Quiero robarme al novio [Term...

By LBSilva

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La hermana de Allison siempre ha sido su sombra y ha atrapado todas las migas que ella deja paso a paso. Sin... More

Sinopsis.
Cast
Anuncio antes de leer.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo Tres.
Capítulo Cuatro.
Capítulo Cinco.
Capítulo Seis.
Capítulo Siete.
Capítulo Ocho.
Capítulo Nueve
Capítulo Diez.
Capítulo Once.
Capítulo Doce.
Capítulo Trece.
Capítulo Catorce.
Capítulo Dieciséis.
Capítulo Diecisiete.
Capítulo Dieciocho.
Capítulo Diecinueve.
Capítulo Veinte.
Capítulo Veintiuno.
Capítulo Veintidós
Capítulo Veintitrés
Capítulo Veinticuatro.
Capítulo Veinticinco.
Capítulo Veintiseis.
Capítulo Veintisiete.
Capítulo Veintiocho
Capítulo Veintinueve.
Capítulo Treinta.
Capítulo Treinta y uno.
Capítulo treinta y dos.
Epílogo.

Capítulo Quince.

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By LBSilva


No pensaba ir a comprar ropa para Nick sola, pero tampoco pensaba que era una buena idea que viniera toda mi familia. Esa mañana en el desayuno, mi madre le preguntó a Nick si teníamos pensado hacer algo ya que no nos habíamos anotado en ninguna actividad. Mi familia había decidido ir a hacer excursiones y todo tipo de actividades aburridas que yo no haría si me estuviera por casar. Pero era una opción que daba el hotel y Lisa era la mejor en todo, asi que las excursiones eran divertidas para ella. Tampoco eran nada extremo, solo conocer lugares y demás, nada interesante que no hubiera hecho yo en otro viaje a Londres.

Sin embargo, Nick y yo decidimos que era un buen momento para escaparnos e ir a comprar la ropa que aparentemente se había olvidado por completo de traer.

—¿No has traído ropa para la ocasión, Nick? —preguntó mi madre bastante asombrada y yo suspiré. Se suponía que era mi cita y era obvio que no tenía la obligación de traer la misma cantidad de atuendos que yo. Pero para mi madre parecía que era una obligación.

—Perdimos su maleta en el avión, lo comenté al llegar —le recordé a mi madre y ella asintió como si lo recordara. La realidad es que no se lo había dicho a nadie más que a Thomas, que asintió también del otro lado de la mesa familiar.

—Oh, ahora entiendo porque tenías solo un bolso al entrar, querido Nick —soltó mi hermana siempre atenta a todo. Odiaba que estuviera tan bella por la mañana, con su cabello brillando con el sol que entraba por las grandes ventanas del comedor del hotel. Todos lucíamos demacrados y cansados, pero ella estaba perfecta como de costumbre. A veces pensaba que se despertaba horas antes para lucir mejor que cualquiera—. Por un momento pensé que eras un pordiosero...

—Lo soy, pero lo oculto muy bien, querida.

Le di un golpe en la pierna a Nick porque no tenía que estar provocando a mi hermana, para bien o para mal ella quería atención y no era una buena idea. Suspiré y tomé mi café mientras me acomodaba el reloj y la pulsera de hilo que mi primita me había regalado. Esa mañana me había encontrado con ella y su primera pregunta fue si estaba usando su regalo. Me parecía una tontería, pero, ¿quién era yo para juzgar su pequeño acto de amor?

Nick me dejó un beso suave en la mejilla mientras entrelazaba mi mano con la suya, pero obviamente fue una actuación porque llevó sus labios a mi oído para susurrarme:

—Cada golpe será una nalgada en la noche —me prometió, encendiendo mi cuerpo a un horario bastante temprano. Yo me reí dulcemente y le acaricié el cabello, la realidad es que todos estaban hablando y los ruidos del comedor no hacían oíbles nuestras charlas sucias.

—Llamaré a la policía y les diré que tienes síndrome de Christian Grey.

—No quieres saberlo —me respondió mientras que su mano quedaba en mi rodilla y subía lentamente por mi falda, tocando la piel desnuda debajo de esta. Le di un golpe a su mano rebelde y él comenzó a reírse, pero no dijo nada mientras tomaba su chocolatada. Sí, se había pedido una chocolatada. No entendía a ese hombre.

—Nick y Allison, las manos en la mesa por favor —nos regañó mi padre que a pesar de estar leyendo el diario en medio del desayuno parecía que tenía ojos para todos. Lisa al instante escuchó eso y me fulminó con la mirada, nuevamente enfadada de no llamar la atención como quisiera.

—Lo siento, señor —se apresuró a decir Nick mientras me regalaba una sonrisa digna de un pervertido—, pero su hija es quien me toca debajo de la mesa y yo no puedo evitar darle el mismo gusto.

—¡Y nos vamos a comprar ropa! —exclamé para tratar de ignorar por completo todo lo que estaba pasando. A pesar de lo que podría llegar a pensar, mi padre rio y volvió la mirada a su noticias aburridas. Mi madre imitó su risa y mi hermana se quedó en silencio sin saber si era la mejor idea reírse de eso.



Fuimos al centro comercial más cerca y a la tienda formal más cara, porque yo quería que Nick usara lo mejor. Al salir no pude evitar hacer una mueca al ver el feo tiempo de Londres y las pequeñas gotas que cayeron sobre mi precioso abrigo no me gustaron nada. Un encargado del hotel nos dio un paraguas, que era como su tercer brazo, y le agradecimos el gesto ya que sino íbamos a terminar empapados.

—¿Vas a convertirme en una especie de Ken? —preguntó Nick de un momento al otro cuando yo estaba viendo los trajes que podía ponerle, con esmoquin y moño. Me reí y puse los ojos en blanco mientras que le alcanzaba a un empleado un conjunto azul que a Nick le iba a quedar divino—. Entiendo que la boda es un solo día...

—Sí, pero hay algunos eventos a los que tenemos que ir bien vestidos. Mi familia tiene tradiciones muy raras, me he olvidado de comentarlo. Durante toda esta semana, Thomas tendrá muchas pruebas que pasar para demostrar que merece casarse con mi hermana —al decir eso puse los ojos en blanco, porque era bastante al revés—. Por eso iremos a eventos como la cena a ciegas, la noche de los recuerdos, la noche del baile, la prueba de amor, la despedida de solteros, que es para ambos, y, mi favorita, la noche del secuestro.

—¿Secuestran a alguien? No veo a Thomas secuestrando a nadie...

—No, la familia secuestra a la novia —le expliqué mientras miraba las corbatas y pensaba que combinaba con lo comprado—. Es una tradición rusa que viene de mi familia hace siglos, ni siquiera sé si alguien es ruso. Simplemente existe. Y, como decía, mi familia secuestrará a mi hermana y Thomas tiene que encontrarla. Es divertido porque cada familiar tiene una pista y él tiene que adivinarla...

Hice una pequeña mueca de tristeza porque me daba pena que no fuera yo la secuestrada, pero traté de no pensar en esas cosas.

—¿Y la familia de Thomas no dice nada de estas tradiciones?

—No, les encantan. Creo que han quitado una para poner una noche como de ensayo, pero luego harán todos esos eventos. Por eso nos quedamos tanto tiempo... ya sabes, cosas de ricos.

—Mejor no lo podía decir —comentó Nick y me hizo reír. Sabía que mi familia tenía esas cosas de riqueza que había guardado en sus tiempos, aunque no creía que en ese momento gozaran de tanto dinero. Tal vez antes, en ese momento la familia de Thomas eran más ricos.

—¡Allison!

Cerré los ojos sin poder creer lo que estaba escuchando. La voz de mi madre apareció en medio de la tienda y me giré sin poder creer que nos había seguido. Estaba con mis aburridas tías, mi hermana, Thomas y mi padre, por supuesto.

—Vaya, si que son intensos —susurró Nick cuando los observó caminando entre la ropa de hombre y los clientes. Les regaló una sonrisa cálida al instante, a veces me sorprendía que fácil podía mentir que todo estaba bien—. Que sorpresa...

—Lamento arruinar su pequeña cita en el centro comercial, pero como está lloviendo con tanta fuerza no quisimos ir a las excursiones —se quejó mi madre mientras se acomodaba el cabello lleno de frizz y entendí que en realidad nadie quería perder el glamour por una estúpida excursión. Yo tampoco lo habría hecho—. Y Lisa recordó que quería probarle a tu padre el traje de secuestrador... lo cierto es que ha comido un poco estos días.

Me reí viendo como mi padre se dejaba medir por unos hombres que seguramente no iban a estar contentos con modificar el traje de secuestrador. Lisa se acercó a nosotros con Thomas de la mano, que casi iba arrastrado a ella, y nos regaló una sonrisa victoriosa. Como si no quisiera que estuvieramos solos ni un minuto. A veces mi hermana lograba ser realmente una molestia.

—¿Puedo ayudar a Nick a elegir los trajes para nuestros eventos? ¿Allison te ha contado de nuestras tradiciones, Nick? —preguntó ella arrastrando las palabras y suspiré de vuelta al darme cuenta que estaba coqueteando. Al parecer todos menos Thomas notaban eso, porque mi madre le regaló una mirada enfadada.

—Sí, pero prefiero que mi novia eliga mi ropa —respondió mi novio falso sin mucho humor y Lisa balbuceó sorprendida por lo fría que había sido su respuesta. Noté que él también se había cansado un poco de ella y de sus coqueteos en frente de su prometido como si nada sucediera.

El empleado que estaba preparando los trajes para Nick me llamó y nos acercamos a los probadores. Estaban alejados de la tienda, así que me senté en uno de los sillones del lugar para ver como le quedaban las cosas a Nick. Una pena que no pudiera verlo desvestirse también, pero uno no podía pedirlo todo. Él, a regañadientes, se metió en el cubiculo y comenzó a quitarse la ropa para ponerse la otra.

—Estos probadores son enormes, nunca vi algo igual —murmuraba él dentro del lugar y yo me reí, por supuesto que lo eran, aunque seguían teniendo una tela que cubría todo menos los pies. Así que me distraje cuando vi como el pantalón de jean caía al suelo y él lo tiraba como si nada. Suspiré, me olvidaba que era desorganizado y desprolijo hasta para tratar su ropa. La visión de su ropa interior en la canilla del baño me dio arcadas de vuelta.

Pensando en esas cosas, noté que estaba tardando bastante y me di cuenta que algo estaba sucediendo, pero no me lo decía. No había nadie cerca y además se suponía que era mi novio, así que me acerqué dispuesta a preguntarle que pasaba.

—Creo que rompí el pantalón —me dijo cuando le pregunté como le había quedado. Abrí la boca sorprendida, porque no podía creer que bruto era ese hombre y al mismo tiempo me puse a pensar que iba a tener que pagarlo si o sí. Ya salían una fortuna para llevarme uno roto.

—¿Cómo puede ser que rompas un pantalón, Nick? ¿Que hiciste? ¿Lo metiste en un agujero?

—No, tonta, cerré el cierre y lo trabé... ¿me puedes dar una mano? Tú eres mujer, estas cosas las entiendes mejor que yo —se quejó y resoplé, pero entre en el cubiculo comprobando que tenía razón, era bastante grande. Sin embargo, dos eran multitud y me sentí algo atrapada—. ¿Crees que tiene solución? Siento que el cierre se falseó...

—¿Cómo va a falsearse un cierre de un pantalón de la marca más cara de Londres, Nicholas? Seguramente usaste la fuerza bruta y lo rompiste —me quejé enfadada como si fuera una madre y miré lo que me había adelantado. Estaba sin camisa, solo con una musculosa blanca que mostraba todos sus músculos y una fina capa de sudor seguramente por estar encerrado y en ese lugar. El pantalón azul le quedaba divino como había imaginado, pero vi que había trabado el cierre como lo había anticipado.

No era díficil, le di un par de explicaciones para que tratara de solucionarlo, pero era demasiado torpe para hacer cosas como esas. Había un problema íntimo para mí y no quería tocar esa parte de su cuerpo porque sentía que estaba cerca de su entrepierna: osea su miembro. Y me ponía un poco nerviosa.

—Necesito una mano, dos tal vez...

—No puedo hacerlo, es un lugar muy íntimo, Nick —susurré insistente, enfadada por su insinuación. No era ético para nada y ¿que pasaba si se despertaba? No quería que una erección me quitara el ojo. Él volvió a tratar y escuché un ruido que no me gustó, forzamos la tela, así que rápidamente llevé mis manos al cierre tratando de solucionarlo.

Logré moverlo luego de unos intentos y cuando quise irme hacia atrás rendida, me di cuenta que estaba atrapada.

La pulsera de hilo roja de mi prima se había quedado atrapada en la cremallera del pantalón. No sabía cómo había atrapado al hilo en el cierre y por más que quisiera no podía irme. Tiré con fuerza y escuché el quejido de Nick algo sorprendido.

—¿Qué carajos estás haciendo, Allison?

—¡Me quedé trabada, tonto! Esta estúpida y poco higiénica pulsera se trabó también. Por Dios, no puede ser peor este día —me quejé horrorizada y escuché sonidos en el pasillo de los probadores. Me puse nerviosa al instante.

—Salgamos los dos...

—¡No! Apenas vean lo que hiciste me van a cobrar el pantalón —exclamé tirando con fuerza sin lograr nada. Estaba atrapada en el cierre, si hacía más fuerza iba a ser peor. Podía quedar el hilo también atrapado y eso también me iba a costar.

—O pueden darnos una tijera...

No tenía nada cortante, ni cuchillos, ni tijeras y nada filoso salvo los dientes. Aquello iluminó mi rostro y me arrodillé dispuesta a hacer una locura. Todo fuera por no quedar en ridículo pagando por romper una costura.

—Por favor, piensa en tu abuela desnuda —le pedí porque no quería sentir ninguna sorpresa. Nick se rio y yo atrapé el hilo con los dientes, aunque me costó cortarlo. Sin embargo, no pude hacerlo porque escuché una voz que no era la de mis padres.

—Señores, les voy a pedir que se retiren del local. Está prohibido el sexo en los probadores.

¿El sexo en dónde?

Oh. Por Dios.

Me olvidé que la cortina llegaba hasta nuestras rodillas. Es decir que el personal del lugar y toda mi familia estaba viéndome arrodillada frente al cuerpo de Nick sin ver lo que estaba realmente sucediendo. Todos estarían pensando que le estaba dando sexo oral en un probador. De repente la idea de planear un funeral no era tan mala como creía.



Nota de autora:

Me había olvidado lo mucho que me hace reír este capitulo XDDDD ¿les gustó? ¿se imaginan si les pasa algo así? Ö !!!!!

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