¿Por qué toda relación tiene que terminar con un "lo siento" o "no eres tú soy yo"?
No fue en mi caso, por supuesto.
Fue una tarde en un parque de diversiones que nos conocimos, gran lugar para conocer una persona, noten mi sarcasmo.
Xiumin y yo nos enamoramos a primera vista y desde entonces salíamos casi todos los días, hasta que las horas de un día no nos alcanzaban y estábamos dos días completos juntos, pero los días, o las semanas tampoco alcanzaban, así que nos mudamos juntos.
Ambos eramos muy celosos del otro, pero al punto de la locura.
Una vez, un idiota me chifló en la calle, estando al lado de mi novio, pobre tonto el chico, estaba borracho; Xiumin lo molió a golpes hasta dejarlo inconsciente, ese fue un caso de discusión durante toda una semana.
Nos amábamos de tal manera que no teníamos tiempo, las horas que pasábamos separados, por el trabajo, se nos hacían años. Nos terminamos separando de nuestros amigos e incluso de nuestra familia. Una locura ¿No? Pero en ese tiempo no me di cuenta de lo que pasaba, y calculo que él tampoco; nos habíamos vuelto adictos, adictos uno al otro. Todo el mundo hablaba y decían que eramos una pareja perfecta. Nosotros no nos considerábamos como tal, pero el amor existía entre los dos como un imán y un metal irrompible.
Nuestro amor era tan, pero tan grande, que sin darnos cuenta estábamos afectando a todo el mundo, y a nosotros también.
Una vez una amiga de Xiumin lo esperó fuera del trabajo, comenzó a decirle que lo extrañaba y de pronto, enfrente de mi, la muy zorra, lo abrazó. Seguramente fue con otras intenciones, pero en ese segundo, no pensé y me lancé sobre ella, le golpeé la cabeza contra el suelo y la patee tantas veces como me fue posible hasta que me separaron de ella. Fui detenida en la comisaria, pero la chica no presentó cargos aunque su familia quería, entonces me liberaron. Ese también fue un tema de discusión, pero no nos separó.
Una vez un vecino me agredió porque le pedí prestada la tijera jardinera para cortar y darles forma a los plantines de flores de colores que habíamos plantado por todo el camino a la entrada de la casa con Xiumin.
Para la desgracia del hombre, que no tenía más de treinta, Xiumin lo escuchó justo cuando venía del trabajo. No me acuerdo bien el suceso, pero el hombre y mi novio pelearon hasta que el cansancio les ganó. Toda la cuadra era un escándalo.
Cuando curé a Xiumin, los raspones y cortes en la cara lo regañé, pero él no me escuchó.
A la mañana siguiente cuando me desperté, Xiumin no estaba y me desesperé; aún más cuando no lo encontraba en la casa, era domingo y ninguno de los dos trabajaba.
Lo llamé a su celular, pero lo había dejado en el dormitorio.
Horas después atravesó la puerta con una sonrisa.
-¿En dónde estabas? ¿Sabes lo preocupada que estaba?- lo abracé.
-Estoy bien- me contestó- No te preocupes- me abrazo y me besó.
-¿En dónde estabas?-
-Nuestro vecino no molestará más-
No comprendía.
-Y me dijo que no necesitaría más la tijera de jardín- sacó de atrás de su espalda la tijera del Sr. Hernándes.
-¿Hablaste con él?- le dije con una sonrisa.
-Claro que sí. Te la regala- me la entregó.
-¿En serio?- me resultó extraño ya que hasta ayer me había gritado miles de cosas malas.
-Sí-
-Muchas gracias- lo abracé y le di un beso en la nariz- Me alegro que el Sr. Hernándes no sea como pensé-
-¿No preparaste el desayuno?- me dijo mirando para la cocina.
-Es casi la hora de almorzar-
Xiumin miró el reloj que teníamos colgado en la pared del living.
-No sabía que se había hecho tan tarde-
Hablamos un rato más, pero en ningún momento hablamos del vecino otra vez. La cosa es que los días pasaron y no volví a ver a mi vecino, ni por casualidad.
Una tarde, cuando llego del trabajo, Xiumin todavía estaba trabajando; llego, como unas tostadas, me cambio y conecto la manguera para regar el jardín. Veo a mi vecino, el Sr. Hernandes con la mano vendada.
-Buenas tardes- lo saludé cordialmente.
El me miró como si fuera un demonio o una especie de monstruo, asustado me saluda tartamudeando y antes de que pueda entrar a la casa veo que en donde estaba vendado... no era su mano; sino que no la tenía ¡No tenía una mano!
Pobre hombre, pensé. ¿Qué clase de accidente habrá tenido?
Y de pronto mi cabeza empieza a trabajar de la peor manera. Desde aquel día que no encontré a Xiumin a mi lado, y vino diciendo eso de la tijera del jardín... después esto... Pero no podía creerlo, por favor; él no era así, sería incapaz.
Me quedé pensando en eso todo el día, incluso en la cena cuando Xiumin me contaba algo del trabajo, pero yo no escuchaba.
-¿Amor?.... ¿Amor?-
Salí de mis pensamientos y lo miré.
-¿Qué?-
-¿Pasa algo?- me dijo dejando el tenedor a un costado del plato, el casi estaba terminando la comida y yo todavía no había probado un bocado.
-No, sólo estaba pensando- le sonreí pero sin sentimiento.
-¿Y en qué pensabas?-
Me di cuenta que sospechaba de él sin tener ninguna prueba de nada más que de mis propias suposiciones.
-¿Sabias que el Sr. Hernandes tuvo un accidente?-
Xiumin me miró con los ojos abiertos.
-¿En serio? ¿Está bien?- Su cara era de preocupación, pero su mirada no; el estaba fingiendo.
-Sí, le falta la mano derecha-
-¿'Él habló contigo?-
-No, lo vi en el jardín cuando estaba regando las plantas-
-¿Pensabas en él?- su tono de voz cambió rotundamente.
-Sólo pensaba en si estará bien- miré mi plato.
Pasaron unos segundos.
-¿Me estás engañando?- dijo de repente, había una mezcla de enojo y llanto ahora.
Me desesperé, me paré de la silla, me arrodillé al lado de él y puse mis manos al lado de su cara.
-No, no, no ¿Cómo puedes pensar eso de mi? Yo sólo te amo a ti-
Xiumin me besó posesivamente. Él pegó su frente a la mía y abrazo contra él.
-No sabes cuanto te amo. Mi único miedo es que me dejes-
Lo abrasé fuertemente y apoyé mi frente en su hombro.
Para ese entonces yo aún lo amaba, lo amaba más que a mi misma. Nos habíamos apropiado uno del otro, yo era de él y él era mío. Pero la relación cada vez era más peligrosa.
Una vez cuando fuimos de vacaciones al caribe, recibimos una atención divina y la pasamos de maravilla, pero un hombre era realmente cansador conmigo, y pensaba que Xiumin era estúpido, porque incluso me tiraba los trapos enfrente de él, yo no sabía la manera, educada de decirle que era casada y felizmente enamorada de la persona que tenía al lado.
Xiumin una vez se hartó y sin que yo supiera lo apuñaló. El tipo no murió y presentó cargos, por lo tanto a Xiumin lo detuvieron y pasamos las vacaciones deseadas en una comisaria.
Cada vez las cosas iban de mal en peor, y lo más aún peor, era que yo también estaba enloqueciendo, una vez agarré un cuchillo en un restaurante y le desfiguré la cara a la camarera por darle su número de celular estando yo enfrente. También fui retenida, pero no por mucho.
Nos amábamos. Nos amábamos a tal punto que no queríamos estar un segundo separados, nos amábamos a tal punto que no queríamos que alguien más mirara al otro.
Eramos adictos, adictos a nosotros mismos como si se tratara de una droga.
Pero dentro de todo eso, a mi me quedaba algo de razón; algo de ser.
Era Lunes cuando Xiumin llegó del trabajo, yo lo esperaba sentada en el sofá del living. Había llamado a mi mamá y a mi suegro.
Por todo el dolor que me causara tenía que hacerlo, uno de los dos tenía que darse cuenta que nos estábamos consumiendo, que la vida que teníamos no era normal, que se estaba convirtiendo en una enfermedad y antes de que alguien saliera aún más herido esto... tendría que terminar.
-Xiumin, por favor, siéntate- le dijo su padre.
Él se sentó después de saludar a mi mamá.
-¿Pasó algo?- preguntó algo curioso.
Nadie le contestó. Yo tragué saliva porque las lágrimas ya se estaban acumulando.
-Xiumin...- él me miró sonriente- Tenemos que terminar- mi corazón se quebró en dos, las lágrimas comenzaron a salir.
Él me miraba fijamente, sus ojos comenzaron a brillar.
-¿Qué?- dijo con la voz entrecortada.
-Tenemos que terminar- lo miré llena de lágrimas en mis ojos- ¿No te das cuenta? Lo que hacemos está mal, no tenemos control-
-¿No me amas más?- sonaba desesperado y comenzó a llorar igual que yo.
-No es eso- sacudí mi cabeza- Te amo más que nada, por eso mismo hago esto-
-¡¿Y qué pasó con el estaré siempre a tú lado?!- gritó- ¿No soy suficiente para ti?- se levantó del sofá- Cambiaré, juro que cambiaré como tú quieras. Pero no me dejes, por favor eso no-
-Xiumin, cariño- me saqué las lágrimas de la cara, pero seguían saliendo como si fuera una cascada- ¿No has visto lo hemos hecho? Lastimamos a las personas por nosotros. Y eso está mal- me paré del sofá- Nos hemos convertido en psicópatas, cielo. No podemos seguir así-
Xiumin caminó hacia mi pero su padre se lo impidió. Él se sacudió, pero su padre no lo soltó.
-¿Por eso lo trajiste?- me miró- ¿Pensabas que podía lastimarte? ¿Me tienes miedo?- lloró aún peor.
Sacudí la cabeza.
-No. Pensé que después que terminaríamos necesitaríamos a alguien más a nuestro lado-
-No te dejaré- se zafó del agarre de su padre, caminó hasta mi y me abrazo protectoramente- No terminaremos, no me dejes-
Yo lo abracé con todas mis fuerzas, este sería el último abrazo, la última vez antes de decirle el adiós definitivo.
-Te amo- le susurré.
Su padre lo separó de mi, y aunque yo no quería dejarlo, lo dejé. Mi mamá me ayudó a llevar las maletas al su auto.
-No me dejes, por favor. Te amo, te amo-
Mis lágrimas cada vez eran más continuas y no podía aguantar más los sollozos, así que una vez que subí a la camioneta solté todo lo que tenía atorado en la garganta y lloré como nunca en mi vida.
Mi mamá arrancó el auto, yo podía ver a mi ex- suegro reteniendo a su hijo desde la puerta. Mi madre tomó velocidad una vez que llegamos a la carretera, yo aún seguía llorando.
Pero no me arrepentía de nada, porque sabía que era por el bien de los dos, tal vez así él, tarde o temprano, se diera cuenta de que nuestro amor era tan, tan grande que ya no era amor, era otra cosa inexplicable.
*w* este es el primero <3 Espero que les haya gustado, un enorme abrazooo e.e <3