(Editado)
Jiang Suizhou llamó al joven a un lado, al ver que no había nadie alrededor, habló.
"¿Cuál es tu nombre?", preguntó.
El joven se secó apresuradamente el sudor de la frente y dijo: "respondiendo al Rey, este sirviente se llama Sun Yuan".
Jiang Suizhou asintió levemente y luego simplemente le dio algunas instrucciones simples.
No es más que decirle que tenga cuidado y no cometa errores.
Este joven sirviente parecía honesto y tímido, y cuando lo escuchó, apretó las esquinas de su ropa con las manos.
Jiang Suizhou miró cada uno de sus movimientos.
Este tipo de persona sencilla y honesta era adecuada.
Tras una pausa, Jiang Suizhou abrió la boca y preguntó: "Cuando ayer estabas sirviendo a la señora Huo, ¿alguien te pidió que le llevaras algo?".
Sun Yuan se quedó atónito, luego apareció una mirada de pánico en su rostro, agitó las manos una y otra vez.
"¡No, no!"
Entonces sí.
Jiang Suizhou lo supo cuando lo pensó. Aunque Huo Wujiao es del norte de Liang, su padre fue un general del sur de Jing en aquel entonces. Había algunas personas en la corte que han estado involucradas con él, y no es de extrañar que haya uno o dos hayan actuado en secreto.
Jiang Suizhou asintió: "Aunque lo hubiera, este Rey no te castigaría".
Sun Yuan se apresuró a decir presa del pánico: "Su Majestad, una vez alguien me pidió que trajera una carta, ¡pero me negué!"
Jiang Suizhou hizo todo lo posible por lucir una apariencia agradable y dijo a la ligera: "¿Eso es todo?"
Sun Yuan estaba tan asustado que sus piernas se debilitaron.
Sabía que si el Rey había ido a buscarlo de repente algo debía estar tramando . ¿Quién en el mundo no sabía quién era originalmente Huo Wanfei, cómo podía atreverse a mantener correspondencia con extraños en su nombre? Pero, para su sorpresa, el rey lo había adivinado, por lo que, tanto si ayudaba a entregar la carta como si no, definitivamente sería silenciado.
Cuanto más calmada era la voz del Rey, más espeluznante era la sensación de una lluvia de montaña que venía a inundar el edificio, asustándolo tanto que sus piernas se debilitaron.
"Sí hay, pero este sirviente definitivamente no..."
"La próxima vez que alguien envíe una carta, puede entregársela a Madam Huo, no tienes que informarme", dijo Jiang Suizhou.
Después de todo, Huo Wujiao no es estúpido, la carta le puede ser entregada sin problemas y en el patio de Jiang Suizhou, presumiblemente no hay nadie que derrame agua de la que Huo Wujiao no se entere.
Pero Sun Yuan, que estaba medio hablando, se quedó estupefacto.
"Este sirviente nunca se atrevería... ¿Eh?". Su cara estaba llena de incredulidad.
Jiang Suizhou hizo una pausa y volvió a adoptar esa mirada fría y solemne.
"Simplemente sigue las órdenes, no hables", dijo. "Pero donde escuche que has revelado algo... las consecuencias, debes conocerlas "
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Tras intimidar un poco a Sun Yuan, Jiang Suizhou se alejó con las manos cruzadas..
El desorden en su habitación en ese momento fue todo orquestado por Meng Qianshan. Jiang Suizhou miró más de cerca y sintió un dolor de cabeza. Pensando en el Huo Wujiao sentado en la habitación, no quería volver.
Inmediatamente pensó en ir al estudio para esconderse un rato, sin entrar en su habitación.
Con esto en mente, subió tranquilamente los escalones y se dirigió al pasillo y al estudio.
Pero vislumbró a Huo Wujiao en la habitación.
Era el más desubicado en la abarrotada sala, sentado en una silla de ruedas en un rincón, sin decir una palabra.
Era un hombre guapo, pero sus ojos eran un poco fieros, y cada vez que miraba a alguien, siempre le daba un susto de muerte.
Pero en ese momento, sus ojos estaban abatidos y no sabía en qué estaba pensando, sus largas pestañas cubrían la feroz luz, y por un momento parecía tan tranquilo que estaba claramente excluido del mundo que le rodeaba.
Los pasos de Jiang Suizhou se detuvieron.
Una sirvienta que llevaba una caja pasó por el lado de Huo Wujiao y pateó la silla de ruedas de éste sin prestarle atención.
Huo Wujiu solo se sacudió levemente, pero golpeó a la sirvienta por accidente, casi se le cayó la caja.
La criada se estabilizó, y se quejó en voz alta: ¿Por qué estás en el camino, no sabes sentarte un poco más lejos?"
Con eso, miró a Huo Wujiao despectivamente y se alejó.
Jiang Suizhou frunció el ceño.
Con un giro inconsciente de sus pies, que se dirigían al estudio, cruzó el umbral de la sala principal y entró.
"¿Qué acabas de decir?", preguntó con el ceño fruncido.
¿Cómo es posible que estas personas, cuyos nombres ni siquiera conocía, eran tan buenas para hacerle pasar un mal rato? Intentaba encontrar la manera de complacer en secreto a Huo Wujiao, pero este grupo de personas era bueno, intimidándolo hasta el punto de acosarlo descaradamente.
Todas las personas en la habitación se sorprendieron y, una tras otra, miraron a Jiang Suizhou.
Viernon los ojos fríos de Jiang Suizhou posarse sobre la sirvienta.
La criada que sostenía la caja se sobresaltó, y cuando vio que Jiang Suizhou la miraba, supo de inmediato que había escuchado sus palabras. No se atrevió a discutir, abrazó la caja y se arrodilló frente a Jiang Suizhou con un ruido sordo.
Bajó la mirada hacia la sirvienta y dijo con frialdad: "¿Sabes lo que hiciste mal?"
La criada asintió repetidamente.
Jiang Suizhou luego preguntó: "¿A quién le debes admitir tu error?"
La criada dejó la caja apresuradamente, caminó de rodillas frente a Huo Wujiao y se inclinó ante él: "¡Este sirviente fue irrespetuosa, por favor, perdóneme!"
Y Huo Wujiao se sentó allí, apoyado de costado, sin levantar la vista, como si todo lo que tenía frente a él no tuviera nada que ver con él.
Jiang Suizhou hizo una pausa.
Sabía que la criada debía ser castigada por decir tales palabras. Pero...
En ese momento, Meng Qianshan no estaba a su lado, acababa de llegar y todavía no sabía qué reglas usaba la mansión para castigar a la gente. No sabía cuánto castigar su salario y, como hombre moderno, no podía ordenarle que se arrodillara o fuese golpeada por un tiempo.
Después de pensar un rato, dijo a la ligera: "Ve a Meng Qianshan para recibir el castigo".
La criada lo saludó apresuradamente.
Jiang Suizhou vio que todos los sirvientes de la sala guardaban silencio y no se atrevían a hacer ningún ruido, por lo que pensó que su reprimenda había sido útil. Al menos la gente en ese patio ya no se atrevería a intimidar a Huo Wujiao fácilmente.
Se dio la vuelta y se fue con un suspiro de alivio.
Hizo lo que tenía que hacer, y ahora iba al estudio a disfrutar del tiempo feliz sin Huo Wujiao.
Pero no vio que después de irse, la criada arrodillada en el suelo mostró una mirada de disgusto.
Se llamaba Tao Zhi, y había sido muy valorada por el Rey en esa casa, era la única que le servía de cerca con regularidad, aparte de Meng Qianshan.
Nunca había esperado ser sermoneada por su amo por causa de un lisiado, haciéndole perder cara.
Sin embargo, aunque el maestro la aleccionó por cometer un error tan grande, no la castigó personalmente. Pensando en ello, el maestro se compadeció de ella, pero por casualidad la escuchó y le tuvo que decir algunas palabras.
Levantó la cabeza y miró a Huo Wujiao con frialdad.
Todo es causado por ese discapacitado.
Y Jiang Suizhou no vio sentado en la esquina cuán fríos estaban los ojos de Huo Wujiao cubiertos bajo sus pestañas caídas.
Cuando Jiang Suizhou salió de la habitación, Huo Wujiao levantó la vista y lo miró con frialdad.
Solo pensó que el Rey Jing era bastante ridículo.
Si quieres enviar a alguien a espiarlo, hazlo directamente, ¿por qué molestarse en pretender protegerlo frente a él?
incluso pasó la noche junto a su cama por el bien del espectáculo.
No era necesario
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A medida que avanzaba la noche, llegó la hora de la cena.
En cuanto el Rey entró en su estudio, despidió a todos de la sala, incluso al eunuco Qianshan. Pero esto no era inusual, ya que al Rey no le gustaba ser molestado cuando estaba ocupado.
Debido a que ahora hay un maestro adicional en la casa, aunque el Rey no había salido del estudio, los platillos de la cena todavía se estaban preparando en la pequeña cocina uno tras otro.
Después de un tiempo, alguien envió un mensaje.
"Dice que dos señores invitaron a Su Majestad a cenar hoy, así que Su Majestad no comerá hoy en palacio", dijo el joven.
Ya que Meng Qianshan estaba esperando fuera del estudio, Tao Zhi tenía la última palabra en la sala. Cuando las criadas la miraron, vieron que recorría la sala con la mirada, y finalmente su mirada se posó con desdén en Huo Wujiao.
Estaba sentado debajo de la ventana leyendo el libro en su mano.
"Entonces, ¿por qué siguen ahí de pie? Dijo con frialdad. "El rey no está hoy en la casa, ¿van a matar de hambre a este señor en nuestra habitación?"
Ninguno de los sirvientes que estaban alrededor se atrevió a provocarla, y cuando escucharon esto, todos se pusieron a trabajar.
Huo Wujiu no habló y dejó el libro a un lado.
Cuando era joven, le molestaban las palabras, y se saltaba las clases para ir a los barracones o encontraba formas de atormentar a sus profesores para divertirse. Cuando tenía unos siete u ocho años, cabreó a dos profesores. Era difícil encontrar un maestro en la remota zona de Yangguan, así que su padre lo persiguió con un látigo de caballo todo un día.
Incluso ahora, todavía sentía dolor de cabeza después de leer libros. Pero ridículamente hablando, no puede hacer otra cosa que hurgar en las cosas que le dan dolor de cabeza.
Al verlo dejar el libro, Sun Yuan, que estaba esperando junto a Huo Wujiao, rápidamente empujó la silla de ruedas hacía la mesa.
Ya se habían puesto varios platos en la mesa, Tao Zhi había dado la orden antes, así que ahora los platos calientes se traían uno tras otro. La comida fue preparada de acuerdo con las instrucciones de Jiang Suizhou, y era muy rica y exquisita, con un calor tentador que se elevaba bajo las brillantes luces.
Taozhi se hizo a un lado y observó, su rostro tan frío como el hielo.
Había nacido hermosa, y cuando llegó a la casa del Rey, incluso el comerciante de esclavos había dicho que, si tenía suerte, podría convertirse en concubina, para poder pasar de sirvienta a amo.
Había subido peldaño a peldaño hasta llegar a su posición actual, pero nunca había imaginado que a su amo sólo le gustaban los hombres.
¿Qué tienen de bueno los hombres?Incluso si es un hombre, la señora Gu no es más que eso, ¿cómo podría este lisiado alto y grande frente a ella meterse en el patio trasero del maestro?
Debido a la pérdida de cara en la tarde, cuanto más miraba Tao Zhi a Huo Wujiao, más desagradable se volvía.
Tao Zhi pensó para sí misma con odio: ¿De qué sirve verse bien? ¿De qué sirve ser un general? Sus piernas están arruinadas y tiene que servir a otro hombre en su patio trasero.
En ese momento, llegó una criada con sopa y, al cruzar el umbral, se descuidó y casi derramó el contenido.
De todos modos, el rey no está aquí esta noche.
"¿Cómo te atreves a ser tan imprudente?" Le dio a la criada una mirada de soslayo.
La criada se disculpó repetidamente.
Pero entonces vio que Tao Zhi la miraba mal, y con la sopa en la mano, se dio la vuelta y se dirigió hacia la mesa.
Al momento siguiente, chocó deliberadamente con la mesa y una taza de sopa caliente hirviendo fue arrojada por ella hacia abajo, derramándose sobre el regazo de Huo Wujiao.