Compostura. Su madre siempre le dijo que, ante todo, debía mantener la compostura.
Blaise tuvo que irse cuando fue llamado por alguien de la manada, Draco se quedó completamente solo en la cabaña de los hermanos Potter. Pudo analizar un poco mejor la bonita cabaña rústica que olía tan hogareña, Draco se tomó un poco de libertad para incluso ojear algunos libros.
Arrastraba el bonito vestido aunque trataba de cuidarlo lo máximo posible, no era un regalo y él era muy cuidadoso con las cosas que no eran suyas. Su pequeño cuerpo se paseaba de allí para allá por la cabaña, estaba solo y necesitaba algo con lo que matar el tiempo. Normalmente se ponía a coser junto a otros omegas en su antigua manada, a hablar de cachorros y sobre los alfas jóvenes.
Pero en esta tribu, sentía que era un completo bicho raro. Ninguna omega parecía querer mirarlo, ni ningún alfa le prestaba su ayuda cuando la necesitaba. Tal vez en su antigua tribu pasasen por cosas peores debido a Thomas y su estúpido mandato, pero aquí las personas parecían muy frías y estoicas con él.
Draco quería llorar, pero nunca lo diría. Draco quería gritar y descargar toda esa frustración y angustia hasta quedarse mudo, pero nunca lo haría. Draco quería encerrarse en una habitación y esperar a morir de depresión, pero él no lo haría.
Compostura, todo lo que le quedaba era mantener la compostura.
Desde que la primera mancha de lubricante empapó sus muslos, toda su educación se basó en servir y cuidar a un alfa, y a criar a los cachorros. Nunca le preguntaron si deseaba aprender un poco sobre los libros, o si realmente todo lo que quería saber hacer con las manos era tejer.
En este pueblo los omegas parecían tener más libertad, incluso ellos admitían que eran felices. Draco no entendía por qué eran tan fríos y duros con él.
"Ese es un gran libro, es de mis favoritos."
Draco se sobresaltó y encogió cuando escuchó de nuevo esa ronca y profunda voz, la que era fría normalmente pero que ahora era un poco más cuidadosa. Sus pequeñas manos temblaron un poco y casi dejó caer torpemente el libro. Draco jadeó y se asustó, pero Harry atrapó increíblemente rápido el libro.
Los ojos verdes de Harry miraban a Draco con intensidad, tratando de ver más allá de esa postura estoica y cortés. Esperaba ver al verdadero omega asustado y nervioso, pero no lo hizo, sólo vio gris y serenidad.
"Yo, umh, no sé leer mucho." Admitió Draco, bajando un poco la mirada. "Lamento haber tomado algo que no es mío."
Harry parpadeó.
"Es sólo un libro." Le restó importancia. "Además, serás mi omega, así que lo mío es tuyo..."
Draco siempre creyó que el alfa que lo salvaría de las garras de su hermano, el día que se comprometiera, sería un alfa dulce y amable. Sería romántico, de cabello claro rozando el rubio y unos profundos ojos en los que ahogarse. El alfa lo enamoraría con poesías y tendrían algunos cachorros muy felices y sanos. Su alfa les contaría historias y Draco les cantaría para dormir como su madre hacía siempre. No sabía por qué, pero siempre le gustó imaginar que su alfa sería un importante escritor culto o un trabajador guerrero.
Harry no era ese alfa de cabellos rubios y corazón hogareño, ni James, ni Evans. Probablemente James fuera el más cariñoso de los tres, pero no trataría de cortejarlo y amarlo como es debido, probablemente sólo tenía esa fantasía de tener un omega que le hiciera la comida; Evans estaría demasiado ocupado con las cazas o enterrado en otros asuntos, como si Draco no importara.
Y Harry, Harry era el peor de los casos. Ese alfa no sólo lo quería para tener cachorros y embarazarlo a cada instante que podía, probablemente un alfa tan atractivo como él buscaría a una omega más bonita, una omega que no estuviera tan rota y triste como Draco. Harry era el alfa líder de aquello, estaba claro que a él no le agradaba Draco y solo lo había aceptado como la ofrenda de paz que era.
Eso es lo que era, sólo una ofrenda.
Draco sintió un nudo en la garganta.
"Gracias." Es todo cuanto murmuró, con una pequeña sonrisa.
Harry lo miró de arriba abajo.
"Estás realmente precioso." Admitió, Draco pensaba que tal vez sería más creíble si Harry no estuviera tan serio e inexpresivo. "James no ha parado de repetirlo, pero es la verdad."
"El vestido es hermoso." Elogió Draco con educación. "Es... es muy bonito, hacía mucho que no vestía algo así."
Hubo un pequeño silencio entre ellos.
Draco miraba al alfa, casi suplicando que hablase.
Harry se aclaró un poco la garganta mientras miraba la portada del libro como si fuera la cosa más interesante.
El omega miró la falda de su vestido rosa.
El alfa miró a Draco un poco, brevemente.
"Ya es la ceremonia." Comentó, como si fuera poca cosa. "Blaise vendrá a buscarte cuando sea la hora, ¿te sientes cómodo a su lado?"
Eso sorprendió genuinamente a Draco, nunca creyó que tal vez eso le importase a Harry.
"Sí, por supuesto, no me importa." Draco trató de controlarlo, pero no pudo ocultar su felicidad por eso. Blaise era la única persona en esa tribu que lo había ayudado y cuidado en su estancia.
Harry lo observó antes de asentir. Cuando se marchó el gigantesco alfa, Draco tomó el libro de antes que estaba sobre la mesa. No era el plan más divertido, pero mientras esperaba a Blaise tendría que leer un poco sobre astrología.
(...)
Toda la tribu estaba allí reunida por la noche. Las antorchas se alzaban y Draco se mantenía al lado de los trillizos. Blaise, como su protector oficial que era, se mantenía cerca de él pero a una distancia prudente. En realidad, a Draco no le sorprendía que le hubieran asignado un guardaespaldas, porque la gran mayoría en esa tribu parecía odiarlo.
Harry pronunciaba un discurso. Todos alababan a la Diosa Frejya, la diosa omega de la fertilidad y el amor, y nombraban algunos dioses más que Draco no conocía en absoluto. James y Evans estaban a su lado, ambos le sonreían; James parecía muy emocionado y Evans casi feliz.
Draco no entendió la mayoría de la ceremonia, porque hablaban en un idioma que él no conocía. Le asustaba un poco, en realidad, porque no sabía de qué estaban hablando y temía hacer algo mal. Cuando el banquete se celebró, Draco fue arrastrado hasta el sitio junto a Harry.
En realidad, Draco no tuvo que hacer nada. Ni siquiera saludar, sólo permanecer callado al lado de él.
El alfa mojó sus dedos en sangre que había en un pequeño tarro oscuro. Draco sintió que iba a vomitar ahí mismo, pero trató de mostrarse firme y estoico. Se estremeció cuando Harry comenzó a dibujar patrones en su rostro con sus largos dedos empapados en sangre de animal. Eran líneas bastante simétricas para haber sido dibujadas por un bárbaro, Draco trataba de no respirar muy profundamente para que el desagradable olor no se filtrara por sus fosas nasales.
Era realmente asqueroso.
Muchos miembros de la tribu fueron a bailar, felices y contentos alrededor de la gran hoguera. James fue a bailar, y cuando trató de llevar a Draco consigo, Harry le dedicó una dura mirada de advertencia. Según le había dicho Blaise antes de la ceremonia, el omega debía pasar toda la noche al lado de su primer alfa hasta que lo marque.
James se vio genuinamente molesto, de todas maneras fue a bailar con Camille.
Algo en el pecho de Draco se aplastó, tal vez el orgullo. A pesar de todos esos cantos, habladurías raras y sangre de animal en su rostro, Draco se había sentido especial de alguna manera. Según le había explicado Blaise, minutos antes de la ceremonia, esta noche Harry sería el primero en marcarlo, seguidamente Evans y más tarde James.
El alfa más joven fue quien se mostró más amable y cariñoso con Draco, en cierto modo. ¿Y así le demostraba que estaba realmente interesado en él, yendo a bailar con una mujer joven y atractiva en su propia fiesta?
Evans se inclinó a Harry para murmurar algo, y aunque Draco pudo oír su voz, no entendió nada porque habló en noruego. Harry miró a su hermano con unos ojos que Draco no pudo descifrar. Finalmente, Harry asintió.
"Espera," Draco murmuró con suavidad. Su tranquila y suave voz se filtró por el oído de sus dos alfas. "¿adónde vas?"
Evans le sonrió un poco. "Simplemente a hablar con las viejas omegas de la tribu, Draco. No te preocupes."
Draco asintió un poco, ni siquiera supo por qué se preocupó tanto por ello, tal vez no quería más decepciones. Quedaron finalmente Harry, Draco y Blaise a un lado. Algunas omegas traían pequeños obsequios para Draco y el alfa de la manada, Harry era verdaderamente suave y amable con ellas, y Draco no sabía cómo reaccionar correctamente ante esas ropitas de bebé hechas de algodón.
Ni siquiera llevaba un día en esa tribu y ya le regalaban obsequios que ni siquiera eran para él, sino para el futuro heredero.
Harry, por supuesto, no dijo nada respecto a eso.
Aprovechando que la gran mayoría parecía querer bailar, menos algunos ancianos o adultos que preferían seguir comiendo o charlando, Draco decidió entablar un poco de conversación con su alfa. Era realmente incómodo estar en un constante silencio tenso, Draco siempre había sido una persona que hablaba bastante.
"Es una fiesta hermosa." Comenzó.
"Lo es."
"Tu gente es muy... amable."
"Sí."
"Te aprecian mucho como alfa de la manada."
"Lo harán contigo también, mañana por la mañana presentarás la marca." Asintió Harry. Ni siquiera lo estaba mirando, estaba observando a nada en concreto.
El omega se tensó ante eso. No contestó, Harry tampoco quería que lo hiciera.
"Parecen esperar un heredero muy pronto." Había tratado de morderse el labio para evitar comentar eso, pero necesitaba hacerlo.
Harry lo miró por primera vez en un largo tiempo, pero su mirada no duró mucho.
"Ellos dicen que tu belleza es igualada a la de la diosa Frejya." Confesó, "Supongo que esperan que tu fertilidad sea igual."
Los grises ojos de Draco se abrieron como platos, sintió que su boca se entreabrió un poco. Nunca habría imaginado que los miembros de la manada hubieran pensado que él posee belleza igualada a la de una diosa, en realidad pensaba que la mayoría de la manada lo odiaba.
"¿Qué?" Balbuceó, demasiado sorprendido.
Harry frunció el ceño. "¿No sabes quién es Frejya?"
Draco negó tímidamente.
El enorme alfa suspiró y frotó el puente de su nariz con su dedo índice y pulgar.
"Mierda, es cierto. Probablemente ni siquiera sabes qué es el Valhalla..."
Draco no contestó, pero sus ingenuos ojos fueron toda la respuesta que necesitaba Harry.
El alfa entrecerró los ojos. "¿Tu manada no rezaba a ningún Dios?"
"No." Negó. "Hemos visitado algunas tribus paganas pero..."
"Frejya es nuestra diosa del amor y la fertilidad." Harry se veía realmente poderoso con esa piel de oso sobre sus hombros. "Dicen que su belleza es deslumbrante, posee unos cabellos tan rubios como los rayos del sol. Ella es hermosa, carismática y alegre, y muy buena con los cachorros."
El omega asintió, bastante asombrado y maravillado. "Es una hermosa descripción." Murmuró, más para sí.
"Ella realizaba sacrificios, mataba animales." Agregó Harry. "Cuando el líder de la manada se enlaza, pinta el rostro de su omega con sangre para que Frejya lo proteja."
Draco sintió un cosquilleo en su espina dorsal.
"¿Yo debo hacer algo por ti?" Preguntó muy curioso Draco, quería devolver algún bonito gesto a Harry.
Tal vez así las cosas no serían incómodas, tal vez podrían llevarse bien. Draco sabía que ese alfa no lo amaba, ni él amaba a los hermanos.
Harry y su dura mirada se rompieron por un momento en una mirada curiosa y divertida. Sus labios, que siempre se habían mantenido en una fina e impasable línea, se torcieron en una pequeña sonrisa divertida.
"No, omega." Murmuró, tranquilo. "No tienes que hacer nada."
Drsco asintió. Recordó que algunas omegas en su manada tejían bufandas perfumadas con su olor para sus alfas, unas semanas después de que se enlazaran. Podría ser un buen regalo, como muestra de agradecimiento, sería como rendirle culto a sus antiguas tradiciones en su manada, sería una bonita forma de unir lazos amigables.
El omega se hizo una nota mental de comenzar a hacerlo en cuanto pudiese.
Sus ojos grises se desviaron hacia James, él y Camille parecían bailar muy alegres ante la melodía de los tambores y otros instrumentos de madera. Sintió una punzada de rabia al ver a la beta, sentía que su omega comenzaba a enfurecerse porque estaban pisoteando su orgullo como omega. Se suponía que James se enlazaría con él, no debería de bailar con otras personas.
Por supuesto, él era alfa, no estaba mal visto. Pero a Draco le enfurecía, mucho, porque no estaba dispuesto a someterse a una persona que no mostraba un mínimo de respeto por él. Era un simple baile, pero Draco sabía que para esa beta no era un simple baile.
Harry pasó su brazo por sus hombros, extrañamente no se sintió tan incómodo.
"Vámonos." Sugirió, lo más suave que pudo.
El líder sólo quería hacer todo aquello lo más amigable posible, y James no iba a ayudar bailando allí con Camille.
(...)
La cabaña estaba oscura. Draco apenas veía los muebles, hasta que Harry encendió un par de velas y luego se puso a trabajar en la chimenea. Draco se desprendió del abrigo que Harry deslizó por sus hombros segundos antes de marcharse de la ceremonia.
Aún podía oír todo el ruido de la fiesta a lo lejos, pero Draco agradecía estar allí.
"No voy a hacerte daño." Fue lo primero que dijo Harry.
Draco se giró hacia él, estaba bastante sumido en su lectura de los títulos de los libros que Evans tenía en la estantería. Harry era el más grande y más aterrador de los tres hermanos, pero ahora parecía dócil y muy relajado. Se había quedado quieto frente a la chimenea, probablemente mostraba su inocencia a Draco.
"Esto es sólo por el bien de tu manada y la mía." Agregó el alfa, honesto.
Hubo un pequeño silencio.
"Entiendo que esto sea nuevo y extraño para ti, mi manada es más primitiva que la tuya." Confesó Harry, con su postura seria pero a su vez relajada. Sus hombros y espalda no estaban tensos como cuando estaban en público, a solas con Draco parecía tranquilo. "Probablemente debes estar asustado y aterrado, y lo siento mucho porque soy una mierda respecto a hablar de sentimientos."
Poco a poco, Harry avanzó algunos pasos hacia él. Era cauteloso, para no alarmar al omega.
"Sé que no parezco el más honesto y razonal de mis hermanos. Pero créeme cuando te digo que estás mejor aquí que allí donde vivías." Draco lo sabía, porque cualquier lugar deshabitado sería mejor que la manada de Thomas. "No soy tu salvador, pero sí que prometo cuidar de ti lo mejor que pueda. Soy nuevo en esto, tan nuevo como tú, así que espero no cagarla tanto..."
El omega lo miró con sus ojos grises brillantes por el reflejo de las furiosas llamas del fuego.
"He mandado a algunos de los mejores alfas artesanales en busca de sabánas para el nido que quieras construir. De lo poco que sé sobre omegas, sé que es muy importante para vosotros así que..." Se aclaró un poco la garganta. "Trataré de atender todos los... asuntos de omegas en los que te pueda ayudar. Pero necesito que trabajes en esto tanto como yo, Draco."
"Te lo agradezco." Murmuró Draco.
"Mi manada merece una buena Madre Omega." Harry mordió sus labios con inquietud, pensativo. "Creo que puedes llegar a serlo."
Draco asintió.
Harry avanzó un poco más hasta que, finalmente, quedó cara a cara con Draco, aunque era más bien un cara a pecho. Se inclinó hasta esconder su nariz por la tierna carne del cuello de Draco, el omega suspiró y cerró los ojos, ladeando la cabeza.
Cuando los afilados dientes del alfa mordieron su piel, Draco ahogó un chillido y se aferró a sus hombros. Sentía un espeso líquido correr por fuera de su piel, las lamidas de Harry no tardaron en cepillar los hilos de sangre. Las manos de Harry comenzaron a descender por el pequeño cuerpo tembloroso de Draco, quien se agarraba a sus hombros con una fuerza impresionante.
Draco veía manchas negras, sentía su cuerpo temblar irregularmente a punto de colapsar. Las grandes y fuertes manos de Harry lo agarraron de los muslos y Draco cerró sus piernas alrededor de su cintura. El vestido ya no rozaba el suelo, Harry era tan increíblemente alto que Draco y su vestido eran muy pequeños para él.
El alfa comenzó a gruñir, no de forma amenazante, sino de una forma placentera.
La lengua de Harry seguía en su cuello mientras que sus pies los guiaban a la habitación. No lo tiró a la cama como un trapo, fue suave y lento, y Harry lo recostó muy lentamente. Draco se sentía bien y aliviado, feliz porque Harry no lo había tratado como Thomas trataba a sus amantes normalmente.
Su cuerpo comenzaba a segregar hormonas felices, hormonas que habían sido activadas cuando los dientes de Harry mordieron en el lugar correcto. Se sentía borracho, pero a gusto.
"Estás feliz." Medio susurró medio gruñó Harry, un gruñido casi ronroneo.
Draco parpadeó, se sentía acalorado pero ya no tanto. Harry seguía lamiendo su marca aunque no había sangre, como si quisiera asegurarse.
"Sí." Suspiró, cerrando los ojos. Se sentía demasiado bien ser cuidado así, presionado contra la cama, con un cuerpo pesado y caliente sobre él.
"Estás feliz." Repitió Harry. "¿Por qué?"
El omega abrió los ojos, sus brazos seguían enredados en el cuello de Harry y el alfa seguía jadeando contra su marca.
"Me has tratado bien."
Sintió la espalda de Harry tensarse, temió haber dicho algo malo.
Cuando Harry se separó un poco, comenzó a entrar en pánico, pero él no se separó. Harry simplemente lo observó con curiosidad, su mandíbula estaba manchada de sangre. Parecía un lobo.
"Siempre se le deben tratar bien a los omegas." Murmuró, confundido. "Das vida, posees la belleza de Frejya. Tratarte mal recibiría el castigo de los dioses."
Draco sonrió un poco. "No todos los líderes piensan igual que tú, Harry."
La habitación se sumió a un silencio un poco incómodo, Harry notó el malestar de Draco.
"Podemos dormir, mañana estaré aquí." Sugirió. Las palabras de Evans, cuando le advirtió de los peligros de un omega desprotegido, no paraban de golpearlo. "La marca está bien y sana, mañana podremos presentarla."
Draco asintió, un poco. Harry se despegó de él y le dejó privacidad para que Draco se cambiara de ropa a un pijama de algodón más holgado. Ninguno habló sobre las bragas que acompañaban al pijama.
Cada uno durmió sin decir nada.