Eviterno || Terminada

By MsMistery19

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Una destinesia, había llegado dónde estaba ella, a su mundo, el problema es que había olvidado cómo volver al... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capítulo 15
Capitulo 16
Capítulo 17
Capitulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capitulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Final
Epílogo
Nota
Nota
Nota.

Capítulo 4

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By MsMistery19

La alarma me hizo despertar de un sueño que tenía tu aroma.

Pov Calle.

— Emmm...— Dudé en estado de sorpresa.

— No te arrepentirás, guapa.

—¡Oh mierda, no pares!— Alcé mis cejas al ver a la rubia casi delirando a lo que le hacía la otra chica.

Teniendo en cuenta que jamás me habían invitados a tríos, era una propuesta alarmante para mí, conocía el sexo pero no de éste tipo, no era tan... Negué con mi cabeza saliendo de ahí rápidamente sin ver a mis costados, todos tenían sexo a mi alrededor.

Agradecí internamente cuándo ví la cortina de nuevo, miré hacia atrás viendo si me había alejado por completo del mundo sexual. Fue entonces cuando no me percaté que había chocado con la espalda de alguien.

— Rayos, lo siento.— Murmuré algo agitada, la persona dió la vuelta, no me sorprendió no ver su rostro por un antifaz.

— No te preocupes, todo bien.— Sonrió el chico amable.

«Linda sonrisa» Pensé.

—¿Huyendo?— Indagó el chico con una bebida en su mano, aún sonreía.

— Si bueno, buscaba un baño y encontré otra cosa.— Expliqué frunciendo los labios, él se rió.

— Vaya sopresa te llevaste.— Respondió riendo ligeramente.

— Básicamente sí... Espera, ¿Has estado ahí?— Pregunté sorprendida, el chico rió viendo al suelo.

— Ups.— Respondió sonriendo, negué con mi cabeza sonriendo.

— Bueno, ¿Te digo dónde está el baño y me dejas invitarte una copa de paso?— Preguntó tomando de su bebida, entrecerré mis ojos.

—¿Por qué debería aceptar?— Dije observándolo.

— Porque me agradas y veo que estás sola, hay mucho tipo pervertido aquí.— Se encogió de hombros, chasqueé la lengua.

— Acepto, pero solo porque no sé dónde está mi mejor amigo.— Lo apunté con mi dedo índice, el alzó sus manos inocente.

— Sígueme.— Mencionó ofreciendome su brazo, enganché el mío con desconfianza aún.

El chico desconocido que medía cómo 2 metros empezó a caminar tranquilamente entre la multitud, yo iba colgada de su brazo. Entramos por unos pasillos y ahí se observaba claramente las puertas de los baños, no una maldita orgía.

— Te espero.— Mencionó abriendo la puerta del baño, asentí entrando al lugar, agradecía que estaba vacío.

Di un vistazo rápido a los baños, se me hizo un poco loco que las paredes se encontrarán llenos de grafitis, dibujos y nombres de personas que habían estado allí. Podía observar cómo un par de marcadores colgaban de un par de cadenas de metal, dejando a la disposición lo que quisieras poner en las paredes.

Entré a un cubículo a hacer mis necesidades, estaba agradeciendo al cielo que mi vejiga estaba siendo liberada cuándo escuché la puerta del baño en un gran estruendo, por suerte había terminado, hubiera sido terrible que escucharán mi pipí.

— Aún así, no es cómo que me interese mucho, Audrey.— Subía mis pantalones, escuchando una conversación de fondo que no me importaba.

— Oh vamos, la chica es ardiente, puedes llevarla al privado.

Salí del cubículo algo incómoda al escuchar a las dos mujeres hablar, me acerqué al lavamanos en silencio aún escuchando una conversación ajena.

— Deja el tema ya, Audrey.— Fruncí mi ceño al escuchar esa voz conocida, pero no sabía de dónde.

Giré sobre mi propio eje encontrándome con unos ojos, claramente no podía observar su rostro por un antifaz casi igual mío, pero era plateado, la mujer era hermosa pero no se podía apreciar mucho por la luz del baño, era roja y de muy baja intensidad.

—¿Te conozco?— Preguntó la mujer a mis espaldas, ésa voz... Era muy hipnotizante.

— No lo creo.— Respondí dando vuelta sobre mi eje para verla.

— Te conoceré en mis sueños entonces.— Mencionó sonriendo, diablos su sonrisa era perfecta.

Salí del baño en silencio algo pensativa por la voz de la mujer y sus ojos, obviamente no podía conocerla, nunca había venido aquí así que era algo difícil de creer.

— Volviste.— El chico guardaba su celular para sonreírme.

— Volví.— Contesté divertida.—¿Y supongo que te debo un trago, ¿No?— Añadí sonriendo, él asintió lentamente.

— Así es, señorita. ¿Me acompaña?— El desconocido me tendió su brazo de nuevo, enganché el mío de nuevo y empezamos a caminar hacia la barra.

— Así que... ¿Cuál es tu nombre?— Indagué curiosa ante la identidad de mi salvador, ya que Tony parecía que lo había tragado la tierra.

— No puedo decírtelo, son las reglas.— Se encogió de hombros divertido, rodé los ojos.

—¿Es en serio? ¿Y cómo te diré? ¿El desconocido?— El chico soltó una ligera risa.

Llegamos a la barra y él me hizo sentar en una silla, imitó mi acción y pedimos de beber.

— A ver, mejor dime...— Quedó pensativo unos segundos.— Dime R. Es la inicial de mi nombre.— Agregó sonriente.

— Bueno, entonces dime D.— Le tendí mi mano.— Un gusto conocerte, R. Gracias por salvar mi trasero esta noche.— Agregué sonriendo de lado.

— Un placer salvar a una linda chica.— Murmuró dejando un beso en el dorso de mi mano, sentí la cara caliente al sentir su mirada a través del antifaz que cubría la mitad de su rostro.

R y yo estuvimos conversando por un largo tiempo, era un chico gracioso, además de ser muy lindo. Aunque no podía negar que parecía el chico malo que sale en las historias que leía antes, había notado que tenía tatuajes, lo supe al ver cómo subía la manga de su camisa de botones. Iba por mi segunda copa con él conversando hasta que...

—¡Calle! ¡Carajo!— Observé a mi costado y un Tony venía agitado hacia mi, mi mejor amigo sin importarle mucho tomó de mi bebida.

—¡Te he buscado por todos lados, mujer!— Me toma de los hombros dándome un abrazo, me quedo quieta ante la muestra de afecto.

—¿Dónde te metes? Tú madre llegará pronto a casa.— Se separa de mi rápidamente, abro mis ojos cómo platos.

—¡No me jodas! ¡Hay que irnos!— Exclamé rápidamente.

— Hasta luego, R.— Mencioné siendo arrastrada por Tony, el chico sólo sonrió diciendo un ligero adiós con sus dedos.

(...)

Tony y yo íbamos en silencio en el coche, era raro ya que siempre hablábamos de tonterías, parecía que estábamos en nuestro propios pensamientos, suspiré.

—¿Tú también viste a las personas cogiendo?

Tony y yo nos reímos ante la sincronía de nuestros pensamientos y decir lo mismo en voz alta, observé a mi mejor amigo ya sin su antifaz concentrado en el volante.

— Te dije que tus lugares eran raros.— Murmuré viendo a la ventana, el hizo chasqueó la lengua.

— No pensé que la discoteca tuviera un cuarto lleno de orgías.— Contestó doblando en una esquina.

— Me ofrecieron un trío.— Comenté viéndolo unos segundos para bajar la mirada, él soltó una carcajada.

—¡No me jodas! ¿Qué? Eso sí no lo esperaba.— Decía entre risas, bufé por lo bajo.

— Estaba en estado de shock, buscaba un baño y encontré personas cogiendo. ¿Qué podía hacer?— Mencioné jugando con un mechón de mi cabello.

— Aceptar, ¿Quizás?— Sugirió con voz pícara sonriendo, rodé los ojos.

— No voy a tener sexo con un par de extrañas...

—¡¿Eran mujeres?!— Jadeó sorprendido, solté una carcajada nerviosa.

— Sí.— Me límite a responder.

— Tiendo a creer que tienes más pegue con las mujeres.— Mencionó Tony deteniendo el coche enfrente de mi casa.

No me sorprendí al no ver a mi madre en ella aún, suspiré.

— Supongo, cara de moco. Gracias por la experiencia.— Dije sarcástica, Tony sonrió culpable.

— Lo siento. Aunque podemos volver,— Alcé una ceja en su dirección.— Oh vamos, dejando de lado las orgías, el lugar es divertido.— Añadió con una sonrisa alzando sus cejas, negué con mi cabeza.

— Veremos.— Murmuré pensativa.— Nos vemos, cara de moco.— Agregué saliendo del coche.

Tony arrancó una vez yo había entrado a casa, moví las llaves en mi mano viendo la casa a oscuras, llené de aire mis pulmones para subir a mi habitación. Me lancé a la cama cerrando los ojos, por alguna razón la mujer de ojos misteriosos vino a mi mente.

«Te conoceré en mis sueños entonces»

Abrí los ojos pensativa, esas palabras sonaban en mi cabeza, me hubiera gustado saber quién era esa mujer. No puedo negar que algo me llamó la atención en ella.

Negué con mi cabeza, estaba delirando ya, me levanté de la cama para ponerme la pijama y dormir, mañana tenía que despertar temprano. Cerré los ojos y caí en un sueño profundo.

Día siguiente.

— No, no y no.— Determiné por décima vez a mi mejor amigo.

— Calle vamos, será divertido ir de nuevo.— Suspiré frustrada comiendo mi sándwich.

Tony tenía cómo 10 minutos insistiendo en que fuéramos al mundo sexual otra vez, obviamente yo no quería ir ahí de nuevo. Por alguna razón sentía que ese lugar me llamaba, tal vez era por R, sonreí. Me hubiera gustado conseguir el número de R, así tal vez conocía su nombre completo.

«O tal vez es por la mujer de ojos misteriosos» Aquella vocecita hacía que pensará en ella de nuevo, bufé.

— Déjame comer, todo mundo me ve con pena ajena.— Murmuré con la mejilla llena de mi sándwich, Tony rodó los ojos.

Mi día no había ido nada bien, para empezar tuve que huir de Bratt, por suerte no me lo he topado aún. Sin embargo todas las chicas de la universidad me veían con lastima, claro era la cornuda. Odiaba a mi ex.

Cómo cereza del pastel mi casillero estaba lleno de números telefónicos de chicos, de cartitas y poemas, Tony se comió los chocolates que dejaron dentro también, aún no entendía cómo los habían metido ahí. Oh, también me peleé con un maestro y ahora tengo que hacer un maldito ensayo de 30 páginas, viejo maldito.

—¿Entonces iremos?— Salí de mis pensamientos al escuchar a Tony, rodé los ojos.

—¿Por qué quieres ir? ¿Por qué no vas solo?— Pregunté algo irritada bebiendo de mi jugo.

— Porque está genial, además ayer no disfrutamos tu te perdiste y yo no te encontré hasta después.— Explicó enchinando los ojos por el sol.

Estábamos en las gradas del que era el campo de fútbol americano de la universidad. Siempre veníamos a comer aquí de vez en cuando a comer, o a ver los partidos de fútbol por Bratt, era tan buena novia. Hoy no era uno de esos días. Lo diferente es que hoy había entrenamiento y las porristas subían más sus faldas al ver a Tony en las gradas.

— No me apetece ir, cara de moco.— Mencioné sacudiendo mis manos de las migajas.

— Andaaaa, vamooos.— Se colgó de mi brazo haciendo pucheros, bufé.

— Está bien, pero no creas que volveré allí. Ésta será la última vez.— Anuncié con voz decidida, él asintió eufórico sonriendo cómo niño pequeño, sonreí negando con la cabeza.

—¿Quién será el nuevo?— Indagué curiosa al ver un chico muy alto en el campo, no lo había visto antes.

— Es el hijo del director, querida. Es nuevo estudiante.— No me sorprendía la respuesta de Tony, era un chismoso.

— Ojalá no sea niño de papi.— Comenté buscando un cuaderno en mi mochila, no sabía si había traído mis apuntes.

— Quién sabe, dicen que en su antigua universidad era sobresaliente y juega futbol muy bien.— Respondió Tony a mis espaldas.

—¿Cómo sabes eso?— Indagué buscando aún en mi mochila.

— En los pasillos te das cuenta de todo. ¿Que chingados buscas, mujer?— Preguntó Tony burlón, bufé quitando cabellos de mi cara por el aire.

— Básicamente mi tarea, la señorita Lafferty me mata si no sé la entrego hoy.

— Pinche vieja, me cae mal.— Reí al escuchar a Tony.

— El sentimiento es mutuo...¡Aquí está!— Exclamé alzando los papeles al aire con victoria.

—¡Cuidado!

Fue entonces cuando ví cómo un objeto ovalado daba en mi cara, viendo todo negro.

(...)

— Si mi mejor amiga queda más fea por ustedes, les lanzare bicicletas por idiotas.

Escuchaba voces de fondo, mientras abría los ojos viendo una luz. Señor, si me estás llevando contigo, te juro que yo no soy mala, merezco ir al cielo.

—¿Dani? ¿Estás bien?— Miré un rostro borroso muy cerca de mi rostro, apreté los ojos estorbandome la luz.

—¿Qué pasó?— Pregunté tomando mi cabeza, dolía cómo mil infiernos.

— Gracias a Dios no estás en coma.— Definitivamente ese era Tony, intenté sentarme en la camilla que estaba, al parecer, pero me mareé cayendo de nuevo en ella. Me quejé.

— No creo que sea buena idea que te levantes ahora, la enfermera ya viene.— Escuché una tercera voz con preocupación, mire a mis pies y era un chico, el que había visto en el campo.

— No recuerdo nada. ¿Qué me pasó?

— El principiante del equipo, tiró mal el balón dando directamente en tu cabeza, caíste debajo de las gradas al recibir el impacto.— Explicó el chico con vergüenza rascando su nuca.

— Vaya.— Susurré sintiendo cómo todo me daba vueltas.

— Tranquila, Calle. Tu rostro sigue igual de feo.— Mencionó Tony haciéndome reír ligeramente.

— Me alegra seguir igual de fea, baboso.— Respondí sonriendo, el dejó un beso en mi frente.

— Por cierto, aquí tengo tu tarea. Suerte que el viento no la perdió toda.— El chico me tendió los papeles algo arrugados poniéndolos en mis piernas.

—¿Tú eres...?— Indagué, el sonrió... Esa sonrisa, me recordaba a alguien.

— Soy Roy Montecinos, el nuevo estudiante y quarterback del equipo.— Contestó tendiendome su mano, la tomé a duras penas, el dejó un beso en mi dorso.

— Así que así te llamas, R.— Definitivamente éste chico era el de anoche, su sonrisa era igual y su forma tan peculiar de dar la mano también.

— Así que tú eres D.— Rió ladeando la cabeza.

—¿De qué chingados me perdí?— Tony fruncía el ceño viéndonos a mi y a Roy, ambos reímos.

— Tony, el es Roy, el chico con el que estaba ayer en la discoteca.

— Oooh, eres tú.— Chasqueó su lengua pensativo viendo a Roy.— Me agradas, cuidado le haces algo a mi mejor amiga.— Amenazó.

—¡Tony!— Exclamé cerrando los ojos rápidamente al sentir el mareo de nuevo.

— Tranquilo, yo no le daré más balonazos.— Comentó Roy sonriendome, negué con la cabeza riendo ligeramente.

— Aquí está su hija, señora.— Mi madre hacía acto de presencia preocupada. Se acercó a mi tomando mi rostro dejando un beso en mi frente.

—¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo? ¿Te llevo al hospital?— Me bombardeó de preguntas aturdiendome.

— Mamá, me abrumas y me duele la cabeza.— Murmuré quejándome.

—¿Puedo llevarla a casa?— Preguntó mamá a la enfermera, la chica me vió unos segundos torciendo el gesto.

— Iré a hablar con el director, un momento.— La enfermera salió de la habitación dejándonos solos a mi mamá, a Tony y Roy.

Quedamos en silencio todos, mamá suspiró mientras se posaba a mi lado en la camilla sobando mi cabeza, creo que se haría un hematoma. De pronto escuchamos voces provenientes de los pasillos, no les preste mucha atención y cerré mis ojos, solo así sentía un poco de paz con el dolor.

— Aquí es la enfermería, señorita Garzón.

¡¿Garzón?! Abrí los ojos de golpe al escuchar ese apellido, fue entonces cuándo la vi al lado del director, su ceño se frunció al ver la enfermería llena.

—¿Mafe?— Dijo dudosa sonriendo a mi madre, ella sonrió igual.

—¿Daniela?— Agregó viéndome con preocupación.

Quién diría que mi psicóloga linda estaría en uno de los momentos más vergonzosos de mi vida, quizás. Vaya día.


















































Meta: 90 votos. Ustedes le meten nitro eh :v

Más acercamientos Caché coming soon 7u7.

Recuerden votaaaar, hetero el que no lo haga.

Canten una canción ahre. Les amooooo.

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