Perdió la cuenta de la cantidad de gritos que ambos se lanzaron el uno al otro, decidida a no ser los perdedores de su pequeña pelea de gritos en medio de la nada. Estaban perdidos, tenían frío y ambos tenían temperamento a la altura. Cuando todo se redujo, Sakura no tenía ningún deseo de deambular con Madara, el hombre detrás de la guerra, su shishou y el otro kage estaban tratando desesperadamente de detener, y Madara no tenía ningún deseo de aguantar todas sus quejas o sus pequeños comentarios sarcásticos. sobre sus métodos y motivaciones para su gran plan.
"Claro, señor-yo-quiero-paz-así-comencé-una-guerra," gruñó Sakura, retorciéndose frenéticamente desde su posición escondida debajo de su axila. "¿Qué tipo de lógica retorcida era esa?"
"Eres ingenua", espetó él, caminando penosamente a través de arbustos aún más desconocidos, sin hacer caso de que ella se retorciera. "El Tsukuyomi Infinito es el único camino hacia la verdadera paz. No es culpa mía si todos ustedes no pueden ver eso. Todos están ciegos a la verdad ".
"¿Y de alguna manera eres el único que puede verlo?" Ella se burló. "¡Si esa no es la infame arrogancia Uchiha, no sé qué es!"
"Estoy haciendo lo que es necesario"
"No. Estás haciendo lo que crees que es necesario ... "
"Cállate ya, mocoso," siseó Madara. "No tiene sentido discutir sobre esto hasta que regrese y salve el mundo shinobi de una vez por todas".
"Seguro, porque atrapar al mundo entero - la mayoría de los cuales no creen en tu estúpida idea de la paz - en un genjutsu gigante es salvarlo por completo", dijo, poniendo los ojos en blanco. Era incluso más estúpido y tonto que Sasuke y considerando que Uchiha se había escapado con una serpiente pedófila que le había dado un chupetón maldito solo por esa razón... bueno, definitivamente decía mucho sobre sus niveles de inteligencia. "Eres un idiota."
"Silencio", dijo Madara, el comando salió de su voz de campana que sonó en el aire a su alrededor. "Pasé años en esa cueva pensando en las cosas. Setenta y tantos años consolidando mis planes y poniéndolos en práctica. Si hubieras vivido tanto como yo, lo entenderías mejor ... no eres como ese idiota amigo tuyo ... serías lo suficientemente inteligente como para darte cuenta de la verdad, incluso si te tomara cien años más o menos. "
"¿Cuál es tu fijación con esta verdad ?" ella refunfuñó, ignorando el extraño cumplido ambiguo ... o lo que sea que en realidad era. "No te entiendo en absoluto. ¡Hablas como si fueras el único que alguna vez pensó en una paz duradera! " Ella lo miró con terquedad. "¿No crees que no sé ... un poco arrogante?" El verde chocó con el frío gris oscuro y Sakura se estremeció. Podía sentir la intensidad de su mirada, y no se parecía en nada a lo que había sentido antes. Podía recordar todo lo que los árboles le habían dicho sobre el hombre convertido en niño que la sostenía. "¿Qué te hace tan diferente del resto del mundo? ¿Qué te hace tan seguro de ti mismo? "
"Suficiente", espetó. "No hablaremos más de esto. Somos enemigos y, en cuanto regresemos al campo de batalla, volveremos a luchar entre nosotros. La única razón por la que estoy contigo en este momento es porque eres la mayor pista que tengo para volver a donde necesito estar. Esta es una alianza temporal. Uno de conveniencia. Nada mas. Así que cállate y deja de intentar disuadirme de salvar el mundo. No creas que no te mataré si te interpones en mi camino una vez que regresemos ".
Sakura rió amargamente. "Y se supone que eres el salvador del mundo shinobi ... No eres más que un belicista sediento de sangre que busca venganza por Izuna ".
Ella sintió que él se ponía rígido ante el nombre, era imposible no hacerlo, considerando que la estaba cargando. "¿Y cómo", comenzó lentamente, con la voz tan fría como el hielo, "conoces ese nombre?" preguntó, deteniéndose en su caminar, mirándola con dureza mientras la dejaba frente a él. Su agarre en su muñeca era fuerte como el hierro, el rostro se mostraba en furia y dolor apenas disimulados.
"Los árboles me hablan", dijo, moviendo la muñeca en vano. "Sus raíces son profundas, han vivido mucho y lo ven todo. Me han susurrado historias toda mi vida, Uchiha. No importa lo que pienses, no soy una niña ingenua. Sé muchas cosas, muchos secretos, y ahora he probado la guerra que has comenzado. No creas que no tengo ni idea. Soy todo menos ... "
"Disparates." Madara se burló, sin soltar su agarre en lo más mínimo. "Hashirama nunca mencionó nada sobre eso con su mokuton. Probablemente acabas de leer eso en los libros de historia ... Ese bastardo de Senju debe haber escrito al menos una cosa sobre el chico que mató ".
"Sabes, nunca negaste buscar venganza", señaló, ignorando todos los instintos dentro de ella que le gritaban que cerrara la boca y lo mantuviera así. Pero ella no pudo. No cuando los árboles lo habían visto todo. No cuando le dijeron cuáles eran los planes de Zetsu... se lo contaron después de que la guerra había comenzado, cuentos tejidos que lo explican todo. Le contó secretos más horribles sobre un mundo pasado y las maquinaciones de una voluntad que quería volver a su "madre". Le contó de un árbol gigante que le quitó la vida al mundo... No importa qué tan monstruo fuera Uchiha Madara, merecía saber la verdad. Merecía saber que lo estaban jugando como un maldito violín.Solo tenía que encontrar una manera de clavar la idea en su cráneo mientras aún eran niños y lejos de donde fuera el campo de batalla.
"Por supuesto que quiero hacer daño a ese bastardo de pelo blanco", escupió Madara. "No soy perfecto, pero al menos estoy tratando de deshacer todo lo que el legado de Hashirama ha forjado en el mundo. Si no hubiera hecho nada, las cinco grandes naciones probablemente ya estarían en guerra de nuevo ... Miedo, odio, resentimiento ... estas cosas nunca disminuyen. La gente no puede mostrarse unos a otros sus verdaderos sentimientos ... "
"Y eso te da el derecho de empujarlos a un mundo falso que destruirá a la humanidad", murmuró Sakura con amargura, alejándose de él, frunciendo el ceño oscuramente hacia el cielo ennegrecido. Las estrellas brillaban en lo alto del cielo por encima de ellas, el suave susurro de los árboles soñolientos sobre ella la hacía suspirar. De todos los que pudo haber agarrado cuando cayó, ¿por qué tenía que ser él?
La luz en su centro zumbó con irritación y rabia desenfrenada, y en la oscuridad finalmente notó algo espeluznante. Algo que apartó su atención de la molestia que burbujeaba como magma hirviendo en su vientre. Algo extraño tanto en ella como en el idiota Uchiha detrás de ella. Sin otras fuentes de luz alrededor, era bastante difícil pasar por alto el nuevo hecho.
Ambos brillaban, como si la luz de las estrellas hubiera sido puesta dentro de sus cuerpos e irradiara hacia afuera. Se miró las manos e inspeccionó su piel clara e inmaculada. En verdad, fue extraordinario. Hermosa. Ella nunca había sido su propia barra luminosa personal antes, y a juzgar por su expresión de desconcierto, Madara tampoco.
"Estamos ... resplandecientes", dijo, tirando de la ropa delgada que llevaba más cerca de sí misma, ignorando la sensación de soledad y miedo. Esas eran las preocupaciones de una niña hablando, y ella no era una niña. Ella era una adulta, y lo había sido desde que tenía doce años.
Madara resopló burlonamente. "Qué astuta observación ..."
Ella se mordió el labio. "Sabes, creo que todo sería mucho más suave si dejaras de hacer pequeños comentarios como ese", dijo, luchando contra el impulso de abofetearlo un par. No era como si pudiera darle un puñetazo tan fuerte ... aunque tal vez un buen golpe en las bolas lo callaría por un rato ...
"¿Comentarios como qué?" preguntó, acercándose a ella una vez más, burlándose de ella con esa mirada característica de Uchiha. "La verdad...?"
"Oh, har," escupió, deseando en silencio ser más alta y poder pellizcar sus mejillas hinchadas dolorosamente en respuesta, ya que esa era probablemente una de las cosas más dolorosas que podía hacerle con su forma debilitada. "Tch. ¿Por qué es tan difícil para ti considerar la posibilidad de que te equivoques...? Que el 'testamento' negro que creaste puede que no sea realmente el tuyo ... "
"¿De qué diablos estás balbuceando ahora?"
"¡La verdad, gran tonto!" gritó, la garganta doliendo por el volumen que estaba alcanzando con esa voz aguda suya. Maldita sea, ¿por qué no podía simplemente entender? "Los árboles me lo dicen todo, ¡y estás equivocado! ¡Todo lo que haces está mal! ¡Te están jugando como el gran idiota que eres! "
"¡Otra vez con esa estúpida tontería!" Madara gritó en respuesta, dando un paso hacia ella, usando sus pocos centímetros extra de altura para mirarla. "¡Hashirama me habló de su propio mokuton, y los árboles no pueden hablar, pequeña estúpida! Creo que lo habría notado ya que ahora también lo tengo. Solo estás imaginando cosas ".
"¡MIERDA!" gritó, a punto de arrancarse los mechones rosados. "Los árboles pueden hablar, pueden hablar conmigo y me han contado todo sobre ti y todos los demás. Siempre solías apestar al saltar piedras ... solías discutir juntos tus planes de paz en la cima del acantilado ... rompiste tu amistad con Hashirama cuando supiste que era de tu clan rival ... tu hermano se arrancó los ojos y te suplicó para llevarlos ... "
"¡SUFICIENTE!"
Su cabeza giró hacia un lado, la mejilla escocía, los ojos ardían por las lágrimas no derramadas mientras miraba al idiota de un Uchiha frente a ella. Su mano todavía estaba levantada, pero su bofetada ya había terminado. Lágrimas saladas rodaban por sus mejillas antes de que pudiera siquiera pensar en tratar de contenerlas, el odio ardía profundamente en su interior mientras el bastardo la hacía llorar. Como un niño. Su cuerpo era el de una niña estúpida que no podía controlar cosas simples como las lágrimas. Qué vergonzoso ... qué irritante ... Sus labios se movieron hacia atrás en un gruñido. ¿Qué derecho tenía él para abofetearla en la cara? Ella solo estaba diciendo la verdad. ¿Cómo se atreve el bastardo a abofetearla?La risa brotó de sus labios, burlona y lastimera. "¿Qué se suponía que era eso?" preguntó ella, mirándolo con veneno con esos ojos verdes amargos que tenía. "¿Una bofetada? ¿En realidad?" escupió, ignorando el sabor cobrizo en su boca donde sus dientes le habían cortado la mejilla. "¿Fue lo mejor que pudiste hacer, bastardo?"
"No hables de cosas de las que no sabes nada. No es asunto de su negocio, estúpida pequeño palo de golf ", dijo, escupiendo las palabras que salieron con apenas tanto veneno como lo hizo.
"Oh, entonces soy el mocoso que no entiende ..." siseó. "Mírate en el espejo alguna vez, porque puedo ver exactamente lo mismo mirándome ahora mismo".
"Eres solo un inmaduro ..."
Sus manos se cerraron en puños, los últimos vestigios de su autocontrol y moderación se partieron como una ramita seca. "¡PÚDRETE!" le gritó en la cara, alejándose del imbécil que no podía escuchar la razón sin pensarlo dos veces. Sus diminutos pies golpearon la tierra, la hierba bajo sus pies se suavizó mientras se alejaba apresuradamente. Podría irse a la mierda. Golpeó el árbol más cercano mientras pasaba, gimiendo por el dolor que la atravesaba. Oh cierto, ella no tenía ningún maldito chakra para suavizar el golpe. "Estúpido ... idiota ... tonto ... tonto ... irrazonable ..." murmuró con saña, su cerebro conjurando tantas palabras para describir la molestia que era Uchiha Madara.
Ella no lo necesitaba a él, ni a su irritante compañía, y aparentemente él había decidido que él tampoco necesitaba la de ella, a juzgar por la falta de persecución detrás de ella. Pero eso estuvo bien. No tenía ningún deseo de estar cerca de él y de su idiotez. Su madre le había dicho una vez que era contagioso.
Frunciendo el ceño, se apresuró a atravesar el bosque, temblando levemente por el aire fresco y el miedo que se acumulaba en la boca del estómago. Ahora estaba sola ... y no estaba más cerca de averiguar cómo llegar a casa, ni cómo había terminado en el extraño bosque aparentemente interminable.
Pero al menos ahora tenía paz y tranquilidad.
No importa qué tan solo se sintiera.