Eviterno || Terminada

By MsMistery19

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Una destinesia, había llegado dónde estaba ella, a su mundo, el problema es que había olvidado cómo volver al... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Final
Epílogo
Nota
Nota
Nota.

Capítulo 27

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By MsMistery19

Las marcas duelen, pero duelen más esas marcas que no son visibles.

Pov Poché.

Día del juicio/ Dos semanas antes.

Arreglé el cuello de mi saco mientras me sentaba en la silla con Liam a mi lado, di un suspiro nerviosa e inquieta de lo que podía pasar hoy. Sabía que iba a ser un día largo, pero tenía la esperanza de que todo saliera tal y cómo lo habíamos planeado.

— Recuerda, por más que Emilia diga cosas no te exaltes, solo quedarías mal parada ante el juez.— Me explicaba Liam arreglando su corbata, asentí con la cabeza.

—¿Wiliam está aquí?— Pregunté en un susurro a mi abogado, ví cómo curvo su labio en una sonrisa discreta.

— Es nuestro as bajo la manga.— Respondió guiñando uno de sus ojos,  para posar su vista en los papeles que tenía enfrente.

Pasé una mano por mi cabello, me urgía estar divorciada solo así podría acercarme a Dani sin problemas, sabía que recuperarla iba a ser difícil, pero haría todo lo que está en mis manos para ser libre, libre para ella y construir algo lindo juntas.

En mi pecho crecía un pequeño calor al recordar el beso que nos dimos hace unos días, aún y cuando Tony me persiguió con una bicicleta por todo el estacionamiento, besar a Dani había valido totalmente toda carrera que había hecho. Ahora solo esperaba que no fuera muy tarde para intentar algo con ella de nuevo.

Salí de mis pensamientos al escuchar las puertas de la corte abrirse, claramente era Emilia con su abogado que habían entrado. Quitó sus lentes y me dió una mirada rápida apretando su mandíbula, yo estaba tranquila sabía que tenía todas las de ganar.

Los cuatro presentes nos pusimos de pie al ver cómo entraba el juez, en silencio tomó asiento. Era un hombre medianamente mayor, tenía sobrepeso, era moreno, su cabello rizado, una barba adornando su cara. Tenía cara de muy pocos amigos.

— Tomen asiento.— Pidió el juez, los presentes tomamos asiento en silencio.

— Empezamos con el caso #56 de divorcio entre María José Garzón Guzmán y Emilia Lizeth Calle Villavicencio.— Habló el juez con autoridad, alzó su vista y vió a los presentes a través de sus lentes.

— La acusada niega un mutuo acuerdo para realizar dicho proceso, mientras la acusadora exige su libertad. No existen hijos, ni pelea de bienes en el matrimonio.— Agregó en voz alta leyendo el expediente, una vez acabó de leer echó su espalda en la silla, juntó sus dedos y observó a todos.

— Muy bien. ¿Su acusada tiene algo que decir al respecto?— Preguntó el juez al abogado de Emilia, el abogado se puso de pie.

— Mi clienta niega dar el divorcio a la acusadora, exige que la acusadora retire la demanda y lleguen a un acuerdo en dónde no salgan perjudicadas.— Negué con mi cabeza sin poder creer lo que decía el abogado, Emilia estaba loca.— Mi clienta lo exige para no dejar en mal visto a la acusadora.— Fruncí mi ceño viendo a Liam.

— Expliquese, abogado.— Pidió el juez con voz dura.

— Mi clienta no quiere hablar de los malos momentos que la acusadora le hizo pasar. Hablamos de maltrato físico, señor juez.

—¡Objeción!— Habló Liam arreglando su saco, observé a Emilia y ésta solo sonreía, apreté mi mandíbula.

— Objeción aceptada.— Respondió el juez.

— Mi clienta nunca ha maltratado a la acusada.— Habló Liam de manera profesional.— En cambio la acusada ha maltratado a mi cliente físicamente y psicológicamente durante el tiempo que duró su matrimonio. Todo ésto paso antes de que la acusada desapareciera de la vida de mi clienta.— Agregó Liam al juez, el juez observó al abogado de Emilia.

— Mi clienta desapareció porque sufría de una enfermedad, puede comprobarlo aquí mismo.— El abogado tomaba una carpeta y se la entregaba al juez.

— Por lo cuál se puede decir que mi clienta no estaba en sus cabales.— Agregó el abogado, puse mis dedos en el puente de mi nariz para no perder la paciencia.

— Eso no justifica ni sustenta la versión de la acusadora.— Habló el juez tirando  los papeles que le había dado el abogado a un lado.

— Señor juez,— Habló Liam pasando una mano por su barbilla.— Mi clienta tiene las suficientes pruebas para sostener su versión de los hechos.— Liam caminaba hasta donde estaba el juez para mostrarle una carpeta que recordaba mi infierno con Emilia.

— Cómo podrá ver las imágenes, mi clienta era abusada y manipulada por su esposa para llevar a cabo actos sexuales entre diferentes personas.— Bajé la vista apretando los puños al haber sido tan tonta.

Agradecía que en mi mente no estaban las imágenes con claridad de cómo Emilia permitió que aquellos chicos y mujeres me tocaran sin mi consentimiento esa noche en casa, en la que era nuestra casa. Simplemente el imaginarlo me daba ganas de vomitar.

De esa noche solo tengo recuerdos borrosos, efímeros.

Solo recuerdo a personas tocandome y besándome, Emilia tomaba aquello cómo algo excitante, tanto que se atrevió a grabar y tomar fotos. Su error fue olvidar aquellas fotos y videos, andaba tan borracha que olvidó ese detalle. No quería sacar eso de mi pasado a la luz, pero tenía que divorciarme de Emilia a toda costa.

— Trayendo problemas traumáticos a mi clienta. Puede ver también que su cuerpo fue ultrajado y manipulado por sustancias para cometer dichos abusos físicos.— Añadió Liam señalandome con su mano para volver a su puesto.

—¿Sabía ésto de su clienta, abogado?— Preguntó el juez al abogado de Emilia, quién solo veía al juez con cara pálida.

— Señor juez, yo-

— Señora Calle Villavicencio,— El juez habló directamente con Emilia.—¿Sabía que puede ir a la cárcel solo por ésto?— Le preguntó el juez alzando la carpeta, Emilia me observó tragando grueso.

— Espero que su abogado tenga una estrategia para sacarla de éste problema.— Agregó el juez negando con su cabeza.

—¿Testigos?— Preguntó el juez a los presentes, Liam se puso de pie.

— Yo tengo un testigo, señor juez.— El juez asintió con su cabeza para dar una señal al policía que cuidaba la puerta.

Entonces fue cuando Wiliam hizo acto de presencia en la corte, observé a Emilia y los colores de su cara se fueron por unos segundos, tragó grueso mientras pasaba una mano por su pelo viendo al suelo, sus ojos demostraban el miedo. Y puedo decir que sentí satisfacción al verla así.

— Nombre y vínculos con la acusada.— Pidió el juez a Wiliam, el arregló su chaqueta sentandose en la silla de los testigos, al lado del juez.

— Wiliam Montecinos, fui ex pareja de Emilia casi hace 3 años atrás.— Respondió Wiliam observando a Emilia.

— Ponga su mano aquí.— El policía que estaba cuidando la puerta, llegaba con una biblia en mano, Wiliam puso su mano en ella.

—¿Jura solemnemente decir la verdad y nada más que la verdad?— Mencionó el policía viendo a Wiliam.

— Lo juro.— Respondió el castaño con seguridad.

— Señor Montecinos,— Habló Liam abotonando su saco mientras se acercaba a Wiliam.—¿Cómo conoció a la señora Calle Villavicencio?— Indagó mi abogado guardando una mano en su bolsillo.

— Nos conocimos en un grupo de apoyo, ya saben dónde tratan los problemas de su tipo.— Contestó Wiliam encogiéndose de hombros ligeramente.

—¿Puede decir que tuvo una relación estable con la acusada?— Preguntó Liam de nuevo, Wiliam vió a Emilia.

— Llegamos a vivir juntos, incluso íbamos a ser padres.— Respondió Wiliam, Emilia tomó su cara entre sus manos, curve la comisura de mi labio.

—¿Usted sabía que la acusada estaba casada?— Preguntó Liam apretando su mandíbula, Wiliam negó con la cabeza.

— No, lo descubrí el día que me abandonó dejando una carta.— Explicó Wiliam con resentimiento en su voz.

— Señor juez, es todo.— Finalizó Liam volviendo a su asiento, Wiliam salió de la corte dando un último vistazo a Emilia.

— Por las pruebas presentadas de la acusadora a la acusada. Le otorgo la demanda de divorcio a la señora Garzón...— Mi mente en ése preciso instante dejó de escuchar al juez.

«Divorcio... Estoy divorciada» Pensaba sintiendo una alegría enorme invadir mi ser, tanto que tenía hasta ganas de llorar.

—... El estado de Miami y está corte cierra el caso #56 declarando que la acusadora gana el juicio y es libre de todo matrimonio con la acusada.— Sin poder evitarlo sonreí, sonreí triunfante y con emoción, ví a Liam y él sonreía también.

— Mientras tanto la señorita Calle Villavicencio deberá estar alejada de la señora Garzón a 100 metros de distancia, si no cumple con ello será arrestada inmediatamente. El juicio ha finalizado.— El juez dió un martillazo y se levantó de su asiento para salir.

—¡Liam, lo lograste!— Salté a sus brazos con una sonrisa y emoción en mi voz, mi abogado me abrazo moviendome de un lado a otro contento.

— Lo hicimos, si no hubieras hablado con Wiliam y darme las pruebas no hubiéramos hecho nada.— Respondió soltandome del abrazo, sonreí.

— Gracias, amigo.— Agradecí dándole un ligero golpe en su hombro, Liam rió.

— Lo que sea por la pequeña Pochosaurus que me dió un balonazo en la universidad.— Contestó revolviendo mi cabello, reí.

—¡Eres una maldita!— Escuché a espaldas de Liam, fruncí mi ceño viendo a Emilia.

—¿Disculpa? ¿Estás loca, borracha o qué?— Hablé arrugando el entrecejo.

— Esto no se quedará así, Poché. Te vas arrepentir de hasta haber nacido con lo que hiciste hoy.— Amenazó con los dientes apretados.

— No me amenaces,— Hablé entredientes acercándome a ella.— Ya viste lo que soy capaz de hacer, así que no te metas conmigo.— Añadí sonriendo mientras tomaba su mandíbula moviendola ligeramente hacia los lados.

— Nunca serás de ella.— Escupió con una sonrisa, reí en su cara.

— Tampoco tuya.— Respondí encogiendome de hombros.— Mantén tu distancia, no vaya a ser que termines presa.— Añadí arreglando los gemelos de mis mangas desinteresada para salir de ahí con Liam atrás.

— Tu ex está loca.— Susurró a mi costado, reí porque al menos ya no sería un problema para mí.

— Bastante.— Respondí saliendo afuera, Wiliam estaba esperando.

—¿Cómo salió todo?— Me preguntó una vez me había acercado.

— Oficialmente estoy divorciada.— Contesté curvando mi labio en una sonrisa, Wiliam sonrió ligeramente.

— Me alegra.

— Así que, cómo soy una mujer de palabra está es la dirección del hotel en dónde está Emilia,— Le entregué un papel con la dirección.— Y me comunicaré contigo para depositar el dinero acordado.— Agregué con un asentimiento de cabeza, Wiliam me vió a los ojos.

— Ya no debes darme el dinero.— Mencionó seguro, fruncí mi ceño.

—¿Por qué? Era el acuerdo.— Respondí confundida.

— Me di cuenta de lo que Emilia fue capaz de hacer contigo, no la quiero en mi vida. Solo la buscaré para saber el paradero de mi hijo.— Respondió en un suspiro pasando un mechón de su cabello detrás de su oreja.

— Espero que te diga dónde lo tiene.— Contesté posando mi mano en su hombro, él sonrió a medias.

— Gracias, me quitaste la venda de los ojos. Ahora arreglaré mis problemas.—

Wiliam me tendió su mano, la tomé dando un apretón fuerte, el asintió con su cabeza y sin más se fue, lo observé hasta que desapareció de mi campo de visión. Liam se posó a mi lado, lo noté por el rabillo de mi ojo.

— Momento conmovedor entre ex's.— Dijo con voz divertida haciéndome reír.

— Ven tonto, invito el almuerzo.— Mencioné dando un pequeño golpe en su cabeza.

— Aceptaré ese golpe solo porque me darás de comer.— Respondió siguendome yendo a nuestros coches.

«Ahora si, nada me impide estar contigo, Dani» Pensé con una sonrisa bobalicona en el rostro.

Actualidad.

Recorrí su cuerpo con mi mirada sin descaro alguno, relamí mis labios sin poder evitarlo. Daniela Calle tenía algo que no todos lo tienen, belleza exterior e interior.

Pero claramente la exterior encendía todos mis sentidos más oscuros, ella era una obra de arte, cada parte de ella era un pincelada perfecta, con el color perfecto y el toque perfecto para hacer que la admires cómo estúpido y encienda vibraciones en tu cuerpo.

—¿Qué haces aquí?— Preguntó tragando grueso, ella hacía eso cuando estaba nerviosa.

Su voz, su voz sonó llenó mis oídos cómo la mejor melodía, después de dos semanas la sentía cómo el mejor sonido de todos en una orquesta.

— Quería verte, gomita.— Respondí sonriendo con las manos en mis bolsillos.

Habían pasado dos semanas y yo quería explicarle muchas cosas, pero todo a su debido tiempo, lo importante ahora era recuperarla, no contarle las cosas que había hecho su hermana que hasta hace dos semanas era mi esposa.

No puedo negar que extrañé a Dani, el no verla, no saber nada de ella, sentía que me quitaban el aire lentamente, pero Liam me recomendó no acercarme a ella durante un tiempo. Recuerdo que el día que llegó Mafe a mi consultorio cancelando mis servicios sentía ganas de ir corriendo hasta donde estaba Dani para verla y besarla.

Pero no, en vez de eso solo me lamenté con Mafe el que no haya sido del agrado de su hija, aunque de todas formas en el ámbito profesional no era correcto que yo siguiera con sus citas.

Por otro lado, en éste poco tiempo había ayudado a Wiliam a saber el paradero de su hijo, no obtuvimos muchos resultados. Con William habíamos entablado una amistad, era un hombre agradable, a pesar de lo que aparenta ser.

Él solo había sufrido el rechazo de su padre, por eso ponía esa capa “soy malo y no me importa nada”.

Lo último que habíamos sabido del paradero de Emilia es que se había mudado a un departamento, que por cierto no estaba muy lejos de la casa de Dani. Del hijo de Wiliam, no tuvimos mucha información.

Él ha perdido las esperanzas y piensa que Emilia abortó el bebé. Nada era seguro y la verdad solo la sabía Emilia, quién se negaba a decirla.

— Ya me viste, ya te vas.— Salí de mis pensamientos al escuchar a Dani, alcé una ceja.

— A mi me saludas.— Dije tomando impulso con mis manos contra la pared para caminar hasta dónde estaba, ella alzó una ceja.

—¿Disculpa? ¿Cómo se supone qué te tengo que saludar?— Respondió cruzando sus brazos sobre su pecho.

«Esa toalla me invita a pecar» Pensé viendo las pequeñas gotas de agua que se perdían por sus pechos.

— Así.— Contesté tomando sus caderas pegandola bruscamente a mi, tomé su nuca y la besé.

Decir que sentir sus labios con los míos se sentían cómo si estuviera en el Edén de Adán y Eva era poco, su boca me hacía ver un paraíso y me incitaba ir a infierno por lo que provocaba.

Dani se retorció en mis brazos pero la sujeté fuertemente de su cintura, se dejó llevar y ahora me besaba con hambre, con voracidad, eso me enloquecía.

Sin dejar de besarla la alcé un poco con el brazo que rodeaba su cintura para tirarla a la cama de su habitación, mi boca abandonó sus labios para besar su cuello, los pequeños sonidos que salían de su garganta comenzaban a excitarme.

Sentí su cuerpo amoldarse al mío, su pelvis pegando a la mía, escuchar su respiración jadeante solo hacía humedecer mi centro. Besé sus labios de nuevo, pero esta vez sentí sus manos en mi pecho alejándome rápidamente más un mordisco en mi labio inferior que me hizo quejar.

Caí al otro lado de la cama con mi respiración pesada, me eché a reír porque esa mordida de labio me había puesto más caliente.

«Mierda» Pensé divertida viendo al techo.

—¡Lárgate, Garzón!— Gritó furiosa, me recargué en mis codos viendo a Dani.

Sus mejillas estaban sonrojadas, sus labios hinchados, su respiración igual que la mía irregular, su ceño estaba fruncido y con su dedo índice apuntaba hacia la ventana de su habitación.

—¡Ufff pero que calor!— Respondí echando la cabeza hacia atrás riendo.

No podía negar que tremendo beso me había excitado.

— María José, vete.— Escuché a Dani seria, alcé una ceja.

— Me llamas por mi nombre y te hago gemirlo.— Respondí parandome de la cama para acercarme a ella, pero Dani huyó a otro lado de la habitación, sonreí.

— Deja de decir estupideces y vete.— Mencionó rodando los ojos, reí.

— Mejor te voy a contar las buenas noticias.— Respondí sentandome en su silla de escritorio, Dani pasó una mano por si frente.

— Oficialmente estoy divorciada. Así que aprovechame, bombón.— Le guiñé un ojo con una sonrisa pícara, Dani me vió ladeando un poco la cabeza.

—¿Divorciada?— Preguntó, asentí con mi cabeza mientras respondía con “ujum”.

— Bueno, te tendrá que aprovechar alguien más, porque yo no te quiero ver.— Agregó ajustando su toalla, resoplé.

—¿De verdad? ¿Entonces prefieres que alguien más me tenga y no tú?— Comenté alzando una ceja moviendo la silla con mi pie en el suelo.

— De todas formas yo ya tengo a alguien.— Mi ceño se frunció y mi garganta se secó.

—¿Qué?— Dije parandome de la silla rápidamente.

— Te lo dije, María José. No te quiero volver a ver. Así que déjame en paz y déjame tener una relación con alguien que no me miente.

Auch, eso me había llegado y lo supe al momento de que en mi pecho sentí una punzada. ¿Iba a hacerle caso? No, ella era mía y nadie más podía tenerla.

— Me importa muy poco con quién andes,— Hablé con los dientes apretados, estaba sintiendo celos y el imaginar a Dani con alguien más me enloquecía de celos.— Tu eres mía, Daniela.— La tomé de la cintura pegandola a mi, Dani empezó a retorcerse en mis brazos otra vez.

— Suéltame, María José.— Se quejaba moviéndose de un lado a otro, la tomé de su rostro parando sus movimientos.

— Eres tan mía cómo yo soy tuya.— Murmuré sobre sus labios viendo sus ojos avellana que tanto me encantaban.

—¡¿Ah sí?! ¡Se nota, María José!— Me empujó lejos de ella con voz alzada.—¡Eres una maldita mentirosa! ¡¿Tanto te costaba decirme la puta verdad?!— Gritó con dolor en sus palabras, suspiré.

— Entiéndeme, todo paso muy rápido. Quería decirte todo, pero tenía miedo de perderte.— Respondí tratando de tomar sus manos, Dani se alejó y cuánto me dolía eso.

— Por favor vete.— Pidió dándome la espalda, llené de aire mis pulmones.

Me dirigí a la ventana para salir de su habitación, no tenía muchas opciones, ella estaba molesta y era mejor darle su espacio. Antes de salir y trepar al árbol que estaba cerca me detuve, ví su espalda y su cabello castaño húmedo cayendo en cascada por su espalda.

— No me rendiré, Dani. Te quiero conmigo.— Fueron las últimas palabras que le dije antes de bajar por el árbol que daba a su ventana.

Miré a su ventana una última vez, suspiré negando con mi cabeza mientras sacudía mis manos en mis jeans. Empecé a caminar hacia mi auto, siempre lo dejaba una cuadra antes, así no sospechaban. De pronto el sonido de mi teléfono hizo detener mis pasos, era Wiliam, rápidamente contesté.

— Ey, Wiliam. ¿Qué pasa?— Dije una vez había contestado.

— Encontré a mi hijo.— Soltó Wiliam de golpe dejándome en estado de shock completo.














































 

Capitulo dedicado a rozo564

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¿El hijo de Emilia? ¿Tieso? ¿O cómo creen? Ahre.

¿Calle se pasa de lanza con Poché?

¿Por qué no le dan chance a Roy? Él es bueno oigan JAJAJAJA

*Se va bailando sensualmente Trampoline de Shaed y Zayn*

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