-¡No te sientas mal!- exclamó Shippo cuando Rin terminó de contar el incidente de la biblioteca- Sesshomaru es así de desagradable con todo el mundo y Kagura no se queda atrás.
-Es verdad- le secundó Shiori-, yo evito ir a la biblioteca cuando solo está él porque no tiene paciencia para ayudar a buscar libros.
-Es que, a mi tampoco me interesa ser su amiga- confesó Rin frunciendo el ceño-, pero si va a levantarme dos metros por sobre el suelo, me gustaría sentir confianza en la persona que lo va a hacer y... yo creo que me odia porque por mi causa no le emparejaron con Kagura: creo que ellos se gustan y no quiero estar en medio.
En ese instante, Kohaku se acercó a ellos con una sonrisa en el rostro para que pudieran almorzar.
-¿Qué van a hacer el viernes después de clases?- preguntó antes de que sus amigos guardaran sus cosas.
-¿En qué estás pensando?- quiso saber Shippo mirándole de reojo.
-¡Podemos ir al karaoke!- exclamó el joven muy entusiasmado- Además es una buena idea para que Rin conozca parte de la ciudad.
-¡Es verdad!- secundó Shiori con una sonrisa- Rin no conoce muchos lugares y será bueno para ella... ¿Quieres venir, Rin? ¡Prometo que es super divertido!
-Voy a pedir permiso a mi hermano y se los diré mañana, pero yo creo que sí me dejará.
-¡Que bien!
Rin se alistó para la clase de ballet en uno de los baños para chicas, ya que sospechaba que si lo hacía en los vestidores del teatro, Kagura podría volver a molestarla. Se puso su leotardo de color rosa, las mallas, calentadores en las piernas, la faldita de gasa rosa claro y una chaquetita delgada de color negro para cubrir sus brazos. Se quitó el lazo rojo del cabello y se realizó el moño para correr hacia el lugar de ensayo.
Llegó justo a tiempo para comenzar a estirar sus músculos mientras la señorita Yamaha daba inicio a la clase.
-El día de hoy vamos a trabajar en una dinámica diferente- comenzó-, vamos a comenzar las coreografías en pareja, pero ya que el año pasado tuvimos algunos conflictos entre las parejas, es importante que primero aprendan a trabajar la confianza entre ustedes.
Una serie de murmullos se esparció en el grupo mientras ella le entregaba unos pañuelos a cada hombre.
-Como bien saben, en ballet cuando se baila en pareja, el hombre tiene la importante misión de mostrar toda su fuerza y masculinidad mientras la mujer debe verse muy delicada y elegante, pero para ello, deben conocerse muy bien y confiar entre ustedes.
-¿Para qué es el pañuelo?- preguntó uno de los chicos.
-Van a vendar a su compañera y van a pasear por el jardín que está afuera durante unos... ¿45 minutos?- contó la maestra al tiempo que una serie de voces murmuraron en protesta- ¡Tengan mucho cuidado! No quiero a ninguna bailarina lesionada porque no se pudieron comunicar entre ustedes y más vale que realicen la actividad si no quieren verme enojada.
Chicos y chicas se pusieron pantalones de buzo y zapatos cómodos para que las respectivas parejas se fueran formando. Una vez que estuvo lista, Rin se acercó a donde Sesshomaru la esperaba en completo silencio. El joven observó a su nueva pareja: sus ojos oscuros le miraban atentamente y su sonrisa era amigable y tranquila, por lo que supuso que tendría que aprender a acostumbrarse a ella.
-¿Vamos a hacer la actividad?- preguntó Rin muy tímidamente.
-Sí.
Sesshomaru se colocó detrás de ella para cubrir sus ojos con el pañuelo y comenzar a hacer el nudo.
-Está muy apretado... - se quejó Rin llevando una mano a la venda.
-Lo siento.- Sesshomaru deshizo el nudo para atarlo con menos fuerza- ¿Ya está mejor?
-¡Sí! Gracias...
Sesshomaru tomó a Rin de la mano para ayudarla a caminar hacia la salida. Era bastante difícil avanzar con ella de esa forma, ya que para él no era muy normal hablar tanto con alguien y odiaba la idea de estar haciendo algo mal.
-¡No olvides los escalones! - exclamó Rin
después de tropezar y de que él evitara su caída- ¿Nos podemos sentar? ¡Ya estoy cansada!
-Sí.
El joven rodeó a Rin por la cintura mientras con su mano libre sujetaba uno de sus brazos. Aunque era incómodo, había descubierto que esa era la forma más segura de avanzar, ya que podía reducir las posibilidades de un accidente. La guío en silencio hasta una de las bancas y la ayudó a sentarse.
-¿Sigues aquí? - preguntó Rin ante el silencio.
-Sí, debemos volver al teatro después de un rato.
-Ah... ¿Puedo hacer una pregunta?
-Ya la estás haciendo.
-¿De verdad quieres ganar la competencia nacional de danza conmigo?- quiso saber Rin.
-Sí, es la única categoría que no he ganado antes.
-Entiendo... yo nunca he ido a una competencia nacional- confesó Rin abandonando su sonrisa-, ¿Es muy difícil?
-No, pero la señorita Yamaha es una gran maestra y logrará que clasifiques.
Rin asintió, sintiéndose poco convencida, aunque no le preocupaba tanto como a él clasificar a la competencia nacional. Ella no quería inmiscuirse en su vida sin ser invitada, pero sospechaba que la influencia de su madre tenía mucho que ver en el asunto.
-Tú... No eres de Tokio, ¿verdad?
Era la primera vez que Sesshomaru le preguntaba algo, por lo que Rin no pudo evitar dedicarle una sonrisa. Al menos, el ejercicio había servido para que pudieran comunicarse un poco más que antes.
-No, nací en la provincia de Osaka y vivo aquí desde hace casi un mes, pero aún no logro tomar el metro sin perderme... ¡Supongo que pronto lo lograré!
Sesshomaru asintió, aunque decidió mantenerse en silencio porque no sabía de qué más seguir hablando con ella. Normalmente sus conversaciones terminaban en unas dos o tres frases y tampoco era muy bueno hablando con chicas: no tenían mucho en común y prefería concentrar su energía en otras cosas.
-¿Ya hay que volver al teatro?- preguntó Rin después de varios minutos de silencio.
-Sí.
Sesshomaru tomó a la joven de la mano para ayudarla a ponerse de pie. Hasta el momento no habían tenido accidentes en el paseo y le alegraba haber logrado que Rin no se lesionara el primer día de dinámicas.
Se detuvo un instante, colocando sus manos en los hombros de Rin para indicarle que debía detenerse, cuando vio a Kagura empujando violentamente a Koga.
-¡Eres un idiota! - gritó la joven antes de tirar su pañoleta al suelo- ¡¿Estás seguro de que tienes los ojos en la cara?!
-¡Oye, loca psicópata! ¡Vuelve aquí ahora!
-¡Vete a la mierda, Koga! - Kagura pasó por su lado totalmente furiosa- ¡Tú a mi no me das órdenes!
-Bueno, pues te tengo noticias: la señorita Yamaha dice que somos pareja de baile y tendrás que obedecerme, quieras o no ¡así que ponte la maldita venda de nuevo!
-¡Primero muerta antes que bailar contigo!
Kagura se alejó a paso rápido, veloz, sintiéndose furiosa mientras Koga seguía gritando detrás de ella. No podía creer que la habían emparejado con un bobo que no había hecho más que provocarle una estrepitosa caída el primer día. Pero mientras volvía al teatro, se dijo que debía tener paciencia, ya que tarde o temprano iba a recuperar el lugar que había perdido en el club de danza por culpa de la chica nueva.
-¿Ocurre algo?- preguntó Rin tensando los hombros inconscientemente.
-Nada...Solo personas del club discutiendo.
-Entiendo... ¡menos mal nosotros no comenzamos a pelear!
Rin sonrió, a lo que Sesshomaru asintió en silencio antes de volver a guiarla hacia el teatro. La verdad es que se sentía aliviado porque ella no le guardaba rencor a raíz del primer encuentro durante el día anterior, pero esperaba que su buena relación pudiera ayudarles en la interpretación y ejecución de los pasos.
-Espero que su paseo fuera muy agradable- murmuró la maestra con una sonrisa-, porque ahora vamos a comenzar: este mes la primera coreografía corresponde al ballet "La Fille mal gardée", específicamente la danza con la cinta.- a continuación entregó a cada pareja una cinta de color rosado, ancha y de un largo de casi diez metros-. Esa cinta se va a convertir en su mejor amiga durante las próximas semanas, es normal que, en la mitad de la coreografía, se enreden y no logren salir, así que cada pareja debe ser responsable de tener tijeras a mano y cintas de repuesto.
-Señorita Yamaha- Kagura alzó su mano mientras miraba a Koga de reojo-, yo no quiero estar enredada con este idiota, ¿no puede haber un cambio en las parejas?
-Oh, cariño, me temo que no solo vas a estar enredada con él: en los primeros 30 segundos debes besarlo...- un profundo silencio lleno de consternación se instaló en la habitación- bueno, lo dejaremos sin beso por hoy, pero deben saber que si quieren ser bailarines profesionales, no siempre presentarán con sus amigos o con personas que les agraden, así que no habrá cambio en las parejas salvo que ocurra algo que lo amerite y me temo que llevarse mal no es una causal para ello... ¿Comenzamos?
La primera hora de ensayo, Sesshomaru intentó controlar su fuerza mientras lanzaba la cinta a Rin: se suponía que ambos debían quedar con un extremo de ella, pero solía lanzarla muy alto y ella no lograba atraparla o lo hacía después, retrasándose en la música.
Por su parte, Rin se estaba divirtiendo mucho: le daba risa que Sesshomaru estuviese tan molesto y que ella no consiguiera atrapar la cinta a tiempo, pero aunque era divertido, pronto comenzó a intentarlo más seriamente, al percatarse de que la maestra les miraba con el ceño ligeramente fruncido.
-¡Debemos dejar de jugar!- murmuró Rin a lo que el joven asintió- La señorita Yamaha nos va a regañar por no avanzar en la coreografía.
-Sí.
Decidieron continuar con los siguientes segundos que les había enseñado la maestra, pero ignorando el breve instante en el que se suponía que debía ir el beso. No hablaron al respecto, pero ambos decidieron de forma tácita que no iba a ocurrir. Rin estaba decidida a tener un primer beso de verdad y, aunque solía ser muy responsable con la danza, no iba a besar a alguien que no conocía en público, además intuía que si un día tenía novio a él no le gustaría saber que besaba a sus compañeros del club tan fácilmente.
Terminaron de repasar los primeros 20 segundos de coreografía antes de que la clase se terminara, momento en el que Rin le dedicó una sonrisa a Sesshomaru a modo de despedida y se alejó para poder quitarse las zapatillas de punta que guardó en su bolso.
-Rin.
-Sesshomaru.
-Yo... ¿Qué vas a hacer el viernes después del turno en la biblioteca?
-Voy a ir con unos compañeros de clase a un karaoke, ¿y tú?
-Nada... esto... era para saber si podíamos ensayar juntos en mi casa.
Rin parpadeó consciente de que se había ruborizado violentamente. Era la primera vez que un chico la invitaba a su casa, pero aunque tenía sentido ir a practicar la coreografía, era altamente probable que su hermano no le diera permiso y ella tampoco conocía bien a Sesshomaru como para determinar si era de confianza.
-Creo que es mejor si ensayamos en la escuela- respondió ella intentando sonar amable-: aún no conozco bien la ciudad y tendré problemas si me pierdo después del ensayo, así que... ¡tratemos de buscar un horario después de clases!
-Sí.
Finalmente, decidieron verse el sábado por la mañana y aprovechar que la escuela estaba abierta por algunas horas para aquellos estudiantes que tuvieran actividades de sus clubes o tuvieran alguna tutoría.
-¡Nos vemos mañana!- exclamó Rin antes de despedirse con la mano.
-¿Mañana?
-Es mi primer día como voluntaria en la biblioteca- detalló la joven-, así que espero hacerlo bien y aliviar tu trabajo.
-Cierto. Mañana entonces...
Sesshomaru observó a Rin alejarse. La chica caminaba de una forma que le pareció alegre y se despidió de algunas jóvenes del club que le sonrieron amablemente. Podía intuir que ella era una persona sociable, debía serlo para que ya tuviera planes con compañeros de clases y no pudo evitar preguntarse cómo iba a encajar él en su vida.
Después del ensayo en el club, Sesshomaru ya no tenía nada más que hacer en la escuela: la biblioteca había cerrado y sus clases ya habían terminado. Solo tenía que regresar a la casa y cenar con su madre para poder encerrarse en su habitación a estudiar.
La rutina de Sesshomaru era básicamente ir a la escuela, ayudar algunas horas en la biblioteca, asistir a las clases del club de danza y estudiar. Como no tenía amigos ni novia ni nada que se le pareciera, no tenía distracciones y todos los días eran iguales, salvo por pequeñas excepciones. Sin embargo, ya estaba acostumbrado a su vida: desde pequeño era así y no esperaba que las cosas fueran a cambiar.
-¡Ya estoy en casa!- exclamó al llegar, aún cuando sabía que no había nadie. Su madre llegaba tarde debido al trabajo, pero a veces podían cenar en familia.
Se acercó a la cocina para calentar agua en el hervidor y sacar un ramen instantáneo de la despensa. No era su comida favorita, pero era lo que menos tiempo demoraba preparar y como estaba solo, no tenía muchas ganas de ensuciar cosas ni de cenar en el comedor, además aquel invento del supermercado, solía ser su almuerzo cuando su madre no lograba preparar uno más nutritivo así que estaba acostumbrado.
No obstante, el hervidor aún no calentaba el agua, cuando sintió la voz de su padre en compañía de su hermano menor. Sesshomaru entrecerró ligeramente los ojos: ya se les estaba haciendo costumbre ir a cenar con él tan seguido y la fugaz idea de que quizás les habían embargado cruzó por su mente.
-¡Hola hijo!- saludó Touga mientras le abrazaba efusivamente- ¿Cómo estuvo tu día?
-Bien... esto... cenamos juntos ayer, ¿mi madre volvió a llamar?
-No, pero Izayoi quería verte y pensamos que sería buena idea venir a cenar contigo... ¿qué estás preparando?- Touga observó el hervidor y el paquete de ramen antes de fruncir el ceño- Ya te he dicho cientos de veces que ese plástico no alimenta: hijo, tienes que comer comida de verdad; te vas a enfermar.
-¡Hola Sesshomaru!- le saludó Izayoi después de dejar las bolsas del supermercado en la cocina- ¡Estás más alto desde la última vez que te vi! ¡Y tan guapo! Seguramente todas las chicas de la preparatoria quieren salir contigo.
-No es así.
-Yo me encargaré hoy de la cena- señaló ella mientras les dirigía fuera de la cocina-, así que pueden conversar y ver televisión o lo que quieran hacer.
Ambos se acercaron hacia donde Inuyasha había encendido la televisión y se quedaron viendo un programa de concursos. Aunque intentaba compartir de forma natural con ambos, no lograba tener con ellos una conversación fluida: solo respondía cuando le preguntaban y se quedaba en silencio las veces que no.
Durante la cena se dedicó a comer y escuchar las conversaciones hasta que Inuyasha comenzó a molestar.
-Sesshomaru es muy afortunado- murmuró mientras se servía más pollo-, llegó una chica nueva a la escuela, es muy bonita y se la asignaron como pareja en el club de danza.
-¿De verdad?- quiso saber Touga mientras Sesshomaru miraba a su hermano con una advertencia- Pensé que ibas a retirarte pronto... ¿Por qué no nos hablas sobre ella? ¿Ya han ensayado juntos?
-Sí, pero es solo una chica y ya, no creo que sea tan importante.
-No quiere reconocer que ella es muy bonita - insistió Inuyasha-, pero sí lo es: algunos chicos de mi clase quieren que Kagome se la presente, pero ella siempre les dice que no está interesada.
-No sé que tiene que ver eso conmigo.
-¡Que bailas con ella y puedes hablar con ella! Además es voluntaria en la biblioteca...- Inuyasha comenzó a buscar en su celular- tengo fotografías.
-¿Le tomaste fotografías sin permiso a Rin? Tus amigos te están contagiando las malas costumbres.
-Claro que no, ella tiene redes sociales y yo la sigo por Instagram- respondió el joven antes de entregarle el teléfono a sus padres- ¿La ven?
-Sí... Es muy linda y parece muy amable- opinó Izayoi con una sonrisa-, ¿van a presentar alguna obra juntos?
-Y es animadora- añadió Touga revisando las fotografías- ¡yo también creo que eres afortunado! ¡se ve que es una chica muy bella! ¿por qué no la invitas a casa a ensayar cuando...
-Sí la invité...- susurró Sesshomaru en voz muy baja mientras sujetaba un poco de arroz con sus palillos- pero dijo que no le iban a dar permiso.
-... cuando la conozcas mejor...- completó Touga apoyando una mano sobre su hombro- No es muy normal que una chica vaya a casa de alguien que no conoce.
-No te preocupes, hermano- Inuyasha le sonrió mientras el aludido lo miraba de reojo-, yo le diré a Rin que a pesar de las apariencias no eres un psicópata.
-Imbécil.
-No está permitido pelear a la hora de la comida...- les recordó Izayoi dirigiéndoles una mirada de advertencia- Pero es muy bueno que le hayas invitado, eso significa que te agrada.
Sesshomaru frunció el ceño, ya que no sabía que decir al respecto ¿Rin le agradaba? No había respuesta para ello, solo sabía que no la consideraba alguien desagradable y que no le importaba si era o no su pareja en baile. Ya había comenzado a aceptar que no podría retirarse aquel año y que tendría que ganar la estupida competencia nacional para hacerlo sin que su madre se viera tan afectada.
-Te dejé comida y solo debes envolverla para que almuerces mañana- le instruyó Izayoi mientras se despedía, a lo que Sesshomaru asintió-, no olvides desayunar y te dejé algunas cosas para que puedan preparar sopa el fin de semana.
-Sí, nos vemos.
- Hijo, si necesitas cualquier cosa no olvides que nuestra casa está abierta para ti y que te queremos mucho.
-Sí, gracias padre.
-¡Nos vemos en la escuela!
-Adios.
Una vez que se fueron, la casa volvió a quedar en silencio y Sesshomaru acudió a su cuarto para poder estudiar, como hacía siempre que tenía algún tiempo libre.
Mientras estudiaba, escuchó a su madre subir por las escaleras y observarlo desde la puerta entreabierta.
-¿Ya haz cenado?- le preguntó simplemente.
-Sí, vino papá y su familia, prepararon la cena y queda algo de comida en caso de que quieras algo.
-Bien...- Irasue nunca sabía como hablar con su hijo, por lo que normalmente les invadía el silencio- ¿No quieres ir conmigo al estreno de la próxima obra? Sakura me contó que había encontrado a una chica con mucho potencial y creo que eso es bueno para ti; puedes invitarla, ya que ver una obra será motivación para ambos.
-No. Suelo usar las noches para estudiar- explicó Sesshomaru mirando a su madre de reojo-, además ya te he dicho que iré a la universidad el próximo año, así que no necesito ver obras de ballet ni motivarme sobre ello... si quieres puedo decirle a Rin, pero dudo mucho que disfrute ir contigo.
-Bien... Buenas noches, hijo.
-Buenas noches, madre.

Rin, por su parte, intentaba ganarse el permiso para poder acudir a la tarde de karaoke junto a sus compañeros de clase. Su hermano no lucía muy convencido y su cuñada intentaba convencerle.
-¡Por favor!- exclamó Rin poniendo sus manos en señal de súplica- Quiero ir, van a ir chicos de mi clase.
-No me gusta ese barrio ni esos locales. Es peligroso, Rin.
-No es tan peligroso, creo que exageras- argumentó su cuñada-, además Rin es alguien responsable y que no se metería en problemas.
-¡Sí y siempre tengo mi celular con batería y contestaré a todas sus llamadas! Hermano, por favor déjame ir ¡prometo que llegaré temprano y cuidaré a Katsumi un día para que puedan salir y tendré muy buenas calificaciones! Por favor... casi no conozco la ciudad y es mi oportunidad para hacer amigos.
-Está bien, pero no apagues el celular y no te vayas con nadie que no conozcas.
-¡Sí!
-Recuerda que papá va a llamar el viernes por la noche y debes estar aquí antes de que eso ocurra, así que pasaré a recogerte antes de que oscurezca.
-¡Todo muy claro!- exclamó Rin antes de abrazar a su hermano- ¡Yo sé que voy a divertirme mucho y que todo saldrá muy bien!