabrí mis labios respirando pesado, sintiendo cómo sus palabras causaba un escalofrío por todo mi cuerpo, enviando punzadas a mi centro provcando que se humedeciera con solo imaginar lo que le haría.

—¿Lo desea?— Pregunté acorralando su cuerpo contra el mío y el lavabo.

— Desde que te vi en ése sostén.— Respondió pasando su dedo índice por mi clavícula, para dejarlo estancado en mi pezón erguido.

—¿Señora Garzón? ¿Está ahí adentro?

Me separé de Dani rápidamente tomando la camiseta y enjaguarla otra vez, mientras maldecia a toda cosa que se me viniera a la mente por interrumpir. Dani se alejó y fingió salir de uno de los cubículos del baño. El director de la universidad entró al baño con una mano tapando sus ojos, reí ligeramente.

— Director Montecinos, ¿Qué se le ofrece?— Respondí poniendo mi camiseta húmeda.

— Puede ver si quiere.— Mencioné una vez tenía mi camiseta puesta, el director Montecinos quitó su mano para sonreírme.

— Necesito hablar con usted, unos alumnos me dijeron verla por acá.— Explicó con algo de pena en su voz, asentí con mi cabeza.

— Claro, vamos.— Contesté yendo a la puerta.

— Señorita Calle, no esperaba verla aquí también. Literalmente porque estoy en el baño de damas.— Bromeó el mayor frente a mi, Dani sonrió.

— Tampoco lo esperaba.— Contestó observandome rápidamente.

— Me alegra que esté aquí, hoy tiene una gran oportunidad.— Comentó Montecinos, haciéndome fruncir el ceño viendo a Dani.

— Espero poder tomarla.— Contestó ella curvando sus labios en una sonrisa.

— Bien. Señora Garzón, sigame.— Pidió el director Montecinos, caminé detrás de él.

— Te llamo luego.— Murmuré rápidamente a Dani, ella sonrió asintiendo con su cabeza, mientras me guiñaba un ojo.

«Montecinos te odio, podría estar teniendo sexo justo ahora» Pensé, alcanzando a mi jefe.

1 hora después.

Suspiré por fin saliendo de la oficina de mi jefe, o sea el director Montecinos, en pocas palabras el padre de Wiliam y Roy. Dios, yo no quería odiar a nadie pero ese chico me caía en la punta del hígado, Roy Montecinos era cómo un pequeño grano en el culo que no puedes explotar y deshacerte de él.

No era tonta, sabía que haría de todo por tener a Dani, pero yo no quiero que eso pase. Por nada del mundo tiene que pasar, suficiente tuve con lo ví en el Sex On Fire. Saqué mi teléfono de mi bolsillo y me dirigí a WhatsApp, le dejé un mensaje a Vale preguntando donde estaba con las chicas. Me salí de WhatsApp para ir a contactos y llamar a Dani.

Un tono, dos tonos, tres tonos, cuatro tonos... “El número que usted marcó está fuera de servicio o se encuentra apagado”

«Genial» Pensé guardando mi teléfono en mi bolsillo.

Iba a dirigir mis pasos hacia mi oficina cuando mi teléfono comenzó a vibrar, rápidamente lo saqué de mi bolsillo pensando que era Dani la que me hablaba, pero no era ella, era Wiliam, extrañada contesté.

— Ey, Wiliam. ¿Qué tal todo?— Respondí caminando hacia mi destino anterior.

— Necesito tu ayuda.— Pidió algo agitado y en un murmullo, fruncí mi ceño

—¿Qué pasa? ¿Dónde estás?— Pregunté algo preocupada.

— Estoy dónde tienen a mi hijo, bueno tenían, lo tengo conmigo.— Soltó de golpe, detuve mis pasos en seco.

—¿Wiliam, qué carajos?— Pregunté pasando una mano por mi frente.

— Necesito que vengas por mi, estoy en un maldito bosque, el niño está dormido. El problema es que unos mexicanos me están siguiendo con machetes y armas.— Explicó rápidamente haciendo que por unos breves segundos mi cerebro haga corto circuito.

— Maldita sea, te dije que esperarás.— Respondí alzando un poco la voz.

— Te esperaré del otro lado de la calle a la que entramos aquella vez. Ven rápido, Poché.— Y sin más colgó la llamada.

Guardé mi teléfono en mi bolsillo de nuevo, comencé a caminar rápidamente negando con mi cabeza, Wiliam era un impulsivo. Aún no era tiempo de que hiciera ésto con su hijo.

— Oh mira, allí va.— Detuve mis pasos en seco al ver a Laura, Lucía y Vale con Calle.

— Marica, tienes que saber lo que pasó con nuestra querida, Calle.— Decía Laura con una radiante sonrisa.

— Momento.— Pedí alzando mi mano, para callar a Laura, ella se quejó. Tomé a Dani de la mano y la llevé algo lejos de las chicas.

— Tenemos que hablar.— Soltamos ambas a unísono, reímos sin evitarlo.

— Tu primero.— Dije sonriendo, mientras mi pulgar acariciaba su mano.

— Quiero hablar contigo,— Comenzó mirándome a los ojos, asentí con mi cabeza.— Así que, veo que estás algo apurada, entonces te veo está noche.— Añadió con una sonrisa tímida.

—¿Es una cita?— Pregunté alzando una ceja sonriente.

— Si quieres, por supuesto.— Contestó Dani con un sonrojo en sus mejillas, matandome de ternura.

—¿Prometes llegar está vez?— Hablé con duda, Dani me observó y dió un apretón a mi mano.

— Está vez nada lo impedirá.— Contestó segura, sonreí por inercia.

— Paso por ti, gomita.— Mencioné tomando su rostro, ella sonrió tiernamente.

— Te esperaré.— Respondió acariciando mi brazo.

Sin poder aguantarlo más estrellé mis labios con los suyos en un beso, suspiré al sentir sus labios otra vez, sentía que había pasado un siglo sin probarlos.

Ambas disfrutamos del beso, mis brazos rodeaban su cintura y los de ella rodeaban mi cuello, me sentía en el espacio con solo besarla. Nos separamos y reímos suavemente algo agitadas.

— Hasta pronto, gomita.— Dije dejando un pico en sus labios, vi a las chicas y evite reír al ver cómo contaban números imaginarios en el techo de la universidad.— Cuidenla, chicas. Vuelvo dentro de un rato.— Hablé dando un ligero asentimiento de cabeza.

— Ay claro, tú ve. Nosotras nos robamos a Calle.— Respondió Vale con una sonrisa, sonreí.

Dirigí al estacionamiento de la universidad, buscando mi coche. Un mensaje llegó a mi teléfono.

“No es por presionar pero, ven rápido éstos mexicanos me respiran en el culo”

Leí el mensaje y negué con mi cabeza, llegué a mi coche y subí a el encendiendo el motor.

— Espero que no pienses hacer lo que yo creo.— Di un respingón en mi asiento al ver a... ¿Audrey?

—¿Qué mierda?— Solté al verla en el asiento trasero de mi coche.











































Capítulo dedicado a NoeliaCacher13  y Puntos_uspensivos

Meta: 170 votos y 180 comentarios

No llegaron a la meta pero, voy a subir cap porque los que votaron se lo merecen.

¿Qué pedo con la Audrey? ¿Está loca? Naaaah.

¿Wiliam? ¿Vivo o muerto? Uhmmm

¿Reconciliación Caché? Uhmm 7u7

*Se va cantando mentalmente a todo pulmón el Roast de Calle y Poché*

Más personajes...

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