WICKED HATE | FRED WEASLEY (t...

acirel_ tarafından

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AVISO: lenguaje maduro, contenido sexual, violencia y uso de drogas y alcohol. Fred Weasley siempre ha odiado... Daha Fazla

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acirel_ tarafından

ATADO
TW: contenido sexual
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— Quítate la camisa.

Mientras encendía algunas de las velas de mi habitación, Fred se sentó en la silla que tenía frente a mi cama, suspirando y mirándome de arriba a abajo.

— ¿Qué vas a hacer conmigo, cariño? — preguntó arrastrando las palabras, divertido, y con el deseo y la excitación brillando en sus ojos marrones como un fuego lento e intenso. Le di una pequeña sonrisa arrogante mientras me acercaba a él, haciendo que nuestras rodillas casi se tocaran y admirando la fiereza en su mirada.

— Voy a enseñarte a no jugar conmigo, Freddie — extendí mi mano hacia su mejilla y pasé mi dedo índice sobre su línea de la mandíbula, arañándole sutilmente con la uña. Complaciendo mi propia hambre, me senté a horcajadas sobre su regazo y observé cómo inclinaba la cabeza hacia atrás al tenerme finalmente tan cerca de él. Intentó tocarme, pero aparté sus manos antes de que lo consiguiera.

— No me toques.

Se río. — Oh, me vas a hacer sufrir más, entiendo.

No respondí, simplemente abrí uno de los cajones del armario que estaba junto a nosotros y saqué mi corbata Slytherin, para después mostrársela con orgullo mientras la deslizaba por mis manos. Fred respiró hondo y una pequeña sonrisa comenzó a formarse en las comisuras de sus labios.

— Maldita sea, estoy jodido, ¿no?

— Y tan jodido, cariño — le susurré bastante cerca de los labios. — Pero antes de que ponga mi preciosa corbata alrededor de tus muñecas, tenemos algo que discutir.

El pelirrojo me miró confundido mientras fruncía el ceño. — ¿El qué?

— Una palabra de seguridad.

— ¿Qué?

— Una palabra de seguridad, Fred. Me divertiré contigo y no quiero hacerte daño, al menos no demasiado. Además también puede funcionar cuando tú domines.

— Bien, lo entiendo — comenzó a pensar y sus ojos brillaron de nuevo cuando encontró la palabra. — La tengo. Arándanos.

Asentí. Solo esperaba que no lo usáramos.

— Ahora, muéstrame tus manos — le ordené y él obedeció, resoplando. Su actitud mostraba cómo dominaba la situación y que en realidad me estaba dejando pensar que yo era la que lo hacía.

Hice un buen nudo con la corbata de Slytherin asegurándome de que inmovilizara sus manos y muñecas, haciéndole imposible deshacerse de ella. Me levanté de su regazo y caminé hacia atrás -observándolo y cuán a mi merced estaba- para sentarme en mi cama frente a él.

— Nunca pensé que Slytherin pudiera quedarte tan bien...— murmuré. Y no mentía, el verde oscuro contra su piel pálida y el contraste con su brillante cabello rojo resultaba realmente atractivo. — Sabes por qué estoy tan jodidamente enojada contigo, ¿no es así, Freddie?

Se rió disimuladamente con una voz profunda.

— Por ponerte celosa. Por burlarme de ti. Por comportarte como un idiota contigo.

— Ajá, así es. ¿Y sabes cómo me voy a vengar? — Froté mis muslos y hablé en el tono más suave y sedoso que pude, como un dulce veneno que salía de mi boca. — Voy a burlarme de ti, Freddie. Voy a hacerte suplicar para que me toques.

Sus ojos se abrieron ampliamente y sus labios se separaron para tomar una respiración profunda. Me levanté de mi cama y pacientemente, me bajé la ropa, quedándome completamente desnuda frente a él.

La mirada de Fred me cubrió de arriba a abajo, se lamió los labios y se movió incómodamente en su asiento.

— ¿Cómo puedes ser tan jodidamente hermosa?

— Cállate, Freddie — me recosté de nuevo, pasando mis manos desde mis rodillas hasta mis caderas, provocándolo aún más, y dejé escapar un suspiro entrecortado cuando sentí que la temperatura en la habitación aumentaba. — ¿Recuerdas después de que me follaras en mi dormitorio de Hogwarts haberme dicho que sería un espectáculo verme tocarme pensando en ti?

Fred contuvo la respiración y sus ojos me miraron perplejos, dándose cuenta de mis intenciones.

— Lilith...— su voz sonó suplicante y ronca.

— Ahora vas a disfrutarlo...— continué, ignorando la frustración sexual en sus ojos.

Me recosté en mi cama, abriendo mis piernas para que él viera completamente la humedad creciendo entre ellas, su respiración se hizo más profunda y más rápida mientras ponía una de mis manos en mi pecho y con la otra acariciaba mis caderas.

Un gemido ahogado salió de mis labios, haciéndome cerrar los ojos cuando mis dedos se encontraron con mi clítoris palpitante y el calor que venía de mí. Escuché a Fred soltar un pequeño y suave gruñido en una voz baja casi imperceptible mientras sus ojos estaban fijos en donde mis dedos estaban haciendo círculos. Hice que dos de ellos entraran dentro de mí sintiendo así la tensión y la humedad a su alrededor.

— Freddie...— solté un suave gemido, imaginando que mis dedos eran los de él y sintiendo cada nervio de mi cuerpo anhelándolo de todas las formas posibles.

— Oh, me vas a matar estalló, inclinando la cabeza hacia atrás y dejándome ver cómo sus pantalones mostraban lo duro que estaba. — Eres tan hermosa... tocando lo que es mío solo para provocarme.

— ¿Desearías estar tocándome ahora mismo? — Jadeé mientras sentía mis dedos entrando y saliendo de mí y las corrientes de placer invadiendo lentamente mi sensible cuerpo.

— Ojalá estuviese ahora mismo profundamente enterrado dentro de ti, Lilith — confesó, con su mirada pegada en mí.

Moví mi mano una vez más y jadeé cuando me sentí rozando mi clímax. Fred hizo un pequeño ruido quejándose mientras se movía en la silla, incómodo.

— Cariño, por favor...

Joder, lo necesitaba.

Con mi cuerpo pidiendo alivio, me levanté, me acerqué a Fred y le agarré de la corbata para arrastrarlo conmigo. Lo empujé para hacerlo caer sobre mi cama y luego, me subí encima de él, asegurándome de que ninguna parte de mi cuerpo tocara el suyo mientras le ataba las manos a la cabecera.

— ¿Vas a ser un buen chico para mí, Freddie? — Murmuré contra sus labios y Fred apretó la mandíbula.

— Sí — susurró de manera desesperada.

Sonreí mientras desabotonaba sus pantalones y se los bajaba junto con sus bóxers, dejando libre su erección. Su punta estaba más roja de lo habitual y las venas palpitaban exigiendo atención.

— ¿Te duele, cariño? — Me burlé de él, acariciando su muslo.

— Sí, maldita sea — se quejó ligeramente. — Joder, Lilith, te necesito.

Llena de ego, me senté a horcajadas sobre su abdomen, mirándole a los ojos, los cuales me cubrían de una manera anhelante que hacía que me derretirse y sintiera el fuego en mis entrañas arder ansiosamente. Puse mi dedo de nuevo en mi clítoris y comencé a hacer círculos muy lentos cuando la mirada de Fred se centró allí y un gemido ahogado salió de sus labios.

— Ni siquiera puedes imaginar la cantidad de veces que me he tocado pensando en ti, Freddie. La última vez fue hace unos días en esta misma cama, deseando que mis dedos fueran tuyos y queriendo escuchar tus caderas chocando contra las mías, complaciéndome como solo tú sabes hacerlo.

Otra corriente de placer me cubrió desde la punta de los dedos de los pies hasta la cabeza mientras el lento movimiento de mi dedo y el calor corporal que provenía de Fred me excitaban aún más.

— Cariño, p-por favor — susurró el pelirrojo, lamiendo sus labios.

— ¿Por favor qué?

— Fóllame.

Tomé su rostro en mi mano y me agaché para susurrar contra sus labios secos;

— Voy a follarte duro, y si te lo tomas como un buen chico y me prometes que no te vas a correr hasta que yo diga, entonces no te dejaré rogando por mucho tiempo para tocarme, ¿trato?

Trató de quitar las manos de su agarre y chasqueó la lengua cuando se dio cuenta de que no había forma de deshacerse de la corbata a menos que fuera yo quien lo desatara. Fred suspiró y cerró los ojos por un breve momento.

— Trato, pero por favor, Lilith...— tragó saliva, — fóllame ya.

Dándole una pequeña sonrisa, agarré su palpitante polla, para darle una leve caricia y escuchando como un suave gemido abandonaba sus labios, lo guié hacia mi entrada.

Fred se movió debajo de mí, con impaciencia, tratando de empujarse, pero puse una mano en su pecho, deteniéndolo y recordándole quién tenía el control. Finalmente, hice que entrara dentro de mí dolorosamente lento mientras bajaba mis caderas. El pelirrojo dejó escapar un gemido profundo y ronco, cerrando los ojos, en el momento en que sintió que lo atrapaba y jadeé una vez que lo tuve completamente dentro de mí.

— ¿Se siente bien, Freddie? — Rodé mis caderas escuchándolo jadear y respirar de manera errática.

— M-muy bien, cariño, jo-joder — gimió, cerrando los ojos fuertemente y luchando por normalizar su respiración. Sentí todo mi cuerpo ardiendo por él y su polla palpitando dentro de mí. Estaba tan jodidamente loca por él.

Levanté mis caderas para comenzar a hacer que entrara y saliera de mí, aumentando mi velocidad, haciéndolo un poco más áspero. Fred trató de morder sus labios para ahogar sus gemidos, pero pasé mi pulgar por su labio inferior para que lo liberara.

— Gime por mí, Freddie — me interrumpí con mi propio gemido. — Déjame escucharte...

Siseó y moví mis caderas, montándolo bruscamente, haciendo que mi piel chocara contra la suya en un sonido hechizante, sintiendo como su tamaño me llenaba y clavando mis uñas desde su pecho hasta casi sus caderas.

— Lilith...— murmuró con la voz entrecortada y atravesándome con sus desesperados ojos. — B-bésame. Bésame, cariño, por favor...

Puse una de mis manos contra su cuello y presioné ligeramente, escuchando a Fred jadear. La única vista de él sudoroso y desnudo, lloriqueando por lo bien que lo estaba complaciendo, de sus ojos más oscuros y su boca abierta, me debilitó, así que me apreté a su alrededor, escuchando nuestros gemidos roncos mezclarse.

Me agaché para rozar mis labios con su de él mientras los movimientos de mis caderas se volvían brevemente más lentos, manteniéndolo penetrando lo más profundo posible dentro de mí.

— ¿Es eso lo que creo que estoy escuchando, Freddie? ¿Me estás rogando que te bese? — Rodé mis caderas una vez más y él jadeó, tragando saliva y con los ojos fijos en mis labios.

— Sí, sí, por- por favor.

Le di una sonrisa orgullosa y luego golpeé mis labios contra los suyos, sintiendo su sabor y su calor abrumando, el suave toque de su boca y su lengua jugando pecaminosamente con la mía de una manera desordenada. Mordí su labio suavemente y luego moví los míos a la línea de su mandíbula, tirando de su cabello para obligarlo a exponer la sensible piel de su cuello ante mí. Besé, chupé y mordí con cuidado, escuchando sus gemidos de aprobación y marcándolo como mío.

Completamente mío.

Puse mis dos manos al final de su cuello y mirando a Fred directamente a los ojos, me levanté y comencé a montarlo aún más duro que antes, sintiendo su punta golpeando agresivamente mi punto más débil y haciéndome gemir.

Un fuerte gemido rasposo me rascó la garganta seguido de otro cuando volví a girar las caderas haciendo que la sensibilidad y la sobreestimulación me volvieran loca.

— ¡Mierda, Fred!

Gimió de nuevo y se mordió el labio aún más fuerte, respirando errático e intermitente.

— Li-lith, me voy a correr. Déjame tocarte, por favor. Yo...— Fred tragó saliva de nuevo e inclinó la cabeza hacia atrás, tratando de nuevo inútilmente de soltarse las manos. — Voy a perder la cabeza si no te toco.

— Será mejor que no te atrevas a correrte, Freddie...— susurré sin aliento y mareada por todo el placer. — Si lo haces, no me volverás a follar en mucho tiempo, ¿me escuchas?

Asintió, frustrado y apretando la mandíbula cuando otro gemido salió de sus labios. — ¡Bien! ¡Pero déjame tocarte, p-por favor!

Anhelando también sus manos sobre mí, me incliné comenzando a desatarlo, asegurándome de que mis caderas siguieran moviéndose con él dentro. Fred aprovechó la posición para atrapar mi pezón en su boca y chuparlo con fuerza, haciéndome temblar y jadear mientras los escalofríos bajaban directamente a mi clítoris.

Una vez que sus manos estuvieron libres, con impaciencia, tiró la corbata y pasó sus manos alrededor de mi espalda para pegarme a su cuerpo. Acarició mi piel hambrienta de taparlo todo y golpeó mi trasero para luego agarrarlo y empezar a golpearme dentro de mí con la misma aspereza con la que lo montaba. Los labios de Fred cubrieron mi cuello y mi pecho agresivamente, haciéndome débil cuando sentí su polla golpeando mi punto más débil aún más fuerte.

Fred gimió contra mis labios, desesperado cuando me apreté a su alrededor, y la repentina sensación de su toque ansioso por todo mi cuerpo fue suficiente para llevarme rápidamente a la cima de mi clímax.

— Eso es, Freddie, haz que me corra como el buen chico que eres — murmuré contra sus labios. Fred gruñó y hundió sus manos en mis caderas mientras abría la boca, sacando la lengua.

Sabía exactamente lo que quería.

Sintiendo mi coño palpitar y palpitar mientras mi orgasmo se formaba en mis entrañas quemándome de la manera más deliciosa y pecaminosa posible, escupí en la boca de Fred. Él tragó con orgullo y me hizo besarlo desordenadamente mientras me apretaba aun más a su alrededor, sintiendo la corriente más fuerte de placer invadiéndome y el orgasmo cubriéndome de arriba a abajo. Mi mente se mareó un poco y todos los nervios de mi cuerpo explotaron de puro placer.

— Joderr Freddie...— Gemí contra sus labios mientras sus embestidas continuaban tan bruscas como antes. Tomé de nuevo el control, todavía hipersensible y sobreestimulada, y miré llena de ego al desastre en el que se había convertido Fred solo por y para mí. — Mírate, cariño. Tan arruinado y desastroso por mi culpa...

Rodé mis caderas un poco más agresivamente y las manos de Fred se clavaron aún más en ellas mientras un fuerte gemido salía de su boca e inclinaba la cabeza hacia atrás, cerrando sus ojos. Sus piernas comenzaron a temblar debido a la tensión no aliviada y se veía aún más frustrado y desesperado que nunca. Una vez más, me apreté contra él.

— ¡Lilith, por favor! — Fred suplicó en lloriqueos. — ¡Déjame correrme, por favor!

Le arañé el pecho con las uñas un vez más, provocándole aún más. Sintiéndolo palpitar más fuerte dentro de mí y escuchando sus gemidos y jadeos ahogados, puse mi mano contra su cuello de nuevo;

— Córrete para mí, Freddie.

Sus ojos brillaron en fuego y excitación y luego se cerraron cuando un fuerte gemido ronco y profundo dejó sus labios y estando dentro de mí se liberó en un duro orgasmo. Sus piernas seguían temblando mientras inclinaba la cabeza hacia atrás, rodando los ojos aun con la mandíbula apretada y las venas más marcadas que nunca. Un suave gemido ahogado salió de sus labios mientras me llenaba, con una pequeña lágrima, debido a la enorme cantidad de placer, bajando por su mejilla.

— J-jodeeer — su voz temblaba en un suave susurro mientras trataba de recuperarme. Con él todavía dentro de mí, y ambos tratando de tomar aire después de tal extensión de placer, rocé mis labios contra los suyos, y una amplia sonrisa apareció en su rostro mientras sus ojos perforaban los míos. — Ese ha sido el mejor orgasmo que he tenido en la vida.

Me reí y le dejé un beso corto en los labios. Dejándolo normalizar su respiración, me levanté para agarrar sus muñecas magulladas con mis manos para acariciarlas y masajearlas.

— Ya sabes que nadie me hace correrme como tú — le confesé mientras acariciaba sus manos y trataba que su circulación sanguínea circulara por ellas de nuevo. Él sonrió, lleno de orgullo. — Me alegra que te haya gustado, ¿te lastimé demasiado?

Fred se rió y pasó sus manos alrededor de mi cintura para empujarme hacia su pecho.

— No, cariño, todavía sigo un poco ido, pero te prometo que está bien. Podría acostumbrarme...— me guiñó un ojo, ahuecando mi mejilla para luego besarme lentamente. — Estuviste malditamente asombrosa.

Me tenia tan a sus pies...

Okumaya devam et

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