Como adoraba la metamorfomagia para ocasiones como esta.
Todo nos habiamos levantado a las seis y media de la mañana para desayunar temprano y poner todo en su lugar, y eso me había dejado unas ojeras terribles que solo la magia podía sanar.
A las una de la tarde por fin me pude dar una ducha y cambiarme. Angelique sin duda se había lucido con este vestido, de un impresionante color rosa con superposición de encaje y detalles de aplicaciones florales en el corpiño. Me hacia sentir como un flamenco y me encantaba. Los chicos junto con los señores Weasley y Delacour habían salido temprano para recibir a la banda y los meseros, arreglar los últimos detalles. Mientras nosotras nos arreglábamos, Fay me silbó ante mi vestido y yo la hice dar una vuelta en su corto vestido azul celeste. Las dos aplaudimos cuando vimos a Hermione ya con el pelo planchado y su hermosa tunica lila. Vi desde la ventana que ya estaban llegando los invitados.
Pasamos a ver si la novia necesitaba ayuda con algo, no podíamos entrar todas en la habitación, pero fuimos a darle nuestros mejores deseos. Fay viendo pícaramente la corta túnica de Ginny, algo que desaprobó una vieja mujer que se veía mas anciana que mi abuela. Nos analizo a las tres de arriba hacia abajo. Tenía una hermosa tiara en sus manos, la aferraba con fuerza, queriendo aferrarse a ella y que nadie se la quitara de sus viejos dedos. Fleur aun no estaba lista, le faltaba su vestido pero ya estaba maquillada y peinada.
— Señora Weasley los invitados ya están llegando— Hermione avisó.
— Oh cariño, ¿esta es la hija de muggles?— la anciana vio a la señora Weasley, luego murmuró, como si nosotras tres no nos diéramos cuenta — . Tiene mala postura y codos delgaduchos.
— Oh chicas, se ven adorables— la mamá de Ron nos sonrió cálidamente— . Muriel, ellas son Hermione Granger, Laila Scamander y Fay Dunbar, chicas ella es la tátara tia Muriel.
— ¿Scamander eh? So, si, conozco a tu familia— la anciana se encogió de hombros, viendo con desagrado mi escote en V , murmurando cosas como que mis pechos se me iban a desbordar del vestido y que era muy atrevida al presentarme así a una boda. O de como Fay tenía las piernas muy cortas.
Encantadora mujer.
Bajamos y luego sentimos que la tatara tia Muriel bajaba con la señora Weasley, al parecer habían logrado quitarle la diadema de las garras. Noté que ya había llegado bastante gente, en la entrada de la carpa habían cuatro pelirrojos. Dos eran los gemelos, el otro era Ron y por lo cerca que el cuarto estaba de Ron, ese debía ser Harry con la poción multijugos, haciendose pasar por un chico muggle pelirrojo del pueblo, Ottery St. Catchpole.
Los cuatro sujetaban un plan de distribución de asientos, para poder ayudar a la gente a encontrar los sitios correctos. Una vez estuvimos lo suficientemente cerca los salude con la mano.
—Guau —añadió Ron, parpadeando con bastante rapidez al ver a Hermione, apenas me vio a mi o a Fay—. ¡Están genial!
— Siempre con tono de sorpresa —dijo Hermione, aunque sonrió—. Tu tátara tía abuela Muriel no está de acuerdo, acabo de verla en el piso de arriba mientras le daba a Fleur la tiara. Dijo, "Oh cariño, ¿esta es la hija de muggles?" y siguió "mala postura y codos delgaduchos".
—No te lo tomes como algo personal, es ruda con todo el mundo —dijo Ron.
— ¿Que dices de esto? Me vio e inmediatamente dijo; parece que los pechos de esa chica Scamander se le van a desbordar del vestido a la muy descarada. Que vergüenza"— cite a esa odiosa mujer
— No le hagas caso. A mi me gusta— Harry que no era Harry me sonrió, le di un golpe en el hombro.
— Lo siento Weasley, pero tengo novio, y aunque tiene gafas es intimidante.— reí viendo la cara de un chico muggle por quien Harry se estaba haciendo pasar por la poción multijugos. El plan era presentar a Harry como el «primo Barny» y confiar en que la gran cantidad de familiares Weasley le ocultasen.
—¿Hablan de Muriel? —inquirió George, apareciendo de la carpa con Fred, era un poco triste pensar en que ahora si podia reconocerlo por la falta de la oreja—. Sí, justo me acaba de decir que mis orejas están torcidas. Vieja murciélago. Aunque desearía que el viejo tío Bilius estuviera todavía con nosotros; era una risa segura en las bodas.
— ¿No fue el que vio un grim y murió veinticuatro horas después? —preguntó Hermione.
— Bueno sí, se volvió un poco raro al final —concedió George.
— Pero antes de volverse loco era la vida y alma de la fiesta —dijo Fred—. Solía beberse una botella entera de whisky de fuego, después corría a la pista de baile, se levantaba la túnica, y empezaba a sacar ramos de flores de su...
— Sí, parece auténticamente encantador —dijo Hermione, mientras Harry, Fay y yo reímos-
— Nunca se casó, por alguna razón —dijo Ron.
— Me asombran —dijo Hermione.
— Lo bueno es que tenemos a nuestra hermosa animal de la fiesta; Leila Salsamander.— Fred apuntó.
— No voy a mentir que a lo largo de estos años he desarrollado una resistencia al alcohol y que en este día sagrado no me voy a emborrachar... tanto.
Nos reímos tanto que ninguno notó un invitado que llegó tarde, un joven de cabello negro con una larga y curvada nariz, gruesas cejas negras, hasta que le dio a Ron su invitación y dijo, con sus ojos en Hermione:
— Estás «marravillosa».
— ¡Viktor! —gritó ella, y dejó caer su pequeño bolso adornado con cuentas, que hizo un sonoro y seco ruido, bastante desproporcionado con su tamaño. Mientras se revolvía, sonrojándose, para recogerlo, dijo—: No sabía que fueses a... Dios... es muy agradable ver... ¿cómo estás?
Las orejas de Ron se habían puesto de nuevo de un rojo brillante. Después de echar un vistazo a la invitación de Krum como si no creyera ni una palabra de ella, dijo, en voz demasiado alta:
— ¿Cómo es que estás aquí?
— Fleur me invitó —dijo Krum, levantando las cejas, le estreche la mano amistosa, recordando lo educado que se habia comportado con Hermione en cuarto año.
Harry, que no le guardaba ningún rencor a Krum, le dio la mano; entonces, sintiendo que sería prudente sacar a Krum de las proximidades de Ron, se ofreció a enseñarle su asiento.
— Te ves un poco rojo Ronnie— sonreí de lado, mi legeremancia sintiendo algo llamado celos a su alrededor.
— Solo me ha tomado por sorpresa — el murmuró por lo bajo mientras junto con los gemelos entrabamos a la carpa. Había un grupo de camareros vestidos de blanco había llegado hacía una hora, junto con una banda con chaquetas doradas. En ese momento todos estos magos estaban sentados a corta distancia bajo un árbol.
La entrada a la carpa presentaba filas y filas de frágiles sillas doradas dispuestas a ambos lados de una larga alfombra púrpura. Los soportes de la carpa estaban adornados con flores entrelazadas blancas y doradas. Fred y George habían colocado un enorme montón de globos dorados sobre el punto exacto donde Bill y Fleur serían próximamente marido y mujer.
—Tiempo de sentarse — dijo Fred mientras Harry se juntaba con nosotros después de enseñarle a Viktor su asiento.—. O nos va a atropellar la novia.
Fuimos a ocupar nuestros asientos en la segunda fila detrás de Fred y George. Hermione estaba bastante sonrojada y las orejas de Ron todavía estaban coloradas. Después de un momento, le murmuró a Harry:
— ¿Has visto que se ha convertido en un estúpido osito?
Harry dejó escapar un gruñido evasivo y yo reí por lo bajo mientras trataba de buscar de entre los magos que entraban o ya estaban sentados a mis abuelos y a Angelique.
Una sensación de nerviosa anticipación había llenado la cálida tienda, el murmullo general roto por brotes ocasionales de risas excitadas. El señor y la señora Weasley avanzaron por el pasillo, sonriendo y saludando con las manos a sus familiares; el señor Weasley llevaba un nuevo conjunto de túnica color amatista con un sombrero a juego.
Un momento después Bill y Charlie se encontraban al frente de la carpa, ambos llevando túnicas de gala, con grandes rosas blancas en las solapas; Fred silbó con admiración y hubo un estallido de risitas de las primas veela. Morgana suspiró con anhelo en mi cabeza cuando vi a Charlie. Entonces la multitud se quedó en silencio cuando la música empezó a salir de lo que parecían ser los globos dorados.
—Ooooh —dijo Hermione, girándose en su asiento para mirar a la entrada al igual que yo
Un colectivo y enorme suspiro salió de las brujas y magos reunidos cuando Monsieur Delacour y su hija empezaron a caminar por el pasillo, Fleur deslizándose, Monsieur Delacour dando saltitos y sonriendo radiante. Fleur llevaba una túnica blanca muy simple y parecía estar emitiendo un fuerte brillo plateado. Se veía preciosa, hoy embellecía a todos sobre los que caía, estaba radiante. Ginny y Gabrielle, ambas con túnicas doradas, y una vez que Fleur lo alcanzó, Bill parecía que nunca hubiese conocido a Fenrir Greyback.
— Damas y caballeros —dijo una voz ligeramente cantarina, y con una ligera conmoción, el mismo mago bajito y de pelo ralo que había presidido el funeral de Dumbledore, ahora situado enfrente de Bill y Fleur—. Estamos reunidos hoy aquí para celebrar la unión de dos almas fieles...
— Sí, mi tiara hace resaltar todo eso muy bien —dijo la tía Muriel en un susurro que se oyó bastante fuerte—. Pero debo decir, la túnica de Ginevra tiene un corte demasiado bajo.
Sentí a Fay sonreír ante el comentario, su novia le guiñó un ojo.
— William Arthur Weasley, ¿tomas a Fleur Isabelle...?
En la primera fila, la señora Weasley y Madame Delacour estaban sollozando en silencio en trozos de encaje. Sonidos como de trompeta que sonaron en la parte de atrás de la carpa le dijeron a todos que Hagrid había sacado uno de sus pañuelos del tamaño de un mantel. Hermione también estaban llenos de lágrimas. Mi mano que estaba en mi regazo se entrelazó perezosamente con la de de Harry. Yo no lloraba, pero tenía una enorme sonrisa estúpidamente en mi cara, viendo como los dos se miraba con tanto amor. Para Bill no habían invitados, solo estaba Fleur.
Unas garras acariciaron mi mente, unas garras que me hacían dolor en la cabeza y me advertían que yo tal vez no tendría todo eso. No si moría cuando Harry me lanzara la maldición asesina. La sonrisa se me borró del rostro y me puse rígida. Él a mi lado, lo noto pero no dijo nada, acariciándome el dorso de la mano con el pulgar.
Hace unos momentos podría haberme imaginado a mi llegando a ese altar, ahora el miedo me estaba cerrando la garganta.
—... entonces los declaro unidos de por vida.
El mago de pelo ralo movió su varita por encima de las cabezas de Bill y Fleur y un chorro de estrellas plateadas cayó sobre ellos, moviéndose en espirales alrededor de las ahora entrelazadas figuras. Mientras Fred y George encabezaban un aplauso, los globos dorados suspendidos estallaron: pájaros del paraíso y pequeñas campanas doradas volaron y flotaron sobre ellos, añadiendo sus canciones y gorjeos al estruendo.
—¡Damas y caballeros! —llamó el mago—. ¡Si hacen el favor de levantarse!
Todos lo hicimos, la tía Muriel refunfuñando de manera audible; el mago agitó nuevamente la varita. Los asientos en los que nos sentamos se elevaron graciosamente en el aire al tiempo que los lienzos de las paredes de la carpa se desvanecían, de modo que se quedaron bajo un dosel soportado por postes dorados, con una gloriosa vista del jardín iluminado por el sol y la campiña circundante. Yo había ido a muchas bodas debido a la extensa familia Scamander, pero no las recordaba mucho y no habían sido tan emotivas como esta.
Después, una piscina de oro fundido se extendió desde el centro de la tienda para formar una brillante pista de baile; las sillas suspendidas se agruparon alrededor de pequeñas mesas con manteles blancos, y todas flotaron grácilmente de nuevo a la tierra, y la banda con chaquetas doradas se dirigió hacia un podio.
— Perfecto —dijo Ron con aprobación cuando los camareros aparecieron por todos lados, algunos llevando bandejas con zumo de calabaza, cerveza de mantequilla y whisky de fuego, otros tambaleándose con pilas de tartas y sándwiches. Se me hizo la boca agua, no comía desde el temprano desayuno.
— Deberíamos ir y felicitarlos —dijo Hermione, poniéndose de puntillas para ver el lugar donde Bill y Fleur habían desaparecido en medio de una multitud que les deseaba lo mejor.
— Tendremos tiempo después —Ron se encogió de hombros, agarrando tres cervezas de mantequilla y un whisky de fuego de una bandeja que pasaba , la cerveza para ellos tres y a mi me dio el whisky sabiendo mi preferencia, y que bueno, tenia mejor resistencia al alcohol que ellos—. Hermione, agárrate, tomemos una mesa... ¡No allí! En ningún sitio cerca de Muriel...
Ron encabezó el recorrido a través de la vacía pista de baile, mirando a derecha e izquierda al avanzar; estaba muy segura que estaba pendiente de Krum. En el momento que estuvimos al el otro lado de la carpa, la mayoría de las mesas estaban ocupadas: la más vacía era en la que Luna se sentaba sola.
— ¿Está bien si nos unimos a ti? —preguntó Ron mientras yo iba a abrazarla en saludo, Luna me dio un beso en la mejilla.
— Oh, sí —dijo ella con felicidad—. Papi fue a darle a Bill y Fleur nuestro regalo.
— Qué es, ¿provisiones para toda la vida de gurdirraíz? —preguntó Ron.
Hermione le dirigió una patada bajo la mesa, pero se equivocó y golpeó a Harry que hizo un sonido lastimero como de perro. Oculte mi risa en mi mano. La banda había empezado a tocar; Bill y Fleur fueron los primeros en salir a la pista de baile, causando un gran aplauso; después de un rato, el señor Weasley llevó a Madame Delacour a la pista, seguido de la señora Weasley y el padre de Fleur.
—Me gusta esta canción —dijo Luna, balanceándose al ritmo del vals, y unos pocos segundos después se levantó y se deslizó hacia la pista de baile, donde empezó a girar, sola, con los ojos cerrados y ondeando los brazos.
—¿Es genial, verdad? —dijo Ron con admiración—. Siempre valiente.
Pero la sonrisa se borró de su cara al momento: Viktor Krum se había sentado en el sitio vacío dejado por Luna. Hermione parecía placenteramente nerviosa pero esta vez Krum no había venido a hacerle cumplidos. Con la cara ceñuda, dijo:
—¿Quién es ese hombre de «amarrillo»?
—Es Xenophilius Lovegood, el padre de una amiga nuestra —dijo Ron. Su tono beligerante indicaba que no se iban a reír de Xenophilius, a pesar de la obvia provocación—. Ven a bailar —añadió abruptamente hacia Hermione.
Ella pareció sorprendida, pero también complacida, y se levantó. Desaparecieron juntos en la creciente multitud de la pista de baile, no pude evitar ver a Luna, su padre se había sumado a ella a bailar en esos raros movimientos. Luego en Ron, se notaba lo mucho que el ardía en celos al ver a Krum, me pregunté si había pasado lo mismo cuando yo veía a Cho y a Harry juntos. Sin embargo , Charlie me ofreció su mano, yo sonreí y la acepte. Vi a Harry y no se veía molesto, es mas me sonrió, animándome a que fuera a bailar sabiendo lo mucho que me gustaba, así que seguí a Charlie hacia el centro. Con cuidado me puso una mano en la cintura y con la otra me tomo la mano.
—Te dije que esperaras — Charlie rio—. Y ya te diste cuenta.
Me dio la vuelta y y pude ver a Harry que hablaba con Krum, parecía algo importante y estaban viendo a Luna y a su padre.
—¿Tan obvio era? Entre yo y Harry?— pregunte curiosa. Él negó un poco mientras juntábamos nuestras manos de nuevo.
— No tanto tu, pero él...si mucho. Cuando él me miraba parecía querer tirarme al suelo, en especial cuando hablabas de mi— el explicó y yo no pude evitar sonrojarme, sobre todo recordé que le había pedido mi primer beso—. Pobre chico. Pero mejor háblame de lo que planeas hacer. No habló de su misión que Dumbledore dejó, me refiero a después de eso.
— Quiero ir a ver a los dragones— dije directamente mientras nos movíamos un poco hacia la derecha ya que mas gente se había sumado para bailar— . Pero no solo quiero ir a Rumanía. Quiero ir a Oriente, al norte, al sur, viajar por todo el mundo. Y luego volver a casa y mejorar las leyes para las criaturas fantásticas.
— Eso suena como un plan que ya tienes resuelto. Pero algo te retiene, ¿Que sucede?
— ¿Por que dices eso?— fruncí el ceño mientras él me daba una vuelta, tratando de no parecer tan obvia en que él estaba teniendo la razón .
— Por que cuando hablas de tu futuro no te ves segura, como si no pudieras cumplirlo y eres la persona mas confiada que conozco, sobre todo siendo una adolescente.
— Bueno, estamos en una guerra— me encogí de hombros, no queriendo revelar la verdad—. El futuro es incierto.
Charlie asintió mientras pasábamos a una pareja y me vio mas serio;
— ¿Sabes lo rara que es una pluma de fénix que no arde cuando tienen que arder todas? Una pluma que no se quema es muy rara, la única sobreviviente— él me dijo algo que yo ya sabía muy bien—. Pero no imposible.
Nos detuvimos, mas bien yo, no quería hablar de esto, de verdad no quería, esto era una boda, algo feliz, no podía seguir pensando en esa estúpida profecía, esa estúpida pluma de fenix que podría servir o no. La incertidumbre me mataba. Me disculpé con Charlie, pasando por los cuerpos de las personas bailando alegremente. Casi suspiré de alivio cuando de entre el oro y plata vi a una figura que estaba en una esquina, viendo a las personas bailar.
—¡Abuelo Newt!— fui hasta él abrazándolo con fuerza, lo sentí sonreír mientras me daba unas caricias en la espalda—. ¿Donde esta la abuela Tina? ¿Y Angelique?
Él apuntó hacia unos metros a mi derecha, allí estaba mi abuela y mi bisabuela, hablando con mi tio Remus y mi prima Tonks
— ¿Cuando te vas?— mi abuelo murmuró, su tono nervioso, yo aprovechando que un mesero paso adelante mío agarre un whiskey para mi y me lo tome en dos tragos. Ya había charlado con mis abuelos pero me rompía el corazón verles la cara cuando les decía el peligro en el que yo, en el que nosotros estábamos.
— Mañana. Solo estamos por aquí por la boda. Ya tengo todo empacado. Castiel se metió en mis cosas. Fue un alivio que ni Cody ni Presidente...
— Yo lo puse ahí.
—¿Que?— agrandé los ojos.
— Lo necesitarás. Te conozco y aunque no somos iguales , tenemos cierto parecido en algunos aspectos. Algo de lo que estoy muy orgulloso querida.
En ese momento, algo grande y plateado apareció cayendo del toldo sobre la pista de baile. Grácil y brillante, el lince aterrizó con suavidad en el medio de los asombrados bailarines. Las cabezas se giraron, y aquellos que estaban cerca se congelaron absurdamente en medio del baile. Entonces la boca del patronus se abrió y habló con la fuerte, profunda y lenta voz de Kingsley Shacklebolt.
—El Ministerio ha caído. Scrimgeour está muerto. Están viniendo.