Editado.
Estabas harta de que Cameron ni la hora te diera.
Siempre que pasaban tiempo juntos a penas te hablaba, o se mantenía alejado.
La pregunta era: ¿Por qué?
Le contabas todo a tu mejor amigo Nash, quien también era fiel amigo del chico que te tenía suspirando.
Él siempre decía que Cameron también estaba enamorado de ti, pero que le daba vergüenza decírtelo.
Era sábado por la tarde, y estabas en casa de tu mejor amigo.
— ¿En serio te rendirás ___? — preguntó el chico de ojos azules.
Suspiraste.
— Supongo que si. Siempre dices "Cameron está perdidamente enamorado de ti" y bla bla bla, pero no lo demuestra — medio gritaste exasperada.
Ibas a seguir hablando sobre lo que pensabas, pero la puerta de aquella habitación se abrió, así que guardaste silencio.
Con lentitud te giraste, y casi te desmayas, no literal.
Ver a Cameron parado allí te había sorprendido. Pero eso no fue todo, cuando empezó a caminar hacia ti tú corazón empezó a latir más fuerte que de costumbre.
Sin decir nada, presionó sus labios con los tuyos.
Pudiste notar que Nash había salido de la habitación.
En fin, por falta de aire tuvieron que separarse.
Sentías un ligero ardor en tus mejillas, dándote a entender que estabas sonrojada.
— ¿Y bien? — dijo Cams.
— Deja de ser tan cobarde e invítame a salir Dallas — respondiste riendo.
— Está noche, a las siete —
Salió de allí sonriendo, ¿que planeaba Cameron?