Las sábanas retorcidas de su colchón formaban una buena cuerda, o eso descubrió Sakura mientras salía por la ventana y descendía lentamente hacia el jardín de abajo usando su cuerda improvisada. Sus pequeñas manos avanzaron rápidamente, los brazos le dolían levemente hasta que sus pies descalzos aterrizaron en la hierba elástica. La elleth a la que Glorfindel la había entregado para ayudarla a limpiar le había proporcionado ropa nueva: una especie de vestido suelto, junto con unas zapatillas que no le servían para caminar al aire libre, y las había descartado rápidamente cuando encontró unos pantalones de tamaño infantil y una túnica verde hierba en el único armario dentro de la espaciosa habitación. Le hizo más fácil correr, porque sabía que necesitaría correr y probablemente esconderse también si quería ir a buscar a Madara.
Estaba impaciente y Glorfindel no había venido a traerla a Madara como había prometido. Entonces ella lo iba a encontrar ella misma. Sakura miró hacia atrás a la cuerda de sábana retorcida, rápidamente alejándose de la escena. En el momento en que alguien pasara, sería demasiado obvio que había escapado. Si hubiera podido usar su chakra, no habría tenido que preocuparse por eso. Pero no pudo, así que siguió su camino alegre.
Sus pasos eran casi silenciosos sobre la hierba, y rápidamente se escondió detrás del arbusto más cercano, escabulléndose entre las hojas en silencio. Ella era prácticamente indetectable.
"¿Y qué tenemos aquí, Elladan?"
Sakura se congeló, finalmente registrando la presencia detrás de ella. ¿O debería decir presencias? Se giró lentamente, apenas asimilando a las dos figuras irritantemente altas antes de que la levantaran al nivel de los ojos. Dos pares de ojos grises se clavaron en sus ojos verdes, y Sakura enseñó los dientes, encontrando su confianza mientras la sostenían en alto. "¡Bájame!" ordenó, hinchando sus mejillas cuando el que no la sostenía comenzó a arrullarla.
-Eres el que trajo Glorfindel con el halfling -dijo el que supuestamente era Elladan, mirándola de cerca-. "Creo que está hablando con Ada sobre ti ..."
"No es de extrañar", dijo la segunda, aún sin nombre, metiendo sus mechones rosados detrás de la oreja, maravillándose todo el tiempo por la forma. Sakura no lo entendió del todo, seguro que era lo mismo que el suyo, pero en realidad ... ¿cuál era el problema?
"Porque los hijos de los eldar no son tan comunes como crees, tonto" , susurró Inner, y Sakura frunció el ceño. Inner era extraño, decidió en ese mismo momento, y probablemente la razón por la que había terminado en ese lugar. Tragó, esperando que Inner respondiera, para confirmar sus sospechas, pero no hubo más palabras de ella.
La conmoción sobre ellos hizo que la pareja que la rodeaba se girara para enfrentarse a la conocida melena dorada que sobresalía de la ventana, habiendo encontrado su cuerda improvisada.
Elladan ajustó su agarre sobre ella, acercándola lo suficiente para que pudiera agarrar su túnica con una mano. "Cálmate", le gritó al elfo acosado. "Parece que la pequeña quería ir a explorar, pero la encontramos antes de que llegara demasiado lejos".
Sakura se arriesgó a mirar hacia arriba, estremeciéndose levemente ante la pura preocupación en el rostro de Glorfindel antes de que él la espiara allí en los brazos del otro ellon. La culpa se agitó en su estómago, y Sakura se mordió el labio incluso cuando sus cabellos dorados desaparecieron dentro de su habitación. Sus planes para explorar y encontrar a Madara ya habían salido mal. Las lágrimas mordieron las comisuras de sus ojos al pensar en lo fácil que había sido encontrarla para sus... ¿cuidadores? Sakura frunció el ceño, mirando a la hierba mientras se preguntaba exactamente qué eran los elfos para ella. ¿Harían arreglos para que ella y Madara fueran atendidas? Eran niños para todos los demás, y Sakura no tenía suposiciones erróneas de que serían tratados como tales.
La cantidad de arrullos de los pocos elfos con los que se había topado la hacía segura de eso.
Haciendo pucheros, volvió su mirada hacia el pecho de Elladan, frunciendo el ceño todo el tiempo. Ella ya quería ver a Madara. Necesitaba verlo. Se sentía extrañamente como si tuviera síntomas de abstinencia si era perfectamente honesta consigo misma. Sakura parpadeó, escalofríos rodando por su columna cuando algo se le ocurrió.
Ella no era codependiente de Madara.
Él no confiaba en ella, por lo que ella no podía confiar en él. Con el ceño fruncido, Sakura apenas notó la tercera figura familiar que se dirigía apresuradamente hacia ellos. No fue hasta que fue rápidamente pasada a una calidez muy familiar y brillante que pertenecía al maravilloso ellon de cabello dorado que había sido tan amable con ella y Madara. ¿Quién había parecido tan preocupado por su desaparición a través de la ventana?
"Pequeño, no puedes huir o ser dueño sin decírmelo, ¿entiendes?" Dijo, y Sakura infló sus mejillas, mirando con petulancia la leve mancha de suciedad en su camisa. Se suponía que era una adulta ... pero estaba atrapada en la forma de una niña. Algo a lo que aparentemente tendría que acostumbrarse con su nueva empresa. "Actualmente soy tu tutor, pequeño, y como tal, tu seguridad y cuidado son mi responsabilidad".
Sakura se arriesgó a mirar esos ojos grises acerados, los mismos mirándola en reprimenda, y las lágrimas se acumularon en las esquinas de sus propios ojos. No sabía si era frustración, vergüenza, la impotencia de su confusa situación o algo completamente diferente. Todo lo que sabía era que ... "Quiero ver a Madara", dijo, mordiéndose el labio mientras trataba de contener las lágrimas. No estaba dispuesta a llorar frente a extraños prácticos . "Dijiste que me llevarías con él ..."
"Y lo haré, pequeña", dijo Glorfindel, la expresión se suavizó ligeramente en su rostro lloroso, que rápidamente escondió en su hombro. " Madara, " dijo, el nombre sonando extraño en su lengua comparado con la facilidad con la que ella lo pronunció. "¿Supongo que es el nombre de tu querido amigo?"
Sakura asintió con la cabeza, frotando las últimas lágrimas mientras sentía que estaba llegando a alguna parte. Más cerca de verla Madara. "¿Puedo verlo?" preguntó ella, mirándolo suplicante. "Por favor."
"Si prometes no salir corriendo sin decírmelo, entonces sí", dijo Glorfindel, y Sakura asintió. Ella podría sacrificar tanto si eso significaba ver a Madara. No era como si pudiera escabullirse tanto, como lo demostró la pareja que la encontró allí en el patio cubierto de hierba. Sakura pronto se encontró siendo transportada por pasillos desconocidos, hacia donde supuso que Madara estaba descansando después de haber sido curada. Sakura prometió recuperar alguna forma de habilidad de curación lo más rápido posible en ese nuevo y extraño mundo. No quería volver a ser incapaz de salvar a Madara. " Madaraes el nombre de tu amigo, pequeño, pero lamentablemente todavía no tengo ni idea del tuyo. Perdóname por ser tan lento en preguntar ", dijo, mirándola. "¿Podría esta pequeña dama ser tan amable de informarme de los suyos?"
Sakura rió ante la extraña redacción. Se sintió un poco arcaico de alguna manera. "Sakura," le informó, parpadeando cuando finalmente llegaron a la habitación en la que Madara descansaba. Solo que él no era el único dentro. Allí estaba otro elfo, alto y moreno, como los otros dos que habían dejado en el jardín.
Ella tragó cuando su mirada pasó de Madara a ella. Irradiaba poder al igual que su aparente cuidador, solo que el suyo era menos intenso ... más sutil . Aunque no hizo que su presencia fuera menor que la de Glorfindel. Un pequeño sonido de resoplido procedente de la única cama de la espaciosa habitación hizo que su atención se centrara inmediatamente en su idiota. La misma que había tomado una maldita espada por ella, pero solo porque era una pista para llegar a casa. Sus manos se agitaron, y Glorfindel se vio obligado a reajustar su agarre sobre ella mientras ella buscaba desesperadamente la fuente de ese calor infernal que tanto había echado de menos durante los últimos días.
" Sakura " , dijo su cuidador, recuperando brevemente su atención el tiempo suficiente para presentar al otro elfo. "Este es Lord Elrond, Lord de Imladris, cuya casa ahora reside".
"¿Hola?" Ofreció Sakura, el nerviosismo arañaba su estómago mientras miraba entre la figura de autoridad más alta en la tierra en la que residía y el idiota acostado en la cama. El mismo idiota al que quería abrazar.
"Bien conocido," entonó la voz suave y melódica, y Sakura se mordió el labio, desesperadamente alcanzando a Madara, haciendo pucheros hacia Glorfindel mientras él continuaba sosteniéndola allí. ¿No podía ver que ella quería ir a abrazar a Madara? No es que alguna vez lo admitiera en voz alta. "Tu amigo estará bien, no te preocupes así".
Pero no era que estuviera preocupada. Era que ella quería abrazarlo. Siente su calidez, la que le dijo que aún estaba viva. El que estaba tan acostumbrada a abrazar.
Sakura frunció el ceño, tragando saliva nerviosamente al sentir lo que estaba a punto de suceder. Querían respuestas a preguntas. "¿Puedo abrazarlo?" preguntó, señalando a Madara con el dedo, arrojando todo su orgullo por la ventana mientras buscaba frenéticamente una manera de evitar el próximo interrogatorio. O al menos retrasarlos el tiempo suficiente para que Madara se despierte.
Elrond asintió entonces, y Sakura se encontró siendo colocada en la cama. "Ten cuidado con su espalda", advirtió. "Su herida aún está en proceso de curación".
Sakura asintió, arrastrándose a su lado, con el ceño fruncido en su rostro mientras miraba el rostro dormido de Madara. Se veía tan lindo. Tan pacífico. Sus hombros se hundieron. Era culpa suya que él fuera así. El susurro y el leve ruido del otro lado de la habitación llamaron su atención hacia la pareja que estaba levantando sillas junto a la cama de Madara. Sakura tragó saliva, con la mente acelerada mientras pensaba en dos posibles formas de evitar las preguntas. O llorar como un niño, ruidosamente y lamentar que todo fue su culpa que él fuera así, y luego ser consolado como un niño. Tentador ... y también muy vergonzoso.
Opción dos fue.
No perdió tiempo en acurrucarse en la cama junto a su idiota, acurrucándose con cuidado en su costado, acariciando su rostro con su cuello antes de recurrir a una de las pocas habilidades que no había perdido y que aún podía usar. Después de todo, durante la guerra, los médicos habían necesitado poder descansar eficazmente. Así fue como Sakura aprendió a dormirse cuando se le ordenó, incluso si no estaba particularmente cansada, y fue lo que hizo con gusto, con los ojos vidriosos mientras se acurrucaba en el familiar y reconfortante calor de su colchón.
Se sintió bien estar de regreso así.
Pero ciertamente no se sintió tan bien cuando se despertó más tarde, con dos ojos gris oscuro mirándola. Tanto Elrond como Glorfindel todavía estaban allí. Todavía dispuesto a cuestionarlos sobre sus orígenes. Madara se sentó, jalándola con él, dado que todavía estaba apoyada contra él. "Sakura," dijo Madara, la voz un poco ronca por los días de desuso, pero su mirada lo decía todo.
¿Cómo en el infierno siempre amoroso arruinaste esto tan mal?
Sakura se rascó la nuca, mirando hacia un lado, riendo débilmente. "¿Eh?"
Madara no estaba impresionado, la mirada solo se oscureció mientras la miraba.
"¿UPS?" ella ofreció.
Madara le dio un golpecito en la nariz.