La Máquina de los Sueños - 1...

Autorstwa GioiaTEscritos

989 71 55

El 3 de febrero del año 2498, Japón, China, Rusia y Estados Unidos estrecharon sus manos para crear la Alianz... Więcej

Nota de autor
Dedicatoria
Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 7
Interludio
Segunda Parte: Capítulo 1
Segunda Parte: Capítulo 2
Segunda Parte: Capítulo 3
Segunda Parte: Capítulo 4
Segunda Parte: Capítulo 5
Segunda Parte: Capítulo 6
Segunda Parte: Capítulo 7
Segunda Parte: Capítulo 8
Segunda Parte: Capítulo 9
Segunda Parte: Capítulo 10
Segunda Parte: Capítulo 11
Segunda Parte: Capítulo 12
Epílogo
Agradecimientos
Nota de Autor
Capítulo Extra

Capítulo 6

26 2 0
Autorstwa GioiaTEscritos

Era una playa. El niño de ojos color mar se encontraba completamente solo, a la orilla de aquellas aguas turbias y bajo un cielo caótico que amenazaba con destruir todo lo que cubría. Corría, no sabía por qué, no había razón, pero lo hacía… huía con desesperación. El agua tocaba sus pies, acompañándolo en su escape de, y a, lo desconocido.

Era confuso, como volver al pasado, él no había estado presente en los actos desde que era un pequeño de cinco años. Sin embargo, allí estaba otra vez, sintiéndose por completo en consciencia, sintiendo el sábulo bajo sus pies.

A lo lejos se percibía el canto de una niña, un canto dulcemente encantador, recorría las arenas, volaba junto al viento, nadaba en el mar. Un canto pacífico, solitario. Él lo seguía sin darse cuenta, la voz era su guía, su destino.
Pero la dulzura de la melodía se vio interrumpida por agudos aullidos de canes a sus espaldas. Parecían acercarse cada vez más… tenía la sensación de que estaban a punto de atacarlo, deseando destrozarlo para evitar que encontrara a la cantora. Estaba desorientado, no lograba distinguir de dónde provenía la voz, el bramido del mar y los gruñidos de los perros comenzaban a confundirlo. Sus piernas disminuyeron la velocidad, estaba agotado, pero su respiración era calmada. Se sentía como si una fuerza invisible hubiera sosegado todo, la energía en cada elemento había sido amansada. Seguía avanzando, pero no sabía hacia dónde. Aunque aplacado, el mar seguía bramando con sus movimientos ligeros, llamándolo; la niña continuaba su canto y los perros le advertían que se detuviera.

Cayó, finalmente su cuerpo dejó de responder. Todo se desvaneció.

—¡Están aquí! —exclamó Dominique, que estaba espiando a través de la cerradura de la puerta. Aunque le costaba distinguir figuras porque uno de los guardias bloqueaba su vista, podía escuchar perfectamente todo por su BTE.

Esa mañana no los habían buscado, y no existía posibilidad alguna de que 5Vision los dejara durmiendo por consideración. Sucedía algo, y era muy serio.

—¡¿Quiénes?! —cuestionó Darya, ansiosa.

—¡Los videntes!

Silencio. En ese instante todo fue silencio.

Que los videntes estuvieran allí les facilitaba todo, el curso de las cosas sería mucho más rápido, el plan fluiría y podrían escapar por fin… o eso pensaron un segundo antes de que comenzara a salir humo del piso y el sueño los invadiera.

El plan comenzaba a tener dificultades. Los prodigios ya no tenían todos la misma prueba, cada uno se enfrentaba a una situación diferente que debía resolver solo y sin estar al tanto de lo que ocurría con los demás. Aquella vez el plan era que Zhào fuera con Zhi al taller, para eso debía salir primero, o segundo después de ella. En cambio, no importaba en qué puesto quedara la china, siempre estaría obligada a trabajar en la Máquina de los Sueños. Pero sin prueba, y cayendo inconscientes, todo se atrasaba.

Fuera de la habitación, los seis científicos trabajaban con los dos videntes conectados a los sillones de realidad virtual. Tom y Shira se habían encargado de crear una situación para cada uno. Los otros cuatro se aseguraron de que cada pensamiento de los pequeños quedara registrado, de que sus emociones controlaran su visión; si se llegaban a sentir aterrados, el escenario cambiaría a uno que ellos mismos imaginarían, y lo mismo pasaría con cada emoción.

—Ausente de fase REM.

—Visión registrada. 534 dentro.

La identificación en el pecho de la mujer revelaba que su nombre era Deniska Lukyanenkov. Con su cabello blanco y lacio, ojos grandes y exageradamente celestes, piel pálida, pómulos marcados y labios carnosos, pintados de un rojo intenso, la onironauta llamaba la atención, y no intentaba cambiarlo.

Ignati Lukasheva, el psicoanalista, no se veía tan diferente. Sus ojos eran un poco más oscuros que los de ella, y parecían estar mirando a la nada constantemente; su cabello era rubio, al igual que su piel, y muy brillante; su mandíbula era filosa.

Los dos especialistas en sueños eran los encargados de vigilar las visiones de 534, el niño de los ojos azules. El chico de doce años representaba a Estados Unidos. Sus visiones eran las menos claras de los cuatro, ya que nunca daban datos precisos, pero él era el que más veía en menos tiempo; jamás tenía un sueño normal.

—Bienvenido a 5Vision, pequeño —declaró Deniska, inyectándole el Suero de Luz en la nuca, con una sonrisa de lado.

—Ambos vieron mar —comentó Ignati—. Tenemos que descubrir qué significa.

Su compañera chasqueó la lengua y rodó los ojos con sarcasmo.

—Presta atención, Lukasheva. Sueñan con el mar en una playa gris y solitaria, y con una chica. 454 pudo ver su rostro, mientras que 534 oyó su voz. El mar solo representa una emoción; lo importante es hallar a la niña —planteó ella.

—Será más fácil hallarla si logramos entender qué representa el mar en sus visiones, Lukyanenkov. —Hizo énfasis en el apellido—. Tenemos que conseguir Suero Azul, someterlos a una prueba donde deban enfrentar el mar.

—¿Quieres estudiar sus emociones o sus sueños, Ignati? —cuestionó ella, molesta—. La Alianza nos presiona, no podemos perder tiempo.

—Por eso debemos llamar a Shira y Tom cuanto antes —decretó Lukasheva—. Es lo correcto, créeme.

La rusa lo pensó un momento, mordió su labio inferior, jugó un poco con sus manos y volvió a rodar los ojos.

—Claro, cielo. Pero tú te harás cargo cuando no resulte como esperas.

La pequeña fortaleza de arena reposaba a la orilla del mar, a la espera del golpe final, dispuesta para resistir. 534 no la observaba a ella, sino que se deleitaba con el violento y majestuoso baile de las altas olas, que azotaban contra la playa en un intento por ganar aquella batalla.

El azul de sus ojos se parecía al de esas aguas belicosas, y en su mirada podía verse con claridad el temperamento y la frialdad de su alma. Tenía solamente doce años, pero la oscuridad de su pupila contaba una gran historia. Había visto morir a muchas personas, y con el tiempo aprendió a ver la belleza en el fondo de la fuente, el arte de la muerte. Le parecía, muchas veces, un acto caótico, pero admiraba la manera en la que los cuerpos simplemente dejaban de sufrir y se apagaban repentinamente frente a él, obedeciendo a la regla final.

Finalmente el mar llegó a su punto más alto, donde su ira se podía apreciar a la lejanía. Con un fuerte bramido y su inconfundible poder, alzó una ola y destruyó la fortaleza que había sido creada por un niño pequeño. 534 sonrió.
No era necesario mirar la pantalla de la máquina que marcaba las hormonas que estaba produciendo su cerebro al enfrentarse a aquella situación, era obvio que sus sentimientos por el mar no eran más que respeto y admiración. La ironía era que él mismo se sentía conectado a esas aguas, se veía reflejado en ellas y las tomaba como iguales, y solo por eso era capaz de amarlas. La destrucción y la paz, las olas en la superficie y las fosas en lo profundo, todo lo relacionaba directamente con su persona. Sin embargo, en su visión, a pesar de que el mar lo acompañaba, no se detuvo a admirarlo, simplemente siguió huyendo de algo desconocido, y hacia la voz. Entonces, si tan bien se sentía junto al mar ¿qué había provocado su miedo? Y más importante: ¿por qué esa voz había logrado calmarlo?

El japonés tenía la misma edad, su escenario era el mismo, pero él era muy diferente al de los ojos azules. Estando solo en la orilla del mar, no le prestaba atención a la fortaleza diminuta que pronto sería destruida, sino que se alejaba cada vez más de aquel lugar, por temor a ser arrastrado hasta el fondo.

La situación estaba configurada para que pudiera ser modificada por la propia mente de los niños, y es así que un gran hoyo se formó en el centro de las aguas; fue 454 quien lo hizo… sin saberlo. Las olas se alzaron y lo alcanzaron, arrastrando su cuerpo hasta dentro del hoyo. A pesar del gran miedo y de su completa soledad, jamás gritó, forcejeó o hizo alguna demostración de lo que sería un completamente normal temor. Las fuertes corrientes lo guiaban hacia abajo, y él no se resistía. Su corazón se podía oír a metros de distancia, ya que cada vez faltaba menos para llegar al punto más profundo, pero su cuerpo se veía sereno.

Quedaba claro que sus sentimientos para con el mar no eran agradables, sabía el peligro que podía correr en él y no tomaba en cuenta los buenos aspectos de éste. Solo pensaba en la muerte cuando estaba cerca de las aguas azules, se sentía débil frente a ellas, vulnerable… se sentía poco.

Había sido criado como hijo único por su estricta madre, con la que tenía una relación que se basaba en que ella exigía y él complacía. No le era permitido la debilidad, ni la compasión o la lástima. A pesar de que trataba de no quedarse con la crianza de su madre cuando estaba lejos de ella, conservaba esos factores, ya que estaba convencido de que aquellos sentimientos eran malos, débiles, y estaban prohibidos para todo ser poderoso. 454 se consideraba un ser poderoso.

Finalmente llegó al fondo, donde su cuerpo se azotó contra la arena y su alma se resignó al vencimiento.


Czytaj Dalej

To Też Polubisz

53.9K 2.8K 18
𝙻𝚞𝚌𝚒𝚏𝚎𝚛 𝚛𝚎𝚢 𝚍𝚎𝚕 𝚒𝚗𝚏𝚒𝚎𝚛𝚗𝚘 ¿𝙷𝚊𝚌𝚒𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚞𝚗 𝚝𝚛𝚊𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚎𝚕 𝚐𝚛𝚊𝚗 𝚝𝚎𝚖𝚒𝚍𝚘 𝚍𝚎𝚖𝚘𝚗𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚛𝚊𝚍𝚒𝚘...
41.6K 5.7K 38
Si tuvieras que elegir entre el amor de tu vida o tu mejor amiga... ¿A quién elegirías? Gracias a las películas y novelas románticas, Carla tiene una...
561K 63.4K 74
"Para esa chica, que viene todo los días a la librería y que no compra nada" Portada: WhenWillBeHappy ✖No se permite la copia de esta obra sin el co...
287K 16.3K 21
-Esto... doloroso...-dijo una voz femenina -Padre e hijo, se fueron juntos. Dos hermanos que no pudieron encontrarse por culpa de un gobierno corrupt...